Nombre del Inmueble
San Juan
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000569
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000569
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
La gran extensión de terreno que es hoy la municipalidad de Toluca es el asiento de una enorme cantidad de localidades que, en su mayoría, fueron establecidas desde la época prehispánica: es probable que varias de ellas tengan algo de linaje matlatzinca, lo que se puede suponer por la cercanía de estos conjuntos urbanos y suburbanos con los dos centros importantes de aquella cultura, es decir, Toluca y Calixtlahuaca.
La totalidad de los nombres de esos antiguos poblados corresponden a raíces nahuas pues fueron modificados a raíz de las conquistas de Axayácatl hacia finales del siglo XV. Varios de los asentamientos sometidos al imperio mexica habían alcanzado un cierto grado de desarrollo y de notoriedad tanto por sus producciones como por el número de sus habitantes, pero otros, como Tilapa, no fueron lo suficientemente relevantes como para aparecer, por ejemplo, en el instrumento fiscal que se llamó Matrícula de Tributos. Es un hecho que el pueblo fue sojuzgado por los aztecas pues su nombre, en náhuatl, significa en el agua negra, de tliltic, negro, atl, agua, y pa, en (1); otros autores, al estudiar su etimología, ofrecen la siguiente interpretación: en abismo de agua profunda (2), de las mismas raíces mencionadas.
Tilapa pasó más tarde a ser integrante de alguna de las encomiendas que se organizaron en el Valle de Toluca al término de las intentonas de conquista que comenzó Gonzalo de Umbría y que consolidó Gonzalo de Sandoval (3); poco se sabe a ciencia cierta sobre la vida y el desarrollo histórico de varias de las comunidades que se han mantenido sujetas a la Ciudad de Toluca aunque varias son las circunstancias que se pueden inferir al situar algunos acontecimientos en poblaciones vecinas o muy cercanas. Una descripción de Toluca, su parroquia y sus vistas, terminada hacia finales del siglo XVII no menciona expresamente a San Juan Tilapa pero sí enlista, y clasifica como habitados por mexicanos, a los siguientes pueblos ubicados en las proximidades del sitio: La Transfiguración de Capultitlán y Santiago Tlacotepec (4). Es muy posible que en aquella época Tilapa no tuviera edificio religioso todavía, o que su primera instalación provisional hiciera las veces de una capilla a la que acudían los franciscanos de Toluca sin haber fijado periodicidad.
La organización del poblado debe proceder de principios de la dominación española del mismo modo que la definición y formalización de los barrios sugieren una intensa actividad constructíva quizá desde los comienzos del siglo XVII: en efecto, la presencia de varias ermitas en la traza de Tilapa puede considerarse como un signo de incipiente desarrollo; sorprende, sin embargo, que sean tan escasas las noticias sobre el poblado a todo lo largo del siglo XVIII habida cuenta de que, para entonces, pudo haber estado en construcción una de las etapas de la capilla dedicada a San Juan, obra que de seguro se emprendió cuando la población accedió al disfrute de ciertas posibilidades y que, con el tiempo, terminó por redefinir algunos aspectos de la traza primitiva.
Los terrenos que pertenecen a San Juan Tilapa se integraron al municipio de Toluca desde el 13 de diciembre de 1812 (5); luego hubo varios cambios producto de la guerra por la Independencia hasta que en 1820 (6) se reinstaló la figura de ayuntamiento que perdura hasta la fecha. Tilapa, a pesar de todo, continuó siendo sólo un pequeño poblado sin demasiada importancia; demográficamente, incluso, fue también casi insignificante p ues hacia finales del siglo XIX su población apenas ascendía a 150 habitantes aproximadamente (7). Hoy día, San Juan Tilapa es uno de los asentamientos más importantes y más proclives al desarrollo del municipio de Toluca dada no sólo su cercanía a la capital del Estado sino lo privilegiado de su situación respecto de los satisfactores naturales.
2.-EMPLAZAMIENTO
Hasta hace relativamente poco tiempo el pueblo de San Juan Tilapa se distinguió por la admirable sencillez con que sus construcciones civiles y religiosas se incorporaron al medio físico respetando lo mismo los accidentes topográficos que los cauces de los varios arroyos que llegan hasta el caserío desde los deshielos del Xinantécatl. La vinculación de los espacios públicos y privados con los rasgos geográficos del sitio se expresó, asimismo, en la utilización de materiales, colores y texturas que dieron por resultado una excepcional armonía: el clima templado del lugar condicionó a los constructores vernáculos a recurrir a soluciones formales homogéneas dadas las bondades aislantes y formales de adobes, sillares y cubiertas a dos aguas con tejados. La tierra de las calles y de las principales circulaciones peatonales de alguna manera parecía continuarse por los paramentos y por los interiores de las casas sin que se tuviera la sensación de que se vivieran problemas graves derivados de la falta de banquetas, pendientes, atarjeas o guarniciones.
La que fue la comunidad más armónica y atractiva del área central del Estado (8) se ha comenzado a transformar a una gran velocidad y desafortunadamente en detrimento de los valores plásticos que caracterízaron a sus perfiles; el acceso a cierto estadios de desarrollo y de progreso hoy se expresa en calles pavimentadas con adocreto, muros y bardas de tabicón o de block hueco de cemento y en obras de menor importancia pero de agresiva presencia resueltas a base de concreto reforzado e imitaciones burdas de materiales tradicionales; lo que hace unos años fueron patios o huertas de viviendas en las márgenes de los arroyos, se han convertido en áreas abandonadas en las que se acumulan toda clase de desechos. La población, en suma, ha perdido su propio carácter en beneficio de una solución parcial de los problemas demográficos y laborales de la ciudad de Toluca.
La capilla dedicada a San Juan se encuentra en el extremo oriente de la calle por la que se entra al pueblo; ese edificio, por lo tardío de su fábrica o por las condiciones propias del sitio, no fue concebido como un remate visual o urbano pues los espacios de su atrio no se corresponden con una plaza o un receso que vestibule a las obras principales. La ubicación de ese conjunto religioso obedeció, muy probablemente, a la configuración topográfica de la localidad a las sutiles exigencias que impusieron los ejes que relacionan a las ermitas. Ninguno de los pequeños edificios destinados al culto católico fue diseñado para destacar entre los volúmenes de las viviendas hasta que en el pasado reciente se reconstruyó la ermita de San Isidro y se edificó la capilla de El Calvario en el sector sur del poblado.
Una de las características más relevantes del emplazamiento de la capilla de San Juan se expresa en la manera como se resolvió su relación con el medio: la barda atrial apenas si alcanza la altura media de los paramentos de las casas mientras los árboles del interior del atrio enmarcan y dan escala la portada; la estructura del sistema de acceso, por su parte, debe por lo menos su definición a la presencia de una de las ermitas.
El área central del pueblo carece de una plaza a partir de la cual se organicen circulaciones y visuales, pero, a cambio, está limitada por cuatro de las ermitas, situadas en las esquinas de un rectángulo virtual dentro del cual se ubican las mejores casas desde un punto de vista histórico y formal. Sólo la capil la de La Doloritas, en esa traza, y la de San Juan, en el extremo noreste, contribuyen a señalar los rumbos que escogió la población para su crecimiento; al sur, desde terrenos en cuyos ejes visuales se encuentra la capilla de San Juan, los muy deteriorados arroyos señalan los límites de la expansión.
3.-ASPECTO HISTORICO
La capilla de San Juan es una obra realizada por constructores anónimos presumiblemente vecinos del lugar; como muchos otros edificios de esas características, el inmueble es resultado de varias etapas constructivas sucesivas de las que no quedaron informaciones fehacientes pero que, por sus rasgos, permiten formular una serie de hipótesis. No se trata de un volumen cuyo proyecto fue completado mediante diversas intervenciones pues es evidente que el templo aglutina elementos y soluciones de distintas procedencias formales que se agregaron cuando fueron necesarios y cuando hubo las posibilidades reales de hacerlos.
El conjunto debió ser originalmente de planta rectangular y sólo de tres tramos; el espacio correspondiente al presbiterio se cubrió con una cúpula de ocho lados y sin tambor mientras la nave se techó con una bóveda de arista en cada una de las otras zonas, la del coro y la destinada a la feligresía. Es posible que las dimensiones del atrio hayan sido definidas por entonces aunque no se terminaron ni la barda ni la entrada; ese primer período, que quizá también produjo una primitiva versión de portada y el campanil del lado sur, pudo haber tenido lugar hacia finales del siglo XVII o principios del XVIII dado que tanto las plantas rectangulares sencillas y las cúpulas sin tambor se pueden considerar distintivas de aquellos años. La portada de acceso al templo se levantó atendiendo a algunas influencias de carácter barroco que más tarde se modificaron. Un segundo grupo de labores se presentó al ser construida la torre del campanario cerca quizá de mediados del siglo XVIII. La cruz y la portada de atrio bien pudieron haber quedado terminadas en ese tiempo y antes de que, hacia la parte final del propio siglo XVIII, se emprendiera la mayor de las intervenciones, la que modificó el espacio de la nave y que e ha conmservado dando al conjunto su actual apariencia: se amplió el recinto en el sentido largo y se construyeron tanto los brazos del crucero como un nuevo presbiterio y una segunda cúpula, ésta soportada también por pechinas pero con un tambor como los que naturalmente se adoptaron en todo el país a partir del último tercio del siglo XVIII y que luego fueron representativos de la arquitectura religiosa en el XIX. Estas consideraciones, que como se anotó son puramente hipotéticas, se apoyan en la presunción de que la conclusión de esos últimos trabajos abarcó también a la portada: en ese paramento se advierten algunos elementos interesantes, como la molduración que divide a los dos cuerpos, el tratamiento a manera de pilastras nicho que se dió a los apoyos extremos del cuerpo alto y, finalmente, una cartela en la que se consigna el año de 1808.
El interior del recinto y los objetos que lo pueblan también fueron modificados y recolocados en más de una ocasión: la mayor parte de las piezas son de factura reciente o productos de intervenciones y restauraciones también de escasa antigüedad; la obra artística de mayor mérito es una alegoría de la Virgen de Guadalupe pintada al óleo sobre lienzo y que se encuentra protegida por un espléndido marco barroco de madera en el brazo norte del crucero.
Los trabajos constructivos a los que se debe la capilla continuaron en el siglo XX: el primer grupo de labores no alcanzó una cuantía considerable pues se limitó a remozar la portada del atrio, lo que ocurió en 1933, un año antes de que se le consagrara formalmente. El segundo período de intervenciones en el templo sí revistió una import ancia definitiva pues produjo, además de otras mejoras, la reconstrucción de la torre del campanario que se había derrumbado el 17 de agosto de 1971 (9).
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La capilla de San Juan ocupa un predio de grandes dimensiones situado en el extremo oriente de la calle por la que se tiene acceso al pueblo. Esa ubicación de la iglesia respecto de un eje, como ya se anotó, no es originaria de la época de la primera colonización del conjunto sino que ha sido formada por los diferentes períodos en los que se han presentado obras en la localidad pues la calle que define al eje es, prácticamente, una adición al partido original del sitio. El terreno del templo está limitado por una barda recientemente remozada en la que se abre, por el lado poniente o principal, una portada de cierta antigüedad a la que se han practicado algunas mejoras. Esa entrada al espacio atrial, más que la fachada o el volumen d la capilla, es la que en realidad forma parte de los remates visuales del poblado; consta de un solo arco, de medio punto, al que flanquean un par de medias columnas que soportan, además, un sencillo entablamento encima del cual se alza el pretil que por medio de curvas y roleos se resuelve en un remate con cruz y cuyo motivo principal es un nicho semejante a los dos que se abren a los flancos de la puerta, entre las medias columnas y el pequeño macizo que ligar la barda con la portada. Los nichos van vacíos; la barda se diseñó utilizando arcos invertidos y ladrillos a modo de molduras; y la puerta, que es de lámina y de barrotes de hierro, es el único elemento que parece haberse incorporado más recientemente. El atrio es una explanada muy interesante lo mismo por sus dimensiones que por su elevación relativa respecto del resto de la población; el ligero desnivel que lo separa del conjunto de habitaciones se salva sin necesidad de emplear más de tres peraltes en la escalinata de la portada; desde dentro, sin embargo, permite tener muy amplias panorámicas tanto, del caserío como del paisaje circundante, del que destaca, por razón de su altura, el Nevado de Toluca o Xinantécatl. El andador central del atrio es, junto con la pequeña plaza de acceso al templo, el único sector que presenta pavimento pues lo demás, excepción hecha de los exteriores de la casa que se ha construido para cuando el templo sea parroquia, se conservan de tierra. El mayor atractivo del atrio, y de toda la región del pueblo en la que se encuentra la iglesia, sigue siendo el grupo de árboles que sombrean sus circulaciones. El atrio, de otra parte, no hace las veces de plaza pero ha sido utilizado como lugar de ciertos encuentros e intercambios gracias, entre otras cosas, a la presencia de esos árboles.
El volumen de la capilla es verdaderamente notable pues los varios elementos que agrupa, aún procediendo de épocas distintas, se integran de manera armónica y sencilla; en efecto, en una perspectiva desde el suroeste, por ejemplo, se advierte la importancia lo mismo de la nueva torre del campanario que de la portada o de las cúpulas vieja y nueva que cubren el espacio interior. Es posible que esa buena apariencia se deba no sólo a la calidad arquitectónica de esos componentes sino al buen cuidado que se ha tenido en pintar de manera homogénea a todo el templo y no únicamente, como ocurre con frecuencia, a las partes destacadas de las fachadas principales. El conjunto lleva color blanco, de fondo, y azul en las cornisas, en algunas de las esquinas y en muchas de las molduras que contribuyen a dar un cierto claros-curismo a paramentos y a otros recursos compositivos.
La fachada principal del inmueble está formada por dos elementos fundamenta les, la torre del campanario y la portada de acceso al templo; la primera se alza sobre un cubo sencillo al que sólo decora, si se puede así decir, una claraboya situada a la misma altura de la ventana de coro.
El campanario propiamente dicho consta de un primer cuerpo cuyas proporciones le confieren una cierta verticalidad, y otro, superior, de dimensiones sensiblemente más reducidas y que termina en una especie de cupulín que lleva linternilla y cruz. La portada es un arreglo del mayor interés básicamente por la aportación de soluciones formales de carácter popular local; la pieza está dividida en dos cuerpos separados por el entablamento y el juego de molduras que limitan al inferior y que van soportados por un par de pilastras que definen el campo en el que se abre el arco. Como se trata de una obra debida muy probablemente a autores vernáculos, resulta admirable que el arco que contiene a la puerta haya sido resuelto con la ayuda de un sutil abocinamiento y que sobre ese cambio de paño, que vincula el intradós con el paramento del muro, se hayan dispuesto algunas flores labradas en piedra quizá a manera de reminiscencias de casetones. Las pilastras, que se ostentan como resultado de un trazo muy cuidadoso pues cuentan con quiebres en las esquinas, arrancan propiamente a la altura de las impostas habida cuenta de que las bases corresponden a las dimensiones y altura de las jambas. Llaman también la atención las aplicaciones de argamasa que llevan las basas, pues bien cabría afirmar que se trata de interpretaciones de guardamalletas. El cuerpo alto se organiza gracias a los elementos verticales de su composición que se utilizan como límites lo mismo que como apoyos. La ventana de coro, que se ubica sobre el eje vertical de trazo de la portada, se encuentra flanqueada por dos pilastras que ascienden hasta un pequeño entablamento: la importancia relativa de ese eje se acentuó al disponer un arreglo a modo de nicho en el que se colocó una imagen. Otro par de pilastras cierran el diseño del segundo cuerpo hacia los extremos: se trata de elementos verticales interrumpidos un poco más arriba de la mitad para convertirse, mediante unas sencillas peanas, en soportes de imágenes a las que cubren medias conchas cuya función consiste en simular la parte superior de nichos. Estos apoyos se cuentan entre los integrantes del templo a los que se puede atribuir un origen barroco, pues parecen imitar soluciones similares consagradas en otros sitios.
El interior del recinto es particularmente interesante por los cambios de altura en la cubierta y que se dan por la presencia de varias aportaciones: los primeros tramos se resolvieron con bóvedas de aristas; el tercero es la cúpula antigua, que no lleva tambor y sobre la cual se pintaron escenas de la vida de San Juan; el cuarto está ocupado por la cúpula más reciente y en la que se encuentran pinturas de siete apóstoles que acompañan a Jesús completando los ocho lados de que consta; el quinto y último tramo, limitado por el testero, es el que se destinó a presbiterio y se cubrió con bóveda de cañón de medio punto corrido. La homogeneidad del espacio interior se logró con ornamentaciones y aplicaciones de dorados en cenefas, aristas y, en general, en todos los cambios de paños. El arreglo del altar incluye una imagen de San Juan de cierto mérito; las otras esculturas que se conservan en la iglesia, especialmente las del lado norte del crucero son también piezas de calidad aunque más modestas. Entre las pinturas de caballete destaca una Alegoría de la Virgen de Guadalupe originaria probablemente del siglo XVIII ejecutada al óleo sobre tela y protegida por un marco de madera tallada francamente excepcional. El edificio, pues, se alza sobre un esquema de planta en forma de cruz latina producto, como ya se anotó, de las varias etapas constructivas por las que ha atravesado el conjunto. El coro, que puede considerarse entre los elementos agregados, es un espacio acondicionado con buena fortuna pues tanto el arco de tres centros que lo sostiene como el barandal que lo protege se integran de manera armónica a la solución plástica de la nave. Las lámparas que iluminan el área dedicada a la feligresía, lo mismo que los candiles que penden de las cúpulas, son piezas de buena calidad que se deben a la generosidad de algunos de los vecinos.
5.-NOTAS Y BIBLIOGRAFIA
(1) Gobierno del Estado de México, Monografía del Municipio de Toluca, Toluca, 1973, ág. 16
(2) Basurto, J. Trinidad, El Arzobispado de México, jurisdicción relativa al Estado de México; edición preparada por Mario Colín con adiciones y notas, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo LX, México, 1977, pág. 350
(3) Gobierno del Estado de México, Panorámica Socio-Económica en 1975, tomo III, Toluca, 1976, pág. 656
(4) Basurto, J. Trinidad, obra citada, pág. 352
El padre Basurto se apoya en una relación de Agustín de Vetancourt contenida en su obra Chrónica de la Provincia del Santo Evangelio de México, México, 1697
(5) Gobierno del Estado de México, Monografía..., obra citada, pág. 12
(6) Gobierno del Estado de México, Monografía..., obra citada, pág. 12
(7) Basurto, J. Trinidad, obra citada, pág. 350
(8) Alvarez Noguera, José Rogelio, El Patrimonio Cultural del Estado de México, primer ensayo, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo CX, México, 1981, pág. 514
(9) Dato proporcionado por los fiscales del templo.
ELABORO: JOSE ROGELIO ALVAREZ
FECHA: 1984
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San Juan