Nombre del Inmueble
Nuestra Señora de Belén
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000580
Estado, Municipio, Localidad
México > Coatepec Harinas > Chiltepec de Hidalgo (150210012)
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000580
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Los pueblos que hoy forman parte de la municipalidad de Coatepec Harinas, así como otros muchos que se localizan en una extensa zona del Sur del Estado de México, proceden de fundaciones prehispánicas probablemente de linaje matlatzinca. Datos proporcionados por varios investigadores sugieren que hacia esta región se expandieron grupos que se separaron del núcleo principal de aquella cultura ubicado en el Valle de Matlatzinco, sitio en el que ya había fundado los asentamientos de Toluca y Calixtlahuaca, entre los más importantes. El pueblo de Chiltepec fue, pues una localidad matlatzinca a la que se cambió de nombre en ocasión de las conquistas aztecas de finales del siglo XV encabezadas por el emperador Axayácatl: hacia aquella época, en efecto se impusieron en los territorios sojuzgados costumbres y otros usos que incluyeron el idioma náhuatl; Chiltepec significa, según diversos autores, en el cerro de los chiles (1), del náhuatl chilli, chile, tépetl, cerro, y c, en.
Las informaciones sobre las etapas tempranas del poblado son muy escasas e inconexas pues no se ha avanzado en la exploración de los pequeños montículos descubiertos en las cercanías del actual centro y de los que se dió cuenta en el Atlas Arqueológico publicado en 1939 (2). En los estudios realizados un poco antes de la aparición de aquel documento se mencionan también hallazgos de cerámica superficial (3). Otros sitios de la misma jurisdicción municipal cuentan con vestigios arqueológicos que tampoco han sido estudiados con profundidad: entre ellos la cabecera, Caltepec y Meyuca (4). La localidad de Chiltepec quizá integró una pequeña provincia agrupada en torno del pueblo de Coatepec y, como éste, seguramente tributó a los aztecas hasta la caída de México-Tenochtitlan en 1521. La región que hoy ocupan varios municipios aledaños a Coatepec Harinas se hizo parte de la Alcaldía Mayor de Malinalco a partir de 1535 (5) pero la organización a la manera española de estos pueblos no tuvo lugar sino hasta finales del siglo XVI: en aquellos años estuvo vigente una desposición virreinal en el sentido de congregar en nuevos asentamientos a indígenas que se encontraban dispersos y a los que resultaba riesgoso y difícil atender. La localidad del área que más pronto se integró fue Coatepec y una segunda razón para el agrupamiento de los naturales fue la erección de la iglesia de ese mismo sitio hacia los primeros decenios del siglo XVII. Algunas noticias señalan que antes de que finalizara el siglo XVI ya se había establecido tanto en Coatepec, como en Chiltepec y en otros lugares, varios españoles a los que se habían concedido mercedes de tierras para ganadería. Es probable, sin embargo, que el desarrollo de poblaciones como Chiltepec e Ixtlahuaca, especialmente, se haya debido al establecimiento, unos años más tarde, de un número considerable de personajes, como peones y vecinos, vinculados con las 2 haciendasa que fueron creadas en sus respectivas proximidades. Chiltepec, pues, es un conjunto cuya organización urbana se puede considerar originaria de mediados o finales del siglo XVII.
2.-EMPLAZAMIENTO
El pueblo de Chiltepec se ubica sobre una de las estribaciones de la serranía que limita al valle de Coatepec Harinas; la mayor parte de sus calles, en especial las que corren de oriente a poniente, salvan algunos desniveles mediante diversos grados de pendientes que se suavizan hacia el sector central de la población en áreas que se encuentran ocupadas por la plaza y los edificios de mayor importancia en el conjunto. La construcción que más destaca es la parroquia pues no sólo es de mayores dimensiones que el promedio de las casas que la circundan sino que está terminada de una manera distinta y se halla situada en la sección más alta de la explanada en que se desarrolla la plataforma de la plaza. Vista desde lo alto, masa de la iglesia parroquial se distingue, además, por la curvatura de su cubierta y por la cierta pesantez de los contrafuertes que acompañan a sus muros; los paramentos y, en general, los diseños de las habitaciones que se localizan en las inmediaciones del templo revelan, por su parte, una cierta unidad compositiva que en mucho contribuye a la mejor organización del sitio en torno del edificio de carácter religioso.
La parroquia está dispuesta hacia el este en atención, probablemente, a las circunstancias topográficas del lugar; esa orientación hace posibles los varios remates visuales que se dan en el pueblo según se accede a él desde Coatepec Harinas además de que contribuye, de manera importante, a definir urbanísticamente los espacios a modo de terrazas que resuelven el extremo sur de la plaza y la comunican con las dos calles que la limitan al oriente y al poniente.
El templo parroquial, que fue construido originalmente como una capilla y como es frecuente en otros muchos sitios del Estado de México y del país, representa un valor de la comunidad no sólo por su importancia sino por su ubicación respecto del conjunto.
3.-ASPECTO HISTORICO
Es posible que durante los primeros años de vida de la localidad de Chiltepec se haya intentado la construcción de un edificio religioso: la mayor parte de los pueblos trazados o reorganizados durante los primeros dos siglos del virreinato tuvieron por lo menos pequeñas instalaciones a manera de capillas desde las cuales se realizaban labores de evangelización o de consolidación de la fe. En comunidades de escasa población, como puede considerarse el caso de Chiltepec, las prácticas y celebraciones de la religión católica coincidían con las visitas de frailes o párrocos de otros sitios mayores que tenían, entre sus actividades, mantener contactos con las poblaciones de sus respectivas regiones. De una primitiva edificación religiosa, que quizá existió en el mismo terreno, no se conservan datos. El edificio que hay es la parroquia dedicada a la advocación de Nuestra Señora de Belén es una construcción cuyos rasgos permiten ubicar las primeras etapas de su fábrica hacia los últimos años del siglo XIX; época en la que tal vez se utilizaron total o parcialmente los muros laterales construidos antes: la planta rectangular de la obra revela tanto influencias de otros tiempos como una cierta modestia en la composición. El conjunto, sin embargo, es una creación de carácter popular en la que se repiten los tratamientos que distinguen a la arquitectura vernácula mexicana: en efecto, el edificio es, en suma, resultado de muy diversas intervenciones realizadas al ritmo de las posibilidades de la comunidad más que de obras sucesivas organizadas a partir de un proyecto unitario. La superestructura del templo debió haberse completado en relativamente poco tiempo pues varias de las piezas que pueblan el interior de la nave proceden también de finales del siglo pasado o de principios del presente: tal es el caso, por ejemplo, de la imagen titular, de una escultura que representa a Jesús Nazareno y de un crucifijo ejecutado en madera.
La iglesia, pues, se ha ido completando a lo largo del siglo XX: después de terminado y cubierto el recinto de la nave probablemente se procedió a ejecutar el volumen que aloja a la portada y que incluye a los cubos de ambas torres. Las características formales del edificio muestran la decisión de los constructores por seguir los lineamientos de la corriente neoclásica, circunstancia que ha contribuido de manera definitiva a darle a la parroquia un sentido de unidad ciertamente interesante: la portada, que está resuelta dentro de un campo limitado por un par de pilastras y que ostenta un remate situado por arriba del entablamento, es ejemplo de atención a las normas estilísticas del neoclásico lo mismo que el ciprés del presbiterio y las seis pinturas que decoran los centros de igual número de tramos en que se dividió la bóveda de la cubierta.
El templo parroquial, en resumen, ha sido objeto de adiciones de manera casi constante: entre los últimos elementos incorporados a la composición arquitectónica destaca, sin duda, el volumen del reloj que se ubica sobre el remate de la portada y que fue terminado en 1981.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El atrio de la parroquia de Nuestra Señora de Belén es un espacio que forma parte de las áreas públicas del centro de la población: el conjunto de la plaza, del atrio y de una amplia zona abierta dispuesta frente a la casa cural se integra de manera natural sin que los componentes pierdan sus características individuales. Ello se debe a que entre unos y otros elementos median algunos desniveles que cumplen las funciones de comunicaciones y circulaciones más que de barreras. El trabajo de remozamiento del pueblo que se realizó recientemente tomó en cuenta las diferencias topográficas entre los diversos integrantes de las zonas públicas: así, el atrio conservó sus dimensiones y su carácter de vestíbulo de un recinto religioso sin que hay sido necesario recurrir a la construcción de una borda o a la disposición de una obra de contención que contribuyera a delimitar la propiedad federal.
La portada se apoya en un muro que, como los otros tres que contienen a la nave, está terminado en piedra aparente: sería un tanto aventurado señalar qué zonas de los paramentos estuvieron aplanadas alguna vez, pero es evidente que el trabajo de cantería, ejecutado cuidadosamente para mostrarse, se limita al área ocupada por la portada, a su remate y a las torres, en la fachada principal, y a los contrafuertes en los dos alzados laterales. La portada pues, consta de un arco de acceso trazado en medio punto y situado en el mismo eje que define a la ventana del coro y al remate, elemento éste último resuelto con un frontón triangular quizá excesivamente peraltado. Los integrantes fundamentales de la portada -la puerta y la ventana de coro- se abren sobre un campo delimitado por un par de pilastras que soportan un entablamento cuyas molduras inferiores corren a todo lo ancho de la nave contribuyendo a rematar la sección central de la fachada y uniendo las partes altas de los cubos de las torres. Los campanarios, situados pues en los extremos de la portada, son de dos cuerpos y están terminados con unos remates abovedados que sirven de apoyo a esferas de piedra y a cruces de metal; los cuerpos de las torres son de planta cuadrangular y, aunque fueron incorporados más recientemente al conjunto religioso, fueron erigidos y terminados con apego a las calidades estilísticas y de manufactura que son ostensibles en todo el edificio. El interior de la única nave está regido por las condiciones que impone su trazo rectangular, es decir, la organización del espacio se logró gracias a un eje longitudinal que une el acceso con el presbiterio con la única salvedad de que tuvo que disponerse una pequeña zona hacia el sur del comulgatorio para alojar adecuadamente al bautisterio y a su pila bautismal de granito. La cubierta del templo es una bóveda de cañón de medio punto corrido interrumpido por arcos de refuerzo que descansan sobre las pilastras en que se resuelven los contrafuertes por el lado del interior.
El mobiliario y buena parte de los objetos que se conservan en el recinto son de manufactura contemporánea; lo mismo ocurre con los vitrales y con otros elementos de la decoración del templo. Las pinturas más destacadas son, aparte la mural de caractéristicas populares que ocupa el ábside y las seis ya mencionadas ejecutadas sobre la bóveda, los dos lienzos de grandes dimensiones que se han colocado sobre los muros laterales del presbiterio: se trata de obras también vernáculas que reproducen escenas como la Anunciación y El Nacimiento. Otra de las pinturas de interé s es una Virgen de Guadalupe realizada al óleo sobre tela que se aloja en uno de los nichos abiertos sobre el muro lateral norte. Las esculturas que se encuentran en ambos lados del altar son de tamaño natural, representan al Sagrado Corazón de Jesús y a San José y fueron hechas por el mismo autor: Ramón Baweto H. Esas piezas, como otras varias, proceden de fines del siglo XIX o de principios del presente. Hay seis vitrales de buena calidad, también recientes: los tres del lado sur muestran efigies de San Felipe de Jesús, San Isidro Labrador y San Miguel Arcángel; los restantes, del lado contrario, a San José, al Santo Cura de Arz y a San Francisco de Asís.
5.-NOTAS Y BIBLIOGRAFIA
(1) Basurto J. Trinidad, El Arzobispado de México, Jurisdicción relativa al Estado de México, edición preparada por Mario Colín con adiciones y notas. Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo LX, México, 1977, pág. 77
(2) Piña Chan, Román y Brambila, Rosa Margarita, Primera Carta Arqueológica del Estado de México, Gobierno del Estado de México, Dirección de Turismo, Toluca, 1972, pág. 60.
En el capítulo La Carta Arqueológica se mencionan las fechas y los documentos que incluyen informaciones sobre los sitios prehispánicos del Estado.
(3) Piña Chan, Román y Brambila, Rosa Margarita, obra citada, pág. 60.
(4) Gobierno del Estado de México, Monografía del Municipio de Coatepec Harinas, Toluca, 1974, pág. 11.
(5) Enciclopedia de México, tomo 8, segunda edición, México, 1977, págs. 560 y 561.
ELABORO: ARQ. JOSE ROGELIO ALVAREZ
FECHA: 1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Nuestra Señora de Belén