Nombre del Inmueble
San Andrés
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000422
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000422
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
El territorio tarahumara ocupó en épocas prehispánicas principalmente las estribaciones orientales de la gran sierra, zona de fértiles valles alternados con cadenas montañosas de poca altura que se diluyen en la extensa y desértica llanura del este y noreste, llanura recorrida constantemente por multitud de pueblos nómadas que se disputaban fieramente cotos de caza y aguajes.
A la llegada de los españoles la gran llanura fué atravesada por las expediciones que abrieron los territorios de Río Grande del Norte y Nuevo México, pero la colonización tenía que realizarse de una manera más firme y paulatina. La utilización de tierras y la explotación de minas requería, en primer lugar, de la ocupación del territorio de los indígenas y después del trabajo de los mismos, su reducción como se le llamó entonces a la aceptación de una vida sedentaria y una nueva religión, labor en la que la acción militar nunca hubiera sido completamente efectiva (de hecho, los apaches siguieron en pie de guerra hasta finales del siglo XIX), sin el trabajo de los misioneros que lenta y abnegadamente lograron la reducción de los naturales, muchas veces interrumpida por los malos tratos que los españoles daban a la fuerza de trabajo indígena, contraviniendo las cédulas reales al respecto y que povocaron numerosas y sangrientas rebeliones, principalmente en el siglo XVII.
Las misiones franciscanas estuvieron situadas en la parte llana al oriente y el norte de la región tarahumara, evangelizada por los jesuitas, pero los límites de ambas regiones nunca llegaron a definirse con gran exactitud, geográficamente no era posible, por lo que las fundaciones franciscanas más cercanas al área jesuita estaban habitadas en una gran proporción por tarahumaras que en esos puntos entraban en contacto y compartían los terrenos en ocasiones con conchos, julimes, sumas, etc. Tal era la situación en el siglo XVII de la región que ocuparía la misión de San Andrés.
2.-EMPLAZAMIENTO
La población de Riva Palacio, como tantas en la república, mantiene en gran medida en el habla popular el nombre de San Andrés, de la misión franciscana que le dió origen.
Situada en las primeras estribaciones de la gran sierra occidental del estado, el terreno es más llano, escasamente regado pero, en mucho, propio para la agricultura, principal actividad de la región. El clima en esta ventana hacia las zonas áridas del norte y noreste no resulta tan extremoso por los vientos que descienden desde la sierra.
Pequeña población que actualmente no llega a los dos mil habitantes, posee un trazo regular hacia el centro, dependiente del camino de terracería que conduce al poblado de General Trías y a la capital del estado, el cual al entrar al poblado se convierte en la calle principal. Desemboca en una plaza tradicional, medianamente arreglada con sus calles circundantes sin pavimento pero embanquetadas correctamente. En la cabecera oeste ocupa un lugar prominente el templo, aislado de cualquier otra construcción. Su frente se abre hacia el oriente de acuerdo al simbolismo tradicional de los franciscanos en cuanto a la orientación de sus templos misionales.
Con la plaza hacia el frente y áreas libres en las otras tres orientaciones, el templo puede apreciarse por completo desde cualquier punto, tanto en sus fachadas laterales como en la posterior que se abren a calles mas o menos regulares configuradas por los alineamientos de las construcciones, aún cuando no posean ningún otro tipo de urbanización.
En general las construcciones que conforman el poblado son de un solo nivel, con una densidad de construcción alta hacia el centro de Riva Palacio, por lo que el templo constituye el punto principal tanto visual como urbanísticamente.
3.-ASPECTO HISTORICO
En un principio doctrina (templo sin sacerdote fijo) de la misión franciscana de Santa Isabel, San Andrés pronto cobró importancia como fundación misional.
La fecha exacta de la construcción del primer templo no se ha determinado al no existir archivos de los franciscanos. Almada consigna la fecha de 1696 y el nombre de Fray Alonso Victorino como el fundador, pero en la reorganización de las misiones franciscanas en 1694, San Andrés es ya considerado como cabecera principal y muchos años antes (1649) el gobernador Guajardo de la Nueva Vizcaya menciona el pueblo como San Andrés y un año después Fray Lorenzo Canto hace referencia al pueblo y doctrina de San Andrés, según el investigador W. Griffen.
De un modo u otro, el templo de San Andrés tenía gran importancia como sede de la misión franciscana del lugar a principios del siglo XVIII, ya que era cabecera de siete pueblos de misión en una extensa zona.
El siglo XVIII fué sin duda la época de mayor florecimiento del templo por la continuidad del trabajo de los franciscanos y en este periodo debió también ser notablemente enriquecido en imaginería y equipamiento eclesial.
La atención misional a los tarahumaras, pacificados completamente después de las grandes revueltas de finales del siglo XVII constituyó el objeto del trabajo misional del templo de San Andrés, ya que los misioneros franciscanos y jesuitas únicamente tenían permitido ejercer su ministerio en tierras de misión, entre indígenas, dejando al clero secular el trabajo entre españoles y mestizos. San Andrés tenía durante la visita del obispo de Durango (cabecera de la diócesis de la Nueva Vizcaya en ese tiempo) Don Pedro Tamarón y Romeral en 1767, una gran proporción de tarahumaras en su población y aún en 1817, esta proporción se mantenía, por lo que los franciscanos permanecieron en el lugar hasta su secularización en el siglo XIX.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
Notable en verdad resulta el contraste entre las limitaciones espaciales y de ornamentación del antiguo templo misional franciscano de San Andrés en el actual poblado de Riva Palacio y su disposición en planta de tres naves, verdaderamente rara en el área misional chihuahuense (comparte esta característica con la misión hermana de Santa Isabel, a poca distancia del lugar).
Las condiciones, ya expuestas, de su emplazamiento y su buen mantenimiento nos permiten una completa apreciación del exterior del templo desde todos los ángulos, es por ésto que el atrio, pequeño y único espacio libre del conjunto del templo, mas que un elemento del entorno urbano unido al templo, es una extensión de su volumen.
Tras este atrio, la fachada principal se eleva en dos cuerpos; un gran muro liso y rectangular con el lado mayor hacia la horizontal y sobre él, hacia el extremo norte, la torre única que sobresale sin acusar su volumen en el primer cuerpo, cuyos únicos relieves son la portada y dos pequeñas ventanas rectangulares en la parte superior de ambos extremos. La portada está trabajada en la cantera rosa de la región y consta de dos pilastras de fuste redondeado con basa y capitel laterales a la puerta de entrada, rematada esta última con arco de medio punto. Remata todo el conjunto una pequeña cornisa apoyada en las pilastras. Sobre la portada un óculo octagonal enmarcado en cantera ilumina el coro. Oculo y portada están encerrados por una moldura sencilla que traza un rectángulo con dos lineas diagonales en la parte superior a manera de frontón como remate.
La torre consta de tres cuerpos similares, cada uno menor hacia arriba y un remate. Cada cuerpo contiene en una planta cuadrada con caras lisas en cada una de las cuales hay dos luces alargadas en la vertical con remate de medio punto, sin mas relieve que una sencilla moldura a manera de cornisa que divide los diferentes cuerpos. El remate es una pequeña cúpula con cruz metalica.
En las fachadas laterales dominan los volúmenes de los grandes muros laterales de carga y algunos contrafuertes, todos correctamente aplanados y pintados en blanco. Curiosamente en ambas fachadas laterales existen portadas similares a la principal en diseño y material, pero en dimensión un poco mayor, ya que contienen una pilastra más adosada a cada lado.
En el interior, la entrada abre directamente al sotocoro que abarca, en sentido transversal, un solo entre-eje, ya que a ambos lados tiene espacios cerrados correspondientes al bautisterio y acceso de la torre.
La parte más notable del templo son las tres naves que conforman su espacio principal. Se encuentran delimitadas por dos hileras de columnas de sección cuadrada con basa y capitel realizadas en cantera. Sobre ellas y en ambos sentidos, descansan arcos de medio punto, también formados en cantera. Los arcos de los extremos descansan en pilastras adosadas a los espesos muros laterales de adobe, suficientes para resistir el empuje lateral. Los tímpanos de estos arcos reciben las cubiertas de madera a base de una viguería que sostiene un artesonado de duela, correctamente trabajada pero sin ninguna ornamentación adicional. En el sentido longitudinal estas tres naves están formadas por cuatro entre-ejes que, al igual que el ancho de las naves laterales, es de corta dimensión, por lo que las tres naves están destinadas al acomodo de los fieles sin capillas laterales.
El presbiterio, separado de la nave central por un escalón, carece de ábside, unicamente sus mur os laterales se desvían hacia el centro para conformar su espacio propio de manera que resalte el altar principal y la figura del santo patrón.
El coro presenta para su soporte y cubierta, dos arcos cuyo trazo alargado no completa la figura de elipse y más bien se trata de secciones de circunferencia que descansan en pilastras.
A ambos lados del presbiterio y dentro de los espesos muros de adobe se encuentran los pequeños espacios de sacristía y oficina.
5.-OBRAS DE ARTE
Aún cuando en alguna época del periodo colonial, la misión de San Andrés cobró bastante importancia dentro de las misiones franciscanas, no se tiene información acerca del equipamiento del templo en aquellos tiempos, ni de su alhajado e imaginería. Si en verdad los tuvo, nada queda en la actualidad. Pero la población progresa, el templo ha sido restaurado y es de esperarse que se realice algún tipo de alhajado y ornamentación.
Destaca actualmente la figura en relieve del santo patrón, San Andrés que ocupa el lugar principal sobre el altar mayor. Se trata de una igura de correcta factura, un poco menor que el tamaño natural y de cierta antigüedad, acerca de la que no se tienen datos exactos. De cualquier forma, domina por su importancia plástica sobre el resto de la escasa imaginería. Esta es en verdad escasa, al grado de que el templo produce una impresión de espacio vacío, sin terminar, cuando se mira en otra dirección diferente del presbiterio. Unicamente dos virgenes y un crucifijo en relieve policromado reciente de factura artesanal, pueden distinguirse en las naves laterales.
El altar mayor está realizado en granito, y se distingue en el conjunto un baldaquino del mismo material con bóveda de media naranja sostenida en pequeñas columnas con basa y capitel que contiene la imagen de San Andrés.
El trabajo en madera es escaso y de poca calidad. Las bancas y el pasamanos del coro no tienen mayor relieve. Unicamente las puertas de entrada, principal y laterales, son de factura un poco más antigua, correctamente entableradas.
6.-BIBLIOGRAFIA
ALDAMA, Francisco R.
Diccionario de historia, geografía y biografía Chihuahuenses.
1a. edición 1929. Ciudad Juárez, Chih. 1968.
GRIFFEN, Willian B.
Indian Assimilation in the Franciscan area of Nueva Vizcaya.
The University of Arizona Press. Tucson, Ariz. E.U.A. 1979.
ARLEGUI, Fray Agustín.
Chronica de la provincia de N.P., San Francisco de Zacatecas.
Calle de los Rebeldes 2. México, 1851.
ELABORO: ALBERTO VALENCIA
FECHA: 1984.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Andrés