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Nombre del Inmueble
San José de Gracia
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001096
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
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Contenidos
1.-ANTECEDENTES
El terreno en el que hoy se alza el templo del Señor de San José ha tenido varias construcciones ligadas de manera muy particular con la vida de la ciudad de Guadalajara. El primer edificio que ahí se erigió fue una obra del siglo XVI y era sólo una ermita que se conoció con el nombre de capilla de la Virgen de la Concepción o del Rosario pues se afirma que en ella estuvo una imagen que había sido encargada por el Rey Carlos V para que se entregara a los franciscanos en Nueva Galicia.
Esa primitiva capilla, que tuvo su reja o verja de madera con crucifijo por remate... y más alto el piso hacia el altar que hacia la puerta: del lado de allá se situaban las familias españolas, del de acá las indígenas (1) y que, según estudios, también tuvo retablo con seis lienzos, imagen de la Limpia Concepción de bulto, otros colaterales dedicados a San Clemente y a N. P. San Francisco, más otro pequeño, todos habilitados de lo necesario (2) fue entregada primero los padres carmelitas que instalaron un hospicio. Esa primitiva edificación fue un tanto descuidada por aquellos depositarios y finalmente fue cedida a los frailes dominicos por el obispo Juan del Valle que gobernó la diócesis de 1608 a 1617.
Los dominicos tomaron posesión del local el 21 de agosto de 1610.
Una de las primeras tareas que acometieron los dominicos fue la de solicitar autorización para la fábrica de una iglesia más grande y hermosa que la antigua ermita para poder propagar cabalmente la devoción a la Virgen del Rosario, los permisos de edificación del templo y del convento los obtuvieron más o menos pronto y desde luego se dieron a la construcción de ambos conjuntos con arquitectura pobre y sencilla pero de una gran solidez.
Estos colaboraron a comprender un fenómeno urbanístico que fue del mayor interés durante el siglo XVII en Guadalajara.
El convento de los dominicos tuvo también una gran relevancia debido a que en él se dieron algunas manifestaciones de la mayor importancia: ahí se instaló la primera imprenta de la ciudad además de que en ese mismo sitio se reunían varios grupos de fieles que acabaron por imponer un sello característico a toda esa zona de Guadalajara que luego se ha aceptado como un punto muy representativo de la vida tapatía.
Los datos más interesantes sobre la estructuración y las relaciones espaciales entre los elementos se deben a una detallada relación hecha por fray Luis del Refugio de Palacio tiempo después de que los edificios quedaron arruinados. Los enfrentamientos entre conservadores y liberales en lucha por el poder durante la Guerra de Tres Años llegaron a Guadalajara el 5 de julio de 1858, quienes defendían la ciudad usaron como parapetos los muros de los templos entre los cuales trazaron una línea irregular que unía, en ese orden, a San Francisco, Santa María de Gracia, Santo Domingo, San Felipe, Capuchinas, Santa Mónica y el Carmen, conjuntos que, por su ubicación, permitían , aparentemente, un mayor control de la zona que quedaba protegida por la resistencia que se había montado entre ellos. Santo Domingo fue tomado el 13 de junio de 1859 y luego utilizado como escudo en el que se recibieron las cargas de los sitiados que acabaron por destruir la portada y buena parte de las bóvedas.
En septiembre de 1860 Santo Domingo fue escenario de nuevos combates que casi lo hicieron desaparecer. El fue seriamente dañado y como no se ejecutó pronto la orden del gobernador Ogazón en el sentido de abrir las calles que bloqueab an los conventos, la ruina permaneció hasta un poco antes de 1880 en que fray Luis del Refugio de Palacio hizo sus primeras observaciones. Relata el franciscano que la iglesia estaba ya en tierra, que quedaba sólo un muro, que dividía al templo del convento, y sobre el cual se conservaban algunos elementos que sugerían como fue el espacio interior: la bóveda fue de cañón de medio punto corrido, hubo coro, crucero, una cúpula no muy elevada y un camerín -pequeña habitación donde se aloja una imagen detrás del altar-bien acondicionado.
Además del convento, que estaba casi completo pero inutilizado y frecuentado sólo por grupos de vagos, había otras capillas que completaban el conjunto: la de la tercera orden, que estuvo situada en el ángulo noroeste del predio con la portada viendo hacia el sur y cubierta también de bóvedas, y la de San Gonzalo de Amarante, ubicada atrás del templo principal, cuya estructura incluía muros con pilastras y varios arcos que soportaron la techumbre.
2.-EMPLAZAMIENTO
El templo de San José de Gracia contribuye a formar una de las zonas ahora más características de Guadalajara; ello se debe, en parte, a su ubicación y a sus dimensiones, pues gracias a la altura de su torre desempeña un papel de gran importancia en varias de las perspectivas urbanas que se presentan de sur a norte y viceversa por la avenida Alcalde, vía que debe su actual anchura a la apertura que primero dispuso el gobernador Ogazón en 1848 disposición que fue ejecutada algún tiempo después.
El edificio se encuentra frente a una plaza, de nombre La Reforma, aunque hay quienes la llaman de San José o Jardín Nuñez en recuerdo del General José Silverio Nuñez, muerto en Guadalajara. Espacio abierto que se cuenta entre los más antiguos de la ciudad, pues se sabe que ya existía en la época en que funcionaba el complejo arquitectónico de Santo Domingo. El entorno del templo de San José está pues, formado por una de las principales avenidas de Guadalajara y por la plaza que hoy se presenta remozada según un proyecto del Arq. Julio de la Peña. El área abierta y jardinada tiene un notable valor por su vinculación histórica con el medio urbano pero, fundamentalmente, por lo que colabora a relacionar a los edificios que se ubican en sus límites y que representan varios de los momentos por los que han atravesado el gusto y el hacer arquitectónico de los tapatios.
Al oriente del templo católico de San José, que es un conjunto que se distingue por la intención neoclásica que lo anima, se halla una pequeña construcción inspirada en lineamientos góticos que sirve como templo protestante; los paramentos que cierran el espacio por el oriente y el sur, muestran ejemplos de arquitectura contemporánea realizada sin más compromiso que el aprovechamiento adecuado de las áreas. Sobre la avenida Alcalde domina una de las casas más interesantes del barrio y de la ciudad: se trata de la casa de los Perros, así llamada por los ejemplares de caza que la rematan, construida durante la época porfiriana por Arnulfo Villaseñor.
La división de los terrenos que tuvo que hacerse con motivo de la desaparición de Santo Domingo definió el solar que habría de utilizarse para la erección del templo de San José al tiempo que facilitó la instalación de otro tipo de construcciones en las colindancias del conjunto. La manzana que ocupa parcialmente el templo de culto católico está también ocupada hoy día por varias clases de edificios en los que no se observan calidades, que puedan llegar a trascender y contribuir, de ese modo, a la revitalización de un área de la ciudad que tiende a volver a convertirse en un barrio, dentro del cual, como fue habitual en otras épocas, se desarrollen varias actividades que han estado a punto de perderse en la medida en que las vías de comunicación metropolitana dividen zonas enteras convirtiéndose prácticamente en especies de islas.
Al templo de San José de Gracia, lo mismo que a La Plaza de la Reforma y otros conjuntos civiles que se destacan sobre la avenida Alcalde puede llegar a deberse, en el futuro, el mejoramiento definitivo de un área de la que la ciudad podrá sentirse legítimamente orgullosa.
3.-HISTORIA
El arzobispo Pedro Loza, que lo fue de 1869 a 1898 tuvo una destacada actuación en la erección del templo de San José de Gracia: en un mensaje dirigido a su rey solicitó oraciones para rescatar las ruinas de Santo domingo y para que se intentara reedificar la iglesia, lo que fue atendido, según el investigador Rubén Villaseñor, por Ignacio Cañedo, personaje local muy conocido entonces, que compró los restos de la construcción dominica y la capilla anexa de la Tercera Orden para evitar que cayeran en manos de quienes pudieran dedicar el lugar a profanidades (3). Más tarde, en 1876 fundó La Asociación del Culto Perpetuo Sr. S. José que tuvo, entre sus primeros y más importantes objetivos, sostener, con el mayor esplendor, el culto al Patriarca, fomentar vocaciones sacerdotales y cooperar en el sostenimiento de alumnos que asistían al Seminario Conciliar. La Asociación Josefina, como se le conoció, en tres años llegó a tener más de trescientos cincuenta mil socios repartidos en las 96 parroquias y 8 vicarías que integraban por aquellos años la arquidiócesis y una cantidad tan importante de dinero que su tesorero, Ignacio Díaz Morales, padre del que fuera canónigo Lauro Díaz a principios de este siglo, concibió la idea de emplear los fondos que ya existían, y algunos donativos que se esperaba recibir, en la edificación de un nuevo y suntuoso templo dedicado a San José en el mismo lugar donde estuvo el conjnto de los dominicos.
El 22 de agosto de 1879 fue dada la autorización del arzobispo Loza, con lo que se procedió a la compra del predio al señor Cañedo y otras secciones como la que ocupó el convento y que ya para entonces estaban en posesión de otros particulares. El 24 de noviembre siguiente se comenzó la demolición de los pocos muros y otros fragmentos que aún se mantenían y se dió principio a los trabajos preliminares que consistieron en retirar el escombro; se dice que se sacaron más de dos mil carretadas (4) antes de que el terreno quedara limpio y se pudiera poner la primera piedra, acto que tuvo lugar el 18 de abril de 1880 por el propio arzobispo Loza.
Algunos estudios señalan que la planta del edificio, que tiene seis tramos y forma de cruz latina, se debe a proposiciones del ya mencionado Ignacio Díaz Morales y el maestro de obras Jesús Ruelas; se dice también que Ruelas permaneció al frente de los trabajos hasta su conclusión. Varias investigaciones afirman que el superintendente de la obra fue siempre Díaz Morales; casi todas, por otra parte, coinciden en que hubo participaciones de muy numerosas personas en la terminación tanto de la superestructura como de los detalles de la decoración y la ornamentación. Al arquitecto tapatio Manuel Gómez Ibarra se atribuyen el diseño de la cúpula y los dos pórticos aunque las noticias más documentadas mencionan sólo a la cúpula como creación del mismo autor de las torres de catedral y el panteón de Belén; es pues un hecho que Gómez Ibarra proyectó la cúpula del templo y asistió a su construcción cerca de 1885. Los diseños del altar mayor, de sus doseles -telas preciosas- los altares laterales, los canceles y el púlpito, entre otras cosas, son originales del presbítero José María Plascencia según informa un folleto publicado en ocasión de la bendición y dedicación del edificio por un sacerdote de apellido Ramos.
Las esculturas que se alojan en los siete altares laterales fueron hechas en talleres de la ciudad de Querétaro a excepción de las que representan al Santísimo Co razón de Jesús, a la Purísima Concepción y una de San José que no logró incorporarse al conjunto; las tres mencionadas fueron traídas de Francia. La ornamentación de las pechinas y las pinturas de los ocho óvalos que llevan sendas interpretaciones de ángeles y arcángeles son obras de Eduardo Villaseñor.
El 19 de noviembre de 1890 bendijo cinco campanas el obispo de Linares Jacinto López; el día 24 siguiente la bendición se extendió al templo y a las imágenes unos momentos antes de que el mismo prelado López celebrara la primera misa en San José de Gracia. La dedicación formal del templo fue el 26 de noviembre de 1890 y poco después, en marzo de 1891 se iniciaron algunas gestiones con el objeto de incorporar al templo varias de las piezas que cambiaron de sitio cuando el edificio de los dominicos fue atacado y antes de que se iniciaran las demoliciones de sus últimas ruinas. El Divino Preso regresó pero no así la imagen de la Virgen del Rosario que se quedó en la iglesia de Santa Mónica. Un poco después fueron llevados al templo los doce lienzos con imágenes de los apóstoles que pintó Arellano en fecha muy anterior y que, junto con la pintura de José de Páez firmada en 1775, estuvieron hasta entonces en el convento de Santa María de Gracia. Los cuadros de Arellano se encuentran hoy en la sacristía y la obra de Páez, que representa a la Virgen de Guadalupe, en un altar lateral del crucero desde que fue colocada ahí a finales de 1904 o a principios de 1905.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La influencia que ejerció el templo de El Carmen que hizo el Arq. Tresguerras en Celaya es evidente en algunos de los trazos que hoy distinguen al templo de San José. La escuela neoclásica -estilo de líneas rectas y poca ornamentación- parece haber quedado limitada a la fachada principal pues muchos de los elementos del conjunto adquirieron varios grados de individualidad debidos quizá a las exigencias y dimensionamientos del proyecto tapatio o a las condiciones que imponen los materiales regionales de construcción. Los muros laterales del templo, uno de los cuales forma un importante paramento sobre la avenida Alcalde, prácticamente no revelan sino el sistema estructural del edificio y las bondades plásticas y de durabilidad de los materiales más utilizados en Guadalajara.
La fachada principal ve hacia el sur; como el resto de los accesos, el que forma parte de este volumen con que se resuelve la forma más característica del inmueble, se encuentra dentro de un atrio de muy pequeñas dimensiones limitado por un enrejado como el que todavía tenía la catedral cerca de 1920. El grupo de elementos que forman la fachada tiene un origen conceptual y estilístico neoclásico y consta de dos grandes cuerpos y un remate como frontón curvo. El pórtico o nártex que singulariza a este edificio aún a pesar del modelo guanajuatense se forma por la separación de los elementos estructurales de los dos cuerpos del muro límite del cuerpo de la iglesia: el primero de los cuerpos, describía fray Luis del Refugio de Palacio a principios de este siglo, lleva ... pilastrones en los ángulos y centro, acompañados de columnas y entablamentos dóricos dejando tres espacios... (5), en el segundo cambia el orden, que en este caso es el jónico pero los componentes verticales están dedicados a continuar a los inferiores; los vanos están resueltos de la misma manera aunque cambian las dimensiones del claro del central pues ahí se refuerza el sistema para recibir el empuje y la carga de la masa de la torre. La profundidad del nártex o pórtico es más bien escasa pero suficiente para señalar un notable efecto de claroscuro que puede considerarse continuo en el inmueble dada su orientación hacia el sur, hacia el cual el asoleamiento no tiene interrupciones.
La torre que, como se ha dicho ya cumple una función de primera importancia en varias de las perspectivas más interesantes del centro de la ciudad está formada también por dos cuerpos en los que se utilizan órdenes clásicos: corintio en el primero y compuesto en el superior; los vanos en ambos niveles están presentados como arcos de medio punto y los elementos que más contribuyen a afirmar los valores plásticos del edificio son los frontones que señalan la conclusión de los cuerpos en cada uno de sus lados, curvos en el inferior y rotos en el alto. El remate de la torre había sido ya modificado hacia 1920 para convertirlo en una especie de peana o base para recibir a la cruz que corona toda la composición. El trazo de las plantas sucesivas del campanario lo hace parecer cuadrado pero los laterales son menos largos que los tramos frontal y posterior.
Los exteriores del conjunto han sufrido con el tiempo algunas modificaciones que no han cambiado del todo la imagen del volumen pero que sí han contribuido a alterar, aún sutilmente, algunas relaciones y proporciones del edificio: en ese caso se encuentra la colocación del reloj en uno de los vanos del segundo cuerpo de la torre que, en opinión de varios observadores, atentó contra el sistema compositivo original del conjunto basado en las adecuadas relaciones entre macizos y zonas abiertas en los paramentos. La cúpula también ha tenido que pasar a ser observada de un modo distinto del primitivo, pues los muros laterales fueron aplanados y pintados y ahora se ostentan recubiertos de cantera. La relación entre los azulejos de la cúpula los aplanados no pueden ser la misma que con la cantera, de modo que hoy esa cubierta semiesférica desempeña un papel más interesante en la medida en que no se resuelve en la continuidad de otros elementos a pesar de que la misma cantera sea el material de su tambor. El recubrimiento exterior, como se mencionó, lleva mosaico del tipo árabe en tonos azul y blanco que forman un fondo y unas líneas entre las que destacan unos diseños a modo de anagrama; completan a la cúpula una linternilla de escasa altura pero de buenas proporciones y una cruz de metal.
El espacio interior del templo ofrece muchos ángulos de interés tanto por los efectos que produce la planta en forma de cruz latina como por la cantidad y calidad de los objetos litúrgicos y artísticos que pueblan los muros las cubiertas: el motivo principal, que ocupa el presbiterio es una composición que se aparta un tanto de las normas tradicionales de trazo características del neoclásico -estilo de líneas rectas y poca ornamentación- que se hizo en México pues las columnas del orden compuesto reciben al entablamento que describe un hemiciclo -monumento- que se despega del muro del fondo; los remates son unas ánforas que flanquean a un gran resplandor de madera dorada que colabora a destacar a la imagen de San José situada dentro del ciprés -pequeña capilla que cubre la imagen titular del templo-. Esa escultura, que es una pieza de calidad extraordinaria es una talla realizada por Pablo Valdés.
Los altares laterales son piezas también de buena factura en los que se alojan, o se muestran, una importante cantidad de imágenes muy representativas de las corrientes escultóricas que tuvieron relevancia durante el siglo XIX. El sistema de cubiertas del templo se resolvió utilizando bóvedas de arista -bóveda formada por la intersección de 2 bóvedas de cañón- y la cúpula sobre el crucero; las primeras van apoyadas por pilastras muy interesantes en las que resaltan las reminiscencias jónicas y los festones -adornos de la escultura que ornamentan los capiteles; el friso del entablamento que también soportan presenta una decoración a base de follajes que se repite varias veces por el ámbito del conjunto. La cúpula desde el interior es uno de los componentes más atractivos del templo: el tambor que la recibe es de planta circular y está dividido en 16 ventanas que propician una cálida iluminación en las zonas próximas al propio crucero, al presbiterio y a las primeras filas del área de feligresía. Columnas también en número de 16 soportan el empuje de la semiesfera y colaboran a definir los sitios sobre los cuales están pintados los ocho óvalos mencionados líneas arriba.
La cierta riqueza que es ostensible en los relieves que parecen descender de lo más alto de la cúpula se propaga por varios de los paños que forman el ambiente interior del edificio: en efecto, en las caras inferiores de los arcos, igual que en las molduraciones que acompañan a las aristas de las bóvedas y en otros elementos secundarios se continúa utilizando el recurso de dar relieve a los motivos que luego se doraron para acentuar la diferencia entre los paños y para recordar los valores que entraña el uso del oro.
El mobiliario, el cancel y el órgano que se encuentra en el coro son piezas de mediana calidad cuyos máximos valores consisten, hoy, en recibir los beneficios que les proporciona el sitio que ocupan.
5.-NOTAS Y BIBLIOGRAFIA
(1) PALACIO y Basave, fray Luis del Refugio de. Op. cit. p.221.
(2) PALACIO y Basave, fray Luis del Refugio de. Op. cit. p.221.
(3) SANDOVAL Godoy Luis. Op. cit. p.80.
(4) PALACIO y Basave, fray Luis del Refugio. Op. cit., p.216.
(5) PALACIO y Basave, fray Luis del Refugio. Op. cit., p.216.
PALACIO y Basave, fray Luis del Refugio de. Recopilación de noticias y datos que se relacionan con la milagrosa imagen de Nuestra Señora de Zapopan y con su Colegio y Santuario.
SANDOVAL Godoy, Luis. San José de Gracia, en Iglesias y Edificios antiguos de Guadalajara ,p. 79. Jal.isco, 1979.
GARCIA Oropeza, Guillermo. Guadalajara, sus Plazas, Parques y Jardines. Ayuntamiento de Guadalajara, p. 50. Jalisco, 1980.
KATZMAN Israel. Arquitectura del Siglo XIX en México. Centro de Investigaciones
Arquitectónicas, UNAM, p. 279. México, 1973.
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