Nombre del Inmueble
San Miguel de las Canteras
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000598
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000598
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
La población de Melchor Ocampo llevó sucesivamente los nombres de Tlaxonulco y San Miguel de las Canteras a partir de la época prehispánica hasta nuestro siglo. Su ubicación le dió, desde antes de la llegada de los españoles, ciertas características propias que en alguna medida se reflejan en la construcción de su templo central.
En efecto, la población indígena original del lugar, muy vinculada a la cercana Tultepec, perteneció, como la de esta última, a grupos chichimecas con algún grado de civilización, a diferencia de sus congéneres que habitaban regiones situadas más al norte. Es indudable que esta circunstancia se debió a la vecindad y dependencia en algún grado del vecino reino tecpaneca, posteriormente aliado del imperio azteca y que domino estas regiones habitadas por los grupos chichimecas ya indicados y por otomies hacia el noroeste.
Posteriorment a la conquista española, las buenas condiciones de la tierra ocasionaron una gran demanda de encomiendas primero y mercedes de tierras después, por parte de españoles. La primera concesión de encomienda fue realizada por el propio Hernán Cortés a Alonso de Avila, en donde se incluye a Tlaxonulco entre los pueblos cedidos. Avila fue enviado por Cortés a España con suntuosos regalos para la corona, regalos que pasaron a manos de piratas franceses en el trayecto. Avila tuvo que pelear su encomienda a su regreso con Alonso de Estrada quien no logró su propósito ya que se vió involucrado en la rebelión de Martín Cortés y fue ejecutado junto con este. Poco después, las autoridades virreinales llevaron a cabo la política de suspensión de las encomiendas que se sustituyeron por mercedes de tierras que tributaban directamente a la corona.
Tlaxonulco seguramente sufrió en los últimos años del siglo XVI y primeros del XVII otra gran disminución de su población indígena, que nunca había sido muy numerosa, por lo que fue necesario realizar una congregación de la población dispersa en los alrededores para configurar una república de indios, a la que la corona concedió merced de tierras en 1618, a nombre del común y principales de Tenopalco, poblado sujeto a San Miguel Tlaxonulco.
Aun configurado el sistema comunal indígena de propiedad de la tierra, gran parte de ella fue ocupada por españoles como lo indica el hecho de que una parte fuera durante mucho tiempo propiedad de las vecinas haciendas jesuitas.
2.-HISTORIA
Las condiciones que se han mencionado de la población indígena de la actual Melchor Ocampo en los primeros años de la época colonial, aunadas a su relativa cercania de Cuautitlan y Tultitlan, importantes centros franciscanos, propiciaron que el lugar haya sido una doctrina o visita de los franciscanos desde sus primeros intentos de evangelización de la zona.
Los franciscanos, como primera de las ordenes religiosas mendicantes que arribo a la que sería la Nueva España en forma organizada, se dió a la tarea de atender en primer lugar las regiones más densamente pobladas a partir de su convento central en la ciudad de México-Tenochtitlan. Su primer Consejo General llevado a cabo al poco tiempo de la llegada de los doce frailes al mando de fray Martín de Valencia en 1524, pudo apreciar que las cuatro regiones más pobladas del territorio recién conquistado por los españoles eran las que rodeaban a Texcoco, Tlaxcala, Huejotzingo y la ciudad de México-Tenochtitlan y consecuentemente se dieron a la tarea de organizar en ellas su trabajo apostólico. Hacia el noroeste del Valle de México, la población indígena debió ser lo suficientemente numerosa como para establecer dos importantes conventos a muy corta distancia uno de otro; los ya mencionados de Cuautitlan y Tultitlan y partir de ellos hacia un gran número de pequeñas comunidades que no en todos los casos requerirían de un templo propio o al menos no uno de la magnitud de los que actualmente podemos apreciar.
En la antigua San Miguel de las Canteras, la primera etapa de la evangelización de la población indígena debió tener las características de dependencia que se ha indicado con las poblaciones mayores del sur, por tanto su primer templo cristiano debió ser una capilla pequeña. De cualquier modo esa información no ha sido conservada, aun cuando es razonable pensar que aquella tormentosa encomienda concedida por Cortés no cumplió con las ordenanzas que obligaban a proporcionar un templo digno a los indígenas.
La situación de doctrina en esta población debió mantenerse en su época de menor densidad demográfica y hasta bastante después de la congregación de indios de 1610-1620 y el subsecuente crecimiento de la población, probablemente hasta la segunda mitad del siglo XVII.
El templo de San Miguel en Melchor Ocampo data de 1660, época en la que la población se había consolidado y seguramente su construcción se realizó ya como templo parroquial, calidad que ha mantenido desde entonces. El edificio sufrió modificaciones en varias ocasiones hasta hoy, sin perder sus características principales.
3.-EMPLAZAMIENTO
El poblado y municipio de Melchor Ocampo está situado a poca distancia al norte de Cuautitlan, con Tultepec al sureste y Zumpango al noreste. El terreno es sensiblemente plano con clara vocación agropecuaria. Algunas pequeñas elevaciones contienen aun en explotación las canteras de piedra rosa y chiluca que en otro tiempo le dieron el nombre de San Miguel de las Canteras.
Los datos históricos investigados, en el aspecto de la configuración general del poblado y su desarrollo urbano, coinciden con el aspecto que hoy podemos apreciar de esta pequeña localidad; la población congregada en un principio en torno a una pequeña capilla que, al crecer aquella, es sustituida por un gran conjunto religioso. Este se realiza de acuerdo a los patrones en uso del siglo XVII y el resultado es que ocupa casi todo el espacio público del centro del pueblo. Actualmente lo que podríamos llamar plaza principal no es más que un corto espacio libre hacia el poniente del templo, casi una mera extensión del atrio, ya que su dimensión mayor coincide con el ancho del atrio.
Esta configuración del nucleo urbano de Melchor Ocampo, sin espacios abiertos de consideración, se enfatiza con la barda del atrio, muy bien conservada a base de arcos invertidos separados por pinaculos de buen tamaño que cierran por completo este amplio espacio, desintegrandolo prácticamente del área pública del poblado, con lo que el mismo conjunto religioso resulta afectado negativamente al perder posibles perspectivas que resaltarán sus indudables valores.
Esta inocultable carencia del desarrollo urbano de Melchor Ocampo se refleja en la mayoría de las actividades públicas. El transito vehícular se canaliza por una sola calle al oriente del templo a pesar de que existe un libramiento de la carretera que comunica con Cuautitlan y Zumpango. El comercio organizado y de tianguis también se concentra en esta calle que de este modo toma la función urbana que correspondería a la plaza y sus alrededores, al grado de haber construido sobre esta calle, 20 de noviembre, unos portales, calle de por medio con la parte trasera del templo, de modo que esta disposición acentúa más aun la falta de espacios públicos en el centro de la población.
El resto del poblado es muy pequeño. Predominan entre las construcciones las destinadas a casa habitación en un sólo nivel. El comercio es escaso, aun el diario, ya que a corta distancia se encuentran centros urbanos de mucha importancia incluyendo a la ciudad de México.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El conjunto religioso de San Miguel en el poblado de Melchor Ocampo presenta como característica primaria una conunción de diseño arquitectónico culto y una realización en la que intervienen de manera decisiva la concepción y mano de obra populares.
Ya desde el bien conservado atrio es perceptible aquella situación, principalmente en la barda y las capillas posas; en ellas, se pueden apreciar arcos invertidos en la barda y portadas con entrada cubierta por arco de medio punto sobre pilastras, al igual que en las capillas y en ambos casos los remates son piezas escultoricas de realización popular a base de pinaculos estilizados en varios tipos y algunas figuras de heraldos.
Es tal vez la fachada en donde podemos apreciar más este tipo de trabajo constructivo. Consta de un imafronte y torre lateral; el primero realizado en un estilo correspondiente al barroco más generalizado en la segunda mitad del siglo XVII y en su diseño se conservan las proporciones y uso de elementos arquitectónicos de acuerdo a las tendencias académicas y, dentro de su unidad, pueden distinguirse dos cuerpos separados por un friso.
En el primero, la entrada esta cubierta por un arco de medio punto moldurado hacia adentro en todo su espesor con una gran clave ornamentada con amplias volutas, descansando sobre pilastras de sección rectangular, entableradas y con basa muy corta. En fuerte contraste, la entrada esta flanqueada por dos pares de columnas cuyo tratamiento define las tendencias estilisticas de toda la fachada. Su estructura general corresponde aproximadamente a la de una columna toscana, pero a partir del dado, el diseño es muy libre; el cuerpo principal se separa del anterior por una moldura muy amplia, casi una cornisa y el fuste de la columna esta profusamente ornamentado con motivos de follaje completos en el primer tercio y en espiral, a modo de columna salomonica hacia el capitel. Este, en cambio, presenta un diseño corintio muy clásico. Los intercolumnios estan ocupados con nichos muy sencillos con remete aconchado.
Los relieves de follajes simulado ocupan, a partir de las columnmas descritas y las enjutas del arco de entrada, todos los paños lisos del trabajo de cantera de la fachada y constituyen, tal vez, el motivo más interesante del exterior del templo. En su diseño se aprecian dos tendencias de carácter netamente popular; su tratamiento artesanal muy cercano en una primera impresión al relieve prehispanico en piedra y su integración a los elementos arquitectónicos europeos, a modo de grutescos, aun cuando no contiene las representaciones de fauna fantastica que los caracterizan.
El friso, en sí, es corto compuesto por dos cornisamientos a base de molduras quebradas sobre los capiteles, pero visualmente se extiende hacia arriba debido a que el tratamiento de los paños lisos entre las columnas del segundo cuerpo estan cubiertos en cantera con los mismos elementos ornamentales vegetales que se han descrito, así como los dados de estas columnas de proporción, fueste y capiteles similares a las del primer cuerpo. Aquí, las dos columnas centrales flanquean la ventana del coro enmarcada en cantera ornamentada y las dos laterales disminuyen su sección hasta la mitad del fuste en donde terminan. Las columnas centrales sostienen un friso central similar al anterior y todo el conjunto remata en una amplia cornisa de la que resaltan los angulos laterales de un frontón quebrado en cuyo centro aparece la escultura de un heraldo en cantera. La torre se separa ligeramente en su arranque del paño de la fachada hacia el frente en un cubo liso con dos ventanas y a partir del remate de la fachada se eleva en tras cuerpos de planta octogonal con columnas muy esbeltas en las aristas, con cuatro luces en cada cuerpo abiertas en el muro y remate de cruz metálica. En general su diseño desmerece en gran medida de la gran calidad de la fachada.
La nave única, en forma de cruz latina, consta de cuatro entrejes cubiertos con bóveda de arista con los arcos laterales más bajos que los transversales, crucero con cupula, presbiterio y dos capillas laterales en el crucero cubiertas con bóveda de cañón corrido más bajas que la de la nave principal y en cuya diferencia de altura están situadas dos ventanas. El coro, en el primer entreje, se asienta en una boveda similar a las de la nave.
El mismo caso de la falta de calidad en el diseño de la torre puede aplicarse a los espacios anexos al templo, con excepción de la sacristia correctamente cubierta con bóveda de cañón corrido; la antigua porteria, hacia el lado sur, ha sido sustancialmente modificada como lo indican restos de columnas en el patio intermedio y la casa cural desmerece en forma definitiva del resto del conjunto por las modificaciones e inadecuado mantenimiento que presenta.
En lo general, es necesario insistir en la aportación popular a la construcción original del templo, en el uso, en primer lugar de un tipo de cantera negra de la región que distingue en forma determinante a este templo y los aportes al diseño de la ornamentación en ese material que se han descrito.
5.-OBRAS DE ARTE
En el caso del templo de San Miguel de las Canteras de Melchor Ocampo, el vigor del proyecto y realización de la construcción, así como el buen estado de mantenimiento que presenta, separan en forma decidida de aquella a todo el resto de accesorios, altares, mobiliario e imagineria.
De esta forma, en sus diferentes grados de calidad, todos aquellos elementos pueden englobarse entre el patrimonio artístico del templo. Destaca entre todos ellos el retablo que actualmente ocupa el muro frontal de la capilla lateral del sur. Corresponde tal vez a los últimos años del siglo XVII o primeros del XVIII y esta realizado en madera finamente labrada y dorado al modo de la época. Seguramente fue construido para el cipres del presbiterio y posteriormente sufrió la furia iconoclasta en contra del barroco durante el siglo pasado, sustituido por un altar convencional de inspiración neoclásica que aún ocupa su lugar, desmantelado parcialmente y relegado a la capilla lateral que hoy ocupa y cuyo muro no tiene las dimensiones suficientes para albergarlo de modo que ha sido parcialmente mutilado. Originalmente consto de una predela, dos cuerpos principales y uno superior con remate semicircular. Desarrollado en tríptico, destacan en su estructura la esplendidas columnas salomónicas, los finos capiteles y la ornamentación a base de follaje. En los paños así enmarcados existen aún oleos de mediana calidad del santo patron, San Miguel, los otros arcangeles y la Santisima Trinidad y en mejor realización, una serie de santos fundadores y doctores en la predela. La parte inferior de esta, así como el remate resultan difíciles de apreciar por su estado de deterioro.
El resto de los altares son, como se ha indicado, de inspiración neoclásica. En el principal puede apreciarse una cierta calidad de realización que, sin embargo, resulta incomparable con la de su antecesor. A lo largo de la nave existen cuatro altares del mismo estilo pero realizados en cantera (3 en la cantera negra de la región y uno en cantera gris), además de dos más pequeños en el mismo material. La relevancia de todos ellos estriba en la elección del material de forma bastante original que los integra mucho más firmemente al resto del edificio, a diferencia de los usuales altares del mismo tipo en madera que generalmente pueden considerarse como parte del mobiliario de los templos.
Entre la piezas de escultura del templo, destacan las de San Pedro y San Pablo, de cantera negra integradas a la fachada en los intercolumnios del primer cuerpo y otro par similar, policromadas que ocupan los laterales del altar principal.
El resto de la imagineria es una mediana colección de esculturas y algunos cuadros de épocas variadas, de poca antigüedad y relevancia, con los que se mezclan algunos de los óleos del retablo lateral que se han desmontado, propiciando su ya notable deterioro.
ELABORO: ARQ. JOSE ROGELIO ALVAREZ
FECHA: 1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Miguel de las Canteras