Imagen principal
Nombre del Inmueble
San Francisco
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000022
Estado, Municipio, Localidad
San Luis Potosí > San Luis Potosí > San Luis Potosí (240280001)
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000022
Contenidos
1.-ANTECEDENTES E HISTORIA
La evangelización en la Nueva España se realizó en gran parte por los franciscanos, quienes abrieron el camino de la aculturación en el nuevo mundo.
Los franciscanos que evangelizaron en territorio potosino las últimas décadas del siglo XVI, salieron de la provincia franciscana del Santo Evangelio de México, constituyéndose en la custodia de Zacatecas.
Muy prudente es puntualizar que la provincia adoptó el nombre de Zacatecas, puesto que en dicha ciudad tuvo origen y que el convento de aquella ciudad haya sido la casa madre de tan extensa e importante provincia, pero a muy temprana edad de su erección se eligió el convento de San Luis Potosí como casa sede, es decir, se convirtió en la Casa Capitular de la Provincia elevándose a la categoría de Convento Grande, Casa de los Provinciales y casa sede de las celebraciones de Capítulo.
El convento de San Francisco, constituido en Casa Capitular de la Provincia, dio cabida a un desarrollo en el quehacer arquitectónico que tomó proporciones insospechadas, el majestuoso conjunto fue el más grande de la ciudad, templo, capillas y convento alojaron obras de arte que difícilmente otros lugares hayan tenido.
En él también se llevaban a cabo las festividades que anualmente organizaba el ayuntamiento a su Santo Patrono, San Antonio de Padua, según Ordenanzas Reales, se verificaban en el templo de San Francisco, donde tuvo su magnífico retablo la piadosa imagen.
Dos situaciones favorecieron en gran medida, para que los franciscanos de San Luis hayan tenido el desarrollo y esplendor que alcanzaron. La primera, como ya lo comentamos, fue el privilegio de tener la Casa Capitular de la Provincia. La segunda fue la atinada elección que hicieron de los Síndicos, la fundación del hermano Síndico consistía en la administración de los bienes materiales de la orden en su provincia, las decisiones por lo tanto, eran de común acuerdo entre el Provincial o Guardían del convento, el hermano Síndico y la Comunidad.
La construcción del Templo de San Francisco se inició en las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XVII es decir hacia 1660 o 1670, ya que el templo de la Tercera Orden data de 1694, esto se justifica plenamente al observar la forma que presenta el presbiterio cuya forma absidial exterior es muy común de esta época, pues su fachada y torre son ya de la primera década del siglo XVIII, correspondiente a una fase bien definida del desarrollo del barroco mexicano.
El convento de San Francisco tuvo dos etapas de esplendor bien definido, la primera de 1690 a 1715, años en que fueron ministros provinciales y guardianes del convento Fr. Luis Atanasio, Fr. Juan de San Miguel, Fr. José Fernández y Fr. Antonio de Salazar. La segunda etapa de esplendor fue de los años 1729 a 1780.
A pesar de haber desaparecido el rico conjunto arquitectónico del convento franciscano de San Luis Potosí, podemos contemplar en pie hoy en día, los restos fragmentados.
Éste, junto con las tres capillas que posee, alojó catorce magníficos retablos de madera sobredorada, una excelente sillería en el coro y el órgano tubular que es en la actualidad el más antiguo de la ciudad, San Francisco de San Luis Potosí custodia el tesoro pictórico más rico de la ciudad, y tal vez, de todo el centro de la República, se cuenta con la colección más numerosa del maestro Antonio de Torres que pintó para los franciscanos de San Luis de 1719 a 1722. Existen magníficas pinturas del célebre oaxaqueño Miguel Cabrera, Correa, Pedro López Calderón, Miguel Angel de Ayala, Salmerón, Barragán y otros pintores anónimos de los que hay un buen número de obras.
2.-EMPLAZAMIENTO
El Templo de San Francisco, inscrito en lo que hoy es el primer cuadro de la ciudad, muestra su monumental escala gracias a una explanada convertida en área verde y que antaño fue su plaza-atrio, elemento arquitectónico generador y ordenador de los recintos arquitectónicos de carácter religioso que componían el monumento conventual. Fueron estos edificios quienes con su dimensionamiento alteraron la traza original de la ciudad y lejos de convertir la urbanística en un complejo anárquico, ofrecen una respuesta humana, bella y piadosa, puesto que la liga existente entre los templos de la ciudad potosina obedece a una traza procesional, completamente litúrgica pero sobre todo humana. Esto explica en gran medida la solución que ofrecen casi todos los templos del centro de la ciudad que poseen puertas laterales, logrando remates visuales de gran valor estético. En el particular caso de San Francisco, ésto se explica fácilmente al observar como la portería del convento se liga con la calle Galeana a la puerta lateral de San Agustín.
Es importante puntualizar que la jerarquía arquitectónica del conjunto franciscano está dada por los mismos elementos arquitectónicos, así vemos como el templo recurre con su robusta torre a predominar sobre el complejo constructivo, mientras que el templo de la Tercera Orden y los Remedios (Sagrado Corazón) de menor jerarquía presentan modestas espadañas de pequeños vanos campaniles.
Es oportuno señalar la magnífica construcción y diseño de la torre mayor de San Francisco, ya que a través de los siglos, estos elementos arquitectónicos han jugado un papel de primera importancia en la vida de la comunidad, puesto que se convirtieron en puntos de referencia en la vida cotidiana de los asentamientos urbanos.
El contexto en que se aloja el Templo de San Francisco es hoy en día el más armonioso del centro de la ciudad, pues la arquitectura civil que rodea a este monumento no ha sufrido alteraciones ni mutilaciones serias, convirtiéndose en uno de los pocos lugares en el Centro Histórico de la Ciudad exento de la contaminación visual, de tal suerte que existe un claro predominio de los materiales constructivos y un moderado uso de colores y texturas que están en recíproca armonía con el monumento.
3.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El conjunto arquitectónico de San Francisco, el más grande de la ciudad de San Luis Potosí, se compone de: atrio, templo, capillas y ex convento.
La portada de acceso al templo consta de tres cuerpos: el primero está formado por dos nichos y un vano, en el nicho de la derecha se encuentra San Antonio de Padua y en el de la izquierda a San Buenaventura. El segundo cuerpo es completamente opuesto al anterior, está formado por dos vanos y un nicho central en el que se representa a San Francisco. El tercer cuerpo está formado por los escudos a la derecha el de las cinco llagas, que simbolizan los estigmas recibidos por San Francisco; al centro se encontraba el escudo real de España; el escudo de la izquierda muestra los brazos y la cruz que los franciscanos llaman de las conformidades. El remate de la fachada son tres esculturas de cantera que representan a dos frailes en los extremos y al centro a San Luis Obispo de Tolosa.
La portada se encuentra flanqueada por dos torres, la del lado derecho es la más grande. Está compuesta por tres cuerpos: el primero de planta cuadrangular con dos vanos por lado y pilastras adosadas; el segundo también de planta cuadrangular y con columnas salomónicas adosadas y el último cuerpo de forma ochavada con un vano por lado y rematado por una linternilla.
La torre más pequeña es la del lado izquierdo y está formada por dos cuerpos: el primero de planta cuadrangular con un vano por lado y columnas adosadas; el segundo cuerpo de forma ochavada sólo con cuatro vanos y rematado por un cupulín y linternilla.
La cúpula de San Francisco viéndola desde el exterior está conformada de ocho gajos cuyas nervaduras corren ascendentes en el centro de los mismos, su bien proprocionado tambor luce arcos de buena factura que se apoyan en pilastras estípites, las cuales se caracterizan por presentar sus bases muy angostas; los azulejos resaltan la plasticidad total de la cúpula, siendo estos blancos y azules, colores propios de la Inmaculada Concepción a quien está consagrado el templo y sacristía, y a quien estuvo consagrada la misma provincia franciscana de Zacatecas.
La planta arquitectónica del templo es de cruz latina con amplios cruceros y una magnífica cúpula ochavada, dando lugar a la formación de las cuatro pechinas, en las que se colocaron pinturas de Antonio de Torres representando a los cuatro evangelistas.
Inmediatamente de cruzar la puerta principal de ingreso al templo está la bóveda del sotocoro; a mano derecha una pequeña capilla que estuvo bajo la advocación de Nuestra Señora de la Consolación, la cual ostentó su magnífico retablo. Actualmente esta capilla aloja el culto a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro donde tiene su sede la Archicofradía del mismo nombre.
En el sotocoro, tres retablos de medianas dimensiones ocuparon el espacio hoy casi vacío de los muros, el de las Animas, el de Santa Rosalía y el de San Salvador de Orta (1).
Pasando la bóveda del sotocoro dos puertas se abren en ambos lados de la nave: la de la derecha da acceso a la Capilla del Santo Entierro (hoy puerta lateral) la cual tuvo, naturalmente su retablo de madera dorada. La puerta de la izquierda daba acceso del convento al templo, por lo que los franciscanos del siglo XVIII la llamaron la puerta de gracia precisamente porque por ella se les concedía la gracia del ingreso al templo, actualmente esta puerta está cerrada y la parte que perteneció al convento está ocupada por una funeraria.
Pasando la bóveda del sotocoro de oriente a poniente, el cuerpo de la nave lo forman tres bóvedas de lunetos, que simbolizan las tres virtudes teologales; a lo largo de ellas existieron los retablos de: San Antonio, San Felipe de Jesús, San Diego de Alcalá y el de la Virgen de Aranzazú.
En el crucero derecho y paralela a la nave del templo se encuentra la Capilla de Dolores, compuesta por dos bóvedas de arista y que naturalmente tenía un retablo de madera.
El amplio presbiterio albergó el retablo mayor que fue colocado en 1715 a iniciativa de Fr. Juan de San Miguel y dos retablos más pequeños: el de Santa Ana y el de San Joaquín.
La fachada del templo mira al oriente, realizada en la primera década del siglo XVIII, es una de las composiciones más armoniosas del barroco mexicano, pues lejos de recurrir a elementos muy elaborados encierra en su planteamiento el más depurado misticismo franciscano.
El panorama del barroco estípite en San Luis Potosí, está conformado principalmente por el Templo del Carmen, la capilla de Aranzazú y la sacristía de San Francisco, la cual se constituye en el espacio interior más bello que la arquitectura religiosa potosina del siglo XVIII produjo. No muy lejos de la realidad, tal vez sea la sacristía más hermosa que se conozca en todo México, de serlo así se convierte en una verdadera gloria nacional y en uno más de los innumerables méritos para los franciscanos.
El inicio de la construcción de la sacristía fue el 8 de diciembre de 1749, festividad de la Inmaculada a quien está consagrada.Es muy probable que la decisión de iniciar, esta magna obra se haya tomado en la celebración del Capítulo Provincial celebrado el 3 de agosto de 1748. Otro impresionante factor que intervino en la realización de la sacristía, fue sin lugar a duda la piedad y generosidad de Don José de Erreparaz, Síndico General de la Provincia y Síndico Particular del Convento de San Luis Potosí.
La planta arquitectónica de la sacristía está compuesta por dos elementos bien definidos: el primero, la forma absidal del presbiterio, cuya forma y estructura son del siglo XVII y que no se pudo cambiar, por lo que los arquitectos tuvieron que adaptar su diseño aprovechando esta constante, más que como un obstáculo, como un reto a su capacidad creativa.
El otro elemento que en planta juega un papel importante, es la disposición de los muros, que hacen que el espacio habitable de la sacristía esté regido por un eje de simetría.
Los constructores, dimensionaron la planta con tan buena proporción, que siendo unitario el espacio total, está comprendido por tres partes en perfecta armonía: dos compuestas por bóvedas, y la tercera, la central, por una cúpula ochavada.
Los estípites que soportan la cúpula, es decir los centrales, están casi exentos, mientras que el resto sólo se configuran como pilastras adosadas a los muros.
Si el estípite es el distintivo de esta sacristía, conviene puntualizar que hay algo más que le da un carácter de originalidad, es el raro artificio de romper el paramento o paño de los muros, dándole a un muro, dos o tres profundidades distintas.
La sacristía está coronada en su centro por la cúpula ochavada, como casi todas las cúpulas de San Luis presenta ricos diseños tanto en su tambor como en los gajos de la misma, al centro de cada gajo se muestran ramilletes de flores trabajados en yeso; al centro de cada ramillete se pintaron los siguientes escudos: el de los franciscanos, los Carmelitas descalzos, los Juaninos, los Jesuitas, los Dominicos, los Mercedarios, los Agustinos y finalmente para completar los ocho gajos de la cúpula, el escudo Papal.
4.-OBRAS DE ARTE
De la obra pictórica que conserva el templo franciscano de San Luis Potosí, conviene destacar la realizada por el maestro Antonio de Torres, que consiste en una colección de cuadros sobre la vida de San Francisco de Asís, realizadas en 1719 a 1721 consecutivamente, además de otras obras independientes realizadas por este mismo autor. Por lo que la ciudad de San Luis Potosí posee la colección más numerosa de este fecundo artista en todo el territorio nacional.
Los cuadros pintados por Antonio de Torres existentes en el templo de San Francisco son: Nacimiento de San Francisco, bautizo de San Francisco, San Francisco ante el Cristo de San Damián, San Francisco renuncia a sus bienes y a su padre ante el Obispo de Asís, El sueño del Papa Inocencio III, Inocencio III aprueba la Regla de San Francisco, San Francisco con la Virgen y el Niño Jesús, San Francisco combate la herejía, San Francisco y las tentaciones, La entrada triunfal a Asís, Muerte de San Francisco, San Francisco se aparece a los frailes en un carro de fuego.
La obra pictórica de Antonio de Torres, revela un profundo sentido de la composición, gran armonía y equilibrio de los personajes, fue además este fecundo artista un gran devoto de la orden franciscana, incluso fue Terciario Franciscano, por lo que sus temas pictóricos dejan entrever un profundo conocimiento de la mística franciscana. En la obra de Torres existe un claro predominio de las tonalidades cálidas en base a tonos cafés y ocres, cuyas gamas son perfectamente logradas, lo más relevante de la colección de este autor se localiza en el coro de la iglesia, el cual posee bóveda ochavada, dando lugar a la formación de pechinas, en la que se representan pinturas con los temas: San Agustín, San Ambrosio, San Gregorio y San Gerónimo, es decir, los cuatro antiguos Doctores de la Iglesia Latina.
De singular belleza son los dos cuadros que representan a Santo Tomás en la Cátedra y San Buenaventura en la Cátedra, ambos de iguales dimensiones y semejantes en la composición, trabajada con una excelente técnica de claro oscuro de incomparable calidad. Finalmente, ocupando todo el claro del muro existente entre las dos ventanas que iluminan el coro, un lienzo de mayores dimensiones que los anteriores, muestra un tema de extraordinaria hermosura, Cristo y la Virgen con San Francisco y Santo Domingo.
Otro gran pintor es: Francisco Martínez, del cual el templo conserva tres excelentes pinturas de lo mejor que produjo este maestro. El primer cuadro es La Santísima Trinidad, el cual se localiza en el sotocoro del templo, es de regulares dimensiones, posee un buen manejo del color y gran finura en sus trazos, conserva esta pintura su buen marco de madera labrada y sobre dorada. La segunda obra se encuentra en la sacristía, en la parte central del muro poniente y ocupando todo el claro existente entre los estípites, su título es: La Comunión de Santa Teresa. Finalmente el otro cuadro de Francisco Martínez en esta sacristía, es una pintura cuyo título correcto es: La Pureza de San Franciso. Esta pintura de gran tamaño nos muestra una de las revelaciones Divinas que tuvo San Francisco.
En la sacristía las esculturas que se encuentran sobre unas peanas en los cubos de los estípites, son todos santos franciscanos: San Bernardino de Siena, San Juan Capistrano, el Beato Juan Duns Escoto y Jacobo de la Marca. Estas esculturas son mexicanas, no guatemaltecas como equivocadamente se ha creído.
En el muro sur de la sacristía, sobre la puerta que conduce a la Sala de Profundis, el capialzado posee la obra escultórica más bella del templo franciscano. El relieve se descubre, gracias a dos ángeles que recogen un grueso cortinaje, que al centro se sostiene de la cornisa por una sólida argolla. La escena de este relieve representa cosa curiosa, dos temas distintos en una sóla obra. El primer tema en consideración, es la impresión de las llagas de San Francisco; el segundo tema, muestra al mismo San Francisco concediéndole a Fray León ver y curar tan santas heridas al Santo, en cuyo rostro se revela una expresión de dolor y fatiga. El autor de esta obra escultórica hizo un alarde de perfección en las formas y en el color.
Los materiales usados son: estuco, madera, tela y oro de hoja.
5.-BIBLIOGRAFIA
1.MORALES Bocardo, Rafael. La Sacristía Franciscana de San Luis
Potosí, una obra del barroco estípite.
2.MORALES Bocardo, Rafael. El capitán de infantería española, Don
Joseph de Erreparaz. 1690-1758. En Prensa, Academia de
Historia Potosina, San Luis Potosí.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Francisco