Imagen de la Virgen de Guadalupe tal como se le representó con profusión durante el siglo XVIII, copiada de la manera más fiel posible de la que se venera en la Villa o cerro del Tepeyac.
En esta caso el autor se tomó la libertad de añadir numerosas flores en el entorno de la mandorla de la Virgen.
Tiene un marco de gran calidad, en el que se incrustaron numerosos espejos.
El cabezal inferior del marco fue cortado para poder incorporar esta pintura al retablo principal de este templo.