Nombre del Inmueble
San Pedro
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000454
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000454
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
A principios del siglo XVII, el gobierno de la Nueva España habia establecido, por medio de sus adelantados el que llamaron Reino de la Nueva Vizcaya. El territorio resultaba muy atractivo para aquella gente en la que predominaban los buscadores de riquezas mineras y favores de tierras en vistas a un rápido enriquecimiento.
Las ricas minas del sur (Santa Bárbara, Parral, etc.) centraron por mucho tiempo la actividad en esa zona, pero el desplazamiento hacia nuevas tierras continuó por medio de los exploradores que llegaron rápidamente al Nuevo México y aún más allá. En todo el territorio se generó una activa búsqueda de minerales a la vez que se procuraba ocupar las tierras más ricas y aprovechar el trabajo de los indios para su explotación.
Al mismo tiempo que penetraban mineros militares y hacendados, los misioneros empezaron su labor de evangelización entre los indígenas.
Hacia 1564, los franciscanos lograron la autorización y procedieron a la construcción de un convento en el valle que llamaron de San Bartolomé (hoy de Allende), desde el cual lanzaron a sus misioneros a una serie de fundaciones misionales notable por su extensión e influencia en toda la vida de la región.
Habiéndose asignado la región llana para sus fundaciones, (los jesuitas tuvieron la sierra y sus vertientes), éstas se extendieron, primero hacia el norte y después al occidente, en la región regada por los escurrimientos de la sierra, en donde establecieron prósperas misiones como la de Casas Grandes, sufrieron ataques y muerte de sus misioneros en Carretas y cercanías de Janos y Paso del Río del Norte y llegaron a los límites occidentales de la llanura en Bachíniva y Namiquipa, región más poblada en donde progresó notablemente su trabajo de evangelización.
2.-EMPLAZAMIENTO
El templo de San Pedro ocupa un lugar preponderante dentro de Namiquipa y las poblaciones aledañas. El trazo de las calles es en la parte central de la población, completamente ortogonal y aquellas de una notable amplitud y buen estado de conservación, congruente con la profusión del uso de vehículos motorizados, principalmente camionetas, aún en los menores poblados de la zona.
La calle de su ubicación lleva el nombre de fundación de la ciudad, San Pedro y puede considerarse como la principal.
La fachada del templo, abierta hacia el sur en forma diferente a la tradicional, forma esquina con la calle de Independencia y tiene al frente un amplio parque que en parte compensa la falta de atrio del templo. Este parque está limitado por las calles de Independencia, San Pedro y Abasolo.
El volúmen del templo mantiene su primacía sobre el resto de las construcciones de la ciudad entre las que predominan las de un solo nivel.
El terreno en la zona es de suaves ondulaciones correspondientes a las primeras estribaciones de la sierra cuyo perfil la enmarca hacia el occidente. Región predominantemente agropecuaria con un alto grado de tecnificación y suficiente riego se distingue por su abundante producción en un clima extremoso que se ve atemperado en ocasiones por los vientos frescos procedentes de la sierra. Las comunicaciones terrestres cuentan con carreteras pavimentadas hacia todos los puntos importantes del estado.
El templo parroquial de San Pedro depende de la diócesis de Nuevo Casas Grandes.
3.-HISTORIA
En relación a la fundación de la misión de San Pedro Namiquipa, también conocida antiguamente como Santa Catalina de Namiquipa, existe una discrepancia entre la versión histórica de Arlequi que la situa en 1663 y la de Urrizar que lo hace en 1677. Esto probablemente se debe a que se fundaron en forma simultánea la Misión de San Pedro, que nos ocupa y las de Santa Clara y Las Cruces.
Poco tiempo después, hacia 1680, Fray Andrés de Mendoza salió de Casas Grandes con rumbo a la sierra, considerando este lugar (Namiquipa) como punto focal adecuado para juntar a los indígenas que vivián dispersos en la zona. Abocado a esta tarea, en seis meses reunió 200 familias que asentó en la misión. Por la cercanía con la sierra había entre ellos algunos tarahumaras predominando los conchos y tribus afines (jumas o zumas, salineros, etc.) La última rebelíon tarahumara, iniciada en 1690, llevó a la misión a más integrantes de este pueblo y en 1692 el trabajo de mejoramiento del templo y la misión en general de Fray Simón Marcos hizo aumentar más aún su número. Los tarahumaras de Namiquipa poco intervinieron en la revuelta, pero los conchos estaban mejor adaptados a la vida colonial, al grado de que en 1693, Juan de Retana en su campaña militar, antes de ascender a la sierra, llevó consigo a cuarenta auxiliares conchos.
Terminada la insurrección, los tarahumaras pacíficos que habían permanecido en la misión no la abandonaron y el número de los que regresaron a la sierra fué escaso. No obstante, la población general indígena de Namiquipa decrecía con el mestizaje local y la inmigración española y mestiza.
Las secularizaciones de 1703 y 1753 no afectaron el status de Namiquipa, ya que existen evidencias de que en 1765 aún era atendida por franciscanos. Para entonces la población dominante era española y mestiza, pero tribus asentadas hacia el norte, mayoritariamente apaches, amenazaron la existencia de toda colonización en la zona con continuos ataques, situación que originó en 1778 el establecimiento en este lugar de uno de los presidios militares de frontera de la cadena establecida por D. Teodoro de Croix. Es probablemente en estas fechas cuando el templo adquiere su mayor esplendor.
Los últimos años de la colonia y los primeros de vida independiente del país marcan un notable deterioro en el templo de San Pedro. Los ataques de apaches continuaron hasta la época porfiriana y los años de revolución no fueron aptos para la reconstrucción. Actualmente funciona normalmente como templo parroquial de la ciudad.
5.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El templo de San Pedro en Namiquipa se encuentra desplantado directamente en el parámetro de la banqueta correspondiente sin atrio u otro espacio exterior intermedio.
La fachada es de construcción contemporanea añadida al volúmen original de la edificación colonial. Consta de dos partes adjuntas pero desintegradas plásticamente.
Un paño liso sobre las puertas de entrada separado de ellas por una marquesina de concreto, realizado en tabique aparente en el que resalta la inscripción 1961, época de su construcción. En el extremo oriente, se eleva la torre de planta cuadrada construida a base de trabes y castillos de concreto con los muros de bloques prismáticos de vidrio. Está rematada con piezas de concreto aisladas que sostienen la campana y cruz metálica.
Un pequeño sotocoro presenta a ambos lados espacios correspondientes a la subida a la torre en el oriente y a una segunda torre, hoy desaparecida en el lado opuesto.
El interior ha sido parcialmente modificado pero se aprecia claramente su disposición en tres naves con dos hileras de columnas, característica de la arquitectura misional chihuahuense en el área franciscana. Consta de cinco entrejes completos con arcos de medio punto entre las dos hileras de columnas pero únicamente en sentido longitudinal. El sexto-entreje, modificado del original, tiene arcos en ambos sentidos, rebajados los cuatro centrales y una extensión mayor en las naves laterales evidenciando un antiguo crucero. Cierra al epacio un muro cuyo paño liso se conserva en las tres naves. Del mismo modo corren dos gradas de lado a lado marcando un estrecho y largo espacio a modo de presbiterio sin barandilla de comulgatorio. El espacio inmediatamente posterior corresponde, en la nave central al antiguo abside, hoy sin uso y cegados sus tres arcos de soporte frontal y laterales y en las naves laterales a una capilla aislada del interior del templo y unas oficinas parroquiales en el lado opuesto.
El interior del templo completa su estructura con muros laterale de gran espesor en adobe a los que se les han abierto sendas entradas y varias amplias ventanas todas rematadas en medio punto.
Las cubiertas son a base de armaduras de madera colocadas a mayor altura en la nave central, lo que permite una serie de ventanas altas, de reducidas dimensiones pero que mejoran notablemente la iluminación interior. En las tres naves las armadura de cubiertas están recubiertas de lámina galvanizada al exterior y soportan un plafón de duela de madera colocada en sentido longitudinal, situación que, unida a la misma disposición de los arcos centrales, acentúan notablemente la profundidad del espacio sin ningún elemento equilibrante en sentido transversal. Todos estos elementos conforman la estructura básica del templo colonial y ocupan toda la cabecera de manzana en sentido norte sur. Hacia el oriente del Templo se extiende el resto del terreno propiedad de la parroquia y en él, separadas del Templo por un espacio abierto se encuentran en proceso de construcción varias dependencias para el uso parroquial; oficinas, salas de junta y recibidores así como la casa cural al frente y dos amplios salones de usos multiples al fondo.
La fachada lateral poniente presenta su muro de adobe con vanos descritos aplanados y pintado en blanco con el solo añadido de un rodapié de tabique aparente para protección.
La fachada posterior consta de los mismos elementos en proceso de elaboración.
El resto de los materiales utilizados en los acabados interi ores son convencionales como el lambrín de madera, mosaico de pasta en el piso, etc.
6.-OBRAS DE ARTE
El acervo artístico de San Pedro, Namiquipa es sumamente reducido. No existe referencias documentales acerca de él en otras épocas y la tradición oral entre la población es contradictoria ya que algunos habitantes del lugar aseguran tener referencias de una imagenería valiosa y numerosa antes de la revolución, la mayoría no conoce testimonio en este sentido. Prevalece la tendencia a considerar el templo como una construcción en proceso, actualmente y a la que con el tiempo se procurará enriquecer.
Destaca entre las figuras del culto actual la imagen del crucifijo que por lo mismo ocupa la parte central del muro que cierra el presbiterio actual. Se trata de una escultura al tamaño natural, policromada, de cierta antigüedad y buena calidad de factura. A ambos lado de ella se encuentran un cromo tradicional de la Guadalupana y una escultura menor del santo patrón (San Pedro de Alcántara). En ambos extremos se han colocado esculturas de San José y la Purísima también de factura reciente y sin mayor relieve. Completa la imagenería un pequeño via crucis convencional.
El equipamiento comprende bancos de madera moderna de buena calidad y un buen conjunto de instalaciones de iluminación y sonido con lo que el primer objetivo del Templo en cuanto a la comodidad de la Feligresía durante los servicios se considera cumplido.
ELABORO: ALBERTO VALENCIA
FECHA:1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Pedro