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Oratorio de San Felipe Neri (La Compañía)
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000663
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
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Contenidos
1.-ANTECEDENTES
En los inicios del siglo XVI, las tropas españolas desembarcaron en el continente americano. Posteriormente se dirigieron a la conquista del imperio azteca, auxiliados por una serie de grupos indígenas que se les unieron por el camino, convencidos de la fuerza militar en los cañones, caballos y armaduras de los españoles. La gran Tenochtitlan (hoy ciudad de México) fue despiadadamente arrasada, quedando casi destruída por el poderío militar de los europeos.
Habiendo dominado el imperio mexicano, los conquistadores decidieron explorar nuevas tierras, así fueron extendiendo sus posesiones, con el estímulo de que a todos los soldados más valerosos, se les entregaría parte del terreno conquistado. Entonces, las expediciones invasoras fueron llegando a la zona chichimeca, lugar al que pertenecía el actual estado de Guanajuato. Este sitio estaba habitado por la cultura chichimeca, guerreros nómadas que todavía se dedicaban al trabajo de la pesca y a la recolección de frutos. Los soldados españoles rompieron violentamente con sus tradiciones con la fuerza de sus cañones; muchos chichimecas se refugiaron en la sierra, esperando la oportunidad para atacar a los invasores de sus tierras.
Los hispanos continuaron adentrándose en la zona chichimeca y por ello, descubrieron las minas de Zacatecas; entonces este lugar se transformó en el centro de atención por su importante aspecto minero. De esta forma, el español concentró su cuidado en las minas y la zona comenzó a poblarse de blancos poco a poco.
Según el cronista Lucio Marmolejo, en 1548 se descubre la primera mina de Guanajuato, a la que se denominó San Bernabé.
El segundo hallazgo fue la Mina de Rayas, en el año de 1550, siguiendo los datos de Marmolejo en sus Efemérides. Entonces los españoles mandaron traer indígenas de otras regiones para explotar las minas, ya que los chichimecas, originarios de esos lugares, eran muy rebeldes y no aceptarían las órdenes de los conquistadores. Vinieron pues, otomíes, tarascos, mazahuas y mexicanos para laborar en las minas no sin antes solicitar un convenio por su trabajo. Cada grupo pidió se le construyera una capilla y un hospital, si les atendían su petición ellos se harían mineros. La petición fue aceptada rápidamente.
Las capillas de los otomíes y mexicanos se localizan actualmente en la Universidad de Guanajuato, y la de los tarascos en lo que hoy es la Iglesia de los Hospitales.
Las minas de Guanajuato empezaron a producir con el trabajo de los indígenas y la cantidad de la plata crecía con intensidad.
Un aspecto fundamental de la Colonia fue la tarea de la evangelización a los indios, mediante el quehacer de los frailes enviados de España. Esta actividad fue lo que se llamó La Conquista Espiritual. De esta manera, se cambiaron los múltiples y polivalentes dioses de los indígenas por uno solo. Por otra parte, es válido mencionar que la tarea de evangelizar por los frailes fue realizada con profunda fraternidad y un alto grado de bondad, elementos que hicieron que el nativo los respetara y tuviera confianza.
La gran mayoría de la cultura chichimeca estuvo inconforme con las disposiciones de los conquistadores, por tanto, vigilaban sus movimientos. A este grupo guerrero no le interesaba mucho la plata, sino la vida de los ultrajadores de sus tierras; entonces se organizaron para atacar audaz y eficazmente los cargamentos de plata, los cuales se transportaban a la ciudad de México; es fácil suponer que dichos cargamentos no llegaron a su destino en muchísimas ocasiones por el certero ataque chichimeca, quienes además les cortaban el cuero cabelludo a los soldados españoles aún estando vivos.
Esto provocó que las autoridades españolas determinaran medidas de seguridad tanto para los hombres que llevaban el cargamento como para el cuidado de la plata. Para ello, dispusieron varias y pequeñas fortificaciones de soldados, quienes servían para cuidar el peligroso camino, llamado Ruta de la Plata
Para estar más protegidos de las hordas chichimecas, se construyeron cuatro fortines en la zona de Guanajuato; uno quedó instalado en Tepetapa, otro en Marfil, uno más en Santa Ana y el Cerro del Cuarto fue otro fortín, lugar donde empezó a establecerse la ciudad de Guanajuato y su fundación se realizó en el año de 1554, siguiendo los escritos de Marmolejo en sus Efemérides.
2.-EMPLAZAMIENTO
El Templo de la Compañía está ubicado en el centro histórico de la ciudad; en la traza, la ubicación del templo es dominante por su gran masividad y monumentalidad; en relación con su entorno, sin embargo, esta masividad se integra dada la topografía del lugar donde se enclava.
El templo está a un nivel más alto que la banqueta, esta solución se debe al cerro que se encuentra atrás del templo, con orientación norte.
Solamente es posible apreciar su monumentalidad desde ciertos puntos focales muy estratégicos localizados en las partes altas de la ciudad y desde la misma plazuela de la Compañía.
Forma parte de un entorno en el cual destacan la mayoría de las edificaciones. La portada está orientada hacia el sur, en su costado norte colinda con su antiguo convento hoy Universidad de Guanajuato y hacia el oriente con la calle del Sol que corre hacia arriba y la calle de la Alameda con las mismas características, al frente corre la calle de Cantarranas que lo comunica con el Jardín Principal, hacia el sur oriente frente al templo esta calle bifurca en dos direcciones con dirección poniente una hacia la Plaza de la Paz con nombre de Ponciano Aguilar y otra denominada Lascurain de Retana.
Como se puede observar en este edificio convergen varias calles lo cual lo convierte en un punto de referencia.
3.-HISTORIA
El año de 1582 se presentó en la Villa de Guanajuato el primer miembro de la Compañía de Jesús con la misión de evangelizar a los indígenas chichimecas y lograr su pacificación, sin embargo, en 1594 fueron enviados otros tres misioneros para auxiliarlo en la difícil tarea y aunque se firmó un tratado de paz cuatro años más tarde, esta labor nunca alcanzó la cima de sus objetivos.
La Compañía de Jesús había sido fundada por Ignacio de Loyola como reacción a la reforma protestante y representaba uno de los cuerpos más progresistas y cultos de la cuestionada iglesia católica.
A pesar de que durante varios años los habitantes de la Villa habían intentado persuadir a los directores de la Congregación de que establecieran un colegio en la localidad, fue hasta 1732 que se hizo una petición formal por parte de Doña Josefa de Bustos y Moya, ofreciéndoles como donativo la cantidad de $50,000.00. Además de esta considerable donación, su hermano Francisco Matías ofreció otros $10,000.00. Ambos benefactores eran dueños del Mineral de Cata.
La atractiva donación fue enriquecida con $5,000.00 que ofreció el propietario de la mina de Rayas, Don José Sardaneta y Legaspi. Con este considerable capital y la promesa de los dueños de los yacimientos de la Asunción de Peña Fiel, la Orden se decidió por fin a instalarse en Guanajuato.
De inmediato se tramitó la correspondiente licencia real para la construcción, la cual fue concedida el 20 de agosto de 1744. Con el capital antes mencionado se comenzó la edificación del templo y hasta el año de 1747 dio inicio la construcción del colegio con fondos de otro rico minero de la ciudad, Don Pedro Lascurain de Retana, quien dejó en su testamento cuatro haciendas que se valuaron en $100,000.00 y que fueron destinadas al financiamiento de la obra.
El famoso arquitecto Felipe Ureña estuvo a cargo de la construcción y a fines de 1765 quedó concluído el templo, que fue estrenado en el año de 1767, para esta fecha tan importante se organizaron grandes festejos que duraron varios días y a los que asistió la mayor parte del pueblo de Guanajuato. Se publicó para esta ocasión un cuaderno conmemorativo titulado Rasgo breve de la Grandeza Guanajuatense el cual fue escrito por los jesuitas de la ciudad de Puebla.
Una vez concluído, el colegio llevó el nombre de Santísima Trinidad por sugerencia Busto y Moya.
A pesar de tanto esfuerzo fue poco el tiempo que los religiosos pudieron disfrutar de sus logros, pues el 25 de junio de 1767 se publicó la sanción por la cual quedaban expulsados de territorio español incluyendo las colonias. Se les concedía poco tiempo para abandonar el país y no se les permitía sacar ninguno de sus bienes.
Esto provocó un fuerte impacto sobre la población de la Villa formándose fuertes motines que fueron apagados mediante la violencia de las autoridades.
El templo y el colegio quedaron abandonados durante 27 años, hasta que tras vencer la fuerte oposición presentada por los clérigos guanajuatenses, fueron adquiridos ambos edificios por la real Congregación de felipenses de la Santísima Trinidad.
Los religiosos felipenses decidieron ampliar el edificio y aligerar los apoyos del crucero con los que provocaron el derrumbamiento de su cúpula en 1804 y en el transcurso de cuatro años gran parte de las bóvedas del techo; se le restauró en parte en el año de 1813.
El colegio fue convertido en Casa de Moneda durante el imperio de Iturbide y rescatado de las manos de una compañ ía anglo-americana en 1827, se le conocía como Casa de Estanco. Lo remozaron al siguiente año y se convirtió en colegio del estado, algún tiempo después (1861) se le introdujeron mejoras.
Las columnas de la nueva cúpula solo fueron terminadas hasta 1869 y la última bóveda se cerró en 1870.
Actualmente el colegio es parte del edificio de la Universidad de Guanajuato y la iglesia se encuentra restaurada en parte, sobre todo la fachada de cantera.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La planta de este templo es de tres naves, la cual presenta un rectángulo que enmarca una cruz latina, formada por el cuerpo de la nave central, el presbiterio y el crucero, rematado éste por una gran cúpula de estilo neoclásico (movimiento de la segunda mitad del siglo XVIII que propagó el retorno a las formas clásicas de la arquitectura) que no pertenece al estilo de este templo por ser de construcción posterior, ya que la original se vino abajo, no guarda las proporciones con el resto del templo, pero como elemento aislado es de una gran armonía destacando en ella un doble tambor (elemento hueco de forma variada que soporta una bóveda), que presenta en su exterior columnas pareadas entre las que se abren ventanas de forma rectangular con remate curvo.
Sobre el segundo cuerpo se levanta la bóveda esférica con lunetos (orificios en la bóveda que permiten el paso de la luz) que soporta la linternilla (elemento formado por columnillas entre las que se abren pequeñas ventanas de las que toma su nombre) y el cupulín (pequeña bóveda que cubre la linternilla).
Cuenta con cuatro accesos, tres que corresponden a la portada principal y otro a la portada lateral, siendo el de la nave central el más importante.
La techumbre es de bóveda de arista siendo más alta la de la nave central, con el fin de permitir una mayor iluminación en el interior.
El frente de la iglesia está formado por tres portadas; las laterales están compuestas por dos cuerpos: el primero compuesto por el acceso enmarcado por dos nichos entre pilastras estípites (elemento que se caracteriza por tener forma de pirámide truncada pero muy alargada con la base menor hacia abajo), con esculturas y una ventana sobre el acceso que sirve de enlace entre este cuerpo y el superior, en el que destaca un balcón con cerramiento mixtilíneo sobre el que se encuentra una peana que sustenta una escultura dentro de un nicho.
Todo el conjunto de este cuerpo enmarcado por pináculos exentos sobre basamentos y pilastras estípites, cerrándolo un remate quebrado rematado por una escultura.
La portada central está formada por tres cuerpos, el primero compuesto por el acceso principal encontrándose en ambos lados columnas estípites que rematan en una cornisa, en esta portada la ventana es sustituida por la Trinidad en relieve y sirve también de enlace entre este cuerpo y el superior, cuyo elemento central lo forma el balcón del coro con cerramiento poligonal y a cada lado del balcón se encuentra una pilastra estípite y dos estípites exentos, siendo estos últimos una continuidad de los del cuerpo inferior; el tercer cuerpo está formado por una escultura en relieve de San Felipe Neri, a cuyos lados se encuentra un estípite que es continuación de la del segundo cuerpo, este tercer cuerpo está enmarcado por una moldura mixtilínea.
Finalmente la portada es rematada por una escultura que representa la caridad.
La sacristía que en su mayor longitud corresponde al ancho de las tres naves, tiene acceso interior por ambos lados del presbiterio por portadas muy elevadas y de gran calidad, presenta esta sacristía el aspecto de una verdadera pinacoteca que guarda como todo el templo las pinturas más relevantes de su época dentro de las que destacan obras del pintor Cabrera entre otras de menos calidad; elaboradas todas éstas en el resplandor del siglo XVIII.
Al exterior del templo también encontramos agregados de construcción posterior, como son: la espadaña y la torre.
5.-BIBLIOGRAFIA
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BRADING, David A.- Mineros y Comerciantes en el México Borbónico. (1763-1810).- Sección de Obras de Historia.- Trad. Roberto Gómez Ciriza.- Fondo de Cultura Económica.- México, 1975, 498 p..
CUEVAS, Mariano, S.J.- Historia de la Iglesia en México.- 5° ed., 5 vols., Editorial Patria, México, 1946-47
DECORME, Gerard, S.J.- La Obra de los Jesuítas Mexicanos durante la Epoca Colonial. 1572-1767.- 2 vols.- Antigua Librería Robredo de José Porrúa e Hijos.- México, 1941.
Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México.- 4° ed., 2 vols.- Editorial Porrúa, S.A.- México, 1976.
MARMOLEJO, Lucio.- Efemérides Guanajuatenses o datos para formar la historia de la ciudad de Guanajuato.- 4 vols.- Imprenta del Colegio de Artes y Oficios.- Guanajuato. 1883-1914.
MEDEL Martínez, Vicente, Jaime Ortíz Lajous, Juan Benito Artigas, et al.- Catálogo de Bienes Inmuebles de Propiedad Federal. Municipio de Guanajuato.- vol. XV 400 p.- Secretaría de Patrimonio Nacional.- México, 1976.
Vocabulario Arquitectónico Ilustrado.- Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas.- 3ª. ed., 8 h.-538 p.- México, 1980.
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Oratorio de San Felipe Neri (La Compañía)