Nombre del Inmueble
Limpia Concepción de María (ruinas)
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001150
Estado, Municipio, Localidad
Jalisco > Tlajomulco de Zúñiga > San Sebastián el Grande (140970032)
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001150
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
El territorio que hoy pertenece a los municipios de Tlajomulco y Tlaquepaque han estado ocupados parcialmente desde épocas muy remotas: varios de los pueblos que hoy integran esa jurisdicción estaban ya formados en tiempos anteriores al siglo XVI, y es probable que por su ubicación hayan tenido algunos contactos con gente de habla náhuatl que influyó en ellos para la denominación de los poblados antes, quizá, de que pasaran a formar parte del hueytlatoanazgo de Tonalá que fue una de las principales organizaciones, tanto en lo político como en lo religioso, que se dieron en la época prehispánica en lo que ahora es la zona metropolitana de Guadalajara.
San Sebastián el Grande, cuyo nombre indígena fue Tzapotepec estuvo ligado al tlatoanazgo o cacicazgo de Tlajomulco que se fundó a principios del siglo XVI a sugerencia de las autoridades de Tonalá. Esa vinculación con los tlajomulcas debe haber influido en la vida de la comunidad desde varios puntos de vista, especialmente por lo que hace a su organización social y a la disposición que asumió el pueblo frente a la llegada de los conquistadores y los evangelizadores españoles alrededor de 1530. Los primeros contactos con los misioneros y doctrineros franciscanos quizá ocurrieron antes, entre 1526 y 1529 cuando un pequeño grupo procedente de Michoacán incursionó por tierras del actual Estado de Jalisco para bautizar al mayor número posible de naturales, tarea a la que se le daba la calidad adicional de preparación de las expediciones más formales que se iban a realizar en el futuro.
El cacique Cóyotl, de Tlajomulco recibió de muy buena manera al conquistador Nuño Beltrán de Guzmán a principios de 1530, antes de que éste se lanzara contra Tonalá en marzo de ese mismo año. Un poco después Guzmán a principios de 1530, antes de que éste se lanzara contra Tonalá en marzo de ese mismo año. Un poco después Guzmán volvió al poblado y se llevó a un numeroso contingente de indígenas para que lo auxiliaran en la continuación de su expedición; es probable que esos naturales hayan procedido de los varios asentamientos que manejaba la jurisdicción del cacicazgo.
También durante 1530 llegó a Tlajomulco fray Antonio de Segovia, quien, además de predicar y bautizar, se dió la tarea de trazar y organizar el pueblo a la manera española acompañado por fray Andrés de Córdoba. Es fama que aún cuando pronto dejó Tlajomulco, el padre Segovia volvió en repetidas ocasiones desde su convento de Tetlán y, más tarde, desde la casa que fundó en Guadalajara. Es posible que Tzapotepec haya estado varias veces en sus itinerarios pues, según afirman algunos historiadores, a él se debió la conversión de los naturales y luego la organización del asentamiento siguiendo las normas de las trazas españolas. A él, o a misioneros franciscanos bajo sus órdenes se atribuye la dedicación del pueblo a San Sebastián como también ocurrió en el vecino poblado de Tepech. En el curso de los años siguientes a esas localidades se les llamó San Sebastián Tzapotepec y San Sebastián Tepech para distinguir una de otra; el paso del tiempo los hizo crecer de manera diferentes gracias a lo cual sus nombres volvieron a ser adaptados a como se les conoce en la actualidad: San Sebastián el Grande y San Sebastianito. El desarrollo de ambos, sin embargo, conservó algo de paralelismo pues en los dos se presentaron características arquitectónicas similares.
2.-EMPLAZAMIENTO
La organización urbana de San Sebastián el Grande que propusieron los misioneros franciscanos quizá se trazó partiendo de una plaza, como fue práctica corriente en otros muchos lugares. Ese espacio central, si acaso realmente existió, debe haber sido de muy pequeñas dimensiones pues hoy prácticamente no existe. Es evidente que la parroquia al patrón del pueblo ha sufrido una larga serie de modificaciones e intervenciones que se ven reflejada, en parte, en vastas áreas de sus exteriores; es notorio, también, que la que fuera capilla de hospital procede de trabajos realizados durante el siglo XVII y tal vez principios del XVIII y que la traza probablemente ya estaba definida cien años antes. No hay datos suficientes para formular una hipótesis sobre el desarrollo y destino de ese espacio central pero es permisible inferir que hacia su costado oriente se debe haber alzado una primera construcción en la que se veneraba a San Sebastián pues los hospitales y sus capillas anexas solían levantarse con posterioridad a la iglesia que se consideraba principal.
El desenvolvimiento moderno y contemporáneo de la comunidad produce, aún hoy en la actualidad, una serie de movimientos en virtud de los cuales algunos terrenos cambian de manos y modifican sutil o violentamente, las relaciones entre los edificios y entre éstos y las áreas abiertas: es posible, en esa perspectiva, que la actual parroquia haya sido desplazada un tanto hacia el poniente durante una de las varias etapas por las que ha atravesado.
El conjunto ruinoso que fue la capilla del hospital de la Limpia y Pura Concepción de la Madre de Dios ha estado sujeto durante largo tiempo a un proceso inexorable de deterioro que puede llegar a causar su desaparición en un periodo más o menos breve. No se dispone de muchas informaciones respecto al arreglo y a la apariencia que tuvieron los locales de que constó el hospital pero es válido suponer que abarcaron un área considerable tal y como ocurrió en otros establecimientos similares situados en comunidades también de características parecidas: los terrenos colindantes se encuentran ahora ocupados por un número muy crecido de construcciones más bien precarias en las cuales se expresan varias de las condiciones actuales de los pobladores de San Sebastián el Grande.
Las ciertas presiones demográficas, los avances cuantitativos de la construcción, la cada vez mayor ocupación de predios así como la presumible modificación de los espacios centrales del pueblo no han llegado a modificar de un modo irreversible una de las particularidades más significativas de los conjuntos religiosos: en efecto, las portadas de la parroquia y de la arruinada capilla del hospital siguen ocupando los extremos de un eje visual y compositivo que ahora es una curiosidad arquitectónica pero que en su tiempo fue el principal motivo de diseño tanto de las áreas comunes como de algunas construcciones que se levantaron guardando una serie de relaciones con los espacios y los paramentos que produjo la adopción de ese sistema de trazo urbano. El atrio de la parroquia continúa visualmente por la calle transversal que lo limita y sigue, según ese eje, por un andador abandonado que es lo único que queda del atrio de la capilla del hospital.
3.-HISTORIA
Los hospitales de indios, y sus capillas forman parte de un género arquitectónico que apareció en Jalisco en el mismo siglo XVI: en Tlajomulco, por citar sólo uno de los ejemplos más cercanos, se fundó el convento en 1551 y el hospital en 1554. En aquella población las dos construcciones atravesaron por varios períodos constructivos pues comenzaron siendo instalaciones casi provisionales e incluso llegaron a cambiarse de sitio cuando las condiciones así lo recomendaron.
En San Sebastián el Grande pudo haber ocurrido algo parecido pues los dos edificios religiosos de la comunidad no tienen la apariencia de ser los originalmente dispuestos. Entre las muy escasas informaciones relativas al desarrollo de la vida en este poblado se cuenta la siguiente procedente de una de las varias crónicas que se escribieron sobre la región: En 1621... eran pueblecillos (San Sebastián Tzapotepec y San Sebastián Tepech) de muy poca gente... (1) Se dice que en esa época pertenecían ambos al partido eclesiástico de clérigos de San Juan de Ocotán y eran de la jurisdicción del Corregimiento de Tlajomulco.
Por los años que menciona la crónica no había curato en San Sebastián, de modo que el hospital, si ya funcionaba, era junto con su capilla, una visita que sólo se regía gracias a las normas y ordenanzas que había formulado y propuesto fray Alonso de Molina y que fueron los instrumentos a los que se sujetaron prácticamente todos los hospitales que fundaron los franciscanos en tierras del Estado de Jalisco. Es posible que en San Sebastián haya habido una primitiva capilla del hospital anterior a la que ahora está convertida en ruinas pues, según algunos estudios, la estructura que sobrevive presenta algunos rasgos que permiten situar su fábrica hacia la parte final del siglo XVII. En aquel momento muchos de los hospitales de indios cumplían ya funciones de cierta trascendencia pues no sólo se recibía a los caminantes o viajeros pobres, se atendía a los enfermos y se administraban los últimos sacramentos a quienes se encontraban en peligro de muerte, sino que se habían convertido en centros desde los cuales se enseñaba doctrina, música, lectura y escritura entre otras cosas con cuya práctica se aspiraba a contribuir al mejoramiento de la calidad de la vida en las varias localidades. El principio del siglo XVIII coincidió, además, con una cierta ampliación de los recursos de las comunidades y sus cofradías, de modo que también es explicable que esos establecimientos comenzaran a contar, desde entonces, con construcciones para los propios hospitales y para las capillas mucho más en forma a las que, de cualquier manera, les siguieron practicando obras e intervenciones para mejorarlas.
Desde otra perspectiva, aquella fue la época en la que, con mayor vigor, se iniciaron muchas obras de carácter religioso inspiradas en el modelo de espacio interior que propuso la catedral de Guadalajara; los materiales de construcción utilizados en la capilla del hospital de San Sebastián son los adobes y las canteras tradicionales cuyas limitaciones no bastaron para impedir que se repitiera, a una escala proporcionada a las necesidades de la localidad, la planta de tres naves que caracterizó al edificio catedralicio de Guadalajara. Los sistemas de trazo que todavía se pueden advertir en el inmueble son muy parecidos, además, a los que se emplearon en obras similares contemporáneas, como en la capilla de Santa Cruz de las Flores, por citar sólo una.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La capilla del hospital de la Limpia Concepción de María que se encuentra en San Sebastián el Grande es un edificio lamentablemente en ruinas que tiende a desaparecer en el curso de los próximos años. El abandono en el que ha caído el conjunto abarca todos los espacios que alguna vez le pertenecieron, desde el área en la que estuvo el atrio hasta las secciones que se extienden a los lados y por el frente de lo que queda de su portada, que fue construida con cantera labrada.
Uno de los muros que se conservan más enteros, es el que alguna vez alojó a la entrada que como todos los demás fue construido de adobe.
El conjunto que fuera un templo católico de relativa importancia se halla hoy prácticamente aislado en medio de construcciones con las que no tiene la menor relación y al fondo de un tramo de terreno que fue su atrio. El acceso a la zona de la capilla, en esa perspectiva, se hace ahora a través de una circulación descuidada que cruza además, por los sitios en los que se han instalado los patios de servicios y otras dependencias de las viviendas que han comenzado a invadir áreas que presumiblemente fueron parte de la propiedad federal.
Por lo que ha quedado del inmueble se puede inferir que tuvo dos cuerpos; el primero está casi completo y no consta sino de un arco de medio punto recibido por dos jambas y flanqueado por un par de pilastras de sección rectangular que soportan un sencillo entablamento del que sólo sobrevive una parte de la cornisa. El trabajo de cantería no es de calidad extraordinaria pero sí es lo suficientemente válido: sólo dos de las dóvelas y la clave del arco llevan labrados, las primeras a base de líneas ondulantes y la segunda una cruz entre dos motivos vegetales. En el segundo cuerpo desaparecieron más de la mitad de los componentes; sólo permanecen, y en peligro de desplomarse, una sección de la ventana que correspondió al coro, varias de las piezas que formaron su marco y una de las piedras que contribuía a organizar el remate; la ornamentación en este sector de la portada se consiguió por medio de figuras y trazos esgrafiados excepción hecha de uno de los apoyos de la ventana, que presenta una moldura en forma de S. El aplanado está prácticamente desapareciendo de muros de adobe que sin protección, pueden degradarse hasta perderse.
Los otros muros del inmueble se encuentran en condiciones similares, muy deteriorados y varios de sus tramos ya en el piso; es admirable, en todo caso, que no hayan caído ya todos los elementos verticales pues no tienen la menor posibilidad de seguir resistiendo los efectos del abandono y de los agentes atmosféricos indefinidamente.
El interior del edificio, como ya se anotó ariba, se organizó con tres naves separadas por pilares de cantera y de sección cuadrada que soportan arcos en el sentido longitudinal del templo; no hay ninguna evidencia de que hayan existido bóvedas, de modo que es posible que los macizos que carga sobre los muros probablemente estuvieron preparados para recibir viguerías de madera como fue usual en este tipo de construcciones en la región y por la época en que debe haberse levantado.
Las naves laterales son menos anchas que la centra, disposición que también fue repetida en muy numerosos sitios y que se ha considerado, junto con la condición de dar alas tres naves la misma altura,una de las mayores influencias que ha ejercido la catedral de Guadalajara. Los muros que confinan el espacio interior del conjunto también son de adobe y muest ran varias secciones en la que todavía son ostensibles algunos restos de aplanado; prácticamente nada se sabe del coro, si es que lo hubo y casi nada ha quedado de los pavimentos; si acaso un nivel que se advierte en la forma como fueron terminadas las piezas de los pilares por su parte inferior.
El trabajo más interesante del interior, que es relativamente dificil observar dadas las condiciones en que se halla el conjunto, es el del labrado de las piezas que forman los arcos que separan y limitan a las naves; casi todos ellos son esgrafiados, es decir, son especies de grabados practicados en la piedra con punta muy resistentes. La mayor parte de los motivos son flores y rosetones con trazo de compás (2) que acompañan a los que aparecen en las caras de las claves, que son representaciones prehispánicas del sol (3). En el sentido largo de las arcadas también se ostenta ese tipo de acabados en la piedra; ocupan esos trabajos la pieza inmediatamente anterior a la imposta o arranque de cada arco e incluyen las mismas interpretaciones de vegetales grabadas así como un anagrama de María labrado y otros follajes a lo largo de los paramentos verticales de los pilares, por lo menos los que forman los arcos segundo y tercero del lado sur. En dos de los apoyos que aparecen al fondo del antiguo templo, en el sitio donde estuvo el presbiterio la cantera también lleva interesantes representaciones de flores así como de algo que podría ser un cordón franciscano y un intento de un pequeño capitel.
El edificio que hoy se encuentra en ruinas quizá no sea uno de los ejemplos más relevantes de la arquitectura religiosa popular de Jalisco y las funciones para las que fue creado, están ampliamente satisfechas por otro tipo de establecimientos. Sería una lástima, en cuaquier caso, asistir a la desaparición de un conjunto que alguna vez representó lo mejor de la capacidad constructiva de una comunidad.
5.-NOTAS BIBLIOGRAFICAS
(1) Versión aludida por el Padre Luis Enrique Orozco en Un Heróico Mártir de Cristo.
Op. cit. p.24.
(2) ZALDIVAR, Sergio. Op. cit. p.97
(3) ZALDIVAR, Sergio. Op. cit. p.97
BIBLIOGRAFIA
OROZCO, Luis Enrique. Un Heróico Mártir de Cristo, Patrono de Guadalajara y muy querido en Tuxpan, Jal. San Sebastián, particular protector contra la peste. p.24 Jalisco, 1983.
JIMENEZ, Jesús. Antiguo San Francisco. En primer curso de información sobre Guadalajara José López Portillo y Rojas. Edición del Departamento de Bellas Artes del Gobierno de Jalisco. p.164. Jalisco, 1975.
OROZCO, Luis Enrique. Iconografía Mariana de la Arquidiócesis de Guadalajara, Tomo I. Jalisco, 1954.
SANCHEZ Flores, Francisco. La vida y la muerte entre los Tlajomulcas. Biblioteca de autores jalisciences modernos. Jalisco, 1956.
VENEGAS Ramírez, Carmen. Régimen Hospitalario para Indios en la Nueva España.
SEP INAH. México, 1973.
ZALDIVAR, Sergio. Arquitectura. Barroco Popular. Colección Jalisco en el Arte. Jalisco, 1960.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Limpia Concepción de María (ruinas)