Representa a la Virgen María, después del entierro de Cristo. Viste ropas oscuras y manto negro. Tiene las manos entrelazadas sobre el pecho. El manto lleva una decoración con motivos en dorado. Porta una aureola en latón con baño de oro, posiblemente del siglo XIX. Los ropajes fueron realizados con tela encolada. Porta un velo de encaje negro de manufactura moderna. La iconografía de la Virgen María en relación a la Pasión de su hijo Jesucristo es variada, se lo presenta como Virgen de la Amargura, La Dolorosa, Virgen de las Angustias, La Piedad y Virgen de la Soledad. La Dolorosa es la Virgen en el Calvario, presenciando el suplicio y muerte de su Hijo. Esta devoción a los dolores de la Virgen tiene sus raíces en la época medieval y fue especialmente propagado por la Orden servita, fundada en 1233. También hay varias imágenes con la advocación de Dolores o Mayor Dolor que salen en las procesiones de Semana Santa, en España pero también como tradición heredada en el Nuevo Continente. La Quinta Angustia representa el momento del descendimiento de la cruz para ser colocado el cuerpo del Hijo en el regazo de la madre. La Piedad que es el momento en que la Virgen tiene a Cristo muerto en su regazo. La más universal es la que cinceló Miguel Ángel para el Vaticano. La Virgen Afligida es la de la traslación al Sepulcro y por último la Soledad, sola al pie de la cruz. Considerada durante la época colonial una de las fiestas religiosas más importantes, el culto a la Virgen de la Soledad, adquirió características propias, de tal manera que hasta el vestuario se conformó con elementos locales, que permiten identificar las regiones a donde se ha extendido el culto.
