Cuando se enfrentan obras como ésta, no queda ninguna duda que fueron hechas para responder a la devoción particular de un individuo. Estos personajes sagrados no tienen en común más que el hecho de ser sagrados y sujetos de una devoción particular por parte de quien encargó la obra: san Cristóbal, la Santísima Trinidad, san Camilo de Lelis alrededor de la Virgen de Guadalupe. Esto es lo que le da a la pintura su carácter devocional, pues no hay un tema, sino un conjunto de devociones reunidas. La realización es un poco forzada, no se logró una integración mínima, pues cada personaje responde a su propia iconografía y podría recortarse de la composición.