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Nombre del Inmueble
San Nicolás Tolentino
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001942
Estado, Municipio, Localidad
Aguascalientes > Aguascalientes > Ciudad de los Niños (010010541)
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001942
Contenidos
1.-ANTECEDENTES E HISTORIA
Esta capilla, como otros templos de Aguascalientes, se encuentra en la Hacienda de San Nicolás de la Cantera, en el municipio de Aguascalientes.
El origen de las haciendas en nuestro país se remonta a la llegada de los españoles, quienes al derrotar a los indígenas, los despojaron de sus tierras y los obligaron a trabajarla para ellos. Una de las primeras formas de explotación colonial fue la encomienda, que consistía en conceder a los conquistadores españoles el usufructo de un determinado territorio, laborado por los indígenas pobladores; a cambio de ello, el encomendero debía cuidar de la conversión de los indígenas al cristianismo. Esta y otras formas de relación entre españoles e indígenas hicieron que la población autóctona fuera disminuyendo bruscamente en la parte central del país.
Los grandes latifundios se formaron a través de cesiones del rey de España, compras, despojos a comunidades y ventas ilegales por funcionarios de la colonia. En el centro-norte del país fue muy común que el virrey a las audiencias correspondientes otorgaran mercedes de tierra a todo aquel español que quisiera trasladarse a esta región. Esto fue obligado tanto por la escasez de población como por los descubrimientos de enormes riquezas mineras en Guanajuato, Zacatecas, San Luis Potosí, Asientos y otros lugares (1).
Aguascalientes pronto jugó un papel importante en ese contexto, ya que comenzó a surtir de productos agrícolas y ganaderos a la zona minera, al mismo tiempo que sería el centro de intercambio comercial. Sin embargo, la propiedad agraria no se distribuyó uniformemente en el territorio del Estado.
El partido Calvillo se caracterizó muy pronto porque predominó la pequeña propiedad agrícola; la región de Asientos contó con la minería y haciendas ganaderas; la zona de San José de Gracia conservó hasta fines del siglo XIX una estructura ejidal de comunidades indígenas. En cambio, en la región agrícola más rica, que comprende los municipios de Aguascalientes, Jesús María, Cosío y Rincón de Ramos, se desarrollaron las haciendas más ricas del estado. Esto fue favorecido por las comunicaciones y la existencia de corrientes aprovechadas en la irrigación (2).
El siglo XIX presentó el auge de la hacienda. Esta era una unidad productiva de gran extensión, autosuficiente y que tenía un importante control del mercado; normalmente se cultivaba la parte de mejor calidad de la tierra para autoconsumo y para el mercado, otra se arrendaba a medieros o aparceros y una última se mantenía en reserva. La hacienda consumía una gran cantidad de mano de obra, ya sea como peones acasillados, como jornaleros temporales, o bien como arrendatarios. En la región que nos ocupa, prácticamente toda la población dependía de algún modo de la hacienda. Por esa razón los cascos de hacienda se convirtieron en importantes centros de población. Allí no sólo residían los trabajadores, sino que también se encontraban los pequeños comercios, los talleres, la iglesia, la escuela, el molino, la tienda de raya; asimismo, era el lugar en el que se llevaban a cabo las celebraciones de mayor importancia. San Nicolás de la Cantera llegó a tener en 1910, 8662 habitantes, dedicados al cultivo de la caña, frutas y legumbres (3).
Ya por el año de 1876 el crecimiento de la población en la hacienda hizo que se comenzaran a celebrar oficios religiosos. Sin embargo, la edificación de la capilla de San Antonio es posterior; probablemente las misas se llevaban a cabo en algún recinto improvisado. Aunque no se conoce la fecha de su creación, los datos disponibles permiten suponer que ello ocurrió por el año de 1880, es decir, en pleno esplendor de la época porfiriana, cuando la hacienda también alcanzó su punto de desarrollo más alto, y la población de la hacienda sumaba varios miles de personas. La capilla fue erigida en la plaza principal, de cantera y ladrillo. De ella se decía en 1931: Consta el templo de atrio, cuerpo del templo teniendo este por la izquierda y al principiar una puerta para el caracol del coro, y la torre, y al fondo derecha puerta de entrada para una pieza destinada para sacristía (4).
En una inspección en 1938 se valuaba el inmueble en $4000.00 y se consignaba su buena conservación. En este momento el piso era de madera.
Un nuevo informe de diciembre de 1946 consignaba que los ejidos de El Centro de Arriba y Los Caños y anexos solicitaban dos campanas, que la hacienda estaba abandonada y que el templo se encontraba fuera de servicio, destruido y saqueado; lo más probable es que ello haya sido resultado de las afectaciones y reparto de haciendas realizadas en los años del gobierno de Lázaro Cárdenas.
Sin embargo, para 1948 la situación había mejorado. Ya vivía gente en el lugar, se ofrecía culto y había preocupación por conservar en buen estado el templo (5).
2.-EMPLAZAMIENTO
La capilla de San Nicolás Tolentino, que antes estaba bajo la advocación de San Antonio, es parte de lo que resta del casco de la antigua hacienda de la Cantera, en las cercanías de la ciudad de Aguascalientes, capital del estado del mismo nombre, la cual se encuentra a unos 8 kms. al suroeste, en la misma zona que actualmente es conocida como Ciudad de los Niños y fue destinado a capilla de esta ejemplar institución que acoge y da educación a niños y jóvenes de escazos recursos formándolos para enfrentarse a la vida. También en terrenos de la misma hacienda, pero lejos de este casco se han fundado baños termales que al igual de los existentes en la de Ojo Caliente, o los de los Arquitos han dado fama y nombre a la ciudad de Aguascalientes.
La exhacienda estaba situada en terrenos básicamente planos y por lo tanto, el casco mismo y la capilla también lo están, habiéndose adaptado parte de las construcciones de la hacienda, para zonas de habitación, alimentación, enseñanza y recreación de los moradores de la actual Ciudad de los Niños. No todo el casco ha sido reconstruido, pues muchas de sus instalaciones permanecen aún en ruinas, pero afortunadamente la capilla se encuentra en magníficas condiciones, rodeado de un gran jardín y con un grupo escultórico al frente de ella en honor del fundador de esta institución.
Extrañamente, la capilla no está adosada a la casa principal de la hacienda, pues era costumbre que se pasara directamente de la zona del patio de la casa, a la nave de la capilla o que aún se destinara un espacio especial para que la familia del hacendado asistiera a los servicios religiosos dentro del ámbito de la capilla, ya que ésta se ocupaba para el personal de servicio, los campesinos y que normalmente vivían en habitaciones que formaban parte también del casco.
3.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La capilla está aislada como decíamos anteriormente y todos sus muros perimetrales son de piedra irregular aparente, si bien el frente estaba aplanado y pintado a la cal, resaltando sobre este acabado la portada en cantera labrada.
La fachada se encuentra formada por dos cuerpos; el inferior con una puerta de medio punto con su marco tallado con molduras y un ángel a cada lado sobre las impostas del arco. Este acceso está flanqueado por pilastras corintias con tupido follaje de hojas de acanto en sus capiteles y encima de bases molduradas un tanto achaparradas. Estos capiteles sostienen un friso que al igual que los espacios triangulares que quedan entre éste y el arco de la puerta están rellenos de relieves de motivos vegetales estilizados. Sobre este friso va una cornisa con ménsulas, la cual sostiene la ventana del coro, que aunque de forma circular, presenta alrededor una moldura que se enrosca hacia dentro en los cuatro puntos cardinales. La redondez de esta ventana se encierra en un marco cuadrado formado por una especie de almohadillones que rematan en la parte superior en una cartela (cuya inscripción no se alcanza a descifrar), con otra cornisa y un nicho aconchado con la figura de un santo tallado en piedra. Este motivo está enmarcado por cortinajes también labrados en cantera y flanqueados como todo el segundo cuerpo con dos pilastras inspiradas en el orden corintio cuyos basamentos son demasiado altos para el fuste o cuerpo de las mismas, en el cual se dibujan con canales, las formas que anticipan las estípites churriguerescas que modificaron, por influencia del barroco, todas las formas y proporciones de las órdenes clásicas, alterando las columnas y pilastras hasta un grado con el que es difícil reconocer cada uno de los elementos que las constituyen. La fachada termina en una cornisa que se quiebra ligeramente hacia arriba en la parte central, donde remata una especie de almena.
Al lado izquierdo se levanta la única torre, la cual consta de un cuerpo de planta cuadrada con arcos de medio punto en cada uno de sus lados, los cuales llevan en ambos costados, sencillas pilastras aplanadas con sus capiteles, bases y cornisa que lo rematan, ejecutados en cantera labrada. Sobre este cuerpo un pequeño tambor liso, también de base cuadrada, pero menor en planta que en el cuerpo en que se apoya, con cuatro remates en las esquinas y un cupulín de media naranja con una linternilla que termina en una cruz de hierro forjado.
La capilla conserva afortunadamente su puerta original con tableros labrados con motivos vegetales; las hojas en la ventana del coro también son antiguas y entableradas, pero sin dibujo alguno sobre de éstos.
Al entrar al templo se pasa bajo el coro el cual abarca una parte de la longitud del primer tramo de la nave estando sostenido por una bóveda de arista (producto de la intersección a nivel, de dos bóvedas de cañón), la cual, además de apoyarse en los muros frontal y laterales, lo hace también en un arco cuya forma se logra a base de varios trazos que se efectúan a través de cinco centros con diferente radio, el cual se apoya en ménsulas semicirculares de cantera llamadas pinjantes. Limitando el coro y sobre este arco existe un sencillo barandal de madera.
Al lado izquierdo del sotocoro se abre la pequeña puerta que conduce a la escalera de la torre, y a la derecha existe un gran macizo exterior, pequeño para sostener otra torre y demasiado grande para ser contrafuerte de la bóveda del coro.
Los dos tramos que siguen en el interior de la iglesia están techados por bóvedas vahidas, o sea, cúpulas semiesféricas que se interceptan por los muros laterales y por los arcos fajones perpendiculares a la nave, estas bóvedas están recibidas a todo lo largo por pilastras que tienen molduraciones semejantes a dos capiteles toscanos superpuestos, además de una cornisa que al igual que los arcos fajones son de cantera labrada. En la parte alta de los muros y casi llegando a las bóvedas se abren unas ventanas con grandes derrames interiores y perfil mixtilíneo tendiendo a la forma oval, todas hechas en cantera tallada, lo cual las hace destacar sobre el blanco aplanado de los muros.
Al llegar al crucero encontramos a los lados dos brazos cortos techados con bóvedas de arista al igual que el presbiterio, y en el centro una cúpula que de la planta cuadrada pasa a una octagonal, con un tambor muy sencillo con pilastras en las esquinas y ventanas semejantes a las de los muros, con perfil mixtilíneo en cada uno de sus lados. Encima se levanta una cúpula de gajos, recubierta con azulejos amarillos con otros formando dibujos en azul y blanco, la cual termina en una linternilla y cupulín semiesférico que lleva como remate una cruz de fierro forjado.
En la esquina derecha que se forma entre el crucero y el tramo anterior de la nave, se ha taladrado, dentro del macizo de piedra que constituye el contrafuerte, una escalerilla angosta para subir a un púlpito tallado en cantera. En el mismo crucero se conserva, al lado izquierdo y al fondo de ese brazo, un altar labrado en madera en estilo barroco que más adelante describiremos a detalle.
Al fondo de la iglesia, en el presbiterio existe un altar en cantera de estilo neoclásico que, por la forma en que está concebido, hace pensar que quedó inconcluso, ya que su autor supo resolver y proporcionar las columnas, pilastras y remates laterales, pero seguramente dejó sin proyectar o construir adecuadamente la parte central, en la cual sólo existe un nicho aislado que no ocupa la totalidad del espacio inferior ni se relaciona con los elementos laterales y deja la parte superior también vacía, en donde se ha colocado un crucifijo que no logra completar la composición. Frente a este altar se ha construido otra mesa en cantera para oficiar la misa de acuerdo con la nueva liturgia católica en donde el sacerdote debe dar el frente a los feligreses. A la derecha del presbiterio se sitúa una pequeña sacristía en la que se pueden admirar una bella pileta o lavamanos labrada en piedra así como un gran óleo ovalado de la época colonial.
Esta capilla se encuentra en perfecto estado de conservación y probablemente fue restaurada adecuadamente hace poco tiempo, pues si bien su pavimento no es original, el actual, de losetas de barro comprimido rojo no desentona con la austeridad de los muros blanco y la cantera tallada.
4.-OBRAS DE ARTE
Es interesante constatar que cuando se ha conservado y protegido un monumento antiguo como éste, se descubren varias obras de arte que, en proporción al pequeño tamaño de la capilla, son de bastante significación en cuanto al legado artístico que se deja a la comunidad.
Dentro de estas obras cabe mencionar los tres grandes óleos sobre tela que aún se conservan, uno en el muro del lado izquierdo del tercer tramo de la nave representando a la Santísima Trinidad con dos santos protegiendo a las Animas del Purgatorio de buena factura y firmado por José Manuel Ballin en 1782 y otro del mismo autor ejecutado en 1789 que representa el árbol genealógico de Jesucristo en un gran óvalo bordeado de un marco moldurado, el cual se encuentra en la sacristía.
Igualmente se admira en la iglesia una copia del famoso cuadro de Alcíbar que representa a Dios Padre, al Espíritu Santo y a Jesucristo niño sostenido por San José a quien abren su manto dos ángeles para proteger a la familia Rincón Gallardo, a cuyos miembros agrupan, colocando por un lado a los religiosos y por el otro a los civiles, pero en forma exclusiva a los de sexo masculino. Esta copia un tanto popular (con un hermoso marco en rojo y con molduras doradas) es muy interesante en cuanto que representa seguramente a los donantes y constructores de la capilla.
Por otro lado, la pequeña pileta de la sacristía, labrada en cantera, es un ejemplo de las tallas barrocas seguramente del siglo XVIII. También a esta época debe pertenecer el extraordinario púlpito, ejecutado igualmente en cantera labrada cuya base es una barroquísima columna salomónica que no solamente tiene su fuste enroscado sino además recubierto por relieves vegetales estilizados que forman el capitel y suben hasta la base de la cátedra, de planta exagonal cuyo pretil, labrado con óvalos centrales envueltos en roleos y volutas, es característica del estilo churrigeresco. El tornavoz es más sencillo, fue ejecutado en madera, y termina en una cupulilla exagonal a gajos rematada con una cruz.
Es digno de mención el colateral izquierdo del crucero, diseñado teniendo como base la bella ventana de perfil mixtilíneo que se encuentra en lo alto del muro, la cual lleva como remate un resplandor o sol tallado en madera dorada.
El altar, aún cuando es barroco, presenta características que lo acercan al siglo XVIII, pues sus formas son ya más sencillas y está pintado en color blanco, si bien fileteado en oro de hoja y con otro dibujos a color, sin embargo, aún cuando las dos esculturas de San Joaquín y Santa Ana son bellos estofados de la época del barroco, el San Nicolás Tolentino es una talla policromada más reciente. Igualmente se ha tratado de completar el equilibrio de la composición colocando otras dos esculturas rematando las columnas laterales superiores que al igual que la de San Nicolás, son de un sobrio policromado e inclusive la más pequeña de ellas no debe pertenecer a ese altar por su tamaño.
5.-BIBLIOGRAFIA Y NOTAS
1). FLORESCANO, Enrique. Origen y desarrollo de los problemas agrarios en México. Ed. Era, México 1982. p.48-70.
2). ROJAS, Beatriz. La destrucción de la hacienda en Aguascalientes 1910-1931. El Colegio de Michoacán, Zamora, 1981, p.91-96.
3). ROJAS, Beatriz. Op. cit., p.37-45, 103-106 y cuadros de las p.94-95 y 97-98. Ver también Bellingeri, Marco y Gil Sánchez Isabel Las estructuras agrarias, en Cardoso, Ciro (coordinador) México en el siglo XIX (1821-1910), 3ª ed. México. p.101-104.
4). Archivo SEDUE, exp. 4291. San Nicolás de la Cantera. s/pág.
5). Ibid. s/pág.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Nicolás Tolentino