Nombre del Inmueble
El Hospitalito
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000410
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
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Contenidos
1.-CONTEXTO URBANO
El templo del antiguo hospital de San Juan de Letrán se ubica en la esquina de las calles 2 Sur y 7 Oriente, una cuadra al sur de la capilla del Ochavo en el conjunto catedralicio, y a escasa media cuadra al poniente del templo de San Jerónimo. La gente lo conoce como el Hospitalito en recuerdo de la función asistencial que alguna vez tuvieron los edificios que lo rodean.
El entorno edificado del Hospitalito es uno de los más homogéneos de todo el Centro Histórico poblano, ya que consta tan sólo de construcciones de dos, máximo tres niveles. La más reciente de todas es la Escuela Lafragua, situada la acera opuesta al costado del templo, ya que se construyó en la penúltima década del siglo pasado. Tiene una portada neoclásica en la entrada sobre 2 Sur, con cuatro medias muestras de fuste estriado y capitel toscano, entablamento coincidente con el pretil de remate del edificio y frontón con reloj al centro. El resto de las fachadas muestra claramente los materiales constituyentes de la mampostería: piedra en las jambas, dinteles y otros refuerzos, y ladrillo en el resto de los paramentos.
Frente a ese edificio, formando contraesquina con el templo,hay un ejemplo sobresaliente de la arquitectura doméstica del siglo XVII. Se caracteriza por el rasgo del balcón esquinero en la planta alta del edificio, con columna estriada de capitel toscano en el vértice virtual de los paramentos. Es una lástima que los vanos en la planta baja de esta construcción se hayan alterado, ensanchándolos para atender a las necesidades de los locales comerciales que ahí existen.
Las construcciones contiguas al templo por la calle 7 Oriente son las mismas que albergaban al colegio de niñas ideado por el obispo Palafox, cuando decidió trasladar las camas del hospital de San Juan al de San Pedro, mientras que las casas que subsisten sobre la calle 2 Norte son las que el obispo Nogales Dávila destinó a recogimiento de señoras casadas. Ambos conjuntos sufrieron cambios de uso, especialmente en la última centuria. Hoy, el recogimiento de casadas y otras construcciones domésticas vecinas forman parte del Museo Amparo, recientemente terminado, que atrae a muchos visitantes.
2.-ANTECEDENTES E HISTORIA
La creación del hospital de San Juan de Letrán se vincula estrechamente a las políticas de fundación de la ciudad de Puebla. El establecimiento de una nueva población importante implicaba proporcionar diversos servicios públicos, de modo que cuando la ciudad se ubicó el el Alto de San Francisco el 16 de abril de 1531, en escasos dos meses se procedió a erigir el hospital de San Jusepe para la atención de la salud de los colonos. Sin embargo, la institución no logró consolidarse porque la población se trasladó poco despúes a la banda occidental del rio de San Francisco. Se hacía necesario, entonces, el establecimiento de un hospital en el nuevo asentamiento. Los viajeros que llegaban a avecindarse a la nueva Puebla después de un viaje largo y difícil, requerían de un lugar donde descansar, reparar sus fuerzas y restablecerse de enfermedades adquiridas durante la travesía.
Con éste propósito, el cabildo de la Puebla de los Ångeles pidió, el 3 de marzo de 1533, al vecino García de Aguilar dos casas que tenía en la esquina de la plaza mayor, en las que se atendería provisionalmente a los enfermos. A cambio, el cabildo le dio un terreno cerca del convento de San Francisco, al que más tarde llamarían el Estanque de los Pescaditos. Así comenzó a funcionar el hospital bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, nombrándose a Miguel de Barreda como primer capellán y administrador. Mientras tanto, se pensaba fabricar un edificio digno y lujoso para cuyo financiamiento se pidió ayuda al Emperador Carlos V, quien dio una aportación de 500 pesos.
El 2 de septiembre de 1538 se le asignaron al instituto cuatro solares, en la misma manzana en que se encuentra el templo del Hospitalito en la actualidad. Además, el capellán fue enviado a Roma para gestionar ante el Papa que el instituto asistencial poblano quedara incorporado al de San Juan de Letrán. Paulo III aceptó y el hospital recibió todos los privilegios que tenía la institución romana. Fue entonces cuando el título de Nuestra Señora de la Asunción fue cambiado por el de San Juan de Letrán. Además, el sumo pontífice nombró al obispo Julián Garcés primer patrono del hospital. Después de su muerte, el patronato debía pasar al cabildo de la ciudad, como ocurrió efectivamente.
En el edificio se fundó la cofradía de Nuestra Señora de la Concepción. Esta organización asistencial se encargó de auxiliar a los enfermos, colaborar con limosnas y vigilar el funcionamiento del centro hospitalario. Al menos hasta 1567, en que la asociación se trasladó a la catedral.
Los priviliegios papales conseguidos aumentaron el prestigio de la institución. La limosnas aumentaron y el hospital comenzó a recibir sus primeras dotaciones importantes, como la que efectuó Rodrigo de Madrid a través del testamento otorgado el 19 de agosto de 1541. Con el tiempo, los ingresos aumentaron considerablemente, ya que hacia 1596 los caudales del hospital ascendían a 53,816 pesos.1
Los servicios de atención a la salud estaban a cargo de elementos laicos, tales como cirujanos, enfermeros, médicos y administradores. En cuanto a los enfermos, éstos fueron al principio indistintamente hombres o mujeres, pero a raíz de una recomedación del virrey Antonio de Mendoza, quien proponía fusionar el hospital civil de San Juan de Letrán con su homólogo diocesano de San Pedro en una sola institución que tuviera el rango de hospital real, se llegó al compromiso de concentrar a todas las enfermas en el primero y a los enfermos varo nes en el segundo.
En la capilla del hospital se llevaban a cabo los oficios religiosos. El primer edificio con estas funciones era pequeño y estuvo techado con tejamanil. No fué sino hasta 1604 que el obispo Diego Romano convocó a la construcción del techo y capilla del Hospital para cuya ejecución se contratóa los maestros de carpintería Andrés Hernández y Juan Pérez por la cantidad de 31,250 pesos. Concluída la obra, se contrató en 1617 al ensamblador Lucas Méndez, al dorador Luis de Cejalvo y al pintor Luis Díaz de Acevedo para elaborar el fabricar el altar mayor. Algún problema con sus dimensiones respecto al testero obligó a que el propio Mendez y el escultorFelipe Rodríguez hicieran trabajos adicionales para concluírlo.2 Hasta mediados del siglo XVII tocó al obispo Juan de Palafox cumplir finalmente con los deseos de don Antonio de Mendoza, ya que, aduciendo las mismas razones de eficiencia que el virrey había expresado un siglo antes, integró el hospital de San Juan de Letrán al de San Pedro, trasladando a este último las pocas enfermas que le quedaban al primero. En realidad, el obispo ya tenía planes para instalaren el conjunto de San Juan de Letrán un colegio de niñas bajo la advocación de la Purísima Concepción, cosa que hizo de inmediato.
Los recursos destinados a la subsistencia del nuevo instituto ascendieron a 90,316 pesos. 3
El centro educativo que vino a sustituír al hospital conservó durante algún tiempo la iglesia que se había reconstruído a principios del siglo XVII. Sin embargo, ya en los primeros años de la siguiente centuria la capilla se encontraba en malas condiciones, por lo que se decidió hacer otra de mejor calidad, conservando su advocación a San Juan de Letrán. La obra se inció en 1707 y en 1711 ya había avanzado bastante, pero el terremoto ocurrido ese año la dañó severamente. Luego se prosiguió con la edificación, pero con mayor lentitud; es posible que se haya terminado hasta después de 1721. 4
El nuevo templo tenía, del lado de la Epístola, una tribuna para que las colegialas doncellas pudieran asistir a lasfunciones religiosas. El coro era utilizado con el mismo finpor las mujeres casadas y separadas, que vivían en el colegio de San José de Gracia, establecido desde 1677 por el obispo Fernández de Santacruz en unas casas vecinas al conjunto. El interior estaba decorado con retablos barrocos, la mayoría del siglo XVII, aunque el dedicado a la preciosa sangre de Cristo, ubicado del lado del Evangelio, abajo de la cúpula, eradel XVIII. Actualmente no se conserva ninguno de estos retablos dorados.
Se tienen pocos datos sobre la trayectoria del colegio de virgenes de la Purísima Concepción durante el siglo XIX. Castro Morales indica que si bien fué clausurado al aplicarse las leyes de Reforma, en 1892 ya se había instalado ahí una Escuela Normal Católica para Profesoras.5
En cuanto a la presente centuria, se sabe que se estableció en el edificio el colegio de San Vicente. Su clientela estaba conformada por niñas de buenas familias.6 En 1935 fueron sacadas de ese lugar, pero regresaron e instalaron su internado en la calle 13 Poniente. En otro sector del inmueble se fundó un asilo de ancianos hacia la tercera década del siglo.
Más recientemente se ha construído el nuevo Museo Amparo, aprovechando parte de lo que fueran las casas que ocupó el colegio de señoras de San José de Gracia.
En cuanto al templo, éste conservó su función como establecimiento de culto católico, y el 26 de noviembre de 1943 fue declarado monumento nacional.
1 F. de E. y Veytia, Historia de la fundación...,t.II, p. 517.
2 Castro Morales, N. 405 en M.F. de E. y Veytia, op. cit., pp. 518-519
3 M. F. de E. y Veytia, op. cit, t.II, p. 519.
4 H. Leicht, Las calles de Puebla, p. 406.
5 E. Castro Morales, N. 406 en M. F. de E. y Veytia, op. cit.,p.519.
6 Almendaro, Indice de las iglesias..., p. 61.
3.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El templo de San Juan de Letrán tiene un pequeñísimo atrio sin delimitar, del mismo ancho que el imafronte y tan sólo cuatro metros de profundidad.
La disposición que adopta el monumento es la de una sola nave llana de cinco tramos que se dirige de poniente a oriente. El primer tramo lleva el coro, cubierto por bóveda de cañón con lunetos, y el sotocoro, dividido en dos tramos del mismo tipo de bóveda, sólo que más angostos. El segundo y tercer tramos también están cubiertos por bóvedas del mismo tipo. Por cierto que en el segundo tramo se encontraba una entrada lateral, del lado del Evangelio, hoy clausurada.
En el cuarto tramo se encuentra la cúpula, sin tambor, apoyada simplemente en las pechinas, arcos y muros que la rodean. Carece de tambor, pero está provista de cuatro lucarnas. Finalmente, al quinto tramo, sobre el presbiterio, lo cubre una bóveda de cañón con lunetos.
Todas las superficies interiores están blanqueadas indiscriminadamente. Ni siquiera los elementos estructurales (pilastras, entablamento y arcos fajones) muestran la cantera labrada, como en otros templos poblanos. Es una lástima, ya que se pierde el efecto perspectivo que podría tener una nave larga como ésta.
Desde el sotocoro se ingresaba, del lado de la Epístola, a una capilla anexa, actualmente en desuso. Su planta es de cruz latina, con la nave principal en cuatro tramos: los dos primeros cubiertos con cañón y lunetos; en el tercero se alza la cúpula gallonada sin tambor, sobre los arcos torales y las pechinas entre ellos; el cuarto es muy corto y lo cubre, igual que a cada uno de los brazos del transepto, una bóveda de cañón corrido.
El exterior del edificio refleja con bastante claridad su disposición interna. En la fachada lateral, la sucesión de contrafuertes marca el ritmo de los tramos de la nave, mientras que la bóveda apenas sobresale del pretil. El cubo y la única torre en la esquina actúan como bisagra formal entre la fachada lateral y el imafronte. Este último, a su vez, se organiza como un arco triunfal que alude al perfil interior de medio punto de la nave.
La portada de dos cuerpos y tres calles se ubica en el interior del arco. Casi todos sus elementos son de argamasa, o de piedra encalada, por sus partes constitutivas se distinguen sobre el paramento ocre del imafronte. En el primer cuerpo, el vano de ingreso está delimitado por jambas y arco de medio punto. Sendos plintos de cantera labrada apoyan pares de medias muestras tritóstilas de capitel toscano, entre las que surgen peanas y nichos con las esculturas de San Pedro y San Pablo. Cierra horizontalmente este primer cuerpo un entablamento con resaltos sobre las pilastras, sobre cuya cornisa surge un banco resaltado en los mismos puntos que el entablamento. En la parte central hay un escudo de argamasa que es, al parecer, el mismo que permitió fechar la conclusión de la portada. Veytia dice al respecto:
No se ha podido saber a punto fijo el año en que se concluyó, pero sin duda fué despúes del de 1721, porque sobre la puerta principal colocaron el escudo de armas del santísimo padre Inocencio XIII, que fué electo en 8 de mayo de ese año. 7
La mitad del escudo en cuestión sobresale del pretil bajo la ventana del coro, enmarcada por una moldura sencilla. A los lados hay sendas pilastras tritóstilas de capitel jónico, mientras que en los extremos se situaron cortos pináculos abalaustrados, rematados por perillones. Entre éstos últimos y los capiteles de las pilastras ascienden fes tones con róleos en ambos extremos. El entablamento que cierra este segundo cuerpo está rematado por frontón curvo quebrado, con medallón oval al centro. Arriba del perfil del arco triunfal, hay todavía un nicho con concha orlada, en cuyo interior se encuentra la figura de bulto de San Juan. Sendas pilastras y entablamento enmarcan el remate, que todavía se prolonga con una cortísima espadaña en forma de arco. A los lados, siguiendo en parte el perfil delarco triunfal, se extiende una curiosa balaustrada, también de mampostería y argamasa.
El campanario es corto, de un solo cuerpo de sección cuadrangular, pero muy bien resuelto. En cada cara, los vanos están delimitados por jambas y arcos de medio punto, lo cual a su vez está enmarcado entre pilastras toscanas y entablamento con resaltos decorados a base de relieves de argamasa. En las esquinas se situaron columnas exentas de capitel corintio. La cornisa del entablamento acusa los resaltos yochavos resultantes.Encima de éstos últimos surgen róleos que flanquean diagonalmente al zócalo del cupulín, perforado por cortos vanos de medio punto. El cupulín de azulejo está rematado por una linternilla sobre la que se eleva una cruz de hierro.
El volumen de la capilla anexa es un poco más bajo que la caja del templo principal. Hacia el exterior muestra únicamente dos vanos: la puerta de ingreso a un local anexo que se utiliza ahora como bazar y la ventana al centro del tímpano del transepto. Más arriba se alcanza a ver la cúpula, que surge de un zócalo cuadrado, con curiosos gallones, cada uno formado por dos segmentos curvos que hacen arista entre sí.
7 M. F. de E. y Veytia, Historia de la fundación..., p. 520
4.-OBRAS DE ARTE
Carente de yeserías o decoración pictórica, el templo apenas cuenta con algunos retablos neoclásicos.
El retablo mayor se ve incompleto, con fragmentos inconexos entre sí. Sobre el testero, al centro, hay un templete que se alza sobre el sotobanco, apoyado en cuatro columnas corintias. Lleva en el interior un crucifijo de calidad.
Encima hay un marco dorado, de medio punto, que delimita una pintura al óleo.
Sobre peanas improvisadas, a los lados, están las figuras de vestir de dos santos, sin nicho o elemento alguno que subraye su presencia.
Los seis retablos en los muros laterales de la nave son de diseño muy semejante: un par de columnas de orden compuesto se levanta sobre el sotobanco y apoya a un entablamentoa con friso decorado y frontón curvo. Los que están bajo la cúpula son un poco más altos y anchos que los demás.
Inmueble de pertenencia
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El Hospitalito