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Nombre del Inmueble
San Martín Obispo
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000592
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000592
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Existe un antiguo nombre para esta población: Tescospan, en dioma otomí, por lo que es probable que grupos de este origen se encuentren entre los primeros habitantes del lugar. Posteriormente, con el auge que tomó a partir del siglo XI la dominación matlazinca en todo el valle de Toluca, ésta se extendió hasta las estribaciones de la sierra que lo limita hacia el oriente.
Esta localización le confirió, según Cecilio Robelo, su toponimio definitivo que deriva del náhuatl, con las raices de Ocotl-ocote o pino, yácatlnariz o figurativamente punta o principio de y la terminación de lugar C ó en, que unidas nos dan donde empiezan los pinos con referencia a los grandes bosques de coniferas, hoy desgraciadamente muy mermados, que aparecen aún en las tierras altas pertenecientes a Ocoyoacac y que continúan sierra arriba en esta barrera natural que divide los valles de Toluca y México.
El desarrollo en la época prehispánica de este poblado matlazinca participó de las características de esta cultura y los restos arqueológicos asi lo indican; cerámica y restos de construcciones menores se encuentran frecuentemente en la zona. Sin embargo, a pesar de su antigüedad y favorable situación geográfica, los matlazincas no construyeron aqui nada parecido a sus notables centros ceremoniales como Calixtlahuaca, Teotenango o Malinalco, ni siquiera como los de Tenango, Mexicalzingo o Tianguistenco, a muy corta distancia. Probablemente la situación de Ocoyoacac, en la ruta hacia tierras mexicas, les orilló a considerarlo como punto defensivo fronterizo y lugar de intercambio comercial. Sin duda, era entonces, como hoy, uno de los puntos de cruce más utilizados. Por aqui seguramente penetraron los aztecas que invadieron el territorio matlazinca ya en 1440 cuando Izcóatl decide castigarlos por su falta de apoyo en contra de los purépechas (tarascos) y las posteriores incursiones de Axayáctl y tizoc que culminaron con el dominio definitivo establecido por Ahuizotl en 1486 para dejar a todo el territorio matlazinca como tributario de los mexicas hasta la llegada de los españoles.
2.-HISTORIA
El origen del templo de San Martin Obispo debe situarse inmediatamente antes de consumada la derrota del imperio mexica ante el conjunto de sus antiguos tributarios, unidos y dirigidos por los invasores españoles que tomaron provecho de esta derrota para ocupar los antiguos dominios aztecas.
En la zona matlazinca, el avance español fue anterior a la toma de la Gran Tenochtitlán debido a la posibilidad de que sus habitantes se unieran a la defensa de la capital. Advertidos los españoles, realizó Andres de Tapia un rápido movimiento desde el sur (Malinalco) y conjuró el peligro casi sin combatir.
Como fue práctica común, los caciques locales se apresuraron a congraciarse con los nuevos detentadores del poder con la esperanza de conservar o incrementar sus prerrogativas. Es en este punto cuando podemos situar la fundación del templo, ya que el cacique de Ocoyoacac acompañó a Cortés en la campaña militar y fue confirmado como autoridad indigena del pueblo. Probablemente al mismo tiempo se formalizaron esta sumisión del poblado a la corona española y su cristianización (en principio) ya que coinciden el nombre adoptado por el cacique: Martin Chimaltécatl con el del pueblo: San Martin Obispo.
El templo debió tener su primera edificación en la segunda o tercera década del siglo XVI cuando el pueblo fue dado en encomienda y frecuentemente los encomenderos accedian a emplear parte del trabajo indígena en la construcción del templo como correspondía a sus obligaciones de evangelizar a los indios (en un principio ideal, tal vez nunca cumplido, era éste el único objeto de la encomienda). La encomienda de Ocoyoacac fue concedida, junto con Capuluaque y Tacuba, a Doña Isabel (Tecuipro) Moctezuma, hija del antiguo emperador. Al morir ésta, pasó al que había sido su segundo marido, Juan Cano y después al hijo de ambos Juan Cano Moctezuma.
A mediados del siglo XVI, cuando los agustinos se habían establecido y construido un convento en Malinalco, San Martin de Ocoyoacac fue uno de sus templos de visita. En esta época podemos situar la traza y conformación urbana del asentamiento, bajo las rigidas normas de los agustinos (menos paternalistas que los franciscanos o los dominicos), tomando como núcleo central a la sede del poder religioso.
De la capilla agustina no quedan rastros facilmente identificables, ya que el templo actual es una modificación muy completa del original. Proviene del siglo XVII y corresponde a las necesidades del culto parroquial posterior a su secularización, no solamente en cuanto a sus dimensiones sino también atendiendo a la expresión de los actuales componentes de su estructura e imagineria, en los que las sucesivas modificaciones a lo largo de más de trescientos años, han plasmado en muchos sentidos el carácter tan definido de los habitantes de esta población, particularmente celosos de la conservación de sus tradiciones fincadas en un cristianismo muy adaptado a su ideosincracia, lleno de expresiones locales de gran riqueza.
3.-EMPLAZAMIENTO
El templo de San Martin Obispo de Ocoyoacac ocupa la posición preeminente que le corresponde en el poblado al que dio nombre (es común en la región referirse al poblado como San Martín de Ocoyoacac o simplemente San Martín) y orden urbano hace casi medio milenio.
Pero, a pesar de la enorme distancia en el tiempo, no es difícil imaginarse lo que debió ser el pequeño poblado en la época de la ocupación española. Dos aspectos del pueblo nos indican las características del proceso de urbanización de Ocoyoacac: sus barrios y el cauce del arroyo que lo cruza. En cuanto al primero, ha sido muy notable el arraigo de los pobladores originales de esos cuatro barrios, probablemente muy pocos en cada uno de ellos, pero con un apego a la tierra tal que les ha permitido conservar sus comunidades, centradas cada una en un templo propio, a pesar de la pertenencia de todos al conglomerado general del pueblo. Situación más notable aún si se considera que casi todos los templos barriales son de reciente edificación. La existencia de estos cuatro núcleos de población y la de un arroyo (hoy casi seco) a su lado, propició que los autores del trazo urbano en los primeros años coloniales, posiblemente frailes agustinos muy apegados a la costumbre del entramado ortogonal de calles en los nuevos poblados, hayan optado en este caso por un trazo lineal, casi paralelo al arroyo.
Con este concepto en su origen, el templo y su muy amplio atrio, orientados tradicionalmente este-oeste, ocupan una posición muy cercana al arroyo, actualmente cubierto en este tramo, pero ligeramente elevada, tal vez en forma artificial, para evitar las crecidas, de modo que la portada del templo sirve de remate al eje vial principal del pueblo, la Av. 16 de septiembre que contiene la parte más importante de los comercios locales. Sin contacto con esta callle principal, la plaza del pueblo con los edificios públicos en su entorno, se sitúa al norte del atrio y hacia el sur, entre el atrio y el arroyo, está en mercado. De este modo, el atrio se convierte también en el espacio de circulación peatonal más importante de Ocoyoacac.
Más al norte de la plaza, parte de las casas del pueblo se asientan en un terreno con gran desnivel en lo que corresponde a la primera elevación de la Sierra de las Cruces. El resto de los barrios se encuentran al oriente y noroeste del templo, mientras que los terrenos al poniente y el sur, planos ya en lo que comienza a ser el valle de Toluca, pueden verse aún sembrados en su mayor parte y con el resto dedicado a la creciente industria de la región.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
Entre las varias remodelaciones que se han practicado al templo de San Martín de Ocoyoacac, la efectuada en los años centrales del siglo XVII fue la más extensa en cuanto a la definición de su estructura y otra más, (efectuada posteriormente, tal vez a fines del XVIII), modificó formalmente la fachada principal y la torre. El edificio actual se puede considerar como el resultado de estas obras.
La fachada principal ha sido tratada con un esquema definidamente neoclásico, de manera que la puerta de entrada, cerrada con un sencillo arco de medio punto, pasa a ser un elemento más, si se quiere hasta secundario, en un conjunto academicista en el que las pilastras laterales a la puerta, estriadas y de sección rectangular, se elevan sobre aquella en forma independiente, dejando en el centro un paño liso en lugar del tradicional alfiz, para recibir a esa altura molduras que unen a cada par de pilastras en forma independiente para a su vez recibir un entablamento general que, más que elemento de trancisión, es ya parte del segundo cuerpo compuesto más bien en sentido horizontal dadas las proporciones de su parte central y el remate en frontón curvo, con la ventana del coro a manera de un gran óculo elíptico que por sus dimensiones acentúa la horizontalidad de este segundo cuerpo, a pesar de que las pilastras se continúan aún en el frontón.
La torre, en su colocación tradicional al norte de la fachada, presenta el mismo tratamiento de sus elementos constitutivos que la fachada, pero usados con mayor movimiento y libertad; las pilastras son lisas, pareadas lateralmente a las luces muy pequeñas y bajas, dejando ochavadas las esquinas, con molduras horizontales sencillas y rectas en el desplante, más sencillas aún en el remate pero quebradas siguiendo el contorno de las pilastras y ochavados, para dar al desplante y cuerpo principal de la torre el carácter de sencillo y a la vez digno soporte al remate en forma de campana que, por su originalidad, resulta el elemento distintivo y más interesante del conjunto exterior.
El interior es de nave única conformada por una estructura de gran amplitud (tiene cinco entrejes antes del crucero, con un claro de casi nueve metros), cubierta con bóveda de arista realizada con mucha pulcritud constructiva y decorada interiormente con yeseria de calidad. El crucero a su vez presenta una cúpula modificada, sin tambor, pero con una buena integración interior de los elementos decorativos que, unidos a su gran claro, cubren correctamente sus deficiencias formales, además de que los brazos del crucero son muy cortos y se integran al espacio cubierto por la cúpula.
El presbiterio es también muy corto, por lo que se ha tenido que ampliar hacia la nave para cubrir las necesidades de la nueva liturgia. En su origen esta escasa profundidad pudo tener el propósito de integrar más el retablo que cierra el presbiterio a la nave y por tanto al eje básico de trazo urbano del pueblo, circunstancia importante si se toma en cuenta que este retablo hace resaltar en forma particular, en el lugar de honor, a la imagen del santo patrono, San Martín.
La capilla lateral que se abre hacia el norte del crucero seguramente es producto también de las obras del siglo XVIII y tiene una disposición de cruz griega en planta, con cúpula central y brazos muy cortos cubiertos con pequeñas bóvedas de arista, todos estos elementos tratados muy similarmente a los de la nave principal, hacia la que logra una gran integración conceptual y de factura , salvo en sus dimensiones adecuadamente disminuidas.
El resto del conjunto se completa con la sacristía a la que se accede por el brazo sur del crucero, entre los contrafuertes de ese costado y varios locales para el servicio parroquial que han sido adaptados a partir de antiguas construcciones que existieron al sur del templo.
5.-OBRAS DE ARTE
La tradición oral de la población de Ocoyoacac habla de la existencia de numerosos cuadros y esculturas pertenecientes al templo que se han perdido con el paso del tiempo en las épocas violentas de nuestra historia y que la feligresía, por razones obvias, no ha estado en condiciones de proteger. No ha sido el caso del retablo principal del templo, símbolo en varias formas del sentido de comunidad tan firme que existe en el poblado y como tal ha sido cuidadosamente conservado.
Se trata de un trabajo en madera dentro de un estilo barroco estípite muy definido. Consta de dos cuerpos, ó mas precisamente, de uno solo y un amplio remate semicircular que cierra todo el claro de la bóveda de cubierta.
Dos características destacan de la composición del retablo; en primer lugar, el importante tratamiento de las columnas estípites en el cuerpo principal, al grado que su gran altura permite dividir el intercolumnio en dos partes con un nicho en la parte inferior y un medallón sobre éste, ambos con esculturas. Asimismo, el estípite contiene en su parte media un medallón menor, con óleo, contenido en un dado. La otra seria el tratamiento muy libre del ciprés, en donde se elimina la vitrina en el gran nicho que contiene la escultura del santo patrón, cerrado en medio punto con las enjutas ornamentadas en una variedad de elementos que van desde relieve de guirnaldas y follaje, volutas pequeñas que se continúan en molduras mixtilineas y terminan en dos grandes volutas que extendiéndose hacia el centro, sostienen los brazos de una gran vitrina en forma de cruz para cubrir un antiguo crucifijo de tamaño natural. Esta gran vitrina se apoya a su vez en el arco de cierre del nicho del ciprés y termina en el centro del remate semicircular que, sobre ella, extiende una amplia franja que sigue la curva y contiene cinco grandes medallones con esculturas intercalados y rematados con relieves de follaje, volutas y otros elementos tratados en curvas y formas libres, contastantes en gran medida con el remate de los estípites, sobre el que descansan, formado con amplias molduras a modo de cornisamiento, quebradas en ángulos rectos de gran rígidez.
En lo general, el retablo conserva sus características principales a pesar de modificaciones evidentes como la inclusión de imágenes de algunos santos recientes y la remoción de otros como un San Agustín y dos notables tallas más, policromadas y doradas que se encuentran en los locales anexos en lamentables estado de descuido.
Los cuadros y esculturas que forman el resto de la imaginería del templo son de factura reciente y sin mayor relieve artistico, con la excepción de un óleo colocado en la sacristía que representa a San Antonio, de evidente antigüedad, pero escasa calidad y otro de menor tamaño del Santo Cura de Ars, más reciente y de mejor factura.
ELABORO: ARQ. JOSE ROGELIO ALVAREZ
FECHA: 1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Martín Obispo