Nombre del Inmueble
San Francisco
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-002130
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-002130
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Se conocía ya la existencia, origen y religión donde habitaban los zacatecos a través de noticias procedentes de otros grupos indígenas y de los lamentables enfrentamientos de Nochistlán y el Mixtón, donde en coalición formada con los caxcanes y otros grupos se hicieron fuertes y resistieron por algún tiempo el ataque de los españoles, adquiriendo fama y respeto por su gran empeño y valentía, al grado que el entonces virrey de México Don Antonio de Mendoza, alarmado y temeroso de nuevos brotes de rebeldía tuvo que trasladarse en persona con tropas para reducir a los insurrectos. Es indudable el importante papel que jugaron los religiosos franciscanos, al lado de los conquistadores no solo como capellanes sino también y principalmente en el convencimiento y conversión de los naturales.
Tocó a Juan de Tolosa reunir un cuerpo de tropas de españoles e indios auxiliares de Tlaxomulco con los cuales salió de Guadalajara en agosto de 1546 por el rumbo de Juchipila donde se le unieron naturales del lugar llegando a Zacatecas el 8 de septiembre del mismo año. Los indios al descubrir la presencia de los españoles salieron huyendo hacia la cumbre del cerro de la Bufa donde podían observar mejor los movimientos del invasor, sin embargo Tolosa prefirió no atacar sin tratar antes el método de persuación y aquí es donde aparece por primera vez en Zacatecas la intervención de un religioso franciscano del que desgraciadamente no se registró su nombre pero que en compañía de algunos indios de Juchipila, convenció a los españolados de bajar en paz y convertirse a la nueva religión.
Mientras Cristobal de Oñate, Baltazar Bañuelos de Termiño y Diego de Ibarra, acudian al llamado de Tolosa, se recorrieron en compañia de cuatro frailes entre los que se dice uno de ellos era Fray Gerónimo de Mendoza, sobrino del Virrey D. Antonio de Mendoza (1), varios lugares y rancherías vecinas.
Se dice que otro de los frailes que acompañaban a los conquistadores, de ilustre nombre P. Fray Sebastian de Aparicio dedicado a la naciente mineria se encargó por los años de 1543-45 de abrir el primer camino carretero entre México y Zacatecas con el fin de conducir las plantas que producia el lugar (2) sin embargo es posible que esto haya ocurrido entre 1549, fecha en que los religiosos fueron llamados por el superior de su provincia.
Mientras tanto los entonces vecinos de Zacatecas gozaban ya la presencia de un sacerdote secular, pero como era el único y tenía a su cargo la administración de los asuntos religiosos en Zacatecas no bastaba para llenar las necesidades de los vecinos por lo que fueron solicitados más religiosos fransiscanos a la custodia de Michoacán.
Esta súplica fue atendida y en 1558 llegaron a Zacatecas tres religiosos, estableciendo el primer Hospicio de la orden de San Francisco que hasta entonces solamente tenían aquí una casa de misiones. Este hospicio se estableció en un local y en el cual se estableció más tarde el convento de Sn. Agustín y más tarde el Hotel Zacatecano.
Estos religiosos administraban la doctrina a los indios tlaxomultecas juchipiles y zacatecas que eran los que formaban la mayor parte del vecindario, uniéndoseles después indios mexicanos, tlaxcaltecas y michoacanos que llegaron a Zacatecas en 1591.
Años después lograron un convento subordinado por algún tiempo a la custodia del convento de nombre de Dios, en el estado de Michoacán (3). Este convento de repentina fundación seguramente se construyó en adobe con techos de paja, sin embargo los vecinos no tenían seguridad de la estancia de los religiosos y se apresuraron a solicitar formal fundación de un convento dirigido por los mismos franciscanos dándose el permiso el 26 de julio de 1567 por el primer obispo de la diócesis de Nueva Galicia Ilmo. Fray Pedro de Ayala, religioso de la misma orden.
El primer custodio del convento fue el Rev. P. Fray Pedro de Espinaredo.
Ninguna dificultad se tuvo para colectar los fondos necesarios para la nueva empresa para la cual cooperaron casi todos los mineros acaudalados de la ciudad, y un minero cuyo nombre no se menciona ofreció la localidad en que debía levantarse el edificio, el cual es el mismo que hoy conocemos por exconvento de Sn. Francisco. (4)
2.-HISTORIA
El convento de Sn. Francisco junto con su templo fue de los primeros y más importantes de Zacatecas. Aunque no se sabe la fecha de colocación de la primera piedra, los historiadores la ubican entre 1567, año en que se concedió el permiso de fundación formal y 1574 año en que se dice que se recibió la bula de la Sta. Cruzada y fue leida en el templo de Sn. Francisco.
De cualquier forma, una vez concluida la fábrica la iglesia y convento, se solemnizó la dedicación con una gran festividad. Esta fundación existía hasta entonces con el carácter de custodia y la administraba diez y ocho conventos con regular número de religiosos. En vista de la importancia y la extensión que tenían ya los trabajos de convento referido, tuvieron a bien los prelados de México promover la erección de esta custodia en provincia. El papa Clemente VIII, quien atendiendo a dicha súplica y a las razones en que iba fundada expidió la respectiva bula la erección de 10 de abril de 1603, concediendo a esta provincia varios privilegios y el que usara como sello la imagen de Sn. Francisco, llevando una pequeña cruz en la mano y teniendo a su lado un pequeño templo, el P. Fray Juan Gómez, religioso franciscano de esta misma ciudad, fue quien gestionó más empeñosamente y obtuvo la concesión indicada.
Conseguida ésta, la provincia de San Francisco de México comisionó al capitular respectivo en el convento de esta ciudad, cuya ceremonia se verificó con la debida pompa el día 2 de enero de 1604, fecha en que quedó finalmente convertida en provincia la custodia de Zacatecas. Fue su primer ministro provincial el Rev. P. Fray Alonso Caro, hombre instruido, prudente y religioso.
Esta nueva prerrogativa o esta distinción hecha a la custodia de Zacatecas llenó de nuevo ánimo y celo a sus obreros, los cuales desde entonces se consagraron con más empeño y actividad a la predicación y ensanche de sus misiones, de lo que resultó enseguida el establecimiento de nuevos conventos y doctrinas en diversos y lejanos lugares pues como asegura el P. Arlegui, a mediados del siglo XVIII, ya contaba con 34 conventos y 18 doctrinas o conversiones.
El 7 de diciembre de 1648 tuvo lugar un acontecimiento funesto; celebrábase en esta ciudad con grande pompa y regocijo las vísperas de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, o de Ntra. Señora de Septiembre, como entonces se llamaba, y sin saberse como, se prendió fuego al convento de Sn. Francisco a las once de la noche. Inmediatamente las campanas de las iglesias anunciaron al vecindario tan deplorable siniestro, acudió luego el corregidor con muchos carpinteros y peones a fin de quitar las maderas del edificio para cortar el voraz incendio, con lo que se consiguió que no se abrasara todo el convento.
A efecto de reparar la pérdida sufrida en el convento de San Francisco, salió pocos días después el corregidor Izquierdo, varios sacerdotes y oficiales reales a colectar limosnas.
Dícese que en marzo del año siguiente se colocó la primera piedra del nuevo edificio, pues así consta en la inscripción que se puso en la placa de plata con que se cubrió el tesoro que se colocó en un hueco de la primera piedra, debajo del altar mayor al lado de la epístola, cuyo hueco se llenó con monedas de oro, plata y cobre, españolas y mexicanas.
La inscripción referida reza: Reedificose este templo santo de N.R.S. Francisco, el 15 del mes de marzo de 1649, siendo sumo pontifice Inocencio X, de Felice recordación; Gobernando la España Felipe IV , que Dios Guarde; siendo corregidor D. Pedro Saenz Izquierdo; provincial N. M:R:P. Fr. Cristobal Palomino y guardián de este convento N:P. Fr. Clemente Valenzuela.
En la ceremonia referida ofició el cura más antiguo de la ciudad Lic. Don Francisco Alvarado y Zamora, y concurrieron el corregidor cabildo, oficiales reales, clero y una inmensa multitud del vecindario. (5)
En 1722 se terminó la nueva y magnífica iglesia de Sn. Francisco junto con el camerín que construyó el P. Fray Juan de Angulo. Bajo el camerín, el padre Mendigutia mandó construir un panteón subterráneo al cual fueron trasladados los restos de Don Ignacio Bernardez, del venerable Juan de Angulo y de otros hombres y sacerdotes notables.
En el pórtico principal del citado templo se ven hasta hoy inscritas dos fechas: 1756 y 1749 que indican que la reconstrucción del mismo se verificó durante estos años.
En 1736 se terminó la bóveda del templo de Sn. Francisco, que habría sufrido un incendio que acabó con los altares y cuantos objetos había en el interior del mismo.
Los techos anteriores eran de artesonados de madera, seguramente policromados y sus retablos dorados. (6)
Alrededor de 1867 con la desamortizacón de los bienes eclesiásticos, este edificio fue incluido dentro de la lista, siendo denunciado legalmetne por el Gral. Trinidad García de la Cadena, quedando desde entonces como propiedad particular.
A principios del presente siglo los muros cedieron poco a poco al empuje de sus pesadas bóvedas y el templo cayó en la ruina abandonándose el edificio alrededor de 1930, las bóvedas cayeron definitivamente al suelo manteniéndose intacta solamente la del presbiterio y su majestuosa cúpula.
3.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El templo es de estilo barroco mexicano con elementos propios originales y aunque su fachada principal está muy mutilada, podemos fácilmente imaginar la grandiosidad de su concepción y magnificencia que una vez tuvo.
El templo carece de atrio hacia el frente pero hacia el sur existe un jardín de trazo contemporáneo que a pesar de que no conserva trazo antiguo sí abre la perspectiva del edificio.
A la derecha la base de la torre con su primer cuerpo es ayudada por un arco botarel. En segundo plano tenemos el elemento dominante de la nave del templo con la hermosa cúpula hacia la izquierda con arcos botareles en sus esquinas. Al frente los volúmenes de los camerines de San Antonio con sus dos cúpulas y el de Aranzazú de menor altura, completan la composición. Tanto al sur como al poniente del templo y adosadas al mismo existen viviendas.
El alzado principal, se compone de una portada del tipo retablo de tres calles y tres cuerpos. El cuerpo inferior se compone del arco de medio punto del ingreso al cual se llega a través de una corta escalinata. Este arco tiene un marco moldurado sencillo pero su intradós se divide en recuadros y cuadros inscritos en diagonal. Las pilastras que soportan el arco son rectangulares y están decoradas igualmente por recuadros.
La clave del arco representa el símbolo de la orden franciscana.
El ingreso se enmarca por un par de columnas a cada lado separadas entre sí lo suficiente para alojar un nicho con arco de medio punto que semeja la forma de concha y sobre la clave del arco hay un plafón enmarcado por dos S que se encuentran un poco más arriba y al centro. Tiene una base o ménsula en media circunferencia que está sostenida por un ramo de hojas de acanto.
Las columnas de este primer cuerpo tienen un pedestal alto con sus caras decoradas por encuadros y rombos, detalle que se repite sobre el paramento del muro bajo los nichos, dando impresión de continuidad de los pedestales, el fuste de la columna lleva en su primer tercio una decoración lineal de estrias en zig-zag que después sigue el curso recto del fuste. El capitel es de inspiración compuesta. Soportando el entablamiento del friso ricamente ornamentada por vegetales que se retuercen y entrelazan.
Sobre la ancha cornisa se sustenta el segundo cuerpo que respeta los axis inferiores. Al centro nos encontramos con el óculo del coro de forma octagonal con un marco profusamente decorado y una clave que representa a Cristo cargando sobre su hombro la pesada cruz y en segundo plano varios personajes más, en las calles laterales se repiten los nichos inferiores, pero éstos están inscritos en un marco rectangular formado por una moldura angosta.
Las columnas de este cuerpo tienen como basamento y pedestal un cubo liso con su parte superior menos alta ornamentado por flores. El fuste de la columna salomónica se retuerce en espiral formado por plantas de vid con racimos de uva. Los curiosos capiteles tienen adosadas águilas cargando las volutas de los mismos una al centro y otra en cada esquina. El entablamento es más angosto y de friso decorado corriendo a lo largo de las tres calles, pero interrumpiéndose visualmente por los dados sobre las columnas los cuales representan un querubín entre una profusa ornamentación vegetal. La cornisa aunque sumamente deteriorada aún puede verse decorada.
El tercer y último cuerpo o remate está incompleto, sin embargo nos deja ver algunos elementos integrantes del conjunto.
Sobre el axis principa l existe un nicho con arco de medio punto en forma de concha y una base semicircular que sostienen tres ángeles, el nicho tiene un marco sencillo y sobre éste, pero independiente del muro, hay unas pequeñas columnas salomónicas sobre dos ménsulas a la altura de la base del nicho. Al lado de estas columnitas hay recuadros verificales con marco muy moldurado. Este nicho se enmarca por columnas salomónicas de sección menor que los del segundo cuerpo y menor aún que las del primero. Su fuste es similar al de las columnas inferiores y su capitel de inspiración compuesta.
Sobre el axis de las columnas exteriores de las calles laterales hay un pedestal con un pináculo y entre éste y las columnas sobre el paramento del muro vemos un medallón a cada lado; el de la izquierda representa a Sta. Clara; mientras que el de la derecha representa a San Francisco.
Al lado izquierdo de la portada al paño del muro está la base de la torre o cubo de escaleras de composición sencilla y masiva, sólo tiene una ventana rectangular de marco labrado sencillo con trazas de una pequeña cornisa; más arriba a la altura de donde comienza el segundo cuerpo de la portada hay una ventana cuadrada de las mismas características que la primera.
Más arrriba hay una cornisa que corona la totalidad del volumen pero no tiene relación con la portada.
El primero y único cuerpo existente de la torre se encuentra construido en ladrillo, sin ningún acabado ni recubrimiento. Tiene dos arcos de medio punto por cada lado sobre un tambor o pedestal corrido, en las esquinas se tienen dos pilastras circulares y una más entre los dos arcos; más arriba se corona el primer cuerpo con una cornisa, en el interior nos encontramos con una sola nave alta cubierta con bóvedas de arista construidas en piedra. Las primeras cuatro bóvedas se encuentran semidestruidas; el siguiente tramo está cubierto por una hermosa cúpula de arista de planta octagonal y con una ventana de marco de cantera en forma mixtilínea ubicados en cada una de sus caras. Esta cúpula se sustenta sobre los arcos torales en sentido transversal y arcos falsos en los muros en sentido longitudinal, quedando entre arco y arco una pechina para transmitir su peso a las columnas. Sobre el presbiterio se conserva la única bóveda intacta de la nave.
Tanto los arcos de medio punto transversales como los arcos falsos descargan sobre pilastras rectangulares adosadas al paramento de los muros.
Existe también el arco de tres puntos con su hermosa clave policromada que representa rostros de santos de la orden franciscana y este arco soportaba la bóveda del coro que desgraciadamente está también semidestruida, a la altura del piso del coro tenemos una puerta que da ingreso a la escalera de la torre y la segunda hacia el norte que comunicaba a los altos del convento. Bajo la cuarta bóveda en el paramento sur existe una puerta alta que nos conduce hacia la capilla de Sn. Antonio y Aranzazú. El primer espacio de vestibulación está cubierto con una cúpula sencilla de las características de la principal con una linternilla.
Después nos encontramos en el espacio donde existió el retablo de San Antonio con una ventana que servía para bajar a la imagen directamente a su camerín detrás del altar donde se encuentra un espacio de magníficas proporciones, cubierto con una hermosa estrella. La cúpula se desplanta sobre una cornisa moldurada.
A la izquierda de esta capilla, nos encontramos con la de Ntra. Sra. de Aranzazú, techada con d os bóvedas de arista sobre arcos rebajados y al fondo el camarín de la Virgen techado con una hermosa cúpula absidal con estrias simulando una concha y en su parte más alta sobre el muro hay una linternilla donde se colgaba una Santísima Trinidad. En el piso de esta capilla se encuentra la entrada al panteón subterráneo o cripta a la cual se ingresa por medio de una escalerilla angosta.
A mano derecha del presbiterio se ingresa a la antesacristía a través de una escalinata, este espacio está techado con una cúpula de planta apoyada en dos de sus lados sobre dos bóvedas de cañón angostas y en los otros dos lados sobre los muros, esta cúpula tiene en su arranque ricos medallones ornamentados con conchas. Hacia el muro norte se encuentra una bella portada con su clave ornamentada representando al Santísimo.
El templo estuvo pintado al parecer desde su origen y testimonio de ello son las diversas muestras que se dejaron en su proceso de restauración reciente.
Desgraciadamente, del convento queda muy poco y se encuentra alterado, sólo distinguimos el arranque de las bóvedas nervadas del pasillo del claustro principal, colocándose este convento como el único ejemplo gótico en el norte del país.
4.-NOTAS
(1) Artegui V. Crónica de Sn. Francisco. p.22
(2) Amador, Elias. Bosquejo histórico de Zacatecas. Tomo I, p.197.
(3) BHZ, Tomo I, p.217.
(4) BHZ, Tomo I, p.245.
(5) BHZ, Tomo I, p.357.
(6) BHZ, Tomo I, p.493.
Elaboró: Arq. Adalberto Gómez (Bohavit), 1985.
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