Nombre del Inmueble
San Fernando
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000426
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000426
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Situada en la llanura desértica del norte del estado de Chihuahua, El Carrizal nunca ha tenido relevancia como centro de población, pero su importancia estratégica por ser lugar de paso intermedio entre el sur más poblado, la sierra al oeste y el río Grande del Norte, ha sido significativa desde tiempos prehispánicos.
Numerosos pueblos indígenas cruzaron el desierto por aquí en su incesante peregrinar en busca de caza y aguajes, las condiciones naturales no eran propicias para asentarlos así fuera temporalmente y su cultura nómada tampoco se los permitía.
La llegada de los españoles a estas tierras no cambió, en un principio, la situación general. Exploradores, colonizadores, militares y misioneros, pasaron de largo hacia el gran río y Nuevo México. Los pueblos autóctonos únicamente aumentaron su belicosidad ante esta nueva amenaza.
Avanzada la época colonial, fue cada vez más necesario el control de los territorios. Esta labor correspondió en una gran medida y en casi todos los lugares de conquista, a los misioneros, únicos capaces de reducir (asentar permanentemente en un lugar) a los naturales; trabajo más sencillo en lugares más hospitalarios en donde los indios, de algún modo, estaban acostumbrados a permanecer aún temporalmente y que, con las nuevas enseñanzas de los misioneros, podían convertir en un asentamiento estable.
No eran esas las condiciones de la zona de El Carrizal; pocos habitantes indígenas muy belicosos y dispersos en inmensos territorios, impidieron hasta mediados del siglo XVIII el trabajo efectivo de los misioneros.
Fue necesaria la creación de establecimientos especiales para la frontera que incluyeran el auxilio de militares experimentados y de fortificaciones adecuadas para controlar razonablemente el territorio e intentar las demás tareas que llevarían a la colonización de estas llanuras.
Así nacieron los presidios.
2.-EMPLAZAMIENTO
El poblado de El Carrizal se encuentra en plena zona desértica a medio camino entre la capital del estado y el antiguo Paso del Río del Norte. Actualmente este punto intermedio de comunicaciones ferroviarias y de carretera se encuentra en Villa Ahumada, algunos kilómetros al oriente.
La aridez del terreno casi completamente plano, su clima extremoso y lo escaso de su población, todo trae a la memoria a los abnegados misioneros, los esforzados soldados virreinales, los feroces apaches, el ejército mexicano deteniendo al invasor. Todo ello centrado en la figura dominante del antiguo templo de San Fernando.
Y en verdad que esa imagen es dominante. El poblado en sí, carece de cualquier configuración urbana. A un costado del emplo y en algún otro lugar, es apreciable un vago intento de alineamiento en las escasas y separadas construcciones. Nada más nos lleva a pensar en otro indicio de traza urbana.
Toda la vida del lugar gira en torno al templo. Este presenta su fachada principal hacia un amplio espacio despejado de construcciones, medianamente nivelado y sin ningún tipo de pavimento u otro arreglo urbano, en el que unicamente se distingue el monumento, pequeño, erigido en honor del Gral. Félix U. Gómez muerto al rechazar al invasor norteamericano en 1916 en este lugar. Se puede considerar al templo y su pequeño atrio limitado por un muro bajo completamente aislado de cualquiera integración urbana o particular con otras construcciones, dado que el espacio libre frontal no tiene ningún trazo definido.
Las escasas construcciones que conforman el poblado son, casi en su totalidad, casas habitación. Existe una escuela a pocos metros del templo y no se cuenta con comercios de ningún tipo, servicio éste que proporciona, al igual que todos los demás, la cercana Villa Ahumada.
3.-ASPECTO HISTORICO
Aún cuando no se tienen datos exactos, es de suponerse que la primera edificación religiosa de El Carrizal debió encontrarse dentro de la hacienda que a principios del siglo XVIII fundó en el lugar Don Mateo de la Peña y que se vió destruida en varias ocasiones por los apaches, hasta que su propietario decidió abandonar el lugar.
Pero el lugar, como centro de comunicaciones y defensa, era demasiado importante para dejarlo abandonado mucho tiempo y en 1772 el capitán Manuel Antonio de San Juan recibe órdenes de trasladar fuerzas militares del presidio de Nuestra Señora de Guadalupe del Paso del Río del Norte, las que quedan instaladas en San Fernando de las Amarillas del Carrizal en 1774. Los reglamentos de presidios militares establecían la existencia de templo y capellán dentro de los mismos, por lo que en esta fecha ya debió existir la iglesia de San Fernando.
Ese mismo templo fué mejorado al reorganizarse la red de presidios del noroeste y ser visitado en 1776 por el Inspector General de los Presidios del Norte, el coronel Hugo Oconor, reivindicador durante largo tiempo del dominio de las fuerzas armadas españolas en la región de apaches y otros grupos indígenas. El funcionamiento del templo continuó como capellanía del presidio hasta 1847, en que la ocupación extranjera suspendió su funcionamiento, sin que existan datos que hagan suponer un inmediato restablecimiento del culto.
Resulta de cualquier modo indudable que el templo presidial ya no modificó su ubicación y corresponde al edificio que actualmente podemos apreciar con su austera belleza en medio de la aridez del lugar. El clero diocesano se ha hecho cargo de la atención religiosa del templo, pero no ha contado con sacerdote encargado de una manera permanente en el lugar.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La impresión que produce en el espectador el templo de San Fernando en el pequeño poblado de El Carrizal, antes de cualquier consideración acerca de su origen y su diseño arquitectónico primitivo, es la de una completa integración al paisaje en general y a su entorno inmediato. Los adobes que forman sus muros y que aparecen descubiertos en numerosos puntos, son una simple elevación de la tierra del lugar, el color blanquecino del deteriorado recubrimiento exterior es el mismo que el del polvo que levanta el viento y lo cubre todo, su evidente estado ruinoso, descascarado, falto de paños lisos, concuerda con las condiciones generales del poblado sin orden ni arreglo.
El espacio frontal del templo está delimitado por un pequeño muro de adobe (1.20 m de altura) recubierto, como el resto del edificio con algún estucado casi blanco. Se forma así un atrio en el que el espacio interior solamente difiere del exterior por algunos árboles jóvenes, ya que no existe, dentro o fuera, ningún otro tipo de arreglo, piso, etc.
La fachada principal a partir del atrio conserva los elementos originales de su sencillo diseño, lo que le confiere un muy especial encanto. Consta de un gran paño liso en el que se distinguen la entrada con una portada a base de un marco de pilastras de sección cuadrada que sostienen un arco de medio punto. Sobre esta portada se abre un óculo alveolado, colocado en diagonal con un marco sencillo como todo el resto, realizados en estuco. Sobre este paño central, una sencilla moldura, a modo de cornisa, recibe un remate de diseño simétrico con bordes en curvas variadas.
Sobre el extremo sur de la fachada se eleva la torre conformada por dos cuerpos principales y uno superior mucho más pequeño, todos de las mismas características; planta cuadrada, una sola luz rematada en arco de medio punto con una moldura simple interior en cada cara y un ceja de tabique entre ellas. La cruz metalica se eleva sobre una pequeña y tendida cúpula.
El extremo norte de la fachada y las dos fachadas laterales carecen por completo de cualquier ornamentación, acusando en volúmenes simples los espacios interiores.
El templo esta desarrollado en una sola nave con crucero, la estructura de muros de adobe que soportan cubiertas de vigas de madera encierra por completo esta nave, sin otros elementos de soporte u ornamentación.
Sobre el acceso, un estrecho coro se extiende a lo ancho de la nave, soportado también en vigas de madera y con un sencillo barandal con pasamanos domina la parte posterior del templo.
Dentro de la sencillez rectangular de la nave, destacan los cuatro arcos que conforman el crucero en su parte central. Son arcos rebajados ligeramente del medio punto y que nacen directamente de los muros mediante una simple imposta. Quedan de este modo definidas cinco secciones de cubierta separadas por estos arcos; la nave principal, su sección central en el crucero, el presbitario, separado por una grada y barandilla de comulgatorio y dos capillas laterales en los brazos del crucero. El sistema d estas cubiertas es el mismo en todos los casos con vigas de madera que cubren todo el claro apoyadas en una moldura sobre el muro y duela ancha a manera de artesonado. El nivel de las cubiertas de las capillas laterales es ligeramente inferior al de las centrales. Todos los muros estan estucados en forma rústica y presentan una aceptable pintura exterior. Los pisos son de duela sobre polines.
El espacio entre la capilla lateral sur y el presbiterio está ocupado por la sacristía y es ésta la única dependencia en uso.
La parte posterior del templo tiene, adosados a su conjunto, numerosos muros de adobe en ruinas con restos de cubiertas de madera que debieron contener otras dependencias del templo y del antiguo presidio militar del que formó parte.
5.-OBRAS DE ARTE
En el templo de San Fernando del Carrizal el concepto de obra de arte debe tener una significación unida a sus condiciones generales; su ubicación en medio del desierto, su diseño que nos habla de un pasado lleno de esfuerzo heróico sin ostentaciones, su estado ruinoso, clara muestra de un presente alejado del progreso del país. El arte aquí es elemental y utilitario.
No obstante lo anterior, la devoción popular ha proporcionado al santo patrón del templo, San Fernando, una correcta representación desde tiempo atrás. La imagen que ocupa el nicho abierto en forma simple en el muro posterior del presbiterio, tiene, según algunas personas del pueblo, la antigüedad del templo y es una escultura de tamaño cercano al natural, de buena factura y agradable policromía.
El resto de la imaginería está formado por dos vírgenes de tamaño similar al de la de San Fernando, arropadas en forma modesta, con las caras de una buena artesanía. Otras figuras de santos de mayor tamaño carecen de todo relieve. En cuanto a los cuadros, ninguno pasa de ser más de un cromo en papel con marco comercial pequeño.
El trabajo en madera del mobiliario (asientos, reclinatorios, altares, etc.) es de la factura más simple y económica posible. Tal vez podría mencionarse como artesanalmente más elaborado el trabajo del púlpito a base de tableros alternados en madera con base octagonal, su pasamanos y las barandillas del comulgatorio y del coro.
ELABORO: ARQ. ALBERTO VALENCIA
FECHA: 1984
6.-BIBLIOGRAFIA
MARTINEZ, Lazo, Arturo.
Investigación personal inédita.
Ciudad Juárez, Chih.
ALDAMA, Francisco R.
Diccionario de historia, geografía y biografía chihuahuenses.
Ciudad Juárez, Chih. 1968.
GERALD, Rex E.
Spanish Presidios of the Late Eighteenth Contury in Northern New Spain.
Museum of New Mexico Press. Santa Fe, N.M., E.U.A. 1968.
ELABORO: ALBERTO VALENCIA
FECHA: 1984.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Fernando