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Nuestra Señora de Belem
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001939
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001939
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Aunque los primeros habitantes de Asientos de Ibarra fueron indígenas chichimecas, éstos no constituyeron una población estable, pues se trataba todavía de comunidades nómadas. Hasta el 23 de julio de 1548 se sientan las bases de su fundación, cuando el virrey don Antonio de Mendoza cede a Diego de Ibarra en propiedad, un sitio de ganado mayor, con dos caballerías de tierra, enclavado en donde está hoy el pueblo. Diego de Ibarra era originario de Villa de Cibas, Guipúzcoa; vino a la Nueva España poco después de la conquista de Tenochtitlan, y combatió bajo las órdenes de Cristóbal de Oñate, en la colonización de Nueva Galicia y las costas del Pacífico. Se contó entre los cuatro capitanes fundadores de Zacatecas en 1546 y finalmente recibió como recompensa por sus servicios los nombramientos de Gobernador y Capitán General de Copala, Chiametla y Nueva Vizcaya, así como el de Alcalde Mayor de Zacatecas. En 1576 se establece definitivamente cerca de la Ciudad de México, en el pueblo de Tultitlán (1).
A pesar de no haber radicado en Asientos, se le considera el fundador del mismo el cual lleva su nombre, ya que al iniciarse los trabajos mineros por sus indicaciones, fue naciendo un pueblo con la improvisación característica de los lugares que conocen la bonanza minera. Sin embargo el auge no fue duradero. La erección definitiva de Asientos de Ibarra se consumó de Merindad de Stella, Reino de Navarra, quien casó con Doña María de Salcedo, zacatecana, y llegó accidentalmente a Asientos con el objeto de comprar la mina Descubridora o Concepción a don Agustín Mejía. Según parece, influido por las posibilidades que las vetas ofrecían, fijó su residencia en la población. El matrimonio Larrañaga-Salcedo adoptó un niño, Juan Ignacio Larrañaga, quien continuó las obras de su padre (2).
La época en que Asientos creció de manera importante fue el siglo XVIII y coincidió con el auge minero que impulsaron las reformas borbónicas. Esta época terminó con la Guerra de Independencia, en 1810. Pasó casi un siglo para que en 1892, la Compañía Unión Restauradora, pusiese de nuevo en explotación sus minas, pero no pudo afrontar los gastos y las cedió a una compañía norteamericana, que a su vez las traspasó a los Guggenheim en $70,000.00.
A partir de 1896, comenzó la época de oro del mineral, enmarcado en las tres décadas de dominación porfirista. La penetración de los Guggenheim en Aguascalientes, y en Asientos en particular, fue parte del proyecto modernizador del gobierno de Porfirio Díaz, llevado a cabo bajo el impulso a la inversión extranjera y la extracción de metales de exportación. Antes de la llegada de los Guggenheim la actividad minera prácticamente no existía, a tal grado que entre 1887 y 1892 se produjo en todo Aguascalientes, mediante el beneficio de patio, un total de 180 kilogramos de plata. En 1893 Asientos era un lugar que no crecía en población y vivía de su pasado esplendoroso.
El fin del siglo XIX marca el inicio de una nueva época, cuando 14 minas son adquiridas por la Aguascalientes Smelting and Refining Company (ASARCO), compañía subsidiaria de los Guggenheim. A partir de entonces su presencia fue aumentando, y alcanzó niveles máximos en 1907, año en que la crisis mundial detiene su crecimiento. Para 1911 la ASARCO controlaba 16 minas en Asientos, entre ellas Santa Francisca, la más importante productora de plata y la de mayor tradición,y otra de las subsidiarias, la Guggenheim Smelting Company administraba otras cuatro.
Para tener una idea de la importancia de Asientos en este momento, baste mencionar que la mina Santa Francisca ocupaba en 1907 a 715 trabajadores, el cincuenta por ciento del total de mineros de todo el Estado, y que la producción ese mismo año alcanzó las 40 mil toneladas, el cincuenta y cinco por ciento del mineral extraido en Aguascalientes, lo que da como promedio una extracción diaria de 110 toneladas (3).
Con la Revolución, el Estado de Aguascalientes sufre un estancamiento económico. En Asientos y Tepezalá, particularmente, se paraliza la actividad minera. Cuando Madero se levanta esgrimiendo el Plan de San Luis, hubo contados y pequeños movimientos en el Estado, provenientes de la entidades vecinas. Uno de ellos, dirigido por Torres, que formaba parte de las fuerzas del revolucionario zacatecano Luis Moya, entró el 6 de mayo de 1911 en el Mineral y en las haciendas cercanas. Como Porfirio Díaz renunció el 27 de mayo de 1911, las actividades bélicas se detuvieron.
El golpe huertista interrumpió en 1914 el proceso democrático que se daba en el país. En Aguascalientes, el Gobernador legal Alberto Fuentes Dávila tuvo que entregar el poder a Medina Ugarte. Este fue el momento en que realmente se generalizó la insurrección armada en el país, pero en el Estado no provocó grandes levantamientos, y los grupos que actuaron eran de procedencia foránea. Por el rumbo de Calvillo operaron Crispín Robles y Elías Esqueda, quienes fueron rechazados hacia Zacatecas. En febrero de 1914, los coroneles José Isabel Robles y Antonio Delgado tomaron el Mineral de Asientos, con 160 hombres, a quienes los federales no pudieron desalojar. En el mes de mayo se registraron nuevos combates en los que 1500 federales que resguardaban la plaza. Por último, en julio, el revolucionario Damián García tomó nuevamente Asientos, pero sólo pudo mantenerlo una pocas horas. En julio ya las fuerzas revolucionarias habían capturado la capital sin encontrar mayor resistencia (4). El suceso más sobresaliente de la época fue la realización en Aguascalientes de la famosa Convención. Aquí se reunieron las diversas facciones revolucionarias para tratar de llegar a un acuerdo, pero finalmente no se logró, con el resultado de que los villistas y zapatistas se enfrentaron a las fuerzas constitucionalistas de Carranza y Obregón. Estos últimos, como es bien sabido, se impusieron en la contienda.
Como era lógico suponer, ante los avatares de la lucha, el auge minero termina. Para 1918 la Santa Francisca era el único conjunto en explotación, pero el mineral que se extraía era de una ley dos tercios menor a la de 1902-1911, además, el número de trabajadores había descendido hasta 75. En 1923 sus operaciones terminaron.
2.-EMPLAZAMIENTO
La parroquia de Nuestra Señora de Belén está localizada en la antigua zona minera de Asientos que se encuentra al noroeste del estado y si se toma la carretera que sube de la ciudad de Aguascalientes a la de Zacatecas, poco antes de llegar a la población de Rincón de Romos, se debe tomar la desviación que pasando por Ciénega Grande atraviesa la parte inferior del estado de Zacatecas y se dirige hacia San Luis Potosí. En el kilómetro veintisiete de esta carretera se encuentra la población de Asientos y frente al jardín principal se levanta la parroquia, con un amplio atrio elevado con algunos escalones sobre el nivel de la calle que pasa al frente.
La topografía de la población tiene poco desnivel pues se encuentra en una parte casi plana de las estribaciones de la Sierra Madre Occidental. El clima es frío y la vegetación es de tipo chaparral, semidesértica y sin lluvias abundantes.
Esta parroquia tiene en su costado izquierdo la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, pero según se sabe ésta última se construyó a mediados del siglo XIX sobre la calle que existía a un lado de la parroquia y que desembocaba a la que ahora pasa por atrás de la iglesia. El atrio está casi desnudo de vegetación, a diferencia del jardín público, dedicado a la memoria de Benito Juárez y que queda enfrente.
Debido a que el auge de la minería cesó durante los años de la revolución de 1910, el entorno quedó un tanto estático y por lo tanto se conserva relativamente uniforme, aún cuando algunas construcciones sean contemporáneas.
3.-HISTORIA
A expensas de la familia Larrañaga se construyó la iglesia parroquial, cuya conclusión data aproximadamente del año de 1715. En esa época, el techo era de vigas de madera. A Larrañaga hijo se debe específicamente la construcción de la capilla del Santo Cristo del Consuelo, ubicada al lado derecho de la parroquia.
En principio, la parroquia estuvo bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes, hasta que, como ya mencionamos, bajo los auspicios de don Benito Larrañaga se concluyó y se advocó a Nuestra Señora de Belén. Esto se formalizó hasta el 21 de mayo de 1883, a instancias del cura José María de Jesús Portugal.
La importancia eclesiástica de Asientos fue reconocida el año de 1769, cuando el 11 de septiembre se le otorgó la categoría de parroquia. Anteriormente dependía de la de Asunción de las Aguascalientes. En su época de mayor auge llegó a comprender lo que hoy día es el municipio de Rincón de Romos.
La iglesia parroquial de Nuestra Señora de Belén, empezó a construirse en el año de 1705 gracias a don Nicolás Muñoz de Huerta, primer capellán de la misma. Con el apoyo económico de don Benito Gaspar de Larrañaga, fue concluida en 1715. Sin embargo, como el techo de vigas de madera se deterioró, fue necesario que en 1761 se colocara la bóveda actual, bajo las instancias del bachiller Manuel Joaquín de Oro, y con fondos donados por el presbítero Tadeo Bueno de Besori.
La parroquia de Asientos fue administrada siempre por el clero secular, pero uno de los más ilustres párrocos que tuvo, don José María de Jesús Portugal, franciscano, quien permaneció 19 años en el poblado, pugnó por convertirla en reducto permanente de la orden seráfica, lo que logró al convertirse en obispo de Aguascalientes. De 1888 a 1909 fue administrada por la orden franciscana, hasta que la abandonaron el 18 de septiembre del último año mencionado. Asientos se convirtió entonces en tierra de nadie, reasumiendo el clero secular sus funciones, pero sólo en calidad de custodios.
Como en otras partes del territorio nacional, la iglesia de Belén permaneció cerrada en la época de la guerra cristera, e incluso el cura del lugar, según las crónicas fue fusilado por las fuerzas gubernamentales (5).
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La fachada de la parroquia se levanta sobre un atrio alargado con su costado mayor dando hacia la plaza principal. Este atrio lleva al frente pilares de tabique de barro recocido con barandales muy sencillos de hierro forjado.
La iglesia de Nuestra Señora de Belén se encuentra situada entre la capilla del Sagrado Corazón y la casa cural que se levanta a la derecha. Su fachada es aplanada y sobre ésta se destaca una portada labrada en cantera formada por dos cuerpos; el primero a base de un arco central de medio punto que lleva en su parte inferior una serie de pequeños arcos que le dan una silueta multilobulada. En ambos lados se encuentran un par de medias columnas con capiteles de estilo jónico (a base de espirales) que soportan un friso liso y sobre éste un cornisamiento que sirve de apoyo a las bases de las medias muestras del cuerpo superior de los cuales se reducen a dos centrales, del mismo orden quedando los dos extremos inferiores rematados con las esculturas de dos santos de la orden franciscana, misma a la que pertenecieron quienes estuvieron al frente de esta parroquia por largos años. Al centro de este cuerpo se encuentra la ventana rectangular del coro con su borde moldurado y rematado por un frontón curvo, interrumpido al centro, sobre el cual hay un gran espacio liso hasta llegar a la segunda cornisa, por lo que se supone debe haber habido algún escudo franciscano o de la corona española que pude haber sido borrado a raíz de la orden que se dio en ese sentido. Sirviendo de límite lateral de esta portada, la cantera se va reduciendo hacia arriba utilizando un perfil mixtilíneo que separa el área aplanada de aquella de piedra.
Rematando la fachada existe una cornisa que al centro se prolonga en otro frontón curvo interrumpido en medio, donde surge un pedestal sobre el cual se levanta una cruz de hierro forjado.
A la derecha de esta portada se eleva la parte aislada de la única torre, la cual, ejecutada toda en cantera labrada (que procede de la misma población) está sumamente deteriorada, en parte porque el material resultó poco resistente y también porque la iglesia sirvió en repetidas ocasiones como baluarte durante la revolución, habiendo perdido en una de esas ocasiones la puerta de madera que había en su acceso principal.
El desplante de la torre no deja de ser extraño, ya que no principia a partir de que termina la línea horizontal de la portada principal sino más abajo y queda literalmente encajada por uno de sus lados en el aplanado del muro, a tal grado que no se sabe dónde termina éste, por lo que se encima en parte de la cantera de la torre. Esta incongruencia arquitectónica podría provenir de que, cuando se cambió el techo de vigas de la iglesia por otro abovedado, éste se ejecutó a partir del nivel anterior hacia arriba, habiéndose aumentado la altura de la fachada de la portada, la cual sobrepasó el nivel del desplante de la torre. El primer cuerpo de este elemento, de planta cuadrada, tiene a cada uno de sus cuatro lados, un vano con arcos de medio punto con pilastras de un sencillo estilo toscano en ambos costados. Sobre este cuerpo se levanta el segundo, también de planta cuadrada, pero de menos sección y esta vez con dobles vanos alargados encima de cada uno de los inferiores. Estos pequeños vanos llevan entre sí y a sus lados, otras pilastras, pero de orden jónico cuyos capiteles presentan volutas que se enroscan en espiral. El último cuerpo presenta sobre un tambor octagonal de poca altura u na cupulita de gajos rematada con una linternilla cuadrada calada por pequeños arcos y rematada con un cupulín y una sencilla cruz de fierro. En los espacios que quedan entre las esquinas de la cornisa del segundo cuerpo y la forma octagonal del tambor se han colocado macetones de piedra.
La fachada de la capilla del Sagrado Corazón, construida posteriormente a la de la parroquia es aún más sobria que ésta más pequeña pero también con dos cuerpos, el primero con un angosto arco semicircular flanqueado por un par de esbeltas columnas estriadas a todo lo alto, de un rígido orden toscano que soportan en su cornisa otro juego de columnas semejantes pero de menor altura y que en este nivel quedan a los lados de un rosetón circular que ilumina el pequeño coro. En ambos niveles y a cada lado de las columnas encontramos una pilastra que limita el área de cantera de aquella aplanada.
Como remate de esta fachada el único elemento barroco que subsiste es una cornisa que se eleva al centro formando dos volutas que se enroscan en espiral donde reciben una ménsula semicircular en que se apoya una cruz labrada en cantera.
En su interior la parroquia denota tres naves, siendo la central más alta que las laterales pero seguramente, por la necesidad de crear posteriormente dos capillas más, se dejaron los tres tramos laterales siguientes al coro, cerrados hacia la nave central, pero de ahí en adelante la iglesia se transforma a una de tres naves.
El coro, cubierto al igual que el resto de las naves con bóvedas de lunetos (resultado de la intersección a distinto nivel de bóvedas de cañón), se sube a través de una escalera bajo la torre. Este coro está sostenido por un arco que recibe la carga de la bóveda de lunetos que cubre el sotocoro. Sobre este arco hay un sencillo barandal que lo limita de la nave. En esta zona, una clásica cancela de madera y vidrio con motivos vegetales tallados en su frente fue colocada a fines del siglo XIX para proteger a los fieles del fuerte viento del exterior.
La bóveda de lunetos de la nave central está sostenida por arcos formeros empotrados en los muros longitudinales y por arcos fajones que se apoyan en medias columnas de orden jónico, que tienen la parte inferior ranuradas con estrías, pero las cercanas al presbiterio, a mayor altura, no se sabe la razón. Esto se descubrió recientemente cuando se decidió limpiar las columnas, los arcos y los altares que son de cantera, dejando exclusivamente la decoración pintada en muros y bóvedas, lo cual fue un acierto pues estas pinturas con motivos vegetales estilizados en colores azul, crema y café le dan una riqueza que vale la pena conservar y restaurar aún cuando no sea contemporánea a la fábrica original, pues la totalidad de la actual ambientación corresponde a ese estilo un tanto ecléctico en el cual se mezclaban formas de diversos períodos de la historia.
El presbiterio tiene un ábside poligonal al fondo con una forma poco común en iglesias del siglo XVIII pues era más bien característico de muchas construidas en el siglo XVI en la Nueva España, ya que sobre un muro plano al centro sobresalen muros laterales de planta achaflanada, que se prolongan con otros tramos, en forma perpendicular al del fondo. Esta parte está techada con bóveda de lunetos el frente y al fondo con tres bóvedas de cañón, que al interceptarse diagonalmente, forman tres gajos con aristas.
La zona del presbiterio se prolonga hasta influir un tramo más de la nave, a base de una plata forma de unos 60 cms. de altura que lleva escalones al frente. El altar mayor es un templete circular de estilo neoclásico construido con columnillas corintias (a base de hojas de acanto), techado con una bóveda casi semiesférica la cual está rematada con una cruz trebolada que recuerda la de las iglesias bizantinas. Este templete está colocado sobre un altar escalonado, y al frente, ya separado de éste, se ha construido otro aislado según la nueva liturgia católica actual.
Al lado derecho de esta iglesia y después del tramo ocupado por la base de la torre, se encuentran tres tramos más que se han habilitado para capilla de la cofradía de los hijos de María y del lado izquierdo queda un local alargado que se usa como bodega y que coincide en longitud con la capilla del Sagrado Corazón. Esta capilla consta de tres tramos, el central está cubierto con una cúpula circular con perfil peraltado la cual se eleva sobre un tambor cilíndrico con ventanas tetralobuladas y que remata en una linternilla con ventanitas alargadas, cuyos apoyos laterales son elementos ligeramente curvos y cuyos extremos inferior y superior se enroscan hacia el exterior formando especie de volutas; sobre este cuerpo hay un cupulín en forma cónica, con una esfera y una cruz de hierro coronando este elemento. La capilla tiene un pequeño altar también de corte neoclásico y alrededor de él se han acumulado muchos óleos en tela formando una amplia pinacoteca.
5.-OBRAS DE ARTE
Dentro de los elementos más notables de esta parroquia sobresale su pinacoteca (más de veinte lienzos al óleo expuestos en la capilla del Sagrado Corazón) por desgracia la mayoría necesita ser restaurada adecuadamente pues de otra manera puede desaparecer. Casi en su totalidad son cuadros con temas religiosos de la época colonial si bien hay una buena pintura muy interesante que según reza es copia del original, pintado por Alcíbar en donde aparecen los miembros de la familia Rincón Gallardo como devotos donantes del señor San José, cubiertos por su manto, con los religiosos por un lado y los legos por otro. Hay también un lienzo de Miguel Cabrera, del Sagrado Corazón, que destaca dentro del resto por su cuidadosa factura y otra de Francisco Zacarías representando a la Virgen del Rosario.
En cuanto a murales, existen algunos en la capilla de la Purísima Concepción, de la escuela académica del siglo pasado, los cuales tienen un cierto aspecto de frialdad, como era común en este tipo de obras. Estos murales fueron pintados por Teodoro Ramírez.
En la nave izquierda de la iglesia existe una vitrina horizontal de estilo barroco, de madera tallada profusa y delicadamente, con vidrios en sus costados y donde se encuentra la figura de Cristo muerto, de aproximadamente 1.70 m. de largo, con las impresionantes características de la imaginería colonial del siglo XVIII, de un realismo exagerado que mueve la compasión. Esta escultura es una clásica muestra de los llamados de media talla que eran para vestirse.
También existe un Cristo crucificado de origen popular de 1.60 m., con pelo natural que, al igual que el anteriormente descrito, está tallado así para apelar a los sentidos del espectador pues presenta el cuerpo lacerado y sangrante; esta escultura está acompañada por una de media talla de la Dolorosa de aproximadamente 1.50 m. de alto.
Otras esculturas antiguas también son dignas de mencionarse, tales como la Virgen de Belén, una media talla de aproximadamente 1.60 m. de alto que se encuentra en el altar mayor; un San José con el niño, tallado en madera y policromado de aproximadamente 1.20 m. de alto, una Santa Rita de Casia de madera muy pesada, policromada también, como de 1.30 m. de altura, un San Francisco de Asís, un San Antonio y un grupo con las ánimas del Purgatorio de 1.40 m., .80 m. y .50 m. respectivamente tallados en madera y también policromados.
El templo cuenta también con diversos y valiosos muebles del siglo XVII y ornamentos y vestiduras de los siglos XVIII y XIX.
Dentro de los altares, todos de manufactura neoclásica sobresale por su buen diseño el dedicado a La Virgen de Lourdes, ejecutado en cantera labrada.
6.-BIBLIOGRAFIA Y NOTAS
1). TAMARON y Romeral, Pedro. Demostración del Vastísimo Obispado de la Nueva Vizcaya, 1765 Durango, Sinaloa, Sonora, Arizona, Nuevo México, Chihuahua, Porciones de Texas, Coahuila y Zacatecas. Introducción, bibliografía y notas de Cito Alessio Robles, Porrúa, México 1937, p.17 nota 18.
2). GONZALEZ Sánchez, José. Crónicas de Asientos. Ed. Jus, México, 1965,
p.13-18.
3). GOMEZ Serrano, Jesús. Aguascalientes: Imperio de los Guggenheim (Estudio sobre la minería y metalurgia en Aguascalientes 1890-1930. El caso Guggenheim-Asarco). SEP/FCE, México 1982. p.162-199.
4). ROJAS, Beatriz. La destrucción de la hacienda de Aguascalientes, 1910-1931. El Colegio de Michoacán, Zamora 1981, p.52-57.
5). GONZALEZ Sánchez, Jesús. Apuntes históricos, geográficos y estadísticos del Estado de Aguascalientes. Imprenta Pedroza. Aguascalientes, 1928.
GURRIA Lacroix, Jorge. La minería, señuelo de conquistas y fundaciones en el siglo XVI novohispano. En la minería en México. Estudios sobre su desarrollo histórico. UNAM, México, 1978.
TOPETE del Valle, Alejandro. Aguascalientes. Guía para visitar la Ciudad y el Estado. Ed. del autor. Aguascalientes, 1973.
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