Enmarcados por un fondo nebuloso, sobresalen los rostros robustos de la Virgen y el niño. Se destacan las pequeñas coronas sobre sus cabezas y la capa de la virgen que tiene bordados los monogramas de Jesucristo y María reina. En la parte superior y a cada una de sus esquinas, cuatro querubines contemplan la escena o miran al cielo.
Observaciones del bien mueble
Muestra desprendimientos de pintura en varias partes del cuadro.