Nombre del Inmueble
San Jerónimo
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000412
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000412
Contenidos
1.-CONTEXTO URBANO
El templo de San Jerónimo se encuentra sobre la calle 7 Oriente, muy próximo a la esquina con 4 Norte. Está muy cerca del templo del Hospitalito, que se encuentra en la acera de enfrente, pero haciendo esquina con 2 Norte.
El rumbo es relativamente tranquilo, con usos mixtos, predominantemente habitacionales a pesar de su cercanía a la Plaza Mayor. A media cuadra de distancia se encuentra la Plazuela de Los Sapos, curiosa porque su trazo se aparta de la ortogonalidad de la retícula poblana. Ahora es un sitio muy pintoresco en el Centro Histórico, donde suelen reunirse vendedores de objetos usados y antigüedades.
La mayoría de las construcciones circunvecinas son de dos niveles. Muchas son del siglo XIX, aunque algunas son de épocas anteriores.
Como la topografía del terreno desciende suavemente hacia el oriente, hay una perspectiva interesante desde la calle 7 Oriente hacia el barrio de Analco y su parroquia.
2.-ANTECEDENTES E HISTORIA
A partir de la fundación de las primeras congregaciones eremíticas por San Agustín hacia el siglo IV de nuestra era, comenzaron a surgir otros grupos que adoptaron su regla, como el que organizó el santo dálmata Jerónimo de Estridón (347-420), doctor de la Iglesia, filólogo y traductor del Antiguo Testamento al latín. La orden fundada por este santo sabio abandonó con el tiempo la vida eremítica, sus integrantes pasaron a vivir en conventos, y éstos se agruparon a su vez en congregaciones. En Italia y en España, los jerónimos llegaron a contar con cuatro congregaciones distintas. La casa matriz de la orden se estableció finalmente en España en 1374, y al año siguiente la religiosa María García fundó la rama femenina de las jerónimas con los votos de pobreza, castidad, vida común y obediencia.
La ciudad de México fue sede del primer convento de jerónimas en la Nueva España, fundado en 1585 gracias a la iniciativa de doña Isabel de Barrios y don Diego de Guzmán, su segundo esposo, quienes donaron una casa y solicitaron las licencias correspondientes. Una vez obtenidas las autorizaciones del arzobispo y del virrey, se procedió a la ocupación del nuevo convento por monjas concepcionistas que cambiaron de hábito y regla, ya que no se trajeron religiosas españolas de la orden de San Jerónimo para la fundación novohispana.1
El convento de San Jerónimo en la ciudad de Puebla tuvo sus orígenes en la creación de un colegio de niñas destinado a la educación de las hijas de españoles. Con ese fin, el presbítero Hernándo Jerónimo de Santander donó una casa al ayuntamiento, y dotó a la naciente institución con 1,000 pesos de renta.2 Otro de los principales patrocinadores del colegio fue el capitán Juan García Barranco, a quien se le reconoció el derecho de patronato, cediéndolo posteriormente a los obispos.
El centro de enseñanza recibió el nombre de Colegio de Jesús María y comenzó a funcionar desde 1586, aunque la autorización papal llegó hasta 1597. Ahí, una vez terminada su preparación, las egresadas tenían dos opciones: el matrimonio o profesar como religiosas, por lo que pronto se consideró necesaria la fundación de un convento relacionado con el colegio, para acoger a las que elegían la vida monacal.
Por ese motivo, en 1600 el obispo Diego Romano solicitó al arcediano Juan de Cervantes, gobernador del obipado de México por sede vacante, que seleccionara cuatro religiosas jerónimas para la fundación. Así, se eligió como priora a la madre María de San Pablo, procedente de San Lorenzo, y a sor Beatriz de la Magdalena, sor Francisca de San Lorenzo y sor Juana de San Francisco como sus acompañantes y colaboradoras.3
Poco tiempo después, se decidió separar a las dos instituciones, ya que no se consideró conveniente que las religiosas convivieran con seculares que aspiraran a casarse. Sólo la rectora del colegio siguió siendo designada de entre las religiosas del convento.
El edificio donde inicialmente se hospedaronlas religiosas carecía de templo, y tuvo que ser habilitada una de sus salas como capilla. La construcción de la iglesia que se conserva en la actualidad se inició en 1629, a cargo del maestro arquitecto Francisco de Aguilar. La techumbre original fue de artesón cubierto de tejas, y su fabricación quedó en manos del carpintero Gonzalo de Bayas y del dorador Francisco de la Torre, mientras que Lorenzo de Adel concluyó las portadas tomando como modelo las del templo de la Concepción. La iglesia fue dedicada el 19 de agosto de 16 35.
A lo largo del siglo XVII, el interior fue decorado con retablos dorados y pinturas. El colocado en el altar principal fue contratado en 1643 con el ensamblador Lucas Méndez, el escultor Cristóbal de Melgarejo y el dorador Antonio Pérez. Hubo también un retablo dedicado a Nuestra Señora de Balvanera, realizado por el ensamblador Diego de los Santos y el dorador Alonso de la Vega.4 En la actualidad no se conserva ninguna de estas obras.
En el templo participaban del culto tanto las religiosas como las alumnas del colegio. Para evitar que compartieran espacios, las religiosas tenían sus coros alto y bajo, mientras que las estudiantes presenciaban los oficios desde tribunas laterales. Las bóvedas de San Jerónimo se construyeron a principios del siglo XVIII.
El convento, sin ser uno de los más grandes e importantes de la ciudad, contaba con el espacio suficiente para hospedar a más 60 religiosas, además de las sirvientas.5
Durante la primera mitad del siglo XIX, se renovó completamente el interior del templo. En lugar de los retablos barrocos, se pusieron altares neoclásicos, y las rejas de los coros también fueron renovadas en esta época.
Al decretarse el 5 de febrero de 1861 la reducción del número de conventos de monjas, las hermanas de San Jerónimo pudieron permanecer en su casa, pero se vieron obligadas a recibir a sus compañeras de orden provenientes de Santa Mónica. Ala postre, ambos grupos fueron exclaustrados junto con las demás órdenes religiosas en diciembre 1862. Las jerónimas retornaron temporalmente a su casa después de la toma de la ciudad por los franceses (1863), pero sólo por poco tiempo, ya que, cuando el general Porfirio Díaz se apoderó de la población, las religiosas fueron nuevamente desalojadas. Desde la primera exclaustración, el edificio conventual fue fraccionado, y vendido parcialmente a particulares, y desde principios de la presente centuria, algunos fragmentos se convirtieron en casas de vecindad.
En los primero años del siglo XX -según Almendaro- el culto había decaído en el templo de San Jerónimo, pero unos sacerdotes españoles se hicieron cargo de él y la actividad religiosa resurgió. El 26 de noviembre de 1943, San Jerónimo fue declarado monumento nacional. En la actualidad, el templo sigue prestando los servicios religiosos, y se encuentra a cargo de un capellán.
Las religiosas jerónimas habitan casas que colindan con el templo y ocupan el coro alto para participar en los oficios religiosos y realizar ahí sus devociones.
1 J. Muriel, Conventos de monjas en la..., p. 11 y 252.
2 Ríos Arce, Puebla de los Angeles..., t. II, p. 66.
3 Castro Morales, n. 342, en F. de E. y Veytia, Historia de la fundación..., t. II, p. 430.
4 Castro Morales, n. 344, en F. de E. y Veytia, op. cit., t. Ii, p. 431.
5 Zerón Zapata, La Puebla de los Angeles..., p. 92.
3.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
San Jerónimo responde al tipo clásico de templos con coros de monjas, sin atrio y con accesos laterales dobles.
Su disposición interior es muy simple, de una sola nave llana de diez metros de claro, orientada de poniente a oriente a lo largo de ocho tramos que alcanzan los sesenta metros desde los pies hasta el testero de la iglesia. Detrás del testero están la sacristía y otros anexos que llegan hasta la esquina con 4 Sur.
En los tres primeros tramos del templo se encuentran los coros alto y bajo de las monjas, de los cuales, sólo el alto sigue en funciones. Ambos están cubiertos por bóvedas de cañón con lunetos. Luego siguen tres tramos más con el mismo tipo de bóvedas; en el cuarto y el sexto se encuentran la entrada principal y la procesional, respectivamente.
El séptimo tramo lleva la cúpula, apoyada en los muros laterales, un par de arcos fajones y las pechinas entre ambos. Es gallonada, de planta octogonal, y muestra ocho lucarnas por las que penetra luz en abundancia. La bóveda de cañón con lunetos también se repite en el octavo tramo, donde se encuentra el presbiterio.
Los coros aún conservan sus rejas. Son de la época de la remodelación del templo, a mediados del siglo XIX, y se fabricaron con óvalos engargolados. El paramento del coro bajo se compuso en tres partes: al centro la reja de óvalos, enmarcada por bandas y festones de yesería, mientras que a los lados se pusieron dos vanos enmarcados, uno para la cratícula, mientras que el otro quizá sólo completaba la composición por razones de simetría. El entablamento neoclásico con friso,triglifos y metopas, no permite adivinar el perfil escarzano del arco de borde en la bóveda del sotocoro, y a su vez se ve parcialmente oculto por un marco de yeso con óvalo al centro.
En el coro alto, la composición es más compleja. Hay una balaustrada con tramos de pretil sobre el que se colocaron figuras de ángeles y sendos bustos de los benefactores de la iglesia: Juan García Barranca, del siglo XVII, y José Carmona y Tamariz, del siglo XIX.6 Pero detrás está el pretil verdadero, sobre el que se alza la reja del coro alto, donde se aprecian las rejas antiguas, de trazo rectangular, detrás de las ovaladas. Las rejas se dividen en tres tramos mediante delgados elementos de madera superpuestos, formando columnas y arcos escarzanos trilobulados, que sólo ayudan a recibir el entablamento sobre el que se alza el abanico. Este último también se divide en tres tramos: uno al centro con una pintura al óleo y dos en los extremos con el mismo tipo de reja a base de óvalos.
En el presbiterio, sobre el muro del Evangelio, hay otra reja elevada. Corresponde a otra tribuna que ahí se encuentra, exclusiva, según Veytia, para que las colegialas oyesen misa separadas de las monjas.7 La reja en el muro opuesto sólo se colocó por razones de simetría.
El aspecto exterior del templo es sobrio, con la vigorosa volumetría que le imprimen sus contrafuertes, especialmente en vistas en escorzo. Fué tal vez por ese papel predominante que se construyeron cuidando los detalles: su sección cuadrangular básica aparece ochavada, ostentan boceles en la cara exterior, y en su remate llevan cornisa, botaguas de cantera y róleos de mampostería y argamasa.
Las dos portadas son muy semejantes; ambas de dos cuerpos yuna sola calle. En la primera, el vano se delimita con jambas y arco de medio punto, y está flanqueada por pilastras que apoyan un entablamento. En la portada principal, el entablamento se almohadi lló, siguiendo en parte la curva del arco, mientras que en la otra aparece liso apoyado en estribos sobre los capiteles de las pilastras. En ambos casos hay un cuerpo superior en el que los vanos de las ventanas de la nave muestran discretos enmarcamientos de pilastras de argamasa.
La cúpula apenas asoma por encima de la caja de la nave. No obstante, se alcanzan a ver los marcos de las lucarnas, cada uno formado por pilastras, entablamento y sendos pináculos de cerámica. Los gajos están recubiertos de ladrillo, pero las aristas entre ellos llevan una franja de azulejos. La linternilla es de planta cuadrada, con pilastrillas, cupulín, orbe y cruz de hierro.
El campanario se encuentra en el extremo suroeste del templo. Su cubo de sección mixtilínea es un poco más alto que la caja de la nave, y la torre que lo corona es de dos cuerpos y remate. El primer cuerpo es de planta cuadrada, con un solo vano en cada una de las caras, de medio punto, flanqueado por pilastras estípite todavía sobrias, por lo que podrían ser contemporáneas de la época en que se cambió el techo de artesonado del templo por bóvedas. Ligeros ochavamientos en las esquinas hacen mas suave la transición entre una cara y otra. Sobre el entablamento de este primer cuerpo se alza el segundo, de idéntica composición pero con sección y dimensiones más cortas. Del segundo entablamento surge un zócalo octogonal que apoya al cupulín gallonado, rematado por un prisma octogonal, chapitel y cruz.
6 F. de la Maza, Arquitectura de los coros de monjas..., p. 67
7 M. F. de E. y Veytia, Historia de la fundación..., p. 431
4.-OBRAS DE ARTE
El templo muestra hoy día, prácticamente intacta, la decoración que se le hizo a mediados del siglo XIX. El lugar central del retablo mayor lo ocupa un crucifijo de bulto, para el que se levantó un templete o ciprés de cuatro columnas que sostienen entablamento anular y cimborrio aperaltado, sobre el que se eleva, entre nubes de escayola, la imagen de San Jerónimo. El elemento central a su vez está flanqueado por sendos pares de columnas de fustes estriados y capitel de orden compuesto, que sostienen resaltos del entablamento corrido, sobre los que se alza un frontón quebrado. Este último deja pasar la base en que se apoyan otros dos pares de columnas corintias flanqueando al medallón de remate, donde hay una tela ovalada al óleo de buena calidad, que representa a la Sagrada Familia.
Las pinturas en la bóveda del presbiterio, de gama cromática en la que predominan los azules, tienen calidad decorativa, lo mismo que la mayoria de las que flanquean a las ventanas en los tímpanos laterales de la nave, así como en las que se aprecian en las pechinas de la cúpula, cada una con uno de los Evangelistas.
El templo cuenta con cinco retablos laterales, dos bajo la cúpula y los demás en los tramos donde no hay acceso del exterior. Los primeros ostentan óleos de la Virgen de la Luz y la Virgen de Guadalupe, respectivamente, flanqueados por columnas jónicas que sostienen un entablamento rematado por frontón curvo, mientras que en los demás hay santos de bulto, flanqueados por columnas jónicas que sostienen un arco con cornisa, decorada con perillones en los extremos, ángeles y festones de escayola. Cada retablo, a su vez, está flanqueado por peanas con más imágenes.
Sobre los canceles de entrada y debajo de los tímpanos laterales correspondientes, hay dos grandes óleos apaisados, de regular calidad, que representan escenas del Sacrificio de Isaac y a San Juan describiendo a la Mujer Apocalíptica.
En los coros hay otras dos pinturas más de buena factura: el óvalo sobre el coro bajo representa al Patrocinio de San José, mientras que el motivo central del abanico es una alegoría en la que se representó al Sagrado Corazón de María con un grupo de jerónimas a sus pies.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Jerónimo