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Nombre del Inmueble
San Agustín
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000537
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000537
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
El nombre Ucareo tiene, según Alberto Oviedo Mota, el significado de Lugar de Ucares que en idioma purépecha significa valeriana. Fue un asentamiento prehispánico, siendo sus más remotos pobladores probablemente otomíes. Cayó bajo el embate de los conquistadores en 1526 durante la segunda visita de éstos a los señores tarascos, junto con Yuriria, Acámbaro, Zinapécuaro y Maravatio, a pesar de que era un sitio fortificado para defender al reino de las frecuentes invasiones de los mexicas. Solo se conserva, en la Relación de Michoacán, el nombre de uno de sus jefes o señores, llamado Uiquixo.
La prestación obligatoria de servicios de los indígenas a los españoles, fue una consecuencia lógica de la conquista. La resistencia de los primeros a tal subordinación hizo surgir los repartimientos forzosos para servicios personales que tanto daño hicieran a los originales pobladores de América hispana. En Michoacán, tales servicios se hicieron pronto indispensables para la explotación de sus riquezas naturales.
Los religiosos compartieron esta injusta opresión, y tenían indígenas a su servicio para realizar labores domésticas y las de construcción y reparación de templos y conventos. En el caso de Ucareo trabajaron para iglesia y convento, según datos de Pulido Solís, 20 pihuanes (el que tiene hijos, 4 pintores, 4 sastres para coser la ropa de los religiosos, 2 cocineros... dos indios para las sementeras, 2 carpinteros, 2 alpargateros a los que se les pagaban los zapatos y alpargatas que hicieren.... (1)
El curato de Ucareo fue erigido por Don Vasco de Quiroga, dependiendo de él varias doctrinas y visitas, y fueron los Franciscanos los que primeramente evangelizaron a sus habitantes, pero al no permanecer en este stio, acudían periodicamente religiosos de Acámbaro y Taximaroa a administrar los sacramentos.
Fray Diego de Vertavillo, provincial de la orden agustiniana, viendo el abandono en que se encontraban los poblados, y habiendo arribado de España algunos religiosos de su orden a Nueva España, pidió al Obispo Quiroga algunas doctrinas, haciéndose cargo de la Doctrina de Ucareo Fray Juan de Utrera, enviado en 1553 por el mencionado Vertavillo; Utrera, fuera de ser muy siervo de Nuestro Señor, era muy grande arquitecto. Lo primero que trató de componer su doctrina, que aunque eran cristianos, como no habían tenido asistencia de ministros, estaban faltos de policía eclesiástica (2). En 1632, el cura de Ucareo tenía salario de cien pesos que paga su Majestad en su Real Caja (3); tenía el pueblo ciento veinticinco vecinos y ochenta muchachos dice Basalenque, y el convento contaba con dos haciendas, Araró e Irámuco, todo esto en 4 leguas de espacio.
2.-EMPLAZAMIENTO
Fray Diego de Basalenque, el gran cronista agustino, nos da los siguientes datos sobre Ucareo, cuyo sitio es un monte que sombra del mismo pueblo... de Ucareo, por ser muy provechoso de maderas y tejamanil, que llevan hasta la ciudad de Zacatecas, que hay más de setenta leguas. Tiene también una mina de piedra azufre y de yerbas salutíferas, es muy abundante para todas las enfermedades. Han querido decir que ha habido plata en él, mas no se compadece, porque toda la tierra es fofa, y la plata se dá en serranías peladas, secas y de guijas. Pueden decir los vecinos que tienen minas porque para ellos todos los árboles son plata. Es temple muy frío y de continuos aires, no tiene arriba aguas, aunque abajo hace ríos hacia Tzinapécuaro, Santa Clara y otras fuentes, y por esto su habitación es desabrida, por ser entre árboles y el sitio seco. (4)
Juan José Martínez Lejarza abunda diciéndonos que el pueblo es agradable, con casas construidas de madera, tipicas de la sierra por la abundancia de pinos, cedros y otros árboles en las cercanías, aunque señala el clima como sumamente frío.
Actualmente, Ucareo pertenece al municipio de Zinapécuaro, y se comunica por medio de la Carretera corta que va de México a Morelia, a la mitad del tramo entre Maravatío y Queréndaro, aproximadamente a veintiocho kilómetros de cada una de estas poblaciones. El convento e iglesia están ubicados en la parte más alta del monte en el que se asienta el poblado: el paisaje, aunque empobrecido por la inmoderada tala de árboles, aun corresponde a las descripciones que hacen los cronistas, pues en las cercanías abundan los bosques, especialmente al poniente de la población. Antecedido por un enorme atrio de proporción cercana al cuadrado, el templo se encuentra con su eje principal oriente-poniente, viendo hacia este último punto su fachada, en tanto que los restos del exconvento se adosan a su costado sur. Al oriente, o sea detrás del conjunto un amplio terreno recuerda las que fueran huertas de los religiosos.
Al sur del atrio se encuentra la bella plaza de la población, poblada de frondosos árboles al igual que el atrio, y por las calles de Fidel Cortés, Hidalgo y Chorro de la Cruz, se accede a las tres puertas que éste tiene. En la plaza, conformada por tradicionales construcciones cubiertas de teja, los soportales de éstas dan el toque de frescura tranquilidad o este bello rincón michoacano, sirviendo de marco al destacado volumen de las construcciones religiosas.
3.-HISTORIA
El convento que levantaron en este pueblo (Ucareo) los padres agustinos era antes de mucha nombradía por su comodidad, magnificencia y buen gusto. Fué fabricado el año de 1565 por el padre Utrera que era un gran arquitecto y sacerdote de mucho celo (5). En efecto, una vez que llegó Utrera como prior a la población, luego trató de hacer casa, no conforme el puesto merecía, sino conforme su arte le dictaba... (6). Inició pues su ambicioso proyecto durante cuyo proceso el Virrey Luis de Velasco, enterado de su suntuosidad, pidió a Vertavillo, provincial de la orden, que la edificación fuese más modesta, lo cual cumplió éste ordenando la suspensión de las obras hasta que él las visitara.
El prior, quien tenía ya abiertos los cimientos y avanzada la obra, urdió ingenioso engaño para no desobeder la orden, y no se oyó en la obra golpe de martillo o sierra alguno, sin embargo en canteras y bosques se trabajaba intensamente cortando y desbastando los materiales necesarios para la construcción, y es la razón porque en la cantera se labrara todo, y en el monte o astillero se ajustaban las maderas de arte que no hacían en el templo más que asentar, porque de los obradores venía todo ajustado y alla podían trabajar millares de oficiales sin embarazarse unos a otros... así nuestro obrero obedeció y no levantó paredes hasta que el provincial lo dispusiera... Venido el Provincial, le dijo que hiciese un convento moderado, y él respondió que si sería moderado haciéndolo en un año; respondió el Provincial que bien moderado sería; y había ordenado se hiciese convento que se acabase en poco mas de un año, y a todos pareció corto tiempo.... (7)
Entonces Utrera, cuya picardía y agudeza lo llevó a no pedir autorización de dimensiones del edificio sino el tiempo para su construcción, dispuso gran cantidad de albañiles para levantar con rapidez los muros, colocando puertas y montando las maderas necesarias, todo ello con los materiales prefabricados de los que ya disponía, de modo tal que al regreso del Provincial el edificio estaba terminado, con gran admiración de su superior. Dice Basalenque... y a mí no me admira tanto la presteza (que es de admirar)... y había de queda por modelo de convento de religiosos, porque... hay convento y hospedería, cada casa con sus oficinas... Puso enmedio del claustro un aljibe al modo de Cuiseo, mas éste tiene sus escaleras por donde se baja a él y se limpia, y tan lindo que es menester verlo para estimarlo. No hay en toda la Provincia casa de mejor traza, ni madera tan linda. (8)
Del templo nos dice Kubler que fue erigido antes de 1603, bajo la dirección de fray Pedro García y Gregorio Rodríguez (obit 1603); anteriormente los servicios se habían celebrado en un jacal. Rodríguez construyó la capilla mayor con los ingresos obtenidos de la venta de tejamaniles a San Luis y Zacatecas. Hacia 1750 el fuego consumió la caplla. En 1872 - 1873, 97 temblores sacudieron el lugar sin dañar la cisterna que se encontraba (encuentra) bajo el patio del claustro (9). La torre y portales se construyeron hacia fines del siglo XIX, en 1890.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El conjunto de templo y convento de San Agustín se halla confinado dentro de una alta barda atrial de mampostería que tiene tres accesos, dos laterales y uno central. Dentro del extenso atrio, poblado por frondosos árboles que impiden la vista plena del conjunto, se alza al centro y a eje con la puerta del templo una gran cruz de piedra de sección cuadrada, colocada en un gran basamento de mampostería con remate piramidal. En la cara que ve al templo contiene la cruz los signos de la pasión en bajorrelieve, y en el crucero el rostro de Cristo coronado de espinas, caso poco frecuente en estas cruces atriales del siglo XVI, las que generalmente muestran solamente la corona de espinas.
La fachada del templo, que ve al oriente, es de gran majestuosidad y grandes proporciones. Totalmente de cantera labrada en cuidadoso aparejo, se conforma de una portada de tres cuerpos, los dos primeros con pilastras cilindricas pareadas con alto basamento que enmarcan a la puerta de acceso al templo y ventana del coro alto respectivamente, ambas cerradas con arco de medio punto sobre pilastras. Separan a ambos cuerpos un severo entablamento que descansa en los capiteles de las pilastras inferiores, y una moldura horizontal que es continuación de la que remata los basamentos de las superiores, lo cual da el efecto de mayor pesantez al entablamento mismo.
Un segundo entablamento similar al primero une a los capiteles del segundo cuerpo, y las pilastras continuan su ascenso en nuevos basamentos sobre los cuales remates mixtilíneos de esbelto y complicado diseño enmarcan, en el vano de cada par, una especie de portadas formadas por grecas en bajorrelieve a las que corona una cruz y en cuyo interior aparece el Sagrado Corazón atravesado por dos flechas cruzadas, totalmente separada de los dos primeros, es un marco formado por liegera moldura horizontal en su parte inferior, dos pilastras que se desplantan sobre ménsulas molduradas y un entablamento que cierra el enmarcamiento. Sobre este entalamento, se observan los símbolos pontificeales, tiara y bastón, y al centro del marco que forma el tercer cuerpo, en nuevo marco de fina molduración, aparece nuevamente el símbolo de los agustinos, esta vez con un sombrero cardenalicio sobre él.
Curioso es observar que, tanto en los emblemas agustinos como en varios elementos de esta portada, aparecen incrustados pulidos trozos de obsidiana, bien sea semejando la sangre del corazón, bien dispuestos ordenadamente como decoración de pilastras, basamentos, etc. Cabe pensar, ya que la obsidiana representaba entre los aztecas al Dios Tezcatlipoca, si esto no será una aportación indígena, a través de la cual los tarascos constructores del templo integraron parte de sus símbolos religiosos al templo que la impuesta religión les obligó a construir.
Remata la fachada en una doble pendiente moldurada, sobre, la que destaca el reloj, de fabricación posterrior a la del templo. La torre, situada al extremo derecho, acusa asimismo su caracter decimononico, ya que sobre el liso cubo que la soporta, sus dos cuerpos y el cupulín del remate muestran tanto en las pilastras que los adornan como en lo cuatro vanos que se abre, las respectivas caras de cada uno, su posterior construcción.
En su interior, la única nave del templo consta de coro alto soportado por cuatro columnas hexagónales y tres arcos multilobulados que dividen el entre-eje de la nave y vestibulan el coro bajo. A la izquierda de éste se encuentra el bautisterio, y en el m uro derecho, pasado el coro, una puerta comunica con el ex-convento; el ábside del templo, de forma ochavada, aloja un gran retablo dorado dieciocheso, y un gran arco triunfal, ochavado en su intradós y soportado por columnas cilíndricas corta el espacio del presbiterio, en cuyo muro derecho se abren las puertas que comunican con la sacristía y antesacristía. El plafón de madera pintada descansa sobre molduradas ménsulas de madera labrada, ocultando la estructura de madera que soporta la teja de la cubierta a dos aguas.
Seis altares laterales amueblan los muros del templo, en el cual, sobre el muro derecho se abren tres grandes ventanas ovales sobre la nave y antes del arco triunfal, después del cual existen dos ventanas verticales cerradas por arco de medio punto.
Del ex-convento solo mencionaremos que se encuentra en deplorable estado de semi-ruina, tanto interior como exteriormente, aun cuando todavía se admiran los cuatro arcos de la portería, uno de ellos cegado, y algunos detalles y espacios de su interior, que alojan diversas actividades hoy en día. El exterior del templo muestra sus bellos perfiles y recios contrafuertes de desnuda mampostería, ya que ha perdido sus originales aplanados y se encuentra con los muros expuestos al ataque de los vientos, la humedad y otros agentes de deterioro.
5.-OBRAS DE ARTE
Los seis altares laterales del templo, de estilo neoclásico y que provienen seguramente de principios de este siglo o fines del pasado, combinan en su fábrica la cantera, la madera y pasta, y se encuentran pareados uno frente al otro. Su diseño no merece mayor comentario, no así sus imágenes, algunas de las cuales tienen gran calidad y antigüedad.
El primer altar del lado izquierdo contiene, en su parte alta y como añadido al retablo, una bella pintura de Cristo en la cruz rodeado de ángeles, y parece popular del siglo XVIII. El gran cuadro que ocupa el total del retablo, de tres por cuatro metros es una alegoría en que la Santísima Trinidad ocupa la parte superior, en la parte media se encuentran santos y arcángeles y en la inferior las ánimas del Purgatorio, tema y composición frecuentes en el siglo XVIII, y que en este ejemplo alcanza gran calidad. El cuadro es anónimo y está fichado en el el año del señor de 1733. Bajo la gran pintura, siete pequeños cuadros enmarcados por el mismo retablo representan otras tantas ánimas. De los demás altares vale destacar una bella Inmaculada Concepción de madera policromada; Un bello San Antonio Abad del mismo material; un Hecce Homo y una delicada Virgen del Carmen con niño, también de madera plicromada; por último, hay una Virgen de Guadalupe, oleo de regular calidad.
El altar mayor es de gran calidad y merece especial atención, tanto por su estructura y diseño, como por las imágenes, escultóricas todas, que contiene. De tres cuerpos divididos en tres tableros que separan columnas que tienden al estípite, se cierra con un remate semicircular, y a la riqueza del labrado en que abundan medallones, hojarascas, conchas y otros varios, añade las graciosas cabezas angélicas y querubines, cuyo policromado destaca en el dorado acabado de las tallas.
El primer cuerpo lo ocupan, en el centro, un trágico Cristo crucificado, del siglo XVI ó XVII de magnífica factura y realizado en pasta de caña; a la izquierda, una Dolorosa un tanto inexpresiva le hace compañía, en tanto que a la derecha un San Juan de finas facciones completa este cuerpo: en el segundo cuerpo, un extraordinario San Agustín, con ricas vestiduras y tocado con Tiara sostiene un Sagrado Corazón en su mano derecha y en la izquierda un báculo. Lo flanquean, en un nivel más bajo, dos tallas de igual calidad, correspondiendo la de la izquierda a San Nicolás y la del lado derecho a San Felipe, ambos portando hábito agustino. En el último cuerpo, sobre San Agustín aparece un San Pedro de menor tamaño e igual calidad, y a sus lados, otra vez en un nivel inferior, dos pequeñísimas y hermosas imágenes aparecen; del lado izquierdo, un San José y del derecho, otro San Felipe sobre el del segundo cuerpo. Es indudable que estas dos pequeñas esculturas se colocaron en los últimos tiempos para suplir a las que originalmente tuviera el retablo, y cuyas causas de desaparición se ignoran.
Cabría destacar, por último, el púlpito de madera montados en base de cantera, con capelo, de buena fábrica y diseño, probablemente del siglo XIX; el decorado de muros y plafón, típico de los últimos años del siglo XIX, en que los motivos geométricos y las grecas de claros y luminosos colores se repiten sin hacer monótonos los grandes paños en virtud de sus bien proporcionados enmarcamientos y separaciones; el antiguo órgano del coro, con sus flautas tubulares viendo a la nave del templo en el hermoso mueble de madera del instrumento y, finalmente, la puerta entablerada de la entrada principal, de gran antigüedad no determinada, y en cada uno de cuyos tableros de reducidas dimensiones se labraron pequeñas obras de arte, hoy bastante deterioradas, alusivas siempre a la iconografía católica.
6.-NOTAS BIBLIOGRAFICAS
1. Pulido Solís, Ma. Trinidad. EL TRABAJO INDIGENA EN LA REGION DE ZINAPECUARO - TAXIMAROA - MARAVATIO en MICHOACAN EN EL SIGLO XVI. Pág. 319.
2. Basalenque, Diego de. HISTORIA DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLAS DE TOLENTINO DE MICHOACAN DE LA ORDEN DE N. P. S. AGUSTIN. Pág. 155.
3. EL OBISPADO DE MICHOACAN EN EL SIGLO XVII. Pág. 199-200.
4. Basalenque. OP. CIT. Pág. 134.
5. Romero, José Guadalupe. NOTICVIAS PARA FORMAR LA HISTORIA Y ESTADISTICA DEL OBISPADO DE MICHOACAN. Pág. 63.
6. IBIDEM.
7. IBIDEM. Pág. 155 - 156.
8. Kubler, George. ARQUITECTURA MEXICANA DEL SIGLO XVI. Pág. 626.
7.-BIBLIOGRAFIA
Pulido Solís, M. Trinidad. EL TRABAJO INDIGENA EN LA REGION DE ZINAPECUARO - TAXIMAROA - MARAVATIO en MICHOACAN EN EL SIGLO XVI. Colección Estudios Michoacanos, VII. Morelia, 1984.
Basalenque, Diego de. HISTORIA DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLAS DE TOLENTINO DE MICHOACAN, DE LA ORDEN DE N. P. S. AGUSTIN. Editorial Jus. Colección México Heroico, 18, 1963.
EL OBISPADO DE MICHOACAN EN EL SIGLO XVII. INFORME INEDITO DE BENEFICIOS, PUEBLOS Y LENGUAS. Nota preliminar de Ramón López Lara - Fímax Publicistas, Morelia, 1973.
Romero, José Guadalupe. NOTICIAS PARA FORMAR LA HISTORIA Y ESTADISTICA DEL OBISPADO DE MICHOACAN. Fimax Publicistas. Colección Estudios Michoacanos I. Morelia, 1972.
Kubler, George. ARQUITECTURA MEXICANA DEL SIGLO XVI. Fondo de Cultura Económica. México, 1983.
ELABORO: ARQ. RAMON M. BONFIL
FECHA: 1985.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Agustín