Imagen principal
Nombre del Inmueble
San Bernardino de Siena
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001077
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001077
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
El estado de Guerrero, es una de las regiones mesoamericanas de las que se conocen bastantes antecedentes en su época prehispánica, lo que es el territorio actual de este estado, estaba dividido en siete provincias, que tributaban al señorío Mexica, estas provincias eran: Tasco, Tepecoacuilco, Vihuatlan, Tlapa, Tlacozahuitlan, Quiyauhteopan e Igualtepec. En la matrícula de tributos del códice Tlachco se anotan varias de las cargas que a manera impositiva recaudaban los mexicas (1). Las cuales consistían entre otras cosas en cobre, oro y plata. En la época colonial, enterado Cortes que de la región de Tlachco provenían piezas de estaño, requerido en aquella época para la fundición de artillería, envió tropas a reconocer la región, junto con los soldados fueron los mineros, que descubrieron varias vetas importantes en la zona, a la cual se le denominó como minas de Taxco. En esta área se encontraban seis pueblos de indios, Tlachco uno de ellos y otro Tetelcingo, este último se convierte en la época colonial, primero en el Real de Minas de Tetelcingo y luego en el Tasco actual. Junto con los agustinos, los dieguinos orden franciscana emprendieron la evangelización de la zona sur en 1529, estas dos órdenes extendieron su labor pastoral hasta lugares tan lejanos como Patatlan o Coyuca.
En la época colonial, Tasco sigue el patrón de desarrollo de los reales mineros y por la bonanza de sus vetas adquiere especial relevancia, la organización civil consistía en una alcaldia mayor que dependía de la audiencia de México y existían como delegados del virreinato los diputados del real cuerpo de minería, que vigilaban el cumplimiento de las ordenanzas, recogían el quinto y otros impuestos, estos funcionarios dependían del alcalde, quien era substituido en ausencia por un teniente del ramo de la minería.
La ruta que unía a la capital de la Nueva España con la mar del sur, o sea el puerto de Acapulco de donde partían los galeones de Manila, pasaba como punto importante por Tasco, prácticamente era una vereda de montañas durante todo el siglo XVI, fue hasta finales de éste en 1592, cuando el virrey Don Luis de Velasco, la convirtió en lo que entonces se conocía como camino de herradura, esta ruta era más o menos transitable salvo en época de lluvias y se tardaba en transitarla quince días aproximadamente, en 1697 un famoso viajero europeo Carrieri invirtió doce días en recorrerla (2). El famoso José De la Borda que fue un constante benefactor de la región, mandó de su propio peculio arreglar el tramo de camino que unía Tasco con Cuernavaca. Sin embargo, esto fue algo que Borda hizo en beneficio de su zona de influencia, ya que el virreinato dejó que el tramo comprendido entre la capital y Cuernavaca permaneciera en pésimo estado y fue hasta después cuando se mejoró en algo. La relación que guarda la ruta hasta Acapulco con el convento de San Bernardino de Siena, es que en el puerto los franciscanos establecieron el convento de San Diego con objeto de que éste tuviera funciones de hospital y aunque sólo estuvo en poder de la orden menos de treinta años, ya que luego pasó a ser atendido por los religiosos de San Hipólito, el convento de San Bernardino de Siena, era un punto estratégico de apoyo para el paso de los religiosos de la orden en tránsito hacia Acapulco.
Hasta finales del siglo XVIII, la ciudad de México fue la capital del virreinato y al mismo tiempo la cabecera de la provincia de México y ésta comprendía el territorio que actualmente corresponde al Distrito Federal y a los estados de México, Querétaro, Hidalgo, Tlaxcala, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Tabasco, Michoacán, Guanajuato y parte de San Luis Potosí y Colima. A esto se debe que la alcaldía de Tasco estuviera bajo su jurisdicción, cuando en 1784 le expidió la orden de intendentes (3), las alcaldías mayores se convirtieron en partidos y las de Chilapa, Tasco, Iguala y Acapulco pasaron a depender de la intendencia de México. Según el padrón levantado en Tasco en 1772 por el Doctor De la Borda, la población con sus barrios, haciendas y cuadrillas comprendía 1383 casas con 4353 habitantes.
2.-EMPLAZAMIENTO
El exconvento de San Bernardino de Siena se localiza viniendo por la carretera que comunica con Cuernavaca y la ciudad de México, entrando por la calle de la Garita llegamos a toparnos con el ábside del templo, haciendo un quiebre la calle mencionada desemboca en una plazoleta que hace las veces de atrio, la parte poniente de esta plaza viene siendo realmente un ensanchamiento de la calle. En este espacio se encuentra una fuente que presenta una interesante composición La no menos que está cabe el monasterio de San Bernardino (4), no es una fuente adosada al muro, ni tampoco exenta, sino que descansa su mitad inferior sobre la plaza y la otra se adosa a un murete que le sirve de respaldo, este tiene un trazo mixtilíneo lo mismo que el brocal. Un gran muro de contensión sirve de marco a la calle que bordea el templo y por el lado poniente se remata la visual con la topografía caprichosa de múltiples niveles, en donde se desplantan las casas vecinas. Por el lado oriente del convento, existe una depresión de terreno que forma una plazoleta, ésta es parte de un sistema urbano articulado que en un principio probablemente estuviera formado por pequeños barrios que con el tiempo se han consolidado dentro del casco urbano, cabe la cita de Don Manuel Toussaint El convento de San Bernardino de Siena se interpone entre Chavarrieta y la Parroquia (5). Empezamos por la plazoleta de Chavarrieta, siguiendo por la del convento que nos ocupa, llegando a la plaza Borda, siguiendo por San Sebastián y San Nicolás y terminando por San Miguel. Todas estas plazoletas forman un contexto urbano que, siguiendo las características de traza de los reales mineros y bajo la influencia de las ordenanzas sobre lugares públicos de la Cédula de Felipe II, referente a la fundación de villas y ciudades (6), constituyen un circuito urbano que tiene un contenido histórico urbanístico digno de mencionarse.
El tratamiento de los pavimentos forma parte del entorno urbano del convento y sigue el tratamiento de piedras de distintos colores tan típicos de la ciudad de Tasco, por desgracia este empedrado se ha perdido prácticamente en las calles aledañas al convento.
3.-HISTORIA
El convento de San Bernardino de Siena, fue fundado por los dieguinos, rama de los franciscanos, en 1592, siendo el autor de la fundación Fray Francisco de Torantos, a decir de Don Manuel Toussaint En 1592 se expidió una escritura de patrono concedida a favor del vecino y minero Antonio Verrú Bravo, un Borda pequeño.
Su primera piedra no fue puesta sino hasta el 5 de abril de 1595 y Don José de la Borda tuvo el proyecto de construirlo, para lo que mandó peritos a reconocerlo (7). Así vemos que la primera piedra se puso en abril de 1595 estando presentes los españoles Diego Gonzales de Bocanegra y el cura Eugenio de Moratilla, así como el cura de indios García Rodríguez, siendo alcalde mayor Cristóbal Vargas Valdez. Sobre la dedicación del templo sabemos que ésta fue hecha en el año de 1627, siendo guardián Fray Juan Muñoz y Vicario Provincial Fray Francisco de la Cruz, estos datos nos hacen presumir que para estas fechas ya estaba terminando el primitivo edificio, según se relata en la crónica de la orden (8).
El edificio del convento, aunque importante por su tamaño, fue siempre, de acuerdo a los votos franciscanos, bastante pobre, en un principio estuvo techado con estructura de madera y tejamanil como cubierta, así en 1753-1754, se enlosó el cementerio nuevo y se construyó una cerca de 40 varas de largo por cuatro de largo y dos tercias de ancho, toda la barda de cal y canto (9). En esta época también se hizo de nuevo el reloj grande y se cercó el perímetro del huerto. Entre 1754 y 1756 se colocó en el tabernáculo del antepecho del coro una imagen de la virgen de Belem. De 1756 a 1782 se realizaron diversas acciones de construcción y de ornamentación, entre las más relevantes están las que se llevaron a cabo de 1769 a 1770 en que se reparó el techo de la iglesia y se le dotó de confesionarios; permaneció hasta que a principios del siglo XIX un incendio destruyó la iglesia y parte del convento, se reedificó gracias a la insistencia de Fray Agustín León Real. (10)
De 1810 a 1811, se atenuó el ritmo de las obras ya que debido a la guerra de independencia las limosnas escasearon, no obstante se realizaron obras de reparación de la celda guardial y se construyó una bóveda en la planta alta del claustro, así como diversas obras de vidriería en la biblioteca, dormitorios y claraboyas. Las obras continuaron hasta que en 1823 a 1824 se concluyó la iglesia y la sacristía techadas con bóveda, faltando del conjunto general las torres. Obra - queda concluida y estrenada la iglesia (excepto sus torres), la sacristía con su corralito, aguamanil, librería, capilla del santo entierro que va a la tribuna con dos celdas claustros bajos y de arriba, portería, antesacristía y tribuna, todo de bóveda en lo que y en techar dos veces el convento, una de tejamanil y otra de teja, en hacer dos veces la capilla provisional con su sacristía, la pila del claustro, composturas de celdas, puertas, vidrieras y multitud de reparos y remiendos necesarios, se han gastado desde el 18 de marzo de 1805 en que se destruyó casi todo el convento por el horrible incendio que en dicho día padeció hasta hoy, 16 de octubre de 1824 la cantidad de treinta y dos mil seiscientos nueve pesos siete y medio reales, sin que a nadie por la misericordia de Dios, no se le debe un medio real (11).
En el convento, se pueden observar algunas inscripciones y placas que son testimonios históricos de acontecimientos relacionados con el edificio. Una placa de mármol que se localiza en la fachada del templo habla que ahí se dio alojamiento en 1821 a Don Agustín de Iturbide y que éste en compañía de Fray Agustín León Leal, concertó la entrevista con Don Vicente Guerrero que culminó con el abrazo de Acatempan. Otra inscripción nos habla de que la primera misa se cantó en la nueva iglesia el 31 de julio de 1823 y otra más dice de una nueva reconstrución del convento en 1839, así como que también se hizo un nuevo cementerio al cual se le pusieron puertas.
En 1909, se convirtió el exconvento en escuela, lo cual le hizo sufrir afectaciones en su totalidad, según testimonios de tradición oral, todavía hace algunas décadas, del claustro tan sólo quedaban vestigios, la capilla que estaba junto a la portería ya no existía y sólo el templo con su capilla anexa quedaban en pie.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El conjunto del exconvento de San Bernardino de Siena, está integrado por dos grandes volúmenes principales, uno que corresponde al macizo del templo y su capilla adjunta y otro que constituía el claustro y dependencias del convento. La nave principal de la iglesia tiene adosada al lado poniente una capilla intercomunicada, al oriente se encuentra el claustro y al norte los servicios de apoyo al culto como son: la sacristía, las oficinas y el baptisterio. Como parte del cuerpo que integraba el convento alrededor de un patio porticado, hacia el sur sobresale un volumen que conforma uno de los límites de la plazuela que funciona como atrio.
Por la parte norte destaca sobre el perfil urbano la volumetría pesada de un ábside, cubierto por una bóveda poligonal en la que se acusan tres gajos o divisiones, por el lado oriente y poniente las fachadas masivas y sin remates terminan en una línea recta continua, por el lado oriente se ve una escalinata adosada que sirve para ascender a la torre del mismo lado, esta fachada presenta tres vanos, dos en forma de capialsado y una claraboya.
El tambor de la cúpula es tosco y redondo, clareado por ventanas rectangulares, enmarcadas por unas pilastras con capitel que rematan en una cornisa de donde arranca la cúpula semiesférica ligeramente apuntada, dividida en seis gajos por nervaduras; toda la cúpula termina en una especie de remate campaniforme que hace las veces de linternilla. Hacia esta misma orientación, se destaca el volumen de lo que fue el convento, que en esta visual es un macizo de liso paramento, en el que se abren doce vanos de proporción uno a dos; hacia el sur, este volumen presenta en su esquina superior izquierda dos arcos de una galería cubierta por un tejado de construcción muy posterior.
Por el lado de la plaza, o sea con orientación sur, la fachada, con características formales muy simples, es un pesado volumen de dos niveles, hacia el oriente, sobre el primer el cuerpo que le sirve de basamento y que está clareado con cuatro simples ventanas rectangulares, existe viendo al sur una galería de cinco arcos de medio punto con una graciosa cubierta a una agua hecha con estructura de madera y teja de media caña. Volteando a noventa grados, en el paño poniente de este volumen nos encontramos con la fachada de lo que debe haber funcionado como portería del convento y que es una construcción de dos niveles, porticada en su parte inferior con arcadas de medio punto, su segundo nivel presenta ventanas enmarcadas con jambas y dinteles de cantera que rematan contra un friso bajo una saliente a manera de cornisa de la que arranca un sencillo pretil terminado en una ceja.
Todo este volumen se traslapa con la base de la torre oriente ocupando toda esa cara de su base.
Viendo al sur, a la pequeña plazoleta, se desplanta la portada de la iglesia. La envolvente de la fachada vista geométricamente es pesada, de proporción casi cuadrada, las dos esquinas están marcadas por las líneas verticales de dos cintas de cantera que a manera de esquineros destacan lo que era el arranque de las torres inconclusas, el remetimiento entre esta especie de pilastras o cintas de cantera debió haber estado aplanado y en la actualidad presenta la fábrica burda del muro de cal y canto. Las dos salientes que acusan el arranque de las torres rematan en la parte superior de la fachada en una arquitrabe, sobre la que destaca un cornisamiento volado, todo esto en cantería.
Entre las pilastras interiores de la fachada de las torres y el entablamiento se forma un rectángulo que contiene la portada del templo y sobre el volumen de la fachada se levantan, como muñones, la primera parte de unas torres clareadas con ventanillas que tienen balaustradas y se cierran con arcos de medio punto. Como remate de esta parte se han puesto una cubiertas que únicamente cumplen con la misión de rematar las torres inconclusas.
La portada con líneas neoclásicas es, como elemento arquitectónico, quizá lo mejor del conjunto, sus líneas dominantes están constituidas por dos pares de robustas pilastras en cuyo intercolumnio se abre una puerta con arco de medio punto, sobre él a manera de alfíz hay un recuadro cornisado, sobre el que descansa una venera elíptica enmarcada con guirnaldas y sin ninguna inscripción. Sobre las pilastras descansa una delgada arquitrabe sobre la que sigue el friso decorado con medallones circulares sin ornamentación que, a manera de metopas, completan el efecto clasisista del cornisamiento, apoyándose en éste se levanta un frontón triangular cerrado que tiene en el centro un óculo circular bordeado por una simple moldura.
La portada de la capilla lateral está remetida de la iglesia y en sus líneas trata de seguir el estilo de la portada principal con dos pilastras gemelas, arco de medio punto en el intercolumnio y un curioso acusamiento de frontón triangular abierto, en el que se encaja una ventana cuyo dintel es un frontón terminado en arco rebajado. El interior del convento, ahora convertido en escuela, se encuentra desde luego muy modificado en su planta y espacios, por lo que es muy difícil distinguir a simple vista las dependencias antiguas. Lo que conserva su sentido especial bastante completo es el claustro; de forma cuadrada tiene una galería porticada a base de arcos rebajados de tres centros que arrancan de pilastras cuadradas con basamento y capitel muy sencillos, estas arcadas suman cuatro por cada lado del patio; este último tiene un pavimento enlosado y en su centro una fuente de azulejo y cantera con planta mixtilínea. En los cuatro rincones del claustro se pueden apreciar arcos de rincón que arrancan de unas impostas molduradas sobre el muro, en el segundo nivel se prolongan las pilastras cuadradas con capitel que sostienen una cubierta inclinada de teja de media caña, sobre estructura de madera, entre pilastra y pilastra hay una barandilla o antepecho de celosía de barro, con un pasamanos moldurado en argamasa. En general, el claustro conserva un agradable ambiente monacal que recuerda la disposición que debe haber tenido el primitivo convento, éste en su portería, cocina refectorio y celdas monásticas se encuentra muy modificado, ya que en la actualidad todas estas dependencias están ocupadas por locales escolares, dificultando su identificación a simple vista.
La iglesia tiene planta en forma de rectángulo alargado de una sola nave, está dividida virtualmente en tres secciones por los salientes de los arcos fajones, antes de llegar al espacio cubierto por la cúpula, espacio que delimita los arcos torales, el último de los cuales coincide en su proyección con el arranque del presbiterio. El ábside presenta una planta poligonal en forma de trapecio y está cubierto también por una semibóveda poligonal de gajos, en su lado derecho viendo hacia el altar se encuentra la comunicación con la sacristía, al lado oriente de ésta se encuentra el baptisterio y hacia el poniente se localizan las oficinas parroquiales.
La entrada a la iglesia se hace a través del sotocoro, éste se encuentra sostenido por arcos de tres centros muy rebajados que presentan muy buen trabajo de corte de piedra en sus dovelas, como toda la cantería de la estructura, las impostas de éstos se encuentran imbuidos en las pilastras que sostienen el primer arco fajón de la nave, el coro está techado con una bóveda de lunetos al igual que ésta. Destaca en esta iglesia el excelente trabajo de cantería, los tablerados de las pilastras, el friso decorado, la cornisa interior y las nervaduras, el altar es un semibaldaquino de época muy posterior a la construcción de la iglesia.
5.-OBRAS DE ARTE
En la capilla anexa al templo se aprecia una escasa ornamentación, a diferencia de la nave, en la que existen tanto objetos de valor artístico como de manufactura comercial. Entre los primeros se destaca un baldaquino de influencia clasicista localizado en el altar mayor, el cual está ubicado en el ábside del templo. Las seis columnas que lo conforman, de fuste liso, con sus respectivos plintos, se apoyan en un pedestal de tres cuerpos desplantados sobre el altar original; enseguida de los capiteles de influencia corintia aparece un entablamento mixtilíneo, cuyo friso está decorado con guirnaldas. Entre la cúpula del baldaquino y un arco rebajado que se apoya en dos impostas y que corona el conjunto, se forma un espacio ocupado por una escultura de San Bernardino, que se encuentra circundada por una gloria.
Sobre los pedestales, de fabricación reciente, ubicados a los lados del altar original se aprecian dos imágenes escultóricas: San Francisco de Asís en el lado izquierdo y San Martín de Porres en el derecho, así como también la Virgen María ubicada en el intercolumnio del edificio. Todas estas figuras son de manufactura comercial y de diversos tamaños.
Sin poder dar un dato exacto de su elaboración, se considera que los cuatro óleos, dos de ellos localizados en los muros laterales del ábside y los otros en los muros de la nave, pertenecen a la época colonial y se consideran con valor artístico.
En el entreje continuo al ábside, del lado derecho de la nave, existe un púlpito tallado en madera y sustentado por un cono invertido; la cúpula de su tornavoz se forma mediante gajos coronados por una poma. Posiblemente la factura de estos elementos corresponde a principios de este siglo. En este mismo costado aparecen dos retablos con decoración mixta y de elaboración reciente.
En el muro izquierdo de la iglesia hay otro retablo de iguales características a los del costado derecho, el cual se apoya en una repisa de piedra con molduraciones, estando empotrada en el muro; se aprecia además, en el siguiente entreje, un conjunto de diversas esculturas representando la crucifixión, en el que mezclan figuras comerciales y estofados en madera de calidad.
De construcción en madera, se encuentran: la balaustrada que ostenta el coro, cuyo diseño sigue los lineamientos de las que se encuentran en la torre-campanario; las bancas para los feligreses, de líneas simples, remates mixtilíneos y tachones; dos sillones localizados en el presbiterio de respaldos mixtilíneos y cuyos brazos siguen un roleo y los confesionarios de líneas sumamente sencillas y carentes de ornamentación.
A los lados del acceso, empotradas en cada uno de los muros, se encuentran dos pilas de agua bendita cuyos recipientes son formados por medias esferas lisas que están empotradas en los muros, sus bocas se limitan por molduras curvas y se coronan con nichos abovedados sin ninguna ornamentación y los cuales siguen la misma forma que las pijas.
Otros elementos decorativos que se distinguen son: el barandal de hierro con diseño de volutas que separan el presbiterio del resto de la nave, varios candiles tipo araña fabricados en metal y formados por dos cuerpos de diferentes dimensiones que sostienen candelas de cristal, algunos esbeltos candelabros ubicados en el altar mayor, un pequeño crucifijo que corona el sagrario, un portaestandarte de base campaniforme, pequeñas representaciones del viacrucis distribuidas equidistantemente en toda la nave y diversas imágenes comerciales sobre los muros.
6.-NOTAS
(1). Enciclopedia de México. Tomo 12, p.230, Ed. Idem 1977
(2). Op. cit. Tomo 12, p.235
(3). Op. cit. Tomo 12, p.336
(4). TOUSSAINT Manuel.- Oaxaca y Taxco.- Ed. SEP. FCE, p.105
(5). Op. cit. p.129
(6). GARCIA Ramos, Domingo.- Iniciación al urbanismo.- Ed. UNAM 1977, p.382
(7). Libro de las construcciones y fundación del Convento de San Bernardino.- Museo Nacional de Historia.- México.
(8). Crónica de la orden franciscana AGN.
(9). Op. cit. inc. 7
(10). Op. cit. inc. 4
(11). Op. cit. inc. 8
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Bernardino de Siena