Nombre del Inmueble
Nuestra Señora del Refugio
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000446
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000446
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
La actual Ciudad Guerrero, a orilla del río Papigóchic, llevó en épocas prehispánicas el mismo nombre del río que la alimenta y fue uno de los principales asientos del pueblo tarahumara; este gran pueblo, actualmente confinado en su mayoría a la parte más alta de la sierra, ocupó en el pasado, territorios más propicios para su modo de vida, que a la llegada de los españoles, tenía una agricultura incipiente sin haber abandonado por completo la etapa de cazadores-recolectores y gobernado por pequeños caciques sin una organización central.
El avance conquistador de la Nueva España hacia el norte llegó al territorio del actual estado de Chihuahua, a fines del siglo XVI, impulsado principalmente por los adelantados, conquistadores y colonizadores que, autorizados por las autoridades virreinales y generalmente al mando de alguna fuerza militar, buscaban ante todo las riquezas mineras tan abundantes en gran parte de la Nueva España. Descubiertas las minas de Santa Bárbara en 1567 y ocupada poco después toda la región de Parral, el avance hacia el norte no se detuvo y los tarahumaras y demás pueblos autóctonos vieron trastornado su sistema de vida.
La pacificación de las zonas ocupadas se dificultó grandemente por la forma de vida de aquellos pueblos separados en pequeños grupos y acostumbrados a defender continuamente sus territorios y lógicamente renuentes a trabajar para sus muchas veces despiadados conquistadores; a éstos les convenía en gran medida que otra fuerza diferente y más poderosa que la de las armas, les proporcionara los brazos necesarios para el trabajo en minas y haciendas y la encontraron en los misioneros que realizaron esta labor pacificadora impulsados por otros ideales, llevándola hasta la protección de los indios por el maltrato que les infligían los mismos que habían solicitado su presencia.
Las sangrientas guerras que se ocasionaron con la rebelión de los tarahumaras en la década de 1640-49, dieron por resultado la consideración por parte del gobernador de la Nueva Vizcaya, Don Diego Guajardo, del envío de misioneros jesuitas a la zona recién pacificada (por poco tiempo) y uno de los primeros puntos elegidos para el establecimiento de misiones fue la población de Villa Aguilar, la antigua Papigóchic.
2.-EMPLAZAMIENTO
La fértil cuenca del río Papigochi ha propiciado un notable progreso de la región y de su centro urbano más importante, Ciudad Guerrero. La tierra es buena, la cercana sierra envía sus productos y provee de cierta frescura por sus vientos al extremoso clima del noroeste que prevalece en la zona.
La ciudad tiene un gran movimiento comercial y depende en gran medida de la agricultura. está perfectamente comunicada por la carretera que viene de Chihuahua y Cuauhtémoc y continúa hasta Cd. Madero. El ferrocarril tiene un importante entronque en La Junta, a poca distancia al oriente.
La ciudad ha tenido su desarrollo a partir de la época colonial, con base en los tres templos misionales que aquí fueron establecidos. El eje vial principal, la calle Madero, corre de oriente a poniente entre el lugar donde probablemente estuvo el presidio militar español y se construyó el templo del Refugio y la actual plaza de armas, establecida frente al antiguo templo de la Purísima Concepción. Incidentalmente, el límite norte de la ciudad está aproximadamente en donde se levanta el templo de Guadalupe.
Sobre la calle de Madero, a poca distancia del Centro y en las primeras manzanas de la población, está situado el templo de Nuestra Señora del Refugio. Esta calle continúa hacia el oriente transformándose en la carretera a Chihuahua.
Es natural por tanto, que la zona tenga un gran movimiento vehícular, sobre todo si se toma en cuenta que la colindancia oriente del atrio del templo da a una estación de gasolina. El movimiento peatonal también es importante debido a una importante escuela que se encuentra calle de por medio con el templo y a que este punto marca el principio de la zona comercial del lugar.
3.-ASPECTO HISTORICO
La actual Ciudad Guerrero, a orilla del río Papigóchic, llevó en épocas prehispánicas el mismo nombre del río que la alimenta y fue uno de los principales asientos del pueblo tarahumara. Este gran pueblo, actualmente confinado en su mayoría a la parte más alta de la sierra, ocupó en el pasado, territorios más propicios para su modo de vida que a la llegada de los españoles, tenía una agricultura incipiente sin haber abandonado por completo la etapa de cazadores-recolectores y gobernado por pequeños caciques sin una organización central.
El avance conquistador de la Nueva España hacia el norte llegó al territorio del actual estado de Chihuahua a fines del siglo XVI, impulsado principalmente por los adelantados, conquistadores y colonizadores que, autorizados por las autoridades virreinales y generalmente al mando de alguna fuerza militar, buscaban ante todo las riquezas mineras tan abundantes en gran parte de la Nueva España. Descubiertas las minas de Santa Bárbara en 1567 y ocupada poco después toda la región de Parral, el avance hacia el norte no se detuvo y los tarahumaras y demás pueblos autóctonos vieron trastornado su sistema de vida.
La pacificación de la zonas ocupadas se dificultó grandemente por la forma de vida de aquellos pueblos, separados en pequeños grupos y acostumbrados a defender continuamente sus territorios y logicamente renuentes a trabajar para sus, muchas veces despiadados, conquistadores. A éstos les convenía en gran medida que otra fuerza diferente y más poderosa que la de las armas les proporcionara los brazos necesarios para el trabajo en minas y haciendas y la encontraron en los misioneros que realizaron esta labor pacificadora impulsados por otros ideales llevándola hasta la protección de los indios del mal trato que les infligían los mismos que habían solicitado su presencia.
Las sangrientas guerras que se ocasionaron con la rebelión de los tarahumaras en la década de 1640-49, dieron por resultado la consideración por parte del gobernador de la Nueva Vizcaya, Don Diego Guajardo, del envío de misioneros jesuitas a la zona recién pacificada (por poco tiempo) y uno de los primeros puntos elegidos para el establecimiento de misiones fue la población de Villa Aguilar, la antigua Papigóchic.
Se fundó un presidio militar a poca distancia al sur de la población tarahumara, los colonizadores españoles empezaron a edificar una villa hacia el poniente del presidio y un jesuita, el P. Beudin (Godínez, al castellanizar su nombre) edificó su primitivo templo misional entre los tarahumaras. Pocos meses duró en funciones el templo pues el 4 de junio de 1650, la segunda rebelión tarahumara lo destruyó, martirizando al P. Beudin.
No tardó en ocupar su lugar otro esforzado jesuita, el P. Basile (Basilio), quien sin demora reconstruyó la misión y no abandonó a su grey ni aún cuando la anunciada tercera y más terrible revuelta tarahumara atacó Villa Aguilar, esta vez, destruyó el presidio militar y su capilla, el pueblo español y la misión tarahumara, matando a la totalidad de la población india, mestiza y española.
Veinte años tardó en reedificarse la misión y por fin pudo gozar de la paz necesaria para su progreso, ya que la cuarta rebelión (1697) no tocó a Villa Aguilar. La antigua misión continuó su trabajo, pasando después a ser el segundo templo de la población (la actual capilla de Guadalupe), al edificarse en el centro de la población el templo de la Purísima Concepción, a principios del siglo XVIII.
Con el prog reso de la región, se pensó en reedificar la capilla del presidio militar, donde recibieron sepultura los primeros mártires y de la que tal vez entonces existían las ruinas, al menos la situación del actual templo de Nuestra Señora del Refugio, coincide aproximadamente con la que tuvo el presidio militar destruido el 3 de marzo de 1652.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El templo de Nuestra Señora del Refugio conserva a pesar del tiempo y las modificaciones sufridas, las características de la arquitectura misional jesuita de la región tarahumara. El diseño es simple, la estructura y sus lineas generales de una gran austeridad.
A pesar de estar ubicada en una zona de bastante movimiento y con un valor de tierra alto para la ciudad, ya que la urbanización y los servicios son buenos, se ha respetado el terreno que circunda al templo hacia el oriente y el sur. De esta forma el pequeño atrio permite el desahogo normal del templo y una mejor apreciación de su fachada, ya que una antigua tapia que circunda al atrio la oculta parcialmente del exterior.
La fachada de un solo paño, de proporción sensiblemente cuadrada destaca, casi exclusivamente la entrada y su portada. La puerta es de una indudable antigüedad, de gran espesor, entablerada y con algunos tableros ornamentados con tallado sobre la madera. Se encuentra enmarcada con pilastras laterales estriadas en su cara frontal, con impostas de moldura múltiple que sostiene un arco de medio punto, igualmente estriado y con clave ornamentada con follaje, todo trabajado en cantera. En ambos lados, columnas adosadas de orden dórico, estriadas y con un alto pedestal, sostienen un pequeño remate de difícil identificación debido a su deterioro. A la altura del capitel de estas columnas se remata la portada con ua moldura mixtilinea, a modo de frontón, que recibe en la parte superior mediante dos volutas, un pequeño medallón cuyo labrado se ha perdido y un óculo ovalado con marco simple de cantera. Completa este paño de fachada un gablete escalonado de poca altura y una tronera de iluminación para subir a la torre.
Sobre este paño y mediante una moldura simple, se eleva la torre en el extremo sur. Es de un solo cuerpo, de planta cuadrada, tratada a base de gruesos muros, lisos, con dos luces alargadas en cada cara rematadas en medio punto mediante una pequeña moldura a modo de imposta. El remate actualmente en proceso de construcción, será de estructura de madera a cuatro aguas.
El templo es de una sola nave rectangular limitada por muros de adobe, con dos ventanas alargadas en cada muro lateral rematadas en medio punto, sin marco y una puerta de entrada secundaria en el muro sur.
El presbiterio está separado por tres gradas que lo elevan de la nave, enmarcado por un gran arco de medio punto en cantera que arranca de impostas colocadas sobre los cornijales del muro, a modo de pilastras, también en cantera. En este arco es posible observar una clave compuesta por tres piezas que sobresalen del extradós, en las que el labrado de cantera policromado se encuentra parcialmente cubierto por el falso plafón. Un cambio de posición de los muros laterales hace al presbiterio un poco más estrecho que la nave, sin que exista ningún tipo de ornamentación o elementos de servicio integrados a la construcción. La cubierta es de armaduras de madera con lámina galvanizada y oculta con un falso plafón que, como ya se indicó, está situado a un nivel inferior del que pedían los elementos existentes de la construcción original del templo.
El conjunto actualmente en reparación, no presenta ningún local destinado al servicio del culto. El único espacio cubierto fuera de la nave y el presbiterio, es el pequeño cubo de la torre con acceso desde el atrio, en el cual se encuentran lápidas de cantera labrada conmemorativas de entierros realizados a fines del siglo pasado y principios del a ctual.
5.-OBRAS DE ARTE
El origen del templo de Nuestra Señora del Refugio como templo misional y conmemorativo de una antigua capilla militar, no debe, ciertamente, haberle proporcionado nunca ningún lujo en la ornamentación, aún cuando algunos indicios nos quedan del trabajo artesanal de buena calidad que tuvieron algunos de sus elementos.
En este caso es necesario tomar en cuenta detalles de aparentemente poca importancia que, sin embargo, constituyen elementos valiosos dentro de la austeridad del templo.
La puerta principal es uno de ellos, el diseño de la talla en los tableros inferiores se ha perdido, pero en los intermedios es posible apreciar rosetones y otros elementos de follaje entre peinazos inclinados; en los superiores los tableros toman diseños mixtilineos con el mismo tipo de talla en su interior; tal vez sea esta puerta el detalle de trabajo artístico más valioso del templo.
En el trabajo de cantera también es necesario remitirse a los detalles pequeños y destaca entre ellos la clave del arco que enmarca al presbiterio. Sus tres piezas conforman una unidad de diseño y la sección que nos permite apreciar la defectuosa colocación del falso plafón, muestra una base entablerada que sostiene una custodia con ángeles junto a su base, flanqueada por dos pequeñas pilastras con pedestal. Es de desearse que la parte superior de estas piezas no se encontrara deteriorada.
Actualmente la imaginería es reducida en extremo. Un crucifijo sobre el altar, de manufactura moderna y buena calidad y un cuadro de la Patrona del templo, es todo lo que posee. Es un óleo de aparente antigüedad y al estilo de la escuela mexicana del siglo XVIII, semejante en todo a algunos otros que podemos apreciar en templos misionales de la Tarahumara, tal vez producto de la misma mano.
ELABORO: ARQ. ALBERTO VALENCIA
FECHA: 1984
6.-BIBLIOGRAFIA
ALMADA, Francisco R.
Diccionario de historia, geografia y biografía Chihuahuenses.
Ciudad Juárez, Chih. 1968.
ALMADA, Francisco R.
La Enciclopedia de México. Tomo 3.
México, D.F. 1980.
DECORME, Gerard, S.J.
La Obra de los Jesuitas Mexicanos durante la época colonial.
Porrúa. México, D.F. 1941.
ROCA, Paul M.
Spanish Jesuit Churches in Mexico's Tarahumara.
The University of Arizona Press.
Tucson Aris. EUA. 1979.
PORRAS Muñoz, Guillermo.
Las luchas con los indios en la frontera.
México. 1981.
ELABORO: ALBERTO VALENCIA
FECHA: 1984.
Inmueble de pertenencia
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Nuestra Señora del Refugio