Nombre del Inmueble
Inmaculada Concepción
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000568
Estado, Municipio, Localidad
México > Calimaya > La Concepción Coatipac (La Conchita) (150180002)
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000568
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Los antecedentes remotos de Coatipac están ligados al del poblado de Calimaya, sitio que quiá desde la época de ocupación matlatzinca ha ejercido varios tipos de influencias sobre las localidades situadas a su alrededor y que hoy forman parte del municipio que lleva su nombre. La conquista de estos territorios por guerreros mexica durante el reinado de Axayácatl modificó, entre otras cosas, las denominaciones de los asentamientos pues a partir de entonces a casi todos se les conoce con nombres de origen náhuatl: es probable, en consecuencia, que el pueblo de Coatipac haya sido objeto también de aquel tratamiento toda vez que el vocablo con el que se le identifica procede de cóatl, serpiente y del sufijo icpac, encima o sobre de, y que puede significar sitio sobre (donde viven) la o las serpientes. La Matrícula de Tributos, que fue el instrumento fiscal que idearon los aztecas para controlar el origen y las cantidades de mercancías que exigían a los pueblos vencidos, incluye en su lámina XIII (1) a 12 localidades de la provincia matlatzinca que tributaron hasta la derrota de Tenochtitlan por los españoles. Es evidente que no sólo esas 12 comunidades, entre las que se contó Calimaya, pagaban impuestos sino que, en su calidad de cabeceras regionales, representaban a una cantidad muy considerable de sitios de relativamente menor importancia.
La dominación española se expresó, en una primera etapa, en la constitución de una serie de encomiendas de indios a las que se dió por sedes a los pueblos más destacados y desde los cuales se mantenía contacto con los lugares pequeños y medianos. Coatipac, que conservó su sujeción a Calimaya se integró a la encomiend que manejó Juan Gutiérrez Altamirano, un primo de Hernán Córtes (2) que tomó posesión de sus primeras tierras el 1º de abril de 1533 (3). Algunas fuentes señalan que desde aquella fecha se suscitaron muchos conflictos por la definición de los límites aunque prácticamente todas las informaciones coinciden en señalar que con motivo de la imposición de los sistemas españoles de tenencia, o coincidiendo con ella, comenzó a consolidarse la presencia de grupos de religiosos que misionaron por todo el Valle de Toluca un poco antes de fundar sus primeros establecimientos. En el curso del mismo siglo XVI se inició la fábrica del convento de los franciscanos en Calimaya; es presumible, en esa virtud y por la importancia de aquel poblado, que los frailes hayan tenido rutas de visitas que incluyeron a Coatipac. La hipótesis no puede descartarse pues se sabe que hacia finales del siglo XVII (4) ya se conocía a la localidad como La Concepción Coatipac sin que haya podido precisarse en qué momento se le añadió el nombre cristiano y si acaso ese suceso fue contemporáneo de la fundación de un primer inmueble destinado al culto católico. No se conocen las razones por las cuales no se procedió en Coatipac del mismo modo que en otros sitios, es decir, se ignora porqué no tuvo plaza y porqué los trazos de la repuebla española prescindieron de consideraciones de carácter urbanístico que antes, o simultáneamente, se ejecutaban con frecuencia en otros pueblos.
La Concepción Coatipac pasó a depender, en el orden religioso, de la parroquia de San Pedro y San Pablo de Calimaya desde que ésta se erigió en 1634 (5); desde un punto de vista civil y político, el pueblo fue integrado a la jurisdicción municipal de Calimaya desde la erección del Estado de México y su consecuente división territorial en alcaldías, circu nstancias ambas ocurridas al mismo tiempo el 2 de marzo de 1824 (6).
2.-EMPLAZAMIENTO
La localidad de Coatipac está situada en la porción oriental del municipio de Calimaya y a escasa distancia de la cabecera; los terrenos sobre los que se extiende el pueblo se cuentan entre los más bajos de la jurisdicción, circunstancia que no les atribuye una calidad especial pues el clima de toda la región, tanto por su altitud como por los vientos dominantes y la presencia del Xinantécatl, se considera entre los semi fríos.
El acceso al conjunto urbanizado de La Concepción Coatipac se hace por medio de una terracería transitable en todo tiempo que cruza varias zonas dedicadas a la agricultura y que remata en un primer caserío un tanto heterogéneo pero interesante. La capilla se encuentra en la parte central del poblado contribuyendo, de manera definitiva, a organizar los perfiles que lo caracterizan; del mismo modo que ocurre en otros muchos sitios del país, el edificio de carácter religioso se ha convertido tanto en un símbolo como en un punto de referencia físico y formal del asentamiento. El centro de la localidad no está señalado por una plaza o por espacio al que convergen las circulaciones más importantes: la definición, acaso, se debe al ensanchamiento de un tramo de la calle principal y, desde luego, a la presencia de la capilla. La mayor parte de las construcciones de La Concepción son obras pequeñas de género habitacional entre las que no faltan un número considerable de pequeños comercios adaptados, en su totalidad, en los mismos recintos; las condiciones geográficas y climáticas del área así como la disponibilidad de algunos materiales, han condicionado de modo notable un esquema compositivo que, con sencillas variantes, se repite en casi todos los casos: se trata de muros de adobe muy a menudo sin vanos para ventanas, portales o galerías que forman crujías prácticamente independientes y que permiten a los habitantes contar con espacios abiertos utilizables pero lo bastante amplios como para aislar un poco más los locales de que constan las viviendas.
La división de los terrenos del poblado en manzanas no ha conducido a una rigida diferenciación de espacios pues prevalece un sentido comunitario que no se interrumpe: las calles conducen las circulaciones pero siguen siendo, como en otras comunidades de pequeñas dimensiones, las extensiones de los patios y hasta de los interiores de un número considerable de las viviendas.
En esa medida han logrado conservarse una serie importante de relaciones entre los volúmenes y los tejados -que son el medio empleado más a menudo para techar-; la capilla está dispuesta de manera que sus cubiertas, de la nave, el presbiterio y la sacristía, se incorporen al contexto de la localidad gracias a la utilización de tejas, a sus diferentes alturas y a los espacios abiertos que se encuentran entre esta construcción y las que la rodean. La incorporación del edificio religioso a las condiciones urbanísticas y arquitectónicas del pueblo revela, entre otras cosas, la sencillez con que los constructores populares se plantean y resuelven el desarrollo de su comunidad: esos valores tienden finalmente a perderse cuando los materiales regionales se comienzan a sustituir y cuando la adecuación de los sistemas constructivos al medio físico se pervierte en razón de alguna forma de progreso. En La Concepción Coatipac han aparecido ya algunos muros de tabicón y de block hueco de cemento al tiempo que se observa que varias de las nuevas edificaciones prescinden de las altas cubiertas a dos aguas en favor d e losas de concreto que se terminan planas en previsión de un segundo nivel: la capilla, en esa perspectiva, también ha comenzado a aislarse.
3.-ASPECTO HISTORICO
La iglesia de La Concepción es una obra de carácter popular que se debe a muy numerosas intervenciones sucedidas a lo largo de por lo menos cuatro siglos. Es probable que una primitiva instalación haya sido emprendida hacia el último tercio o finales del siglo XVI, después de que los franciscanos se establecieron definitivamente en Calimaya: la fundación de un convento para la atención de esa población y tepemaxalco ocurrió entre 1557 y 1561 (7) y tuvo como objeto proporcionar a los religiosos un centro de operaciones más cercano a varias comunidades pues hasta entonces se desplazaban desde Toluca. La fundación incluyó casa e iglesia y aunque no se tienen datos precisos sobre aquella fábrica, es permisible suponer, como se dió en otros sitios, que las construcciones se emprendieran un poco después; los frailes que las habitaron comenzaron o continuaron la evangelización de los alrededores y quizá influyeron tanto en la organización de los poblados como en la primera etapa constructiva de numerosas capillas.
Las actividades de los franciscanos fueron de una gran relevancia en la zona durante el siglo XVII pues además de haber elevado su iglesia de Calimay a parroquia en 1634 (8), trabajaron para que muchos pueblos contaran con edificios desde los cuales se emprendían toda clase de labores sociales. Hacia finales del propio siglo XVII, la parroquia de San Pedro y San Pablo de Calimaya tenía once pueblos de visita en los que ya había construcciones religiosas permanentes pues en ellas se celebraban misas ...los días de obligación (9); entre los que se enlistaron entonces estaba ya La Concepción, de manera que puede inferirse que el templo ya había sido concluído en una etapa suficientemente importante como para ser objeto, unos años más tarde, de una notable intervención que transformó su interior.
Los sistemas compositivos empleados durante el siglo XVII quizá determinaron las dimensiones y proporciones de la nave del mismo modo que los recursos constructivos regionales definieron las formas y acabados de la cubierta: se puede suponer que la viguería o las armaduras de esa techumbre hayan sido objetos de algunas modificaciones y hasta de sustituciones parciales, pero es evidente que la disposición general del inmueble ya era cuando en el siglo XVIII se decidió ampliar el espacio destinado al presbiterio, cubrirlo de la misma manera y construir el espléndido retablo dorado que ha llegado a nuestros días. El hecho de haber empleado estípites en la organización estructural de esa pieza así como dos formas de curvaturas en su trazo y en el remate, conduce a formular la hipótesis de que se trata de una aportación de mediados del siglo XVIII. Los autores, infortunadamente todavía desconocidos, debieron ser gente muy bien informada de lo que se hacía en otras regiones del país pues su retablo, si bien deja ver algunos rasgos peculiares populares, fu diseñado y adecuado al espacio por un verdadero maestro.
Otros elementos de la capilla, como la portada y la torre del campanario son agregados posteriores pues en ellos se advierten preferencias formales características de distintas épocas: la portada, por ejemplo, podría tomarse como reformada durante los primeros decenios del siglo XIX pues en ella dominan las soluciones plásticas de origen neoclásico. No se sabe, desafortunadamente, cómo fue la portada original ni por qué una posible obra de renovación no modificó sino el paramento de acceso: se supone que se trató de completar o de dar nuev a jerarquía al templo con una mera fachada que incluyera una torre, elemento ést último que se concluyó muy probablemente hasta bien entrado el siglo XX.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El atrio de la capilla no se abre a una plaza central o a un remate visual del poblado: influye sobre los espacios y los edificios vecinos en la medida en que representa una parte del conjunto religioso además de mostrarse mediante una sencilla pero interesante portada y de contar con los árboles más destacados del sitio. La portada atrial es un muro que prlonga la secciones laterales de la barda, y en el cual se abrión un vano en forma de arco de medio punto al que se definió con un humilde y pulcro trabajo de cantería; la parte superior del paramento se resolvió con una doble moldura a base de tabique, una escultura en piedra de La Concepción y un par de jarrones en los extremos; la puerta, lo mismo que la sección alta de la barda, es de fierro y va pintada de negro.
Las plantas y los setos que pueblan el espacio atrial están organizados y cortados de un modo tal que forman un verdadero camino procesional que recorre la periferia interna de la propiedad federal además de delimitar el andador central que une el acceso con la entrada al templo; en los primeros meses de 1985 la mayor parte de los árboles de mediano tamaño fueron podados y el conjunto sufrió varios cambios pues las perspectivas se ampliaron quedando al descubierto el volumen del templo que tradicionalmente se insinuaba apenas tras las frondas de varios árboles. Las áreas confinadas por los setos se han mantenido como jardines a los que no se tiene acceso y de los que, incluso, poco se puede disfrutar visualmente por la altura y masividad de las plantas. El atrio fue alguna vez utilizado también como cementerio, de lo que hoy quedan muy pocas evidencias pues sólo se conservan algunas sepulturas en el ángulo suroeste.
Es muy probable que por su origen y sus calidades populares la capilla se haya completado, como ya antes se anotó gracias a las intervenciones de grupos constructores de distintas generaciones; en esa virtud se hacen comprensibles las características de algunos de sus elementos fundamentales, como la fachada principal, que incluye a dos elementos básicos, la torre del campanario y la portada de acceso: la primera quizá sea uno de los últimos componentes agregados al inmueble, consta de dos sencillos cuerpos iguales, de planta cuadrangular, y un remate abovedado que culmina en una cruz metálica. Los únicos rasgos que se pueden considerar como ornamentales son las pilastras de sus esquinas y los entablamentos que reciben; por lo demás, la torre no es sino un volumen precariamente proporcionado y más bien modesto en sus acabados. El paño de la portada, por su parte, se extiende hasta abarcar el cubo de la torre de manera que presenta una cierta asimetría finalmente interesante porque el resto del volumen pesa lo suficiente como para crear una notoria sensación de equilibrio. La entrada a la iglesia está señalada por un arco de medio punto situado sobre un eje al que se deben las ubicaciones tanto de la ventana de coro, de trazo mixtilíneo, como el remate de la composición; ese mismo eje también define al motivo arquitectónico que da cuerpo a la portada: se trata de un pórtico al que se recreó terminándolo con un frontón curvo que se apoya en dos pares de medias muestras de un tipo notablemente sencillo. En el extremo sur de la portada se repiten las dimensiones y los rasgos de las medias columnas, lo mismo que en los límites del cubo, pero adaptados a pilastras de sección rectangular. Medias muestras y pilastras llevan capiteles pero no reciben inmediatamente a l conjunto del entablamento sino que presentan una segunda sección superior que, repitiendo el trazo de la parte baja, sí se resuelve como conclusión y como apoyo del frontón. Este es uno de los pocos ejemplos del Estado de México que incluyen ese tipo de tratamientos tan usuales en el occidente del país donde se repitió ese recurso de proporcionamiento que se consagró, por primera vez, en La Catedral de Guadalajara. La portada termina en una balaustrada muy elemental interrumpida al centro para alojar un pretil de laterales curvos que se alza para soportar una cruz de piedra. Forman parte también del diseño de la fachada una claraboya en el cubo de la torre y dos ventanas de trazo ojival que flanquean al arco de acceso. Los alzados laterales se resolvieron sin ninguna pretensión pues constan sólo de los muros de la nave y del presbiterio así como de los aleros de teja de la cubierta del templo; en el lado norte hay una ventana rectangular hacia media nave y en el sur otro vano a la altura del coro, un pequeño contrafuerte y el volumen de la sacristía.
El interior del templo es lo más valioso del conjunto: a ello contribuyen las proporciones de la planta rectangular del edificio, la notable calidad de la cubierta a base de ménsulas labradas y vigas de madera y, sobre todo, el excepcional retablo que ocupa el lugar central del presbiterio, espacio de mayor altura que la nave y que se vincula con el área destinada a la feligresía por medio de un arco que cumple la doble función de prestar un servicio estructural y de definir los ejes visuales y arquitectónicos del interior del edificio.
El retablo acusa una cierta participación popular aunque los elementos de sus sistemas estructural y compositivo sugieren que sus autores fueron personajes con una amplia cultura y con sólidos nexos con otros entalladores y ensambladores del país. La pieza, que está hecha de secciones rectas, describe una curva próxima al trazo de una media circunferencia y consta de dos cuerpos principales y un remate admirablemente resuelto pues sus dos laterales afectan las formas de superficies regladas. Los apoyos son todos estípites de excelente Factura que, además, definen los campos en los que se encuentran las imágenes: los del cuerpo inferior arrancan sobre una especie de predela en la que se ostentan esculturas y relieves que representan a un papa, a San Agustín, a dos evangelistas y a dos personajes no identificados; en el primer cuerpo se hallan dos santos de lado norte y dos santas del lado sur. El cuerpo alto, que también lleva seis estípites, muestra las imágenes de San Joaquín y Santa Ana flanqueando la caja principal en la que se aloja a La Virgen de La Inmaculada Concepción. En la calle central, abajo, se encuentra el sagrario, sobre un paño del que destaca un escudo con el águila bicéfala de los austrias, y otra imagen también mariana. El remate, como fue habitual en este tipo de elementos, incluye una eminente representación del Padre Eterno que va flanqueada por un par de soles y apoyada sobre tres ángeles que aparecen justo detrás y arriba de la corona que se dispuso en la parte superior del sitio de la titular del templo. El material con que fue construido el retablo es mader acabada en dorado aún en áreas vacias en las que se utilizaron tablones planos desprovistos de ornamentación. La intervención de mano de obra regional se expresa, entre otras cosas, en los ensambles y en la expresión tanto de las imágenes como de algunos de los detalles de la decoración.
Son también de interés las imágenes que se han colocado en el muro lateral sur entre las que destaca la del arcángel San Miguel. Esas piezas, en número de seis y de muy buena calidad muy probablemente tuvieron otra ubicación antes de que se les agrupara, sobre el otro muro, el norte, se halla una pintura de grandes dimensiones que recuerda la intercesión de San Miguel Arcángel en favor de las ánimas del purgatorio. El coro, finalmente, es un integrante del espacio también de importancia pues en él se repiten los trazos geométricos y arquitectónicos que son propios del templo: su barandal se arregló con barrotes torneados, de madera, que ofrecen, en conjunto, el interés de la transparencia en el límite de ese espacio en alto.
5.-NOTAS Y BIBLIOGRAFIA
(1) Enciclopedia de México, tomo 8, segunda edición, México, 1977, pág. 559
(2) Gobierno del Estado de México, Panorámica socio-económica en 1975, tomo 1, Toluca, 1976, pág. 456
(3) Gobierno del Estado de México, Monografía del municipio de Calimaya, Toluca, 1971, pág. 12
(4) Basurto J. Trinidad. El Arzobispado de México, jurisdicción relativa al Estado de México; edición preparada por Mario Colín con adiciones y notas a la publicación del Pbro. Basurto de 1901. Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo LX, México, 1977, pág. 68
(5) Basurto, J. Trinidad, obra citada, pág. 67
(6) Gobierno del Estado de México, Monografía..., obra citada, pág. 13
(7) Chavvet, Fray Fidel de Jesús, Los Franciscanos en México, (1523-1980), Historia Breve, Editorial Tradición, S.A., México, 1981, pág. 46
(8) Basurto, J. Trinidad, obra citada, pág. 67
(9) Basurto, J. Trinidad, obra citada, pág. 67 a 69
Entre las notas que agregó Mario Colín se cuenta un fragmento de la obra de Vetancurt Chrónica de la Provincia del Santo Evangelio de México, México, 1697, en el que se mencionan, entre otras cosas, las condiciones de la parroquia de Calimaya y los nombres, población y ubicaciones de sus pueblos de visita entre los que se halla La Concepción.
ELABORO: ARQ. JOSE ROGELIO ALVAREZ
FECHA: 1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Inmaculada Concepción