Imagen principal
Nombre del Inmueble
Capuchinas
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000505
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000505
Contenidos
1.-ANTECEDENTES E HISTORIA
Los primeros pobladores de Valladolid fueron 60 familias de españoles, 9 religiosos franciscanos y multitud de indios. En 1545 Carlos V le dió a Valladolid el rango de Ciudad y en 1553 su escudo de armas. Durante el siglo XVII Valladolid consolida su rango de ciudad como lo testimonian sus importantes construcciones religiosas y civiles. A mediados del siglo XVII estan terminadas obras como la Merced, y El Carmen, en 1660 se inicia la construcción de la Catedral, y al promediar el siglo XVIII se fundaron y construyeron San Diego, que era un convento de frailes y tres de monjas: Las Rosas, Las Monjas y Capuchinas.
En los suburbios de la ciudad de Valladolid, hacia el sur, a principios del siglo XVIII existía una capilla, levantada por los caciques de Pátzcuaro Mateo y Antonio de la Cerda, en la que se veneraba una imagen de Nuestra Señora de Cosamaloapan. El gobierno eclesiástico la donó con tal que, junto a ella, se construyera un convento destinado a monjas capuchinas, hijas de nobles indígenas, las cuales quedarían sujetas al provincial de los franciscanos de Valladolid.
Desde 1731 se disponía para llevar a cabo esta empresa de una donación inicial anónima de ocho mil pesos, depositados en el templo de Corpus Christi de la capital del virreinato. Pero no fue hasta tres años después cuando se autorizó la fundación del convento, por real cédula de Felipe V expedida en el Palacio del Pardo, España, el 14 de marzo de 1734.
La construcción del templo se inició partiendo de la antigua capilla de Nuestra Señora de Cosamaloapan, con una orientación de sur a norte, en lugar de este a oeste, quedando así como portada lateral, la que antes había funcionado como principal.
Empezó la obra don Mateo de la Cerda y después la continuó su hijo Antonio, pero a su muerte y careciendo sus sucesores de medios para continuar los trabajos, hicieron donación y traspaso a Marcos Muñoz de Sanabria, el cual ocupaba el cargo eclesiástico de arcediano de la Catedral y muy rica persona, quien costeó la edificación del templo y del convento que éstos quedaron concluidos, lo cual ocurrió en 1737.
Al anunciarse la terminación de las obras, religiosas llegadas de los conventos de Corpus Christi y Santa Clara de México, se trasladaron al nuevo convento la tarde del 24 de mayo de 1737, día en que tomaron el hábito siete novicias indígenas, en tres solemnes oficios de iglesia. El templo, anexo al convento, había quedado terminado el 14 de marzo de ese mismo año, como se hace constar en su torre.
Según noticias de la época, el conjunto arquitectónico que habría de dar albergue a las monjas capuchinas era magnífico.
Al decir de los redactores de la Gaceta de México a la hermosura de su templo... se allega la capacidad del edificio, lo dilatado de los dormitorios, amplitud de los patios, proporcionado de las celdas, y bien distribuido de las demás precisas oficinas todas suficientes a otra más dilatada comunidad. (1)
Casi veinte años después de construidos, en 1754, se mejoraron tanto el templo como el convento, y se amplió el claustro, gracias a los donativos del canónigo Pedro Jaurrieta.
En 1863 vivían en el convento 33 religiosas indias, en la más extrema pobreza; poco después se les exclaustró, y desde 1867 hasta el 5 de agosto de 1901, su edificio se destinó a servir de hospital civil; durante ese tiempo también albergó a la escuela de medicina.
El 2 de abrillde 1903 se trasladó el hospicio de hombres al antiguo convento, pero como resultó insuficiente para cumplir adecuadamente esta función, el monumento del siglo XVIII fue demolido con el propósito de erigir un edificio más grande y apropiado. Este, construido por el ingeniero Porfirio García de León, entre 1906 y 1908, terminó siendo escuela. Actualmente funciona en el inmueble el colegio José María Morelos. Por su parte, el templo continúa en pie, y en él se venera todavía la imagen tutelar. El costado de la iglesia con su portada lateral y la casa del vicario, forma una bella plazuela que fue restaurada en 1967.
2.-EMPLAZAMIENTO
El templo se encuentra ubicado en la esquina que forman las calles de Ortega y Montañez y Andrés del Río, en lo que actualmente es una zona de gran densidad de construcción y movimiento comercial intenso, aunque en sus inicios haya estado en los suburbios del sur de la ciudad, que no otra cosa era en el siglo XVIII tal zona.
La calle de Ortega y Montañez separa al templo de una hermosa plaza formada por la calle mencionada al sur y las de Velázquez de León al oriente, la de Capuchinas al Norte y la de Morelia, y su vegetación florida, prestan al conjunto una frescura y lozanía que atrae al paseante a la tranquilidad y la meditación.
Cercano al templo de capuchinas y caminando por la calle de Andrés del Río hacia el Norte, se llega a la plaza y templo de San Francisco; aunque el comercio de la zona ha afectado en mayor o menor grado la integridad de los edificios del barrio, aun puede disfrutarse de la unidad y armonía de la arquitectura.
3.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
Remetido de la calle de Andrés del Río, y al paño de la de Ortega y Montañez su fachada principal, el volúmen del Templo de Capuchinas parece resguardado por la pequeña plazuela que cuida el espacio de lo que fuera atrio original de la antigua Capilla de Nuestra Señora de Cosamaloapan, por lo que la portada lateral, hoy cegada por recio tapial, o muro de cantera, debe corresponder a la primitiva fachada de la capilla. Esta singular circunstancia, influye en forma definitiva en la composición de tal fachada, que se inicia con la torre en el extremo izquierdo, a partir de la cual se continúa el muro de cantera interrumpido por sobrios contrafuertes, -bloque levantado en saliente sobre un muro para reforzarlo- los que enmarcan la portada lateral y acentúan los brazos del crucero. Sobria cornisa moldurada y con gotas -motivos de ornamentación en forma de tronco de cono- en su parte inferior, remata la fachada con una horizontalidad que sólo se rompe en un pequeño arco que aloja un bajorrelieve con la imagen de un arcángel; bajo él se abre una ventana rectangular que probablemente correspondió al coro original, y en el mismo eje, la puerta de medio punto que fuera entrada principal a la capilla, enmarcada por dos pilastras que se cierran con doble cornisa y rematados por pináculos, o adornos piramidales. Un pequeño nicho, en el centro y bordeado por dos caprichosas pilastritas unen las cornisas con el marco de la ventana formando la unidad.
Dos ventanas similares en dimensión a la mencionada, se repiten en cada muro enmarcado por los contrafuertes, de los cuales emergen las gárgolas para el desague de la cubierta. Una cúpula de media naranja con cuatro lucarnas, o tragaluces y rematada con un cupulín, complementa esta fachada. Las construcciones adosadas a esta fachada y de un solo piso, de fecha de construcción muy posterior, alojan dependencias del templo.
La fachada principal, de cantera toda ella y rematada por rica cornisa mixtilínea, a base de rectas y curvas en la que se repiten las gotas ya señaladas en la lateral, aloja una muy elaborada portada en la que se destacan tres cuerpos; el inferior, que contiene a la puerta de medio punto, bordeada por dobles columnas de orden corintio -aquel cuyo capitel está formado a base de hojas de acanto- sobre un pedestal común, cerradas por una cornisa que soporta al segundo cuerpo; este aprovecha la ventana del coro como nicho para alojar una escultura de San Francisco de Asís en cantera; bordean a la ventana de cada lado tres columnas corintias soportadas por ménsulas y basamento único, las dos que coinciden con las inferiores. El tercer cuerpo consta de un frontón abierto en su cúspide en el centro del cual un nuevo nicho ricamente enmarcado por grecas de cantera, y que aloja la escultura de una virgen en el mismo material. Sobre el nicho una cruz surge de un corazón y se pierde en el rico encaje de cantera que adorna el tímpano con motivos vegetales.
Por último diremos que la torre ya mencionada, de esbeltas proporciones, tiene un arranque de base cuadrada de cantera lisa, el cual llega a la altura del templo mismo, con dos pequeñas ventanas separadas por ligera cornisa en el frente. A partir de él se elevan los tres cuerpos que la componen, en los que el juego de columnillas, balaustradas y complicadas cornisas aunadas a los vanos de los campanarios, les proporcionan una ligereza que contrasta con lo masivo de su base de sustentación, y van conformando al reducir el ancho de cada uno, un c ambio de forma en su planta, hasta llegar al octogonal en el último, que se remata con una cúpula moldurada con gajos en espiral (helicoidales).
En el interior del templo, su planta es en forma de cruz latina, consta de cinco entre-ejes, el primero de los cuales ocupa el coro, soportado por un arco de cantera rebajado en el que se apoya la bóveda, de cantera expuesta, como se encuentra la totalidad de las que cubren el templo. Cada eje se señala con un arco moldurado de medio punto de cantera, y sobre éstos, la bóveda de cañón corrido o de media caña con grandes lunetos permiten alojar en los correspondientes al muro poniente, las ventanas que iluminan la nave.
En el cuarto entre-eje se forma el crucero, alojándose en sus brazos dos capillas laterales y en el quinto se ubica el presbiterio, cuyo altar es neoclásico, de cantera aparente con aplicaciones doradas en algunos de sus elementos. La cúpula que corona el crucero, cuyo cimborrio o cuerpo cilíndrico que sirve de base a la cúpula descansa en bien proporcionadas pechinas, cada uno de los triángulos que se forman del paso de la planta cuadrada a la circular, teniendo la singular característica de que la perforan, en los ejes de los brazos de la cruz, sendos óculos ovales que, junto con el cupulín que la corona, le proporcionan especial luminosidad.
4.-OBRAS DE ARTE
Cuenta esta iglesia con un rico tesoro artístico, notorio no sólo en Michoacán sino en el país, formado básicamente por los bellos retablos dorados que aun conserva, ejemplos notables de estas singulares creaciones de los siglos XVII y en especial del XVIII, al que pertenecen los que se mencionan, y cuya composición, diseño y fábrica encajan en los cañones de tal siglo.
Tres únicamente son los retablos que existen en la actualidad; el correspondiente a la capilla lateral del brazo derecho de la cruz, y los dos laterales que se encuentran adosados a ambos muros del tercer entre-eje. Es indudable que existieron al menos dos más, el del brazo izquierdo de la cruz, que hoy aloja a un retablo neoclásico de dudosa calidad, y el altar mayor; ambos seguramente secumbieron al buen gusto con que el siglo XIX justificó tales sustituciones.
El primer retablo de los mencionados, consta de tres cuerpos y tres entre-ejes, con columnas estípites característicos del estilo churrigueresco ricamente trabajadas, y alternan en él los cuadros religiosos con esculturas, destacándose entre ellas la imagen de la Virgen de Cosamaloapan, que ocupa el entre-eje central del primer cuerpo, así como el Santo Angel que ocupa igual lugar sobre ésta en el segundo cuerpo y una Santísima Trinidad que está a su izquierda. Una ventana ocupa la parte central del tercer cuerpo del retablo; en este, las columnas estípites se transforman, en su tercio superior, en torsos angelicales carentes de brazos, a manera de atlantes.
Los dos retablos restantes, colocados frente a frente, son de la misma época y calidad del descrito, y su distribución es similar a la de éste, con la diferencia de que en el tercer cuerpo d estos dos no son columnas estípites las que lo conforman, sino esculturas de ángeles o arcángeles de bella manufactura los que semejan atlantes. Ambos retablos combinan escultura y pintura en su imaginería; la parte central del tercer cuerpo del que ocupa el muro derecho, enmarca a una ventana, en tanto que el correspondiente del lado izquierdo contiene un descendimiento de la cruz al óleo. En ambos casos, los entre-ejes laterales se llenan con pinturas religiosas.
Notables son, dentro de estos retablos, las pinturas que ocupan, alternando con esculturas, los paños de cada cuerpo. Vale destacar, por su calidad la imagen de bulto del Señor de Pantoja, Cristo de grandes dimensiones que ocupa el centro del cuerpo inferior del retablo izquierdo.
Completando la riqueza del templo, podríamos mencionar la gran calidad de las imágenes esculpidas en cantera que adornan la fachada, en particular la Virgen del nicho de la portada principal, el arcángel del bajorrelieve de la portada lateral y, en general, la gran calidad del diseño y ejecución de los numerosos motivos ornamentales que, como rico encaje de piedra, aparecen en las fachadas.
5.-NOTAS BIBLIOGRAFICAS
1. Ramírez Romero, Esperanza. CATALOGO DE CONSTRUCCIONES, Pág. 42.
6.-BIBLIOGRAFIA
ALVAREZ, José Rogelio, et. al. ENCICLOPEDIA DE MEXICO, XII Tomos. Impresora y Editora Mexicana, S.A de C.V., México, 1978.
GONZALEZ GALVAN, Manuel, LA ARQUITECTURA DE MORELIA en ARTES DE MEXICO, Año 4, No. 100-101, México, 1967.
RIVERA CAMBAS, Manuel. MEXICO PINTORESCO, ARTISTICO Y MONUMENTAL, 3 Vols. Imprenta de la Reforma, México, 1983.
GONZALEZ GALVAN, Manuel. ARTE VIRREINAL EN MICHOACAN. Frente de Afirmación Hispanista, A.C. México, 1978.
RAMIREZ ROMERO, Esperanza, CATALOGO DE CONSTRUCCIONES ARTISTICAS, CIVILES Y RELIGIOSAS DE MORELIA. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1981.
ELABORO: ARQ. RAMON M. BONFIL
FECHA: 1985.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Capuchinas