Nombre del Inmueble
Divina Pastora
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-002010
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
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Contenidos
1.-ANTECEDENTES
La actitud que los europeos asumieron ante el sorprendente hecho de descubrir a toda una población en un territorio desconocido, cuando llegaron a América, está plagada de inconsistencias y de contradicciones. Indudablemente, el grueso de los colonos no vieron en los indígenas más que instrumentos de trabajo, sujetos de ser explotados, pero otros sectores, en principio más ilustrados, aunque pretendieron proteger a los indígenas de abusos y explotación, asumieron una actitud paterna lista y condescendiente que relegaba a los naturales a una especie de limbo social en el que no había necesidad de que se responsabilizaran de nada, pero que tampoco les permitía incorporarse a la sociedad de criollos y peninsulares en condiciones de total igualdad. Al indígena, en teoría, nunca se le exigió el pago de impuestos, pero esto lo dejaba casi como un ente sin substancia: en los censos de población, por aquel mismo motivo, no se les incluía, como si no existiesen. Algo similar se daba al momento de fundar y trazar una población nueva y adjudicar solares a los colonos para que levantasen sus casas.
Para estos menesteres sólo se tomaba en cuenta el número de personas de razón, es decir, sujetos de ser tasados por el erario. Por lo tanto, la población indígena invariablemente se asentaba en barrios periféricos, cuya traza no solía tener el rigor ortagonal que distingue al urbanismo español en América, y que con frecuencia se confinaban a lomas o promotorios, para evitar que ocuparan tierras llanas, propicias para el cultivo.
Tal fue el caso de Querétaro. El Gobernador Tapia avecindó a todos los indígenas en el cerro del Sangremal alrededor del Convento de la Santa Cruz y hacia el barrio de San Francisquito y a los españoles les señaló para vivir el valle que se encuentra al Poniente... la traza de la zona española la hizo el famoso Licenciado don Juan Sánchez de Alanís (1) y seguramente los indígenas hicieron la de sus barrios como mejor les convino.
La marcada separación ocasionada por tales disposiciones es descrita por numerosos cronistas, aunque se dan ciertas discrepancias difíciles de dilucidar, pues hay quien afirma,que hubo un núcleo otomí en la Loma del Sangremal, otro de indios tarascos en las calles que después llevaron ese nombre (2. Significativo es que los traseos ayudaran a los españoles en la conquista de Querétaro y que las dichas calles estén en la porción trazada por Sánchez Alanís. Como quiera que haya sido, Querétaro quedó dividido en dos partes, (con la parte alta) poblada de indios con sus autoridades propias y Casas Consistoriales, que según se dice estaban en el barrio de San Francisquito. (3)
El dicho barrio se localizaba en la cima de una loma al sur del Convento de la Cruz, donde hoy se asienta la colonia llamada Observatorio. Los franciscanos del Convento de la Cruz hicieron levantar en el corazón de aquél una capillita, con el propósito de atender las necesidades espirituales de los vecinos ya convertidos al cristianismo, y a ésta llevaron una imagen de San Francisco de Asís. Lo diminutivo de la capilla más la necesidad de distinguirla del convento de franciscanos en el corazón de la ciudad, hicieron que la gente la comenzara a llamar San Francisquito, nombre que, por asociación, se aplicó al barrio entero.
Hacia 1750 se exclaustro del Convento de la Cruz un lego, que escogió como residencia al barrio de San Francisquito, donde llevó una vida ejemplar, enseñando a los niños y haciendo cuantos favor es y caridades estaban dentro de sus posibilidades.
El hombre traía consigo una hermosa imagen de María Santísima, que por estar sentada al pie de una palma en ademan de apacentar unos corderillos que tiene al rededor de sí, ha tomado el nombre de Pastora (4). El hombre hizo que la imagen fuera colocada en la capilla para bien de los feligreses del barrio.l
2.-EMPLAZAMIENTO
La orografía del terreno sobre el cual se asentó la ciudad de Querétaro indudablemente contribuye al encanto propio que ésta tiene: ciertas zonas se extienden sobre terreno llano, mientras que otras, sobre las ondulantes lomas de la comarca. Por ello, en Querétaro se encuentran lo mismo las calles rectas y a nivel que se cruzan formando un damero, tan propias del urbanismo en la Nueva España, que los callejones de trazo retorcido ascendiendo por una cuesta, característicos de las ciudades surgidas alrededor de las explotaciones mineras. Una calle de éstas es la de 21 de Marzo, que se inicia al pie de la colina del Observatorio y la asciende, describiendo una amplia curva. La calle es sumamente larga en relación a otras del vecindario; un plano de 1796 consigna los tres nombres con los que se la conocía: de la Estrella en el principio, de la Aurora en la cima, al pasar ante la capilla y del Tuno cuesta abajo. Pasa cerca de la cima y aproximadamente en su punto más alto, en el costado que ve al sur, se yergue la pequeña parroquia de la Divina Pastora, ligeramente remetida con respecto al paramento que forman las fachadas de las casas. La cúpula y el campanario anuncian su presencia desde bastante lejos, pero así y todo, no deja de proporcionar una agradable sorpresa el descubrir su portada a un lado de la ondulante calle. El pequeño atrio que la precede tuvo en otro tiempo una barda de arcos invertidos, pero por algún motivo fue demolida, hará no más de treinta años.
El barrio de San Francisquito siempre ha sido habitado por gente de poco dinero y esto se refleja en las construcciones que ocupan las inmediaciones del edificio. Su uso es habitacional con comercios de pequeña escala salpicados aquí y allá. Muchos inmuebles son viejos, del siglo pasado y aún puede ser que los haya anteriores, de una planta de altura y con la predominancia de área de muro sobre área de vano en las fachadas, tan característica de la arquitectura de antaño. Las construcciones son de poca calidad y reflejan la incuria de sus habitantes, más el paso del tiempo. Pero por otra parte, conserva en los colores brillantes con los que las pintan, una autenticidad que suele perderse al momento en que el entorno de un monumento es dignificado en función de lo que a los visitantes foráneos les parece pintoresco y que pocas veces coincide o siquiera se relaciona con lo verdadero. Se precia la intrusión del afán de mejoramiento en las condiciones de vida de los vecinos a través de las construcciones modernas de dos pisos o más de altura, que comienzan a brotar aquí y allá; sin ir más lejos, están el anexo parroquial, un gran recinto techado con lámina galvanizada, amplio como un taller automotriz, cuyo predio colinda con el de la capilla, y la misma casa cural, de dos pisos de altura y francamente fuera de contexto y proporción.
Desde el campanario del edificio se disfruta de una magnífica panorámica de la ciudad y sus inmediaciones.
3.-HISTORIA
En la segunda mitad del siglo XVIII un acaudalado vecino de la ciudad de Querétaro, viéndose envuelto en un serio trance, se encomendó a la imagen de la Divina Pastora, venerada en la capilla de San Francisquito. Como finalmente lograra salir con bien de aquel predicamento, agradecido decidió costear la erección de un edificio más suntuoso para la milagrosa imagen. La capilla antigua fue demolida y el 30 de agosto de 1785 se colocó la primera piedra. La construcción se efectuó con toda celebridad y el flamante templo pudo ser dedicado en la fiesta de la natividad de la Virgen del año siguiente. Hoy pudiera parecer sorprendente el hecho de que un hombre se encomendase a una imagen para resolver sus problemas y que habiéndolo hecho, destinase una cantidad tan importante de dinero para manifestar su gratitud. Sin embargo, no es posible explicar la vasta cantidad de recursos que por todo el país se encuentran materializados en obras de arte y religioso, ni mucho menos ocurriría esto si tanto de lo que hoy ha desaparecido aún subsistiese, si no se tomara en cuenta la existencia de una sociedad compuesta de miembros cuya conducta no se atenía con ningún rigor a las normas prescritas para el buen cristiano, pero que de todos modos eran sumamente piadosos y consideraban como parte consustancial de sus vidas el destinar sumas importantes de dinero a la Iglesia como institución, ya que la sociedad en conjunto esperaba de ellos tal dadivosidad. Tales eran algunas de las características de la vida en la Nueva España.
El nuevo edificio conservó la categoría de capilla, por lo cual no cuenta ni con bautisterio ni con casa cural; según las normas de la Iglesia, en una capilla tan sólo se administran los sacramentos de la confesión y la comunión. Pero, como la población de la ciudad crecía a un ritmo acelerado, la parroquia de Santiago, aún con su auxiliar de San Sebastián, resultaba insuficiente para atender a todos los feligreses que vivían en ella; por lo cual el Arzobispo de México, Dr. D. Francisco Javier Lizana y Beamont, con fecha 22 de abril de 1805, expidió un decreto por el que se dividía dicha Parroquia en cuatro cuartos: el que conservó el nombre de Santiago, el de El Espíritu Santo, el de Santa Ana y el de la Divina Pastora. (5)
Durante los últimos meses de su reinado, el archiduque Maximiliano, coronado emperador de México, decidió cifrar sus esperanzas de salvar su trono impidiendo la toma de Querétaro, por lo cual se trasladó a esta ciudad con el grueso de sus tropas. El Cerro de las Campanas en el oriente de la ciudad y el Convento de la Cruz en el poniente, ambos sitios gozando de amplias perspectivas dada su elevación, fueron escogidos como extremo de la línea de defensa con la que los imperialistas esperaban detener a los republicanos. Tal cosa se aprecia claramente en las láminas XIV y XV del libro Cartografía de Querétaro, que reproducen, respectivamente, los planos levantados en 1882 por Patricio Pedraza y en 1917 por la Secretaría de Comunicaciones. En ambos planos, el límite de las fuerzas imperiales es una línea recta que corre de norte a sur desde el Convento de la Cruz hasta la capilla que nos ocupa, donde tuerce hacia el poniente. Los republicanos, por su parte, intentaron con denuedo hacerse de una posición ventajosa en las inmediaciones del Convento de la Cruz que fungía como cuartel general del enemigo, lo que consiguieron apoderándose del templo de la Divina Pastora el día 14 de marzo de 1867, primero del Sitio de Querétaro. En la azotea instalaron varias piezas de artillería con las que ocasionaron bastantes perjuicios en las filas de los imperialistas, hasta que éstos lograron expulsarlos. Días más tarde el día 1º de mayo ocurrió la batalla de Calleja, enfrentamiento en el que atacaron los iperialistas al frente de los cuales marchaba y cayó en combate, el Cor. Joaquín Manuel Rodríguez, (6) quien pretendía apoderarse de la Garita de México, con la intención de abrir una salida a los sitiados. Desde el campanario de la iglesia archiduque Maximiliano presenció las operaciones, vio caer derrotado al coronel y triunfar a sus contrincantes.
Por último, trasuntaremos los jocosos datos que Díaz recogió en torno al barrio y la capilla, en la segunda mitad del siglo pasado: los callejones eran verdaderamente intransitables... pero es necesario convenir que el terreno en el que están es el que los hace inandables, pues pertenecen a la misma colonia del Sangremal Así, invita al viajero a recorrer como se pueda, las calles del Buen Tono, del Desengaño, de la Azucena, del Contagio, de Salsipuedes después de mostrarle la capilla, cuyas funciones religiosas eran por aquél entonces verdaderamente populares... antes se deja entender que eran de lo más alborotadas... (7).
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
Ya se dijo que la Divina Pastora fue concebida como capilla, por lo cual su disposición es de lo más elemental, consistiendo en sólo en la nave más la sacristía. La fachada que ve hacia la calle se compone de una elevada torre con su campanario, más la portada, realizada en piedra con gran maestría.
La portada consta de dos cuerpos, uno colocado encima del otro, rematados en ambos casos por un entablamento. El cuerpo inferior abarca la puerta de entrada, mientras que el superior incluye los dos nichos con esculturas de santos, la ventana del coro y sobre ésta, un nichito con una imagen de la patrona del lugar. Los santos representados son San Francisco de Asís y San Antonio de Padua. Al primero se le reconoce por el cráneo que trae en la mano, por su hábito ceñido en la cintura con un cordón que tiene tres nudos; al segundo, que también perteneció a la orden de franciscanos y por lo tanto, viste igual que el santo de Asís, se le identifica por el niño en su brazo derecho, que en el caso de esta escultura desgraciadamente ya perdió la cabeza.
El estilo de la portada es barroco y numerosos elementos que a continuación habremos de mencionar, permiten reconocer tal hecho.
En primer lugar se puede observar que la cara de las pilastras adosadas que flanquean la puerta no es plana sino cóncava, y que dicha concavidad continúa hasta el entablamento, o sea, el conjunto de molduras horizontales que atraviesa todo el ancho de la portada. De esta manera el entablamento, que en realidad es recto, por efecto de la pespectiva, de las salientes y de la concavidad citada se ve como un conjunto de líneas ondulantes, lo cual es muy propio del barroco. Vale la pena fijarse en los adornos con forma de pendiente tallados sobre las pilastras antes mencionadas, y en el nudo que los remata en el extremo inferior. Este ornamento suele ser común en edificios de la orden franciscana y tal podría referirse en este caso, ya que eran los frailes de la Cruz los que aquí celebraban misa, ya que recuerda a los tres nudos que los frailes de esta orden hacen en la cuerda con la cual ciñen su sayal, mismos que mencionamos al describir la escultura de San Francisco; los tres nudos simbolizan los tres votos de pobreza, castidad y humildad que los frailes hacen al ordenarse.
El segundo cuerpo no es menos interesante que el primero. De inmediato se echa de ver que la forma de las pilastras que lo flanquean ya no es cóncava sino circular. Por otra parte, en la base de estas pilastras semicirculares se puede ver una guardamalleta, ornamento con forma de pendiente de tres puntas. Un adorno similar corre todo ondulante por el entablamento superior y se suele decir que tanto éste como la guardamalleta, ambos característicos del barroco, son representaciones estilizadas de cortinajes. El afán que en este estilo se tiene por volver ondulante lo que según las normas clásicas debiera ser recto, mencionado en relación al entablamento inferior, en el caso superior se logró de otra manera. Aquí, el grupo superior de molduras, al que se denomina cornisa, en vez de correr horizontal de un lado a otro de pronto se lanza hacia arriba, se adelanta un poco, describe un arco para enmarcar al nichito superior y repite a la inversa los movimientos hasta llegar al extremo opuesto de la portada. Por último, llamaremos la atención sobre los estípites que, junto con la cornisa, enmarcan al nicho de la Divina Pastora. Se trata de elementos casi exclusivos del barroco novohispano, cuya princ ipal característica es el segmento en forma de pirámide invertida que compone su parte principal.
Lo más interesante en esta portada es el hecho de que al centro de toda esta composición de indudable estilo barroco, justo entre la puerta y la ventana del coro, de pronto aparece un elemento típicamente neoclásico: el frontón, o sea, la forma triangular definida con la repetición de la cornisa del entablamento inferior. Para explicar su inesperada irrupción debemos tomar en cuenta que esta obra se realizó en el último cuarto del siglo XVIII. Los historiadores de arte frecuentemente consideran la sucesión de estilos no como una oscilación gradual y continua entre dos extremos, sino como una sarta de cambios radicales que se efectúan de un día para otro; así, lo que en realidad fue una transición entre barroco y neoclacisismo es caracterizado más bien como una reacción furibunda y repentina. Esta iglesia y otras en la misma ciudad de Querétaro, como la actual catedral, demuestran que tal punto de vista está equivocado: independientemente de que una vez que la sociedad adoptó al neoclasicismo como el estilo de buen gusto todo lo barroco fue visto punto menos que con repugnancia, la adopción de la nueva moda y el abandono de la vieja se dio en un lapso de tiempo amplio, cuya extensión habría que definir mediante los estudios pertinentes.
La planta de la capilla es en forma de cruz latina, techada con bóvedas de arista excepto en el crucero, donde descansa una cúpula de ocho gajos, y en los brazos del crucero, también llamados transepto, que fueron cubiertos con bóveda de cañón y lunetos. De la decoración original sólo subsisten los florones de color violeta y con filos dorados, forjados con la argamasa del aplanado, en el centro de cada una de las bóvedas y uno enorme, en la cúpula; debe notarse que ninguno es igual a otro. Las ventanas también conservan el trazo original, repitiendo la ondulante curva de la que ilumina al coro en la portada.
Con respecto a la decoración primitiva del recinto, Zaláa e Hidalgo describen el edificio como una iglesia de bóveda muy hermosa... y aunque es pequeña suplen su cortedad los vistosos retablos jaspeados y dorados que don Francisco Alday hiso tallar para su adorno (8). Hoy en día no queda nada de ello. La región de Querétaro padeció dolorosamente, en su patrimonio artístico, las luchas entre liberales y conservadores que tanto sangraron al México del siglo pasado, y no sería extraño que esos retablos hubiesen sido destruidos por esta causa. Así, los blancos muros de la capilla ya no ostentan más que cinco nichos con imágenes.
5.-OBRAS DE ARTE
El nicho en el muro testero de la nave, sobre el altar principal, está ocupado con una imagen de la patrona, la Divina Pastora. Se dice que es creación de un escultor queretano y hay hasta quien afirma que se trata de la original del siglo XVIII, pero esto no es creible. Por otra parte, en los testeros del transepto, bajo las ventanas, cuelgan unos óleos con gruesos y ornamentados marcos dorados; el del lado del evangelio, o sea la izquierda viendo hacia el altar principal, es de la Santísima Trinidad y el de enfrente, en el lado de la epístola, de la Virgen de Guadalupe. Los nichos restantes sobre los muros de la nave están ocupados por otras imágenes, pero su interés artístico es limitado.
Empotrado en uno de los muros de la sacristía está otra excelente muestra de la habilidad de los canteros queretenses. Se trata de todo un lavabo, con pileta, nicho y una ondulante cornisa de remate,que se usa para que el sacerdote se lave perfectamente las manos antes de salir a oficiar. Independientemente de su valor como obra de artesanía, por lo cuidadoso de su talla, debe considerarse el que posee por su rareza, pues no es frecuente encontrar en las sacristías esculturas con este uso.
Conocemos la historia de Francisco Alday, el hombre que se encomendó a la imagen venerada en esta capilla al verse en problemas. Este hábito de encomendarse a imágenes específicas era muy común en toda la Nueva España, como lo demuestran las pinturillas llamadas exvotos, de señaladísimo sabor y contenido popular, que hacían pintar los encomendados cuando salían con bien de sus dificultades, para dejar testimonio de su gratitud. En la sacristía de este templo cuelgan de un muro dos testimonios de estos; uno de una mujer que se alivió de una grave enfermedad, fechado en 1800, y otro ocho años anterior,en el que se afirma que una mujer, después de yacer muerta durante una hora, víctima de un ataque, recuperó el conocimiento gracias a las fervorosas invocaciones que hicieron quienes con ella estaban, pidiendo auxilio de la Pastorcita.
6.-NOTAS
(1).- SEPTIEN y Septién, Manuel. Historia de Querétaro. Querétaro,1966. p.55.
(2).- Cartografía de Querétaro. Querétaro,1965. s.p. (introducción, inciso IV, párrafo 7).
(3).- Ibidem. (introducción,inciso IV, párrafo 11)
(4).- ZELAA e Hidalgo, Joseph María. Glorias de Querétaro. México, 1803, p.63 y 64.
(5).- DE LA ISLA, Arcediano Ezequiel. Templos de la ciudad de Querétaro. Querétaro, 1982. p.39.
(6).- Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México. México, 1971, p. 1700 del Vol. 2.
(7).- DIAZ, Celestino-. Guía del Viajero en Querétaro. Querétaro, 1981, p.187.
(8).- ZELAA. Op. cit., p.64.
7.-BIBLIOGRAFIA
Cartografía de Querétaro, Colección de 35 planos de la ciudad capital y del estado. Primera edicción, Ediciones de la Casa Municipal de la Cultura. Querétaro, 1965.
DIAZ, Celestino.Guía del Viajero en Querétaro. Primera edición, tipografía de J. González y Cía. Querétaro, 1981.
ZELAA e Hidalgo, Joseph María.Glorias de Querétaro. Primera edición, Oficina de D. Mariano Joseph de Zúñiga y Ontiveros, México, 1803.
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