Nombre del Inmueble
Guadalupe Xonaca
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000397
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000397
Contenidos
1.-CONTEXTO URBANO
El rumbo de Xonaca se distingue de otros circunvecinos por la generosa porporción de espacios abiertos, arbolados y jardinados que aún conserva. La mayoria se encuentran en el interior de las fincas, no obstante lo cual, hay algunos árboles en la vía pública, como varios de los que se encuentran frente al atrio del templo, ubicado en la esquina que forman las calles de 22 Oriente y General Zaragoza.
La mayoría de las construcciones circunvecinas son habitacionales, de muy distintas épocas. Las hay antiguas, como la llamada casa del Obispo, que se encuentra del otro lado de la calle 22 Oriente; o bien hay otras neocoloniales, de los años treinta y cuarenta; y desgraciadamente hay muchas más, contemporáneas, que ya no forman un contexto adecuado para el monumento.
2.-ANTECEDENTES E HISTORIA
Alrededor de 1618, un grupo de familias indígenas solicitó permiso al virrey para asentarse en el extremo nororiente del barrio del Alto. Ese asentamiento tuvo inicialmente, al igual que Santa Inés Xanenetla, el modesto rango de arrabal, y tomó el nombre de una barranca cercana llamada de Xonacatepec, vocablo éste último que, segun Leicht, está compuesto por las palabras indígenas xonacatl, cebolla, y tepec o tepetl, que significa cerro.
Ahí levantaron los fundadores del barrio un templo dedicado originalmente a la Natividad de Nuestra Señora. No se tienen datos sobre la edificación, aunque en la portada se lee con dificultad el año de 1642, probablemente el de su terminación. Manuel Toussaint 1 considera que esa obra puede atribuirse al arquitecto Pedro García Ferrer, y Martha Fernández la sitúa entre las primeras -todavía tímidas- manifestaciones de arquitectura barroca a base de cantera en Puebla 2. Es posible que la torre haya sido construida en 1783, ya que esa fecha se encuentra inscrita en su basamento. El interior fue decorado con retablos barrocos que, por fortuna, aún se conservan.
Son escasas las noticias sobre la historia posterior del templo y de su entorno. Se sabe, por ejemplo, que en un rancho próximo, San Francisco Xonacatepec (o rancho de la Rosa, por el apellido de su propietario), se firmó el 17 de julio de 1821 el armisticio entre don Nicolás Bravo y el comandante Ciriaco del Llano, lo que constituyó el preludio de la entrada en Puebla de las fuerzas trigarantes. Ya en 1823, un padrón menciona a Xonacatepeque (sic) no como arrabal sino como barrio de Puebla.
La Angelópolis había crecido mucho hacia esta zona que, no obstante, conservaba muchas huertas y zonas arboladas. Tal vez por esos atractivos, el obispo de Puebla Pablo Vázquez Vizcaíno, quien ejerció sus funciones entre 1831 y 1847, eligió al barrio para levantar ahí su residencia. La vetusta casona subsisteaún en la manzana al sur del templo y muchos todavía la conocen como la casa del obispo.
El siglo XX trajo consigo muchas transformaciones: en 1907, por ejemplo, se inauguró el alumbrado público del barrio; pero a esas y otras obras de mejoramiento también siguieron las industrias, talleres y nuevas viviendas que ahora ocupan buena parte de lo que fueron huertas.
Los nombres del barrio y de su capilla también sufrieron modificaciones: el pueblo comenzó a usar el nombre abreviado de Xonaca con el que ahora se les conoce a ambos. Además, la capilla cambió de advocación; hacia el primer tercio del presente siglo ya era conocida como Nuestra Señora de la Candelaria, y sólo se abría al culto los domingos. Sin embargo, en la década de los 40 comenzó a crecer la población del barrio, lo que probablemente provocó el resurgimiento de las funciones cotidianas de la capilla. Actualmente, el templo recibe el nombre de Nuestra Señora de la Candelaria, Guadalupe y Xonaca y permanece abierto al culto católico.
1 M. Toussaint, La catedral y las iglesias..., p. 209.
2 M. Fernández, Artificios del Barroco, pp. 47-48.
3.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El atrio del templo, amplio y sombreado por árboles, está delimitado por una barda atrial baja, recta, con curiosos pináculos abalaustrados, regularmente espaciados. La portada principal del atrio es sobresaliente, una de las mejores de su tipo en todo el Centro Histórico Poblano, no obstante su compacta dimensión. Muestra mochetas ascendentes de perfil mixtilíneo, despojadas ya de su cornisa, y un cuerpo central de cantera labrada. La reja que protege el ingreso es de hierro forjado de buena factura, con el vano enmarcado sucesivamente por jambas y arco de medio punto, enjutas con decoración fitoforme, pilastras toscanas con canaladuras perimetrales en los fustes , traspilastras, entablamento con friso decorado a base de triglifos y rosetones y frontón quebrado del que emerge el remate. Este último forma un elemento de tres calles divididas por pilastrillas, con la entrecalle central ocupada por dos nichos sobrepuestos: uno aconchado con la imagen de bulto de la Virgen de la Candelaria, patrona original del templo; y el otro, flanqueado por columnitas y un curioso fronton, en cuyo interior se encuentra un Expositor del Santísimo Sacramento. En las calles laterales se labraron relieves de escudos sacros.
Por el lado interior, el vano de esta portada atrial muestra derrames y capialzado que transforman el perfil de medio punto en un suave arco escarzano.
El arreglo del atrio enfatiza los pavimentos del acceso central, los laterales y el perímetro interno, por lo que en las partes restantesse distribuyeron arriates bien acondicionados con plantas y flores. En el acceso central hay una hermosa cruz de piedra labrada, con los símbolos de la Pasión, fechada en 1717.
El templo sigue una disposición básica en cruz latina, en la que la nave principal corre de poniente a oriente a lo largo de seis tramos. En el primero están el coro y el sotocoro, ambos cubiertos por bovedas de cañón y lunetos. En los siguientes dos tramos, lo alto de la nave también está cubierto con ese tipo de bóvedas, mientras que en el cuarto se trata de una bóveda de arista. En el quinto tramo está el crucero, donde los arcos torales y las pechinas entre ellos soortan un anillo a partir del cual se eleva la cupula hemisférica, provista de ocho lucarnas. Los los brazos del transepto están cubiertos por sendos cañones con lunetos, mismo sistema que se empleó en el último tramo de la nave, donde se encuentra el presbiterio.
El interior del templo carece de las yeserías de los siglos XVII y XVIII o de la decoración pictórica decimonónica que adorna a muchos otros en el Centro Histórico de Puebla. En lugar de ello, luce muros y bóvedas y arcos encalados así como un lambrín de azulejo de reciente factura. Por suparte, las pilastras y el entablamento en los muros laterales, así como las imostas del crucero, se desollaron, es decir lucen su fábrica mixta de cantera y ladrillo sin esa piel de la arquitectura que es el enlucido. Fué una decisión desafortunada de quien haya restaurado este templo, que sigue la moda efímera, puesta en boga en la década de los cincuenta, en la que se extrapoló abusivamente la sinceridad en materia arquitectónica, válida quizá para ciertas etapas de la arquitectura contemporánea, al campo de las intervenciones en edificios antiguos que nunca se concibieron para lucir de esta manera.
En el cuarto tramo de la nave, del lado del Evangelio, se ingresa a una capilla cuya nave consta de dos tramos únicamente, ambos cubiertos por bóvedas de arista . El local funciona en parte como bautisterio y se comunica lateralmente con el transepto del mismo lado, y con un patio interior por el que se sale al atrio.
El aspecto exterior del templo acusa claramente la estructura interna, con sus contrafuertes rítmicamente espaciados y su volumen del transepto, sobre el que se eleva la cúpula. La fachada frontal muestra, del lado izquierdo, al cubo del campanario en posición adelantada, que lo hace funcionar de hecho como contrafuerte, así como un verdadero contrafuerte del lado opuesto, por lo que el imafronte queda claramente definido entre ambos prismas.
La portada de piedra labrada que ocupa la mayor parte del imafronte es muy fina. Si se confirmase la atribución que Manuel Toussaint hace de esta obra a Pedro García Ferrer, se tendría la clave del origen de varios rasgos que aparecen luego en portadas construídas posteriormente, como se verá a continuación.
Consta de un solo cuerpo en una calle y un remate. El vano de ingreso está delimitado por jambas cajeadas, es decir, con canaladuras perimetrales en los fustes y arco de medio punto con una curiosa clave labrada con un motivo solar. En las enjutas hay ángeles con atributos marianos en las manos, muy similares a otros del mismo tipo en San Cristobal y San Juan del Río. Enmarca lo anterior un par de pilastras toscanas de fuste estriado, apoyadas en plintos decorados, muy similares a los de San Juan del Río, y un entablamento con resaltos sobre las pilastras, con friso decorado con motivos vegetales y vigorosa cornisa denticulada. En el remate, sendos blandones a manera de pináculos prosiguen el trayecto de las pilastras. Son muy similares a los que se encuentran tanto en San Cristóbal y en San Juan del Río, como a los que hay en la Santísima Trinidad, con la única diferencia que ostentan medallones ovalados con relieves de floreros, símbolos, en este caso, de pureza. Entrambos flanquean a la ventana del coro, enmarcada con jambas y dintel almohadillados, con la clave de éste último labrada con el rostro alado de un angel. Marcos de ventana muy similares a este se encuentran en las portadas de San Juan de Dios y la Santisima Trinidad. Finalmente, el rectángulo de cantera que delimita esta portada sube hasta la cornisa del dintel mencionado, pero encima hay todavía un nicho rectangular sin marco, en el que se ubicó la escultura de una Virgen con Niño. El perfil ondulado del imafronte pasa por encima de este nicho y remata toda la fachada.
Tantas similaridades con obras en las que se sabe que intervino Carlos García Durango (San Cristobal y la Santisima Trinidad) o que pueden atribuírse a él (San Juan del Río, según Elisa Vargas Lugo3 y San Juan de Dios en este mismo trabajo), así como la fecha de la portada, de 1680, permiten plantear la hipótesis de que también esta obra sea del mismo arquitecto gaditano, que actuó en Puebla entre 1664 y 1689.
Aparte de esta portada sobresaliente, poco más puede decirse del exterior de Xonaca. El campanario de dos cuerpos y remate es muy sencillo, con vanos de medio pnto flanqueados por pilastras. Es una obra de mampostería y argamasa como muchas otras en el Centro Histórico de Puebla.
3 E. Vargas Lugo, Las portadas religiosas de México, p. 201
4.-OBRAS DE ARTE
Las semejanzas entre la portada de San Juan del Río y la de esta capilla se dan también en el interior, particularmente en el retablo mayor, que es dorado, con resabios barrocos y rococó, pero sin entrar de lleno en las convenciones del neoclásico.
Es de dos cuerpos y tres calles, con el segundo cuerpo ocupando la totalidad del tímpano del testero. Sobre el sotobanco se alzan cuatro columnas tritóstilas corintias, con el tercio inferior del fuste decorado con hojarasca, dejando en la callecentral una tela de la Virgen de Guadalupe. Sin embargo, la peana en la parte inferior del óleo indicaría que anteriormente hubo ahí una imagen de bulto, posiblemente de la Natividad, que fué la advocación original de esta capilla. Eso le daríamás sentido al resto de los óleos en las calles lateralesde este retablo. En el primer cuerpo se trata de los padres de la Virgen, San Joaquín y Santa Ana respectivamente.
El entablamento que separa el primer cuerpo del segundo es muy curioso, ya que parte de los extremos con la arquitrabe, el friso y la cornisa más o menos reconocibles. Sin embargo, en las entrecalles laterales el elemento crece con perfiles rococó arriba de la cornisa y debajo del arquitrabe. La distorsión es todavía más atrevida en la entrecalle central: el arquitrabe muestra un escalonamiento, el friso casi desaparece y la cornisa, fragmentada en segmentos de distinto paño, describe un corto semicírculo en torno a un relieve fitoforme, puramente decorativo. Más arriba, el banco del segundo cuerpo ondula paralelamente a la cornisa y se interrumpe en la parte central. Dos medias muestras estriadas de capitel corintio vuelven a definir las tres calles, con la imagen de bulto de la Virgen de la Candelaria en el nicho central, enmarcado por más relieves rococó, mientras que los lateralesdel tímpano los ocupan óleos con las escenas de La Huida a Egipto y la Anunciación.
Los retablos en los brazos del transepto parecen más antiguos, labrados con estilo estípite. El mejor conservado es el del lado de la Epístola. Sus cuatro estípites en el primer cuerpo definen definen las tres calles: la central con un nicho donde se encuentra la imagen de San Nicolás Tolentino, y las laterales con arcángeles. En el cuerpo de remate, la ventana ocupa el espacio central, mientras que a los lados hay otros dos óleos.
Del otro retablo, del lado del Evangelio, quedan sólo restos de la predella, los cuatro esbeltos estípites y su entablamento, tres peanas, el nicho central y dos marcos laterales, sin figura alguna.
Además, hay algunas otras pinturas en esta capilla: dos en los muros laterales del presbiterio; otras en los muros laterales del transepto, especialmente una, fechada en 1737, que representa a la Purísima Concepción.
El Crucifijo en uno de los muros de la nave, así como la pila bautismal de cantera también son de calidad.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Guadalupe Xonaca