Nombre del Inmueble
Nuestra Señora del Refugio
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000436
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000436
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
La parte occidental del actual estado de Chihuahua está ocupada por la gran Sierra Madre, aquí toma el nombre del pueblo que la ha habitado desde tiempo inmemorial: el pueblo tarahumara. Su cultura en tiempos prehispánicos no llegó a grandes alturas y su modo de vida fue entonces semi-nómada con alguna agricultura elemental y una organización en pequeñosa grupos dirigidos por caciques locales.
Tal fué el estado en que encontraron a los tarahumaras los primeros exploradores españoles que penetraron en sus dominios en la segunda mitad del siglo XVI.
Estos exploradores habían seguido la expansión natural hacia el norte del territorio de la Nueva España, llevando casi siempre como meta, el descubrimiento de minerales preciosos y de este modo la esperanza de un rápido enriquecimiento.
Los primeros en explorar estas tierras fueron los adelantados, personajes autorizados por el gobierno virreinal para el descubrimiento y colonización, en nombre de la corona española de nuevos territorios. En el norte del actual estado de Durango y el sur de Chihuahua, fue notable la actuación del adelantado capitán Don Francisco de Ibarra, que recorrió toda esta zona, la bautizó como el reino de la Nueva Vizcaya y llegó a ser su primer gobernador.
Uno de sus sucesores también gran descubridor, fué Don Rodrígo del Río, fundador de Santa Bárbara, quien durante su función como gobernador tuvo el acierto de solicitar el envió de misioneros jesuitas para la evangelización de los indígenas de la región.
En 1601, en la sierra de Chínipas, el jesuita Pedro Méndez bautizó a los primeros 14 tarahumaras y poco tiempo después había sido organizada la Misión Jesuita de la Tarahumara Baja.
De allí lanzó la Compañía de Jesús a sus misioneros a la fundación de la Misión de la Tarahumara Alta, en cuyo territorio se encuentra la población de Tomochi.
2.-HISTORIA
Tomochi había sido centro de la actividad rebelde, en 1648, cuando los tarahumaras fueron vencidos por el gobernador Guajardo quien aquí recibió las cabezas de Bartolomé y Tepox, mientras Ochávarri y Supichiochi (Superiori) desaparecían de la lucha. Poco después, el 4 de marzo de 1653 el tarahumara rebelde más famoso, Gabriel Tepórame (Tepóraca) fue ahorcado en Tomochi. Pero aún cuando la región estaba pacificada no tuvo misión cristiana con templo hasta 1688 en que el jesuita Jorge Stanislas Hostinsky, oriundo de Moravia, fundó el templo de la Purísima Concepción de Tomochi y el P. Wenceslao y Eymer, otro checoslovaco, se hizo cargo al poco tiempo.
Sin embargo, el sitio era preferido por los rebeldes tarahumaras, en marzo de 1697 el poblado fue nuevamente arrasado y también nuevamente los tarahumaras fueron vencidos en los alrededores por las fuerzas combinadas de unos pocos españoles y muchos hermanos de raza.
El templo tardó en ser restaurado, pero en 1722 llegó al entonces casi deshabitado paraje, el famoso misionero Francisco Gandorff con 800 familias tarahumaras que asentó aquí, como cabecera de partido y en Arisiáchi y Cajurichi, como visitas del mismo. En el largo periodo misional del P. Gandorff, el templo vivió sus mejores días, aún cuando la población fue gravemente diezmada por epidemias hasta contar con únicamente 101 familias.
Dos jesuitas más, Mateo Steffel, checoslovaco y Juan Manuel González, nayarita, atendieron la misión antes de la expulsión de la Compañía en 1767.
La condición rebelde de Tomochi o una notable casualidad le hizo pasar terribles momentos en 1892 cuando los seguidores de una supuesta iluminada Teresa Urrea, la Santa de Cabora, llevó a sus seguidores a una abierta rebelión contra el gobierno, que fué sofocada con gran despliegue militar y trajo como consecuencia la muerte de la mayoría de los rebeldes y una nueva destrucción del templo que habían tomado como último bastión. Esta acción es la base de la novela histórica Tomochic de D. Heriberto Frías.
Actualmente el templo ha cambiado su advocación a la de la Virgen del Refugio y presta servicios religiosos regulares a la población.
3.-EMPLAZAMIENTO
Tomochi está situado en una región intermedia entre las más altas cumbres de la Tarahumara y los poblados de la parte baja. Su ubicación siempre ha tenido un cierto carácter estratégico en cuanto a las comunicaciones y en general a la vida económica y social de esta parte de la sierra.
Está unida por carretera al importante centro ferroviario y carretero de La Junta, a poca distancia de Ciudad Guerrero y esta carretera continúa, sin pavimentar, hacia lo alto de la sierra y sus zonas madereras, mineras (Ocampo), agrícolas (Cajurichi), turísticas (Basaseachi), hasta la vertiente occidental que linda con Sonora. Es por tanto explicable la importancia que cobró este lugar en las rebeliones descritas.
El valle en que está enclavado se encuentra limitado por una serie de elevaciones cubiertas de bosque y algunas formaciones rocosas muy ligadas a las antiguas luchas armadas. El clima es menos riguroso que los inviernos de la sierra alta y los veranos de la zona llana. La actividad agrícola y ganadera es importante solamente superada por la maderera en todas sus facetas.
La traza del poblado está unida en general a la carretera como resultado de su importancia como centro de comunicación, con pocas calles bien definidas y algunos edificios públicos.
El templo ocupa una posición exterior al poblado, con acceso por medio de caminos vecinales más que calles a no más de 100 m. de las primeras calles regulares. El terreno de su ubicación es sensiblemente plano, con una ligera pendiente ascendente con respecto al centro del poblado y se extiende hasta las formaciones rocosas que limitan el valle en esta dirección.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La tradición local hace del templo actual de Nuestra Señora del Refugio, en Tomochi, no solamente el heredero de aquel de la antigua misión, sino también parte del mismo, ya que se asegura, que la estructura básica es la misma. En realidad, a pesar de su aspecto contemporáneo, participa del concepto arquitectónico y de las técnicas constructivas de la mayoría de los templos en las misiones jesuitas de la tarahumara.
Las reducidas dimensiones del templo se amplían visualmente por su ubicación, en medio de un terreno sensiblemente plano y sin vegetación, amplio y solamente limitado por un cercado provisional; por tanto no se puede decir que tenga un atrio configurado, a lo más, un pequeño espacio al frente, plano y con algún tramo pavimentado irregularmente con piezas de cantera y concreto.
La fachada tiene su frente hacia el oriente, a la manera tradicional de las misiones de la zona y consta de un solo paño, liso, aplanado y blanqueado, que contiene como únicos vanos la puerta de entrada, rectangular y sin marco, sobre la que se aprecia un óculo circular con marco de tabique aparente, que dá iluminación al coro. El remate de este paño frontal es irregular con una moldura horizontal en varios tramos a diferente altura en cuyo extremo norte se eleva la torre en dos cuerpos. El primero es una simple base de sección rectangular a base de muro de tabique industrial y refuerzos de concreto sobre el que se levanta un segundo cuerpo de las mismas características y materiales, pero con luz alargada y rematada en medio punto en cada cara. Una moldura separa ambos cuerpos y el remate es de bóveda piramidal de base cuadrada.
El acceso es hacia un pequeño sotocoro integrante de la nave única y que constituye el elemento característico del concepto arquitectónico del edificio que sustenta la certidumbre de que la base estructural del templo actual procede de las construcciones destruidas en el lugar a partir del siglo XVIII. Esta nave está conformada por dos muros laterales de carga realizadas en adobe y separados la distancia máxima que puede salvarse con vigas de madera, sistema que vemos en este templo con las vigas del plafón apoyadas en una pequeña moldura de los muros laterales. Este plafón sostiene un entablado y cubierta a tres aguas de lámina metálica sobre armaduras de madera. Los muros laterales contienen ventanas alargadas rematadas en medio punto sin marcos.
El presbiterio está separado del resto de la nave por un muro transversal a ella y contiene un amplio arco rebajado en cuyo paño frontal corre una grada. El muro de remate del presbiterio es normal a los laterales, sin ábside y con un par de ventanas en cada uno de estos últimos.
El coro tiene una estructura de madera sostenida por dos columnas del mismo material y unas dimensiones demasiado estrechas, por lo que su función es más bien significativa.
Existen dos espacios cubiertos más en el costado sur,, correspondientes a una sacristía y bodega, en un tipo de construcción similar (adobe y cubierta a dos aguas), actualmente en proceso de deterioro.
Las fachadas laterales y posterior están tratadas a base de un aplanado sobre los muros de adobe desplantados sobre una banqueta de concreto y sin ningún tipo de ornamentación.
5.-OBRAS DE ARTE
La historia del templo de Nuestra Señora del Refugio de Tomochi destaca en hechos violentos. Sus épocas de paz y progreso no fueron suficientes para lograr algún tipo de ornamentación y alhajado, por no hablar de algún acervo artístico, todo ello difícil de lograr en una población predominantemente indígena en sus principios y dedicada a actividades poco propicias para la acumulación de riquezas y por tanto alejada de posibles benefactores como aconteció en algunos templos cercanos a minas y haciendas. De cualquier modo, algunos cuadros que la tradición oral recuerda como propiedad del templo, fueron trasladadas a templos cercanos en tiempos de peligro o definitivamente desaparecidos.
Actualmente el equipamiento del templo es el indispensable para la celebración del culto religioso y una mínima comodidad a la feligresía. Esta realizado en forma modesta, consta de bancas de madera, altar, ambón y lambrín del mismo material, además de algunos accesorios igualmente modestos.
La imaginería se limita a algunos cromos enmarcados y un Via Crucis convencional.
Dos muestras quedan hoy del antiguo y seguramente mayor acervo artístico y artesanal del templo; las campanas que según tradición proceden del templo primitivo y un óleo de la Virgen del Refugio de origen colonial posiblemente de finales del siglo XVIII, de alguna calidad, sin firma y perteneciente una serie de cuadros similares que seguramente corresponden a una serie llegada a la región en aquella época y repartida en varios templos.
ELABORO: ALBERTO VALENCIA
FECHA: 1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Nuestra Señora del Refugio