Nombre del Inmueble
San José
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001057
Estado, Municipio, Localidad
Guanajuato > San José Iturbide > San José Iturbide (110320001)
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001057
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
La región en que se encuentra el municipio de San José Iturbide se incorporó tardiamente al desarrollo económico y cultural del Bajio.
En tiempos prehispánicos, el lugar formaba parte de la extensa región conocida comoel gran Chichimeca, habitada por grupos seminomadas de guamares, guachichiles, zacatecas y otros afines. En San José se han encontrado algunos vestigios de esta epoca, principalmente piezas de barro: pipas, figuras de lechuza y objetos con forma de pie.
Al sobrevenir la conquista, las politicas virreinales de pacificacion y poblamiento en la zona chichimeca se concentraron inicialmente en las partes mas fertiles de la cuenca del Lerma y sus afluentes, por donde tambien cruzaba la ruta de la plata que conducia a las zonas mineras. Fue asi como surgieron Queretaro, San Miguel el Grande y Santa Fe de Guanajuato.
El proposito de consolidacion colonial tambien se cumplia a traves de otros asentamientos de poblacion indigena ya pacificada como Xilotepec y Tula, desde donde partieron grupos otomies aliados a los conquistadores y se fueron estableciendo en muchos otros pueblos de indios, como Acambaro. Algo similar ocurrio con grupos tarascos, como los que se asentaron en Xichu, que se encuentra a 45 km. al noroeste de San Jose Iturbide, y fue de importancia estrategica hasta el siglo XVII.
Todavia a principios del siglo XVIII, el sitio de lo que despues seria el poblado de San Jose pertenecia a cuatro haciendas: El Capulin, San Diego, San Jeronimo y Charcas. Todavia subsisten sitios con esos nombres en sus alrededores.
Segun Jorge Ruiz Martinez (1), el arzobispo de Mexico, Manuel Ruiz y Salinas, dispuso en 1753 la fundacion de una capilla enmedio de un bosque perteneciente a la hacienda del Capulin. Otro cronista, Jose Luis Morelos, afirma que no fue sino hasta febrero de 1754 cuando el cura del pueblo de Xichu de Indios procedio a fundar la congregacion de San Jose Casas Viejas, tomando posesion de 200 varas de terreno para la capilla. (2) Pocos años despues, la capilla fue elevada al rango de curato.
Ya para 1810, la congregacion tenia 20 casas y 100 habitantes. Pero al poco tiempo, como consecuencia del movimiento independentista, solamente quedaron en pie la capilla primitiva y la casa del parroco. Años mas tarde, el cura Antonio Garfias y varios vecinos trazaron de nuevo la plaza y se repartieron los terrenos adyacentes. (3)
En marzo de 1821, meses antes de la consumacion de la Independencia, se instalo el primer ayuntamiento. Aparentemente, don Agustin de Iturbide impresiono sobremanera a los habitantes de San Jose a su paso por esa localidad al frente del ejercito trigarante rumbo a la Ciudad de Mexico. Al autoproclamarse emperador, los josefinos solicitaron de inmediato que la poblacion se erigiese en villa y llevase el nombre de San Jose Iturbide. (4) Sin embargo, no fue sino hasta 1849 cuando la legislatura guanajuatense legalizo el titulo en reconocimiento a los servicios prestados al Estado durante la sublevacion de los indios de la sierra ocurrida un año antes.
Jose Luis Morelos menciona que en 1856, la villa estaba compuesta por ... unas 600 fincas urbanas colocadas en calles rectas tiradas a cordel, una plaza mayor de 130 varas por lado, una plazuela de 83 y otras cuatro de menores dimensiones... (5) Por aquel entonces, la villa contaba ya con tres mil habitantes y el municipio con dieciseismil. Las ocupaciones más comunes de los josefinos eran la cria de ganado y la producción de semill as y legumbres.
Las construcciones más importantes de San José Iturbide: sus dos templos (el parroquial y el de Nuestra Señora de Loreto), el palacio municipal, la cárcel de hombres y dos juzgados se realizaron durante la decada 1870-80. Fue precisamente en esa época, en 1875, cuando llegó como cura parroco el Padre Nicolás Campa y Centeno, principal impulsor del templo parroquial a que se refiere esta monografía. Habia nacido en Queretaro en 1824, y se habia graduado como licenciado en derecho en esa misma ciudad. Mas tarde se ordeno sacerdote del oratorio de San Felipe Neri. Tambien fue secretario de los gobernadores queretanos Jose Maria Arteaga y Julio M. Cervantes, y llego a ocupar la rectoria del Colegio Civil del Estado (antecedente de la actual Universidad Atónoma de Querétaro), estableciendo alli estudios de quimica y los primeros laboratorios.
Durante los quince años que ocupo el curato de San Jose, gracias a su preparacion, su antecedentes y su recia personalidad, el Padre Campa logro el apoyo de la villa para todo lo que se propuso: construyo una de las iglesias mas importantes del siglo XIX en Mexico; fundo un Colegio de Estudios Superiores, y establecio un Colegio de Señoritas. Toda esa renovacion cultural en un poblado que por aquel entonces contaria a lo sumo con 4000 o 5000 habitantes.
Su muerte en 1890 fue muy sentida por la feligresia, y sus restos se depositaron en la catedral de Queretaro. El mismo habia encargado escribir el epitafio que refleja su infatigable actividad: HIC JACET QUI JACERE NUMQUAM POTUIT IN VITA... (Aqui reposa quien nunca en vida pudo reposar...) (6)
2.-EMPLAZAMIENTO
El municipio de San Jose Iturbide se sitúa en los confines nororientales del Estado de Guanajuato. Colinda con los municipios de San Miguel de Allende, Doctor Mora y Tierra Blanca al oriente, norte y poniente respectivamente. Al sur esta el territorio del Estado de Queretaro. Al poblado se llega por una desviación de 6 kms. que parte del km. 46 de la carretera federal Nº 57 que va de Querétaro a San Luis Potosí. El paralelo 21º del hemisferio norte pasa exactamente por el centro de población. La otra coordenada geográfica se sitúa en los 100º 23´ al oeste de Greenwich.
La iglesia se encuentra en el centro de la ciudad, en la cabecera de manzana que forman las calles de Hidalgo, Abasolo y Mina. Su posición no da frente pleno a la plaza principal del poblado, sino que forma una contraesquina al noroeste.
La manzana donde se encuentra el templo está dividida en dos por el callejón de Comonfort, en forma de L. El callejón conduce a los anexos, al curato y a otras casas, y ayuda a delimitar mejor el atrio. Cabe suponer, por cierto, que la manzanita entre Comonfort e Hidalgo pudo haber sido originalmente una plazuela que prolongase el atrio hacia el norte, ya que coincide con una de sus dimensiones.
Como es costumbre en muchas ciudades mexicanas, de la plaza principal salen calles con distintos nombres de próceres de la Independencia y la Reforma hacia los cuatro puntos cardinales: hacia el norte, Allende y Aldama; al sur, Hidalgo y Rayón: Juárez y Abasolo rumbo al oriente; y hacia el poniente Ortíz de Domínguez y nuevamente Abasolo. La plaza cuenta con portales del lado poniente, que sirven de acceso a comercios. Al norte está la presidencia municipal, y sobre los lados oriente y sur también hay comercios, pero sin portales. Predominan por completo los edificios de un solo nivel. El espacio abierto de la plaza se encuentra arbolado con palmeras, pinos y otras especies heterogéneas. Al centro hay un kiosko de hierro forjado.
A corta distancia hacia el norte, sobre la calle de Allende, se encuentra otro monumento del siglo XIX con que cuenta el poblado: el pequeño templo de Loreto.
En este ambiente más bien suburbano, apartado del ajetreo de otras ciudades guanajuatenses de mayor magnitud e importancia, se levanta uno de los ejemplos más interesantes de la arquitectura neoclásica de la segunda mitad del siglo XIX en México y en Latinoamérica.
3.-HISTORIA DEL EDIFICIO
El terreno del que se habia posesionado el cura de Xichu al fundarse el poblado en 1754 se destino desde entonces para construir un templo. De inmediato se solicito a los dueños de las cuatro haciendas circunvecinas que cooperasen para la ereccion de una capilla, pero solo el propietario de la de San Jeronimo aporto algo. Parece que finalmente pudo levantarse un templo provisional, aunque se desconocen sus características. Entre las pocas noticias que se tienen respecto a esta primera construccion, esta la que proporciona Jose Luis Morelos, quien consigna que en 1841 se bendijeron el altar mayor y su tabernaculo. (7)
No fue sino hasta el 6 de mayo de 1866 que se dio inicio a los trabajos del templo definitivo, al colocar el padre Cipriano Rodriguez la primera piedra. El constructor fue el maestro Rafael Arcaute, a quien la placa que existe a la entrada del tempo identifica como arquitecto. Años mas tarde, en el periodo 1871-72 (cuando Morelos escribia sus apuntes historicos sobre la villa) las obras se encontraban en su apogeo. Es el mismo Morelos quien consigna que el 20 de abril de 1872, en la primera misa de la mañana, el padre Rodriguez, asistido por el maestro Arcaute, bendijo la capilla y la sacristia. Seguramente se refiere a la actual capilla del Señor del Santo Entierro, que debe haberse construido primero para tener un lugar donde oficiar misa provisionalmente, puesto que la primer iglesia debia demolerse para dar lugar al nuevo templo, y la de Loreto estaba aun en construccion.
La demolicion de la antigua parroquia se llevo a cabo poco despues. El mismo Arcaute firmo como perito la solicitud de demolicion, aduciendo que era insuficiente y se encontraba en mal estado. Asi, el 11 de mayo se traslada el Santisimo Sacramento de la antigua a la nueva edificacion.
Al año siguiente, en diciembre de 1873, se hizo cargo de la parroquia el Pbro Juan Jose de Plaza, cuando los apoyos se encontraban a la mitad de la altura. Ya para 1874, y a principios de 1875, se estaban construyendo los arcos de la nave. Es cuando entra un nuevo parroco a hacerse cargo de San Jose: el cura Domingo Rodriguez, quien reemplaza a Arcaute por el maestro Valentin Lopez. Pero la gestion del nuevo parroco dura muy poco, ya que muere el 23 de octubre de 1875. Asi, el 4 de noviembre del mismo año llega a la parroquia el padre y lienciado don Nicolas Campa y Centeno.
Desgraciadamente, Jose Luis Morelos tambien muere poco despues de la llegada del P. Campa, interrumpiendose asi su cronica de la construccion del templo. Tal vez por esa razon, la placa que se encuentra actualmente en el portico de la iglesia (que alguien redacto basandose en los datos de Morelos) no menciona la intervencion de un arquitecto muy importante en la terminacion del monumento: Ramon Rodriguez Arangoity.
Como ya se ha mencionado, el padre Nicolas Campa era un hombre cultivado, y seguramente distinguia entre la capacidad de un maestro de obras o alarife, capaz de levantar muros y bovedas, y la labor de diseño de un arquitecto profesional. Contaba, asimismo, con las relaciones sociales y el aplomo necesario para conseguir lo que consideraba mas apropiado. Si cuando se trato de conseguir el organo para la iglesia fue personalmente a Nueva York a comprarlo, y obuvo de su amigo, el Presidente Juarez, la exencion de todo impuesto, no se iba a andar con timideces para cosneguir a quien dirigiera la obra. Asi que llamo ni mas ni menos que a Ramon Rodriguez Arangoity, quien habia ll egado a ser arquitecto de palacio en tiempos del emperador Maximiliano.
Rodriguez Arangoity era egresado de la Academia de San Carlos, y la misma institucion lo habia pensionado para que fuese a Europa en viaje de estudios. Trabajo en Paris en diseño industrial, y a su regreso a Mexico hizo transformaciones en el Palacio Nacional y en el Alcazar de Chapultepec. En Toluca realizo el Palacio Municipal y el Palacio de Gobierno, el proyecto e iniciacion de las obras de la Catedral, y algunas residencias. Construyo monumentos e hizo multiples proyectos que no se llevaron a cabo. (8)
Afortunadamente, su colega Manuel Francisco Alvarez atestigua su intervencion en San Jose Iturbide entre 1877 y 1878, pero creia erroneamente que Rodriguez Arangoity habia proyectado y dirigido la construccion desde sus inicios. (9) No obstante, las fechas que proporciona Alvarez son más creibles que lo consignado en la placa ya mencionada a la entrada del templo, según la cual, el padre Campa dio término a las obras en tan solo diez meses, entre 1875 y 1876. Es posible, como ya se ha señalado, que la placa se refiera al último periodo que alcanzó a registrar en sus crónicas José Luis Morelos antes de su fallecimiento, o bien, que efectivamente haya sido el maestro Valentín López quien concluyó las bóvedas en ese breve lapso, pero que más tarde se hubiese encargado a Rodríguez Arangoity el proyecto y la construcción de la fachada neoclásica de San José.
Una vez terminada la fachada en 1878 el templo no tuvo más etapas constructivas hasta 1941, cuando el cura Felipe Lavigne empezó las dos torrecitas de los campanarios, remetidas respecto al imafronte y apenas visibles desde el atrio. El evento se consigna en una inscripción que puede apreciarse desde una escalera exterior de piedra, a la altura del coro.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El atrio frente al templo tiene una superficie de unos 800 M2 y se encuentra a un nivel algo más elevado que la acera. Está delimitado por un pretil de piedra que se curva al llegar a las esquinas, y lleva algunos florones como ornamento. También hay pilares labrados que seguramente se dispusieron para sujetar una reja atrial y para marcar las entradas al recinto parroquial: una sobre el eje principal del templo, y otras dos que coinciden con el pórtico adosado.
La disposición general del templo es en forma de cruz latina, orientada de poniente a oriente. Cuenta con un pórtico o nártex, elevado seis escalones sobre el atrio, por el que se accede al interior del edificio.
En el primer tramo de la nave estan el coro y el sotocoro. el primero esta cubierto por una boveda de cañon con lunetos, y el sotocoro por una bóveda vaida de perfil escarzano. Luego sigue el espacio principal entre el coro y el crucero, dividido en cinco tramos cubiertos por bovedas de cañon con lunetos. Cada tramo esta delimitado por arcos fajones de medio punto, que descargan su peso sobre las pilastras laterales y muestran el intrados encasetonado, con florones en relieve. Los timpanos que se forman en los muros laterales bajo las bovedas estan perforados al centro por vanos discretamente moldurados que permiten el paso de la luz desde el exterior.
Adosadas a las pilastras principales de orden toscano en la nave hay otras mas cortas, que a su vez apoyan arcos incorporados a la fabrica de los muros laterales, contribuyendo asi a estructurarlos. Estos arcos en relieve, asi como las enjutas apenas decoradas, el entablamento con triglifos y metopas, y la cornisa con resaltos sobre las pilastras que corre a lo largo de la nave, forman un diseño muy sencillo y agradable. La ausencia de retablos o altares laterales, otra caracteristica de la epoca en que fue erigido el templo, permite percibir con nitidez el ritmo del espacio delineado por la estructura, y realza el efecto perspectivo hacia el presbiterio y su funcion ceremonial.
En el crucero, el espacio se eleva todavia mas desde cuatro pares de pilastras que a su vez apoyan a los arcos torales. Las pechinas entre estos ultimos son superficies de doble curvatura y permiten transitar de la planta cuadrada al octagono sobre el que se levanta el tambor de la cupula. Esta ultima es hemisferica, pero de perfil peraltado.
Los brazos del transepto son mas bien cortos, y estan cubiertos por bovedas de cañon con lunetos. En el presbiterio hay un tramo similar a los de la nave, cubierto por cañon con lunetos, pero el ultimo arco fajon genera el perfil de la semiboveda esferica que cubre el abside.
La mayor parte de los elementos estructurales descritos se terminaron dejando la piedra aparente obtenida de una cantera cercana, de color gris rosaceo. Solo los paramentos de los muros, las bovedas y la cupula llevan aplanado y pintura color verde claro.
El arquitecto Rodriguez Arangoity tuvo seguramente predileccion por los cerramientos planos -realizados con platabandas- sobre puertas y ventanas. Por fuera se nota como los arcos que construyo originalmente el maestro Valentin Lopez sobre las ventanas fueron eliminados, construyendoles platabandas por abajo y rellenando los timpanos.
El tambor de la cupula tiene ocho vanos equidistantes, y los macizos entre estos estan reforzados y ornamentados interiormente con pilastras pareadas de fuste estriado y capitel corintio. El entablamento del tambor tiene resaltos sobr e las pilastras, lo que contribuye a darle cierto movimiento. Las molduras en su parte superior son mas bien geometricas.
Por el exterior, el tambor presenta pares de columnas exentas sobre plintos en cada vertice del octagono, con fustes estriados en el primer tercio y lisos en los dos restantes. Sobre los capiteles corintios se apoya un entablamento con modillones, denticulos y molduras simples, protegido por salientes cornisas con resaltos sobre las columnas. Mas arriba, se levanta la cupula gallonada de ocho gajos. Su linternilla tambien presenta ocho vanos delimitados por columnitas corintias y un entablamento anular sobre el que se apoya el remate, coronado por la efigie del Salvador, abrazando una cruz.
Se ha dejado hasta el final la descripcion de la fachada principal de la parroquia precisamente porque en ella, el parroco Campa y el arquitecto Rodriguez Arangoity destilaron lo mejor de la cultura edilicia de la segunda mitad del siglo XIX. Se caracteriza por el portico clasico monumental, con fronton, que de ella emerge. Este tipo de solucion era poco frecuente en la arquitectura religiosa mexicana de su epoca. Puede encontrarse en el templo de Teresitas, en Queretaro (1803-1807), con pesadez romana en el Sagrario de Guadalajara (1827), o con parquedad dorica en el Calvario de Leon (1869-93). Pero en ninguno de esos ejemplos se alcanzo la elegancia y la calidad de diseño que Rodriguez Arangoity le imprimio a San Jose Iturbide, superando incluso a los principales porticos neoclasicos de la arquitectura civil del siglo pasado: al del Hospicio Cabañas, en Guadalajara; al del Colegio de Mineria en Fresnillo; al de la Escuela Normal de Aguascalientes; y al del Teatro Degollado en Guadalajara, que Jacobo Galvez ejecuto por la misma epoca (10). Solo es comparable en calidad al pórtico del Teatro de La Paz, de San Luis Potosí, pero este es posterior (1889-94). En todo caso, es muy posible que el arquitecto Noriega, constructor de este último, haya tomado muy en cuenta el antecedente de San José Iturbide. No sería nada dificil que incluso los canteros que trabajaron en San José se hayan empleado después para el Teatro de la Paz; en ambos casos se aprecia la misma calidad excepcional del labrado de capiteles y ornamentos.
El pórtico de San José está apoyado por seis columnas frontales y dos más laterales. De acuerdo con los cánones del neoclacicismo que Rodríguez Arangoity manejaba con gran experiencia, las distancias entre las columnas varían según su posición en la fachada. Así, mientras que los intercolumnios extremos son de 1.55 m. los intermedios miden 1.80 y el central 2.23 m. Las columnas alcanzan unos 6 m. de altura, y muestran fustes lisos en su tercio inferior y estriados en los dos restantes. Sus capiteles son de orden corintio, de una sola hilera de hojas de acanto. El entablamento consta de una arquitrabe dividida en tres franjas, y un friso liso, decorado solo con letras sobrepuestas de bronce. En la inscripción se lee: D+ O+ N+ SUB INVOCAT+ -S+ IOSEPH*. En las cornisas del entablamento y del frontón se repiten los mismos elementos ya mencionados en el tambor de la cúpula: dentículos, ovos, modillones y florones. Los vértices del frontón cuentan con acroteras o adornos a base de volutas. La acrotera central está rematada por una esfera.
El techo a dos aguas detras del frontón no se aprecia desde el interior del pórtico. Tampoco hay plafón alguno, sino una platabanda de piedra, finamente ornamentada. En su const rucción, Rodríguez Arangoity recurrió a algunos refuerzos de fierro dispuestos de tal manera que apenas se perciben, lo que no es de extrañar tratándose de alguien que ya había hecho otras construcciones con partes métalicas.
La entrada principal a la nave es un escueto vano rectangular en el muro del pórtico, con las proporciones y la molduración de la arquitectura clásica. Está flanqueado por dos pares de nichos, también rectangulares, que hasta hace poco estuvieron vacios. Fuera del pórtico hay otros dos nichos más, pero estos están enmarcados por sencillos repisones sobre modillones, pilastras corintias, cortos entablamentos, cornisas y coronamientos a base de dobles volutas, conchas y roleos.
El segundo cuerpo de la fachada repite algunos de los temas del primero. En la parte central hay un peristilo en relieve de tan solo cuatro pares de pilastras estriadas de orden corintio, que apoyan un entablamento y un frontón más sencillos que los del nártex. Las calles laterales, en cambio, están más elaboradas que las del primer cuerpo. En ellas se situaron, del lado derecho, un reloj, y del izquierdo, un calendario mecánico. Encima de las cornisas y el frontón central hay todavía diversos ornamentos de remate: conchas, roleos, dobles volutas, antefixas, hojas de acanto y lienzos colgados como en guirnalda.
La mayor parte de las fachadas laterales y sus contrafuertes se construyeron con piedra color ocre de buenas dimensiones, pero quedaron expuestas, con aparejo irregular. El contraste con los acabados de la fachada frontal indica que probablemente el arquitecto pensaba recubrir posteriormente el resto de los costados del edificio, cosa que no ocurrió.
Los anexos del templo tienen poco valor estético y obedecen razones puramente utilitarias. Sin embargo, al sur del transepto está la primera capilla que se construyó antes que la iglesia, con un techo de piedra que consta de un segmento perimetral troncopiramidal, y una parte plana, horizontal, al centro. Del mismo lado del transepto hay una puerta que conduce a un vestíbulo por el que se accede a una bodega y un patio. En este último hay un jardín al centro, y sobre el lado poniente hay una notaría a la que también puede entrarse directamente desde la calle. Al oriente de la capilla antigua hay un pasillo que conduce a un recinto amplio, que se utiliza como sacristía y bautisterio. Por el mismo pasillo se llega a un auditorio y a otro patio que comunica a su vez con la escuela y el curato.
5.-OBRAS DE ARTE
El altar principal de la parroquia es de piedra. Sobre el banco se levanta un segundo cuerpo donde se colocan los candeleros, y encima un ciprés de planta circular, con base, columnas corintias, entablamento con friso adornado con ovos, dentículos y hojas, y cornisa con modillones y florones. El cupulín del ciprés es de perfil peraltado, gallonado, con relieves de cruz en cuadrifolio y remate de cruz sobre esfera. En diferentes épocas se han colocado en el ciprés imágenes del Señor San José del Sagrado Corazón de Jesús. Además, hay un crucifijo sobre el altar y dos ángeles con alas extendidas a los lados.
En el transepto hay imágenes de Cristo Rey, de Cristo Yacente, y una pintura de la Virgen de Guadalupe.
En la capilla vieja, en una urna de vidrio, está un Señor del Santo Entierro. También hay una imagen de Santa Teresa, placas de entierros, y un vitral.
Junto a la entrada, del lado sur, hay una capillita con las imágenes de Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres. En la nave, sobre pequeñas bases que descansan directamente sobre el piso se encuentran las figuras de San Isidro Labrador, Cristo Doloroso y San Francisco Xavier. Las esculturas recientemente colocadas en los nichos de la fachada principal (vacios por casi un siglo) corresponden a los cuatro Evangelistas y a San Pedro y San Pablo.
6.-REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFIA
(1,3)
RUIZ Martínez, Jorge. El Padre don Nicolás Campa. En Noticias y Documentos Históricos, Revista de la Comisión de Historia de la Federación de los Oratorios de San Felipe Neri de la República Mexicana. Números 13, 14. México, 1983.
(2,4,5,7)
MORELOS, José Luis. Apuntes Históricos de San José Casas Viejas. Inédito. San José Iturebide, Gto. 1871-76. Passim.
(6)
RUIZ Martínez, Jorge. Una carta histórica (1973). En Noticias y Documentos Históricos, Revista de la Comisión de Historia de la Federación de los Oratorios de San Felipe Neri de la República Mexicana. Número 5. México, 1981.p.16
(8,10)
KATZMAN, Israel. Arquitectura del siglo XIX en México. UNAM. Centro de Investigaciones Arquitectónicas. México, 1973. pp.96-99 y 292-293.
(9)
ALVAREZ, Manuel Francisco. El Dr. Cavallari y la Carrera de Ingeniero Civil en México. México. A. Caranza y Cía. 1906. Passim
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