La pintura representa a la Virgen María, de pie sobre la luna. Viste túnica blanca, ceñida con un cordón dorado que cruza sobre el pecho; lleva manto azul. Su cabello largo y una corona sobre su cabeza, en cuyo derredor aparece un resplandor y doce pequeñas estrellas. Sus manos juntas en actitud de orar.
La Virgen se encuentra rodeada con los símbolos de su pureza inmaculada:
Sol, elegido como el sol (Cant. de los Cant. VI, 9).
Luna, pulcra como la luna (Cant. de los Cant, VI, 9).
Pozo, pozo de aguas vivas (Cant, de los Cant, IV, 15).
Espejo, espejo sin mancha (Sap., VII, 26).
Custodia y Hostia = Transfiguración de Cristo.
M. Trens., María, Iconografía de la Virgen en el arte Español,
1946, pp. 154 - 155