Nombre del Inmueble
San Mateo
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000561
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000561
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Un número importante de los pueblos que se encuentran en el valle de Toluca, y más específicamente en el municipio de ese mismo nombre, tienen antecedentes que pueden considerarse como un tronco común. Varios de los que han permanecido a través del tiempo proceden de una ocupación matlatzinca que quizá no fue la más temprana pero sí la que aportó los rasgos de mayor interés que, por lo menos parcialmente, distinguieron a esos asentamientos durante muchos años.
San Mateo Otzacatipan ha sido siempre un poblado cuyos habitantes se han dedicado a la agricultura; su nombre original no trascendió y las denominaciones que lleva son el resultado de la presencia en el sitio de dos grupos distintos de conquistadores y colonizadores. Los primeros fueron los aztecas que, en tiempos del emperador Axayácatl durante el último tercio del siglo XV, sojuzgaron la zona e impusieron una larga serie de rasgos culturales entre los que se contaron los cambios de los nombres a la lengua náhuatl. Para Manuel de Olaguíbel el término Otzacatipan es corrupción de la voz Ocotzacatiepa y debe significar lugar sobre el zacate (1); otros autores interpretan la etimología como sobre el camino cerrado (2) o lugar que intercepta el camino (3). El pueblo permaneció sujeto al régimen de México-Tenochtitlan hasta el tercer decenio del siglo XVI, época durante la cual comenzaron a misionar frailes franciscanos entre cuyas funciones estuvieron las de levantar unas pequeñas ermitas en los poblados que visitaban así como dar las primeras bases para la organización de esos mismos conjuntos a la manera española.
Se sabe de muchos casos de pueblos prehispánicos que fueron dispuestos a la usanza europea, alrededor de una plaza, aun cuando hasta entonces hubieran estado dispersos. A Otzacatipan debieron visitarlo pronto los doctrineros en virtud de su cercanía con los poblados que ocupaban el centro del valle. Es también presumible que en el transcurso de los primeros encuentros hayan dedicado el pueblo a la advocación de San Mateo y agregado el nombre del santo al del conjunto; la construcción de una primitiva iglesia a modo de ermita, si acaso realmente la hubo, debe haber sido uno de los más importantes puntos desde los cuales se realizó el trazo del centro. No hay informaciones suficientes sobre la manera en que se propuso ejecutar el agrupamiento de viviendas pues es posible que se haya tenido presente respetar la vocación agrícola del sitio y, con ella, la ubicación más bien dispersa de las habitaciones, condiciones ambas que se conservan hasta nuestros días.
El desarrollo del asentamiento ha sido muy moderado pues se encuentra a una muy corta distancia de otros polos que lo han tenido sostenido y que han tenido que incorporar a su planta productiva a un gran número de personas procedentes de los pueblos del área. La mayor parte de los terrenos de Otzacatipan, por otro lado, siguen dedicados a labores de cultivo, de modo que también es comprensible que el poblado haya conservado su enorme extensión sin que hayan sido construidos nuevos edificios en el curso de los últimos años.
La gran cantidad de posibilidades de desarrollo individual que ofrece la actual zona industrial de Toluca está convenciendo a muchos de los campesinos de lugares como Otzacatipan d que dejen sus ocupaciones ancestrales y se integren a centros de trabajo que ofrecen una mayor estabilidad.
2.-EMPLAZAMIENTO
San Mateo Otzacatipan es un poblado, como ha quedado dicho, con habitantes distinguidos por su clara vocación por labores del campo; su trazo actual, producto de varios crecimientos a partir de la disposición original quizá del siglo XVI, se distingue por una gran extensión de terreno sobre el que se encuentran dispersas las habitaciones de los agricultores. Las dos vías principales del pueblo son la carretera que une a Toluca con Naucalpan y la avenida 20 de noviembre que conduce al centro de la localidad. La primera procede de un trazo relativamente antiguo y ha servido como medio de comunicación entre numerosas poblaciones al este y al noreste del valle de Toluca. La segunda tiene el valor de vincularse con la traza original del conjunto pues desemboca en la plaza principal del pueblo además de que se desarrolla sobre un eje que comparte con la portada del templo de San Mateo. La fisonomía de la localidad se debe a que la mayor parte de los predios que forman el asentamiento están dedicados al cultivo y sólo dos o tres manzanas son agrupaciones más o menos compactas de habitaciones.
Las relaciones formales que se establecen entre el templo de San Mateo y su entorno incluyen, pues, una serie notable de contrastes toda vez que los otros conjuntos de valor arquitectónico -como varios de los agrupamientos de vivienda rural y la portada del cementerio fechada en 1909- se hallan circundados prácticamente por campo abierto.
El templo de San Mateo remata el acceso a la comunidad; la barda y la portada de su atrio colaboran a organizar los paramentos que limitan el espacio central abierto del poblado pues ocupan la manzana de trazo irregular que queda al oriente de la plaza; junto al templo, y en el mismo centro, ya hay otras construcciones que se han agregado al núcleo del pueblo en la medida en que se ha incrementado la población y se han necesitado nuevos satisfactores. Uno de los aspectos relevantes de la ubicación del inmueble religioso es el relativo al trazo que debe haber dado lugar a la plaza y al atrio de manera simoltánea: en efecto, por su disposición y la continuidad que sugieren, el espacio atrial debió ser sólo una fracción del área abierta que, con el tiempo y sucesivas intervenciones de revitalización, ha adquirido una nueva apariencia muy en concordancia con las influencias que ejercen los modelos de los centros cívicos de las ciudades de México y Toluca. Los árboles y las superficies jardinadas no son muy abundantes en Otzacapitan de suerte que resulta un tanto incomprensible que a la plaza se le haya dispuesto sin incluir la posibilidad de que algunos árboles que podrían contribuir a hacer más agradable el centro de la población y que se haya dejado en exclusiva al atrio la función de congregar a quienes tienen que transitar por la zona.
El arreglo vial de la localidad tiene la apariencia de haber sido diseñado para satisfacer necesidades que se presentarían en el futuro; la plaza ha sufrido varias transformaciones para que las anchuras de las calles que la definen sean congruentes con el resto de la disposición urbana del sitio. Se atendieron, pues, circunstancias que no es frecuente observar en otros lugares aunque se prescindió de la ocasión para revalorar los inmuebles que forman buena parte del patrimonio cultural del área: el terreno que ocupa la iglesia de San Mateo quizá debió haber sido integrado a la plaza con el objeto de que el emplazamiento del templo y la apertura entre los edificios del centro colaboraran realmente en la difinición de los espacios urbanos.
3.-ASPECTO HISTORICO
No hay ninguna información que confirme que haya habido una construcción original del siglo XVI en el pueblo. Las hipótesis en ese sentido son atendibles en virtud del trazo de la zona central del conjunto y de la ubicación del establecimiento religioso que ha llegado al presente.
Es posible, pues, que sobre una ermita procedente de las primerasa épocas de ocupación española se levantara una segunda edificación de la que sí se tienen algunas noticias: Agustín de Vetancurt, en su obra Chrónica de la Provincia del Santo Evangelio de México, México, 1697, describe el convento de La Asunción de Toluca y hace una relación de las varias actividades que se realizaban desde la parroquia que tenía aquella casa franciscana: Los Pueblos que se visitan son 21, que en Matlatzincas, Mexicanos y Otomites se dividen. Matlatzincas: S. Matheo Oztotitlan S. Francisco Calixtlahuacan. Santiago Tlaxomolco. Santa Cruz. Santiago Metepec. S. Lorenzo S. Matheo Ocozacaticpac... Todos tienen Iglesias, adorno de retablos y celebran sus fiestas annuales (4).
La obra que conoció el cronista Vetancurt durante el siglo XVII, y de la que desafortunadamente no se tienen otros datos, debe haber sido un templo relativamente completo al que se sustituyó por el actual que ue comenzado, como informa una inscripción colocada en el cubo de la torre norte, en el año de 1700. El edificio procede, pues, de una serie de etapas correspondientes al siglo XVIII que fueron parcialmente concluidas, según la misma fuente, en 1745. La sección del inmueble terminada entonces abarcó seguramente una parte considerable del interior así como el trazo y quizá hasta algunos trabajos que ya se realizaban en la torre. Es de suponer que la nave estuviera ya cubierta por aquellos años pues muy probablemente los retablos fueron construidos ahí mismo: el dedicado a la Virgen de Guadalupe, situado en el cuarto tramo del muro lateral norte, lleva la siguiente leyenda: Se acabó este colateral en 16 de Abril de 1791 años. Pedro José Rojas Fecit. Los otros, en los cuales se advierten algunas similitudes de trazo, de composición y de adecuación a los sitios que ocupan, no presentan informaciones sobre su terminación o sobre sus autores pero es presumible que hayan sido trabajados durante una misma etapa constructiva del conjunto en la segunda mitad del siglo XVIII. La pintura que está colocada en el segundo tramo del muro sur, y que es una alegoria de la Redención cuyo motivo principal es la representación del Arcángel San Miguel, conserva una leyenda que reza: Noviembre 12 de 1812 B. José Ignacio Zerna fecit.
La cartela ya mencionada, y que está situada sobre el muro poniente del cubo de la torre, señala que el edificio fue concluido en 1843 y que fue reformado mediante un grupo de obras realizadas entre el 1o. de diciembre de 1919 y el 15 de mayo de 1920. Las labores que se llevaron a cabo en el curso del siglo XIX se basaron probablemente, en la atención a normas de diseño neoclásicas y dieron lugar tanto a la solución de la portada del templo como a la finalización de los trabajos en la torre norte y en el campanil que cierra la portada por el sur. La reforma que se ejecutó a principios de este siglo, y que duró solamente cinco meses y medio, fue un pequeño grupo de previsiones sobre las cuales fue posible realizar otras intervenciones en el curso de los años siguientes: el reloj, por ejemplo, que fue colocado en el nuevo remate de la portada el 7 de abril de 1928.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El templo dedicado a San Mateo tiene, entre sus rasgos de mayor valor, el de ocupar un solar destacado dentro de la composición urbana de Otzacatipan. El edificio es de dimensiones suficientes como para reconocer que siempre ha jugado un papel de la mayor importancia en los ejes, en las visuales y en las relaciones espaciales del pueblo. La barda y la portada de su atrio, sin embargo, acentúan el carácter religioso y monumental del conjunto porque señalan diferencias ente zonas que debieron tener un diseño unitario y porque subrayan la diversidad de calidad que existen entre la aridez de la plaza del pueblo y la frescura de las zonas jardinadas y arboladas que pertenecen al espacio abierto de la iglesia.
El atrio ocupa una considerable extensión de terreno y está dividido por varias circulaciones que definen superficies de jardín así como algunas plazoletas en las que se ha pretendido congregar juegos infantiles o reuniones de feligreses; la mayor parte de los arreglos actuales del espacio atrial podrían también pertenecer a una plaza pues tanto las guarniciones como los pavimentos parecen diseñados para un uso que la iglesia no tiene. Los límites de la propiedad federal son señalados por una barda, ya muy modificada, resuelta a base de arcos invertidos y de unos remates como pináculos que coronan los pilares entre arco y arco. La portada atrial, que muy probablemente tengan antecedentes de la época barroca o estilo con basta ornamentación del edificio, acusa los efectos de una renovación practicada en el pasado reciente y que consistió en retirarle el aplanado y colocar rajuelas sobre las juntas entre la piedra que la forman; entre los elementos que conserva se encuentran los roleos o rollos de argamasa que se utilizaron tanto para decorar los laterales como para rematar las piezas inclinadas y las partes superiores. Además de un arco de medio punto que va moldurado dos hornacinas o nichos que lo flanquean y otra que lo corona se incluyen en la composición. El conjunto que forman esa portada y la barda atrial se unen por medio de una solución un tanto forzada en la cual se continúan los aplanados de la barda hasta las mismas bases de las pilastras que dividen el arco de los paños en los que se abren los nichos mencionados.
En la comprensión de la fachada principal del inmueble intervienen un pequeño anexo al norte y un edificio porticado nuevo al sur en el que se ha previsto que quede instalada la casa parroquial llegado el momento. Esa fachada y las dos laterales que se observan parcialmente perdieron una parte muy importante de sus valores arquitectónicos cuando se les retiró el aplanado hace relativamente poco tiempo. El paramento que aloja al acceso está formado por varios elementos un tanto disímbolos pero que parecen integrados en virtud de una unidad un tanto artificial debido a las tonalidades de la piedra -que es el material común a todos los componentes verticales- y de la pintura que cubre las zonas en las que se conservó el aplanado. La torre al norte es la parte de mayor peso en la composición: se alza sobre un cubo de la misma altura que la portada y está constituida por dos cuerpos y un remate tan peraltado que podría pasar por un verdadero tercer nivel. El primer cuerpo es de planta cuadrada mientras el segundo y el que termina al campanario son de ocho lados cada uno; como es habitual, en las caras del primero y en las alternadas de los superiores aparecen vanos en forma de arcos de medio punto. Las esquinas están re sueltas a base de remetimientos y nichos, en el primero, y de paños macizos en los otros. Los elementos más destacados de este campanario son los estípites o pilastras en forma de triángulo invertido que se muestran en cada uno de los cuerpos y unos arcos polilobulados o formado por varios pequeños arcos a manera de onda que se ostentan en los ochavos del segundo.
La portada es una proposición de origen estilístico neoclásico o estilo de líneas rectas y poca ornamentación compuesta por un par de altas columnas que soportan un único entablamento en la parte superior del edificio ayudadas por dos contrafuertes de sección rectangular situados muy cerca de las jambas que soportan el arco del acceso. No se podría afirmar que esa portada está dividida en dos cuerpos a pesar de que sobre el arco de entrada se colocó una moldura que une a los estribos y de que la ventana del coro se encuentra en medio de una zona delimitada por una repisa, dos juegos de columnas pareadas que soportan un pequeño entablamento y un doble frontón, uno triangular inscrito en otro curvo, que está muy próxima a la disposición de un segundo cuerpo de una portada. La altura de las columnas se exagera visualmente toda vez que son los únicos elementos verticales de la portada que todavía presentan aplanado y pintura, condición que las destaca del fondo oscuro que proporciona la piedra. El remate de la portada es un macizo agregado sobre el que se colocó el reloj. El campanil al sur del acceso no lo es ya de hecho pues forma parte del cuerpo de la iglesia y aunque en realidad es de un solo cuerpo con remate, conservó un tramo de aplanado sobre la parte alta del contrafuerte que lo apoya y que lo hace aparecer como dividido en dos secciones importantes; su esbeltez se debe a que fue condicionado por las dimensiones del estribo en que se asienta.
El interior del templo es un espacio resultado de la planta en forma de cruz latina característica de las construcciones religiosas emprendidas durante los siglos XVII y XVIII; el edificio consta de cuatro tramos antes del crucero y uno posterior que aloja al presbiterio; las cubiertas son bóvedas de arista-bóvedas que se forman de la unión de dos bóvedas de cañón apoyadas por los muros laterales y por arcos fajones -los arcos paralelos a la puerta- de medio punto cuyas pilastras contribuyen a definir los tramos. el crucero lleva cúpula octagonal soportada por pechinas -áreas triangulares generadas por dichos arcos; y varios objetos, como la pila bautismal de piedra con labrados que incluyen anagramas y un cordón franciscano que está situado en el brazo sur del crucero, se cuentan entre los valores del conjunto. Los componentes más relevantes, sin embargo, son el retablo mayor y los cuatro colaterales que pueblan el interior; las cinco piezas son barrocas y además de ostentarse doradas llevan pinturas de una calidad poco habitual en retablos de pueblos tan pequeños.El más antiguo debe ser el que está colocado en el tercer tramo del lado sur pues su sistema estructural todavía está resuelto a base de columnas salomónicas -con fuste en formar de espiral- soportes que dejaron su lugar a los estípites o pilastras en forma de tríangulo-invertido- en las etapas maduras y exuberantes del barroco mexicano. Sólo uno de ellos, el ya antes mencionado dedicado a la Virgen de Guadalupe, lleva fecha y el principal quizá sea el de mejores calidades aunque es probable que se haya practicado una intervención en la zona central donde se encuentra l a imagen del patrono del pueblo. En ese retablo, ya un tanto deteriorado en su parte superior, se incluyeron pinturas de santos inscritas en óvalos que van en los espacios interestípites.
Los objetos de valor artístico que contiene esta iglesia han logrado conservarse en su sitio a pesar de que son evidentes varias intervenciones con carácter modernizador que quizá comenzaron durante el siglo XIX. Los daños que han sufrido esos valiosos componentes todavía no son de consideración y pueden tomarse perfectamente como dignos de una restauración, como la pintura arriba descrita que se encuentra en el segundo tramo sobre el muro sur.
5.-NOTAS Y BILIOGRAFIA
NOTAS.
(1) - Gobierno del Estado de México. Op. Cit. Pág. 17
(2) - Gobierno del Estado de México. Op. Cit. Pág. 17
(3) - Basurto J. Trinidad. Op. Cit. Pág. 350
(4) - Basurto J. Trinidad. Op. Cit. Págs. 351 y 352
BIBLIOGRAFIA
Gobierno del Estado de México. Monografía del Municipio de Toluca. Toluca, 1973.
Basurto, J. Trinidad. El Arzobispado en México. Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, Tomo LX, México, 1977.
Alvarez Noguera, José Rogelio. El Patrimonio Cultural del Estado de México. Primer ensayo, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, México, 1981.
Enciclopedia de México. Tomo B, segunda edición, México, 1977.
León, Nicolás. El Convento Franciscano de la Asunción de Toluca, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, Tomo XVII, México, 1969
ELABORO: ARQ. JOSE ROGELIO ALVAREZ
FECHA: 23 de abril de 1984
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Nombre del Inmueble
San Mateo