Nombre del Inmueble
San Jerónimo
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000449
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000449
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
La colonización del territorio que actualmente ocupa el estado de Chihuahua, presentó para los españoles a partir de la segunda mitad del siglo XVI una serie de variantes en el proceso de exploración-fundación-asiento definitivo, ocasionadas por diferentes condiciones geográficas y humanas en cada una de las regiones. La región montañosa del sur muy pronto (1564) mostró sus enormes recursos mineros y en poco tiempo (1631) contaba con importantes centros urbanos en Santa Bárbara y Parral. La zona llana del oriente, principalmente en la bien regada cuenca del río Conchos, atrajo muy pronto a agricultores y ganaderos. En la región montañosa central y sus estibaciones continuó la exploración minera con ocasionales hallazgos valiosos. Hacia la árida llanura central que se extiende hasta el Paso del Río del Norte, el avance colonizador fue más lento por falta de alicientes. Allí merodeaban numerosos grupos indígenas nómadas de tendencias belicosas poco dispuestos a aceptar la dominación española, por lo que únicamente era considerada como corredor de paso (a partir de la expedición de Don Juan de Oñate en 1595) para llegar al Paso del Río del Norte y el Nuevo México.
Esta situación permaneció con pocos cambios durante casi todo el siglo XVII en la región aledaña al lugar en donde actualmente se levanta la capital del estado. La exploración minera tenía poco éxito en los pequeños macizos montañosos de los alrededores y en el llano, cerca de los pequeños afluentes del río Conchos, florecían algunas haciendas para el beneficio del mineral y algunas explotaciones ganaderas.
La población indígena de la zona presentada a finales del siglo XVII, características muy especiales. Su ubicación la hacía punto de unión entre los Conchos, habitantes más habituales de la parte llana, Chinarras, emparentados con los anteriores, tarahumaras que bajaban ocasionalmente del suroeste y la gran variedad de habitantes de la llanura norteña entre los que sobresalían los apaches, sumas y otros.
Era pues terreno propicio para que los franciscanos, encargados de las misiones en esa área, desarrollaran su trabajo evangelizador.
Desde su importante misión de Santa Isabel, los misioneros establecieron en las márgenes del río Chuvíscar la Conversión de Nombre de Dios (circa 1694) y poco después, visitada por Fray Gerónimo (se respeta la ortografía de la época) Martínez, acompañado de Fray Alonso Briones, invitó a los grupos indígenas del lugar a formar parte de esa pequeña comunidad. Fue aceptada su invitación y quedó encargado Fray Alonso en el lugar.
La labor de estos franciscanos los llevó a ampliar sus fundaciones en los alrededores de Nombre de Dios y establecieron una visita de esta misión en un pequeño poblado de Conchos y Chinarras a pocos kilómetros al noreste, dedicada a San Jerónimo.
2.-EMPLAZAMIENTO
Lo que en un tiempo fue puesto militar de avanzada en la violenta frontera, teatro de enfrentamientos entre la nueva nación que se gestaba en el virreinato y los belicosos pueblos nómadas del desierto que aún defendian su original sistema de vida, actualmente apenas puede considerarse separado por algunos campos sembrados de la creciente ciudad capital del estado.
En realidad el mayor cambio de ambiente que separa a Villa Aldama de Chihuahua, es el paso de las zonas industriales y comerciales, de gran movimiento en la capital, a esta pácifica región campestre.
La población está desarrollada alrededor del nucleo formado por la plaza principal en la que destacan las torres gemelas del templo de San Jerónimo y su trazo es ortogonal con calles amplias y cómodas. El paso de la carretera que comunica a la capital con Ojinaga es a través del centro de la población, con lo que se ve un tanto turbada la tranquilidad del lugar. Sin embargo, la amplitud de la plaza y su tupido arbolado, proveen un espacio de gran atractivo para el paseante.
La gran mayoria de las construcciones de Villa Aldama son de un solo nivel, con pocas de dos niveles. El comercio es predominantemente local y de abasto diario, dada su cercanía con la capital del estado. Existe un buen número de edificios públicos y escuelas, además de los dos edificios históricos del lugar, aparte del templo del antiguo presidio militar de San Carlos, actualmente en restauración, a pocas cuadras de San Jerónimo y la misión jesuita de Santa Ana y San Francisco Javier de Chinarras, saliendo apenas de Villa Aldama hacia el suroeste.
La población participa del clima extremoso de la región árida del estado con lluvias escasas, pero algunas pequeñas corrientes superficiales y subterraneas permiten el desarrollo de las actividades agropecuarias.
3.-ASPECTO HISTORICO
La colonización del territorio que actualmente ocupa el estado de Chihuahua, presentó para los españoles a partir de la segunda mitad del siglo XVI una serie de variantes en el proceso de exploración-fundación-asiento definitivo, ocasionadas por diferentes condiciones geográficas y humanas en cada un de las regiones. La región montañosa del sur muy pronto (1564) mostró sus enormes recursos mineros y en poco tiempo (1631) contaba con importantes centros urbanos en Santa Bárbara y Parral. La zona llana del oriente, principalmente en la bien regada cuenca del río Conchos, atrajo muy pronto a agricultores y ganaderos. En la región montañosa central y sus estribaciones, continuó la exploración minera con ocasionales hallazgos valiosos. Hacia la árida llanura central que se extiende hasta el Paso del Río del Norte, el avance colonizador fue más lento por falta de alicientes. Allí merodeaban numerosos grupos indígenas nómadas de tendencias belicosas, poco dispuestos a aceptar la dominación española, por lo que únicamente era considerada como corredor de paso (a partir de la expedición de Don Juan de Oñate en 1595) para llega al Paso del Río del Norte y el Nuevo México.
Esta situación permaneció en pocos cambios durante casi todo el siglo XVII en la región aledaña al lugar en donde actualmente se levanta la capital del estado. La exploración minera tenía poco éxito en los pequeños macizos montañosos de los alrededores y en el llano, cerca de los pequeños afluentes del río Conchos, florecían algunas haciendas para el beneficio del mineral y algunas explotaciones ganaderas.
La población indígena de la zona presentaba a finales del siglo XVII, características muy especiales. Su ubicación la hacía punto de unión entre los conchos, habitantes más habituales de la parte llana, chinarras, emparentados con los anteriores, tarahumaras que bajaban ocasionalmente del suroeste y la gran variedad de habitantes de la llanura norteña entre los que sobre salían los apaches, sumas, julines y otros.
Era pues terreno propicio para que los franciscanos, encargados de las misiones en esa área, desarrollaran su trabajo evangelizador.
Desde su importante misión de Santa Isabel, los misioneros establecieron en las márgenes del río Chuvíscar la Conversión de Nombre de Dios (circa 1694) y poco después, fue visitada por Fray Gerónimo Mertinez, (se respeta la ortografía de la época) quien iba acompañado de Fray Alonso Briones e invitó a los grupos indígenas del lugar a forma parte de esa pequeña comunidad. Fue aceptada su invitación y quedó encargado Fray Alonso en el lugar.
La labor de estos franciscanos los llevó a ampliar sus fundaciones en los alrededores de Nombre de Dios y establecieron una visita de esta misión en un pequeño poblado de Conchos y Chinarras a pocos kilómetros al noroeste, dedicada a San Jerónimo, en la actual Villa Aldama.
Algunas haciendas fueron fundadas en los alrededores y en los primeros años del siglo XVIII comenzó el auge de las cercanas minas de Santa Eulalia, factores que incrmentaron la importancia de la población y el establecimiento misional al grado de fundar los jesuitas otra misión prácticamente en el mismo sitio (Santa Ana de Chinarras).
Su posición geográfica, abierta hacia las grandes llanuras del norte, puso al templo en el camino de grupos depredadores, principalmente los apaches, que durante largos periodos asolaron la región y ocasionaron el establecimiento de un presidio militar, el de San Carlos, en la población.
Ya en la época independiente, la población creció notablemente y el templo fue enriquecido hasta lograr su aspecto actual.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
Después de examinar la antigua y rica historia del templo y la misión franciscana de San Jerónimo en la actual Villa Aldama durante el siglo XVIII, produce una fuerte impresión el ver grabada en su impresionante fachada la fecha 1876. ¿Es pues este mismo el templo antiguo? Definitivamente, si. No es objeto de este trabajo la determinación exacta de las características del templo primitivo, pero el estudio del edificio y su historia, nos llevan a concluir que la remodelación de 1876 se realizó sobre el templo primitivo y los cambios efectuados fueron más formales que sustanciales.
Se puede considerar al pequeño atrio jardinado, en el que dominan unos esbeltos cipreses, como una franca extensión del jardín de la plaza pincipal, ya que ésta se encuentra calle de por medio con el atrio y no existe ninguna barrera nominal ni formal entre ambos.
La fachada está realizada en dos cuerpos superpuestos, cada uno con tres paños diferentes. En el cuerpo bajo, el paño central lo ocupa la portada del acceso principal, trabajada, como todo el resto de la fachada, en cantera roja. La puerta está enmarcada con dos pilastras de muy original diseño, con basa y capitel, planta rectangular y un curioso labrado en la cara frontal de su fuste, con dos grandes contracanales y remate de volutas dobles. Sostienen un arco de medio punto, labrado en un vigoroso relieve y en cuya clave se lee 1876. En los tímpanos superiores el acabado es liso en cantera y completan la portada dos pares de columnas que flanquean la entrada, compuestas con pedestal y en un estilo corintio clásico en el capitel, pero sin estriado en el fuste. Este primer cuerpo remata en un friso con ornamentación de follaje y rosetones alternados a los que cubre una amplia cornisa.
En el segundo cuerpo se continúan las columnas pareadas del primero y en este caso enmarcan una composición hecha con dos pequeñas ventanas rectangulares flanqueadas con pilastras que sostienen un frontón interrumpido al centro con un nicho que contiene la escultura del santo patrón. Los paños laterales que en el primer cuerpo presentaban una superficie lisa, en este cuerpo contienen sendas ventanas cuadradas con marco de cantera simple. A partir de la segunda cornisa, se elevan las torres en los laterales y al centro un reloj flanqueado por volutas dobles. Las torres son de tres cuerpos iguales, sucesivamente menores hacia arriba, de planta cuadrada y con dos luces alargadas y rematadas en medio punto en cada cara. En el tercer cuerpo contienen además una pequeña balaustrada y un remate con cúpula modificada a base de únicamente cuatro gajos con grandes nervaduras y linternilla de cantera y cruz metálica.
El vestíbulo, en el sotocoro, está tratado a manera de nártex con cancel divisorio con la nave central. En el interior, la planta tradicional de tres naves con columnas intermedias está modificada, ya que tiene una cúpula de planta octagonal, pero no crucero ni capillas laterales. La cubierta de la nave central es más alta que las laterales y contiene ventanas sobre los arcos laterales. Tanto esta cubierta como las de las naves laterales están realizadas con bóveda de medio cañón modificadas en el medio punto para rebajar el peralte.
El presbiterio está rematado con un retablo sencillo, dentro del estilo neoclásico modificado que presenta toda la remodelación de 1876, contiene dos cuerpos con una gran cruz central y nichos laterales en el primero y un nicho único para la escultura del santo patrón, flanqueado y r ematado con sencilla ornamentación en el segundo.
Completa el conjunto la sacristía y otros locales de servicio que comunican con la casa cural en el costado sur del presbiterio.
5.-OBRAS DE ARTE
Partiendo del hecho mencionado de la amplia restauración que sufrió el templo de San Jerónimo hace poco más de un siglo, pocos pero significativos para su estudio y para la devoción popular, son los ejemplos de trabajo artístico o artesanal anteriores a dicha restauración que posee actualmente el templo.
La tradición oral de la población hace proceder del templo primitivo a la imagen del santo patrón, San Jerónimo, que ocupa el sitio de honor en el altar mayor. Se trata de una talla en madera, policromada, de indudable antigüedad y rasgos vigorosos al tamaño natural. Contrasta con la escultura similar que se colocó en la fachada, realizada en cantera, pero sin mayor relieve. Muy poco más queda de aquella primera época del templo. Si acaso se podría mencionar a las pilas de agua bendita labradas en cantera y algunas piezas de cantera, sobre todo de las basas de las columnas.
En cambio, la ornamentación adicionada en el siglo XIX es bastante profusa. La parte escultórica integrada a la arquitectura del templo es notable en algunos detalles en cantera que se han descrito en la fachada, así como en el trabajo de estuco del entablamento de la nave central, la cúpula y el presbiterio. La unidad y el conocimiento del estilo en que está realizada toda esta ornamentación, es evidente y correcta su ejecución.
La pintura mural está prodigada con generosidad en el presbiterio. Cuatro grandes pinturas ostentan la bóveda, el muro frontal superior y los dos muros laterales bajo el entablamento. Entre los temas bíblicos que representan, destaca por su ejecución la Ascención del muro frontal. Con una calidad menor, están representados en las pechinas de la cúpula, los cuatro evangelistas, como es tradicional.
La imaginería es relativamente escasa. Aparte de las esculturas ya descritas, un Nazareno y una Dolorosa del altar mayor, destacan como talles en madera y tres vírgenes más, realizadas en yeso policromado, completan este aspecto.
ARQ. ALBERTO VALENCIA
FECHA 1984
6.-BIBLIOGRAFIA
ALMADA, Francisco R.
Diccionario de historia, geografía y biografía chihuahuenses.
Ciudad Juárez, Chih. 1968.
COLOMO Castro, Felipe y coautores.
La Catedral de Chihuahua.
Chihuahua, Chih. 1978.
GRIFFEN, William D.
Indian Assimilation in the Franciscan area of Nueva Vizcaya
The University of Arizona Press.
Tucson, Ariz. EUA. 1979.
ARLEGUI, Fray José
Chronica de la provincia de N.P. San Francisco de Zacatecas.
México. 1851.
ROCA, Paul M.
Spanish Jesuit Churches in Mexico's Tarahumara.
The Univesity of Arizona Press.
Tucson, Ariz. EUA 1979.
ELABORO: ALBERTO VALENCIA
FECHA: 1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Jerónimo