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Nombre del Inmueble
San Pedro
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000526
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000526
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Según nos dice Alberto Oviedo Mota en su obra Nombre de algunos poblados aborígenes del Estado de Michoacán, el nombre de Zacán (o Tzacán), significa pedregal en la lengua purépecha. Perteneció antiguamente este pueblo a la doctrina de Santa Ana Tzirosto, a la cual Don Vasco de Quiroga, primer Obispo de Michoacán y benefactor de la región, erigiera en parroquia en el año de 1555.
Se adjudicaron a tal parroquia como pueblos de visita los de San Felipe de los Herreros, San Francisco Corupo, San Juan Parangaricutiro, hoy famoso por haber nacido en el volcán Paricutín, y el de San Pedro Zacán que nos ocupa. Aparentemente, puede atribuirse la fundación de San Pedro Zacán a Fray Alonso de la Veracruz, según reporta Luis Enrique Orozco en su obra Los Cristos de Caña de Maíz y Otras Venerables Imágenes de Nuestro Señor Jesucristo, y él mismo le atribuye la evangelización de los indígenas de la región en 1575, año de su cuarta elección como provincia de la orden agustina durante la cual fundó doctrinas y conventos diversos en la zona. Los religiosos agustinos retuvieron las mencionadas poblaciones bajo su orden hasta el 30 de octubre de 1768, fecha en que se incorporaron a la Diócesis, pasando al clero secular.
Hacia el año de 1822, Juan José Martínez Lejarza hace una interesante descripción del poblado, en la cual menciona las típicas construcciones de madera de sus casas, y menciona el hecho de que los pobladores con frecuencia se desplazaban hasta Guanajuato y otros puntos aun mas lejanos con objeto de trabajar en las minas, actividad importante en la economía del lugar. Señala otras actividades, como la música, y de manera especial la industria de fabricación de mentas a las que cada año dedicaban primordial interés para venderlas durante la feria que se efectuaba en el pueblo durante el mes de octubre, actividad que producía algún beneficio a su débil comercio. En el año de 1864, en que se erige la Diócesis de Zamora, Zacán es segregado del obispado de Valladolid y se anexa al nuevo obispado.
2.-EMPLAZAMIENTO
Está situado San Pedro Zacán en la sierra michoacana, y a el se arriba a través de un camino de terracería que parte del kilómetro 16 de la carretera Uruapan- Paracho, aproximadamente a 24 Km. del entronque con ésta. Transitable todo el año, a la margen del camino se encuentran otras poblaciones de singular importancia para la historia de Michoacán y su arquitectura religiosa, como San Lorenzo y Angahuan, antes de Zacán, y Peribán después de éste. El paisaje es el propio de la sierra michoacana, con grandes lomeríos que llegan a montañas antes cubiertas de ricos bosques que hoy, desgraciadamente, tienden a desaparecer.
El poblado se asienta, dentro de estos lomeríos, en un valle plano; siendo su traza irregular, presenta rasgos que lo semejan al trazo de arnero o reticular propio de las fundaciones de la Nueva España. Dentro del irregular tejido urbano en el que se destacan las clásicas casas tarascas con techo de cuatro aguas con pronunciada pendiente, antiguamente cubiertas de tejamanil que poco a poco va cediendo en lugar a la lámina de asbesto o galvanizada, el templo de San Pedro se levanta con su eje principal oriente-poniente, antecedido por un amplio atrio bardado, colindando al norte con la gran plaza del poblado, hoy detestablemente deformada por absurdo kiosko y andadores volados de concreto, al oriente de la cual se encuentran el antiguo Hospital de Indios y la Capilla de Santa Rosa.
3.-HISTORIA
Es probable que la primera fundación de la primitiva construcción del Templo de San Pedro en Zacán, fuera hecha en el año de 1560 por el bachiller Diego de Fuenllana, quien a la sazón administraba la parroquia de Santa Ana Tzirosto y con ella San Pedro Zacán. Según Orozco, fue Fray Sebastían de Trastierra el constructor del antiguo edificio de la iglesia de San Pedro.
Esto sucedió cuando fray Alonso de la Veracruz hizo las fundaciones de nuevos conventos y doctrinas... después se siguió a la sierra a donde se fundaron seis conventos, el primero Santa Ana Zirosto, el segundo San Juan Parangaricutiro; después San Pedro Zacán (1). El convento de San Agustín en Jacona lo fundó Fray Sebastían de Trastierra, prior de la doctrina, siendo este padre el que construyó la iglesia de Zacán que aun sigue en pie y está dedicada al apostol San Pedro quien es titular de ella y además patrón del pueblo cuyo nombre lleva (2).
Ya a fines del siglo XVII, fray Agustín de Figueroa reedificó el templo, tapizándolo materialmente de retablos entre 1691 y 1694 de los cuales no queda rastro en la actualidad. Por su parte, Fray Diego de Espinoza reacondicionó el convento, hoy desaparecido de 1697 a 1703, en tal forma que Nicolás P. Navarrete lo compara con el magnífico de Cuitzeo del Porvenir, aunque en miniatura.
Hacia 1765, sabemos que la doctrina de Tzacán consta sólo del pueblo de San Pedro Tzacán; viven de pie en dicho pueblo dos ministros, el uno de los dos peritos en el idioma de los indios (3). También se reporta que en tales fechas Tzacán... tiene feligreses indios, de todos estados y edades, 320; familias de razón españoles tres, que se componen de ocho personas, y una de mulatos con ocho personas (4), lo cual firma Fray Diego Rojas. A fines del mismo siglo XVIII, una descripción anónima nos hace la siguient descripción del inmueble. La iglesia es de una nave despejada, de piedra y lodo, cubierta de tejamanil, torre adjunta, debajo el bautisterio, piezas separadas de antesacristía desalineadas, coro alto, buen entablado superior, malo el inferior, y once altares con sus retablos, ocho muros, dos dorados y todos de fea talla. (5)
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
Rodeado por una baja barda atrial de tosca mampostería, el amplio atrio de forma irregular que da acceso al templo de San Pedro en Zacán se encuentra sin pavimentar, a excepción de un andador de piedra rústica que conduce de la puerta del atrio a la amplia escalinata que conduce al acceso del templo en línea recta. Una cruz atrial de piedra con sección octogonal, una corona labrada en el crucero y coronas de espinas en los remates de brazos y vástago, se encuentra curiosamente colocada a la izquierda de tal andador y cerca de la barda, contra la usual ubicación a eje con la entrada del templo. Del bello convento que los cronistas alaban, no se conservan sino dos arcos de lo que fuera la portería, al sur del templo, así como los restos de basamentos de columnas que aparentemente definen lo que fuera el claustro.
El templo no ha cambiado en forma notoria de la descripción que del siglo XVIII apuntamos anteriormente; sus muros, de desnuda piedra mamposteada, sostienen la alta techumbre de dos aguas, en la que la teja de barro ha sustituido al tejamanil original. Su fachada principal se encuentra recubierta de aplanado, y su forma es cercana al cuadrado, rematándola sencillo muro piñón. Sobre el aplanado resalta la portada, de piedra labrada en dos cuerpos, el primero con puerta cerrada por arco de medio punto sobre pilastras sin basamento, a las que flanquean dos pilastras cilíndricas con alto basamento, que soportan entablamento de sencillo diseño sobre el arco. En el segundo cuerpo, la ventana del coro repite el esquema de arco de medio punto, en este caso ornado con labrados, sobre pilastras, repitiéndose las pilastras cilíndricas, ahora de singular ligereza y gracia, que arrancando de ménsulas molduradas rematan en graciosos capiteles y nuevo entablamento.
Completa la composición la pesada torre, adosada al costado norte del edificio y ligeramente más alta que este, con dos cuerpos lisos, solamente horadados por pequeñas ventanas, rectangular en el bajo y circular en el alto; sobre este, el cuerpo del campanario, con sus vanos cerrados por arcos de medio punto labrados con motivos sencillos, y estrias verticales en los paños de muro que los soportan. Cuatro remates en forma de pináculo se situan en las esquinas, y cierra a la torre una bóveda que quiere ser esférica, pero cuya pobre fábrica le impide serlo.
En su interior, aparece la viguería calzada por ménsulas de madera labrada que corren, a la manera de singular cornisa que simula un doble cordón franciscano a lo largo de los altos muros aplanados, en cada uno de los cuales se abren cinco altas ventanas. El coro alto, de viguería y tablón, se encuentra sobre la entrada y lo cierra sencillo barandal de madera. Al lado izquierdo se encuentra el bautisterio, bajo la torre y cerrada por bóveda de arista.
Sobre el muro absidal, que es recto, se encuentra el altar mayor, bello retablo dorado en forma de biombo, que rompe la rigidez de la planta rectangular. Dos altares laterales se adosan a cada uno de los muros; tres son de estilo neoclásico y el cuarto, contemporáneo del principal, es también dorado, y los estípites que en ambos casos conforman su estructura los fechan como fabricados en la segunda mitad del siglo XVIII. A la derecha del presbiterio se encuentra la sacristía, la cual se comunica con lo que fuera antesacristía; de ambos espacios solo se conservan los muros originales, siendo su actual techo de lámina galvanizada.
5.-OBRAS DE ARTE
Habría que mencionar en primer lugar dentro del conjunto de obras artísticas que contiene el templo de San Pedro, el gran retablo que ocupa el sitio principal en el presbiterio. Dentro de la gran tradición del barroco mexicano en el siglo XVIII, este tipo de altares de madera de rica y complicada talla realizada con infinito esmero y acabados con rico recubrimiento de oro volador o en hoja, son un verdadero aporte a la integración de la plástica a la arquitectura de nuestros templos.
El altar que nos ocupa es de estilo churrigueresco, última etapa del barroco caracterizada por el empleo de pilares o columnas estípite, y consta de tres cuerpos divididos en cinco tableros o entre-ejes, tres de los cuales forman el paño central en tanto que los otros dos se cierran a ambos lados en ángulo, conformando lo que se conoce como forma de biombo. Separan a cada entre-eje hermosos estípites de factura sobria, y los dos primeros cuerpos están constituidos por nichos que albergan imágenes talladas y estofadas, en tanto que en el tercer cuerpo se enriquece con oleos del siglo XVIII. El lugar de honor, en el nicho central del segundo cuerpo, lo ocupa el patrono de la iglesia, bella talla de un San Pedro sedente con la tiara pontificia, y demás atributos de jerarca de la iglesia católica, y a sus lados y en el cuerpo inferior, diversos santos entre otros San Francisco de Asís, están representados en esculturas de similar valor y antigüedad. Los oleos que rematan el retablo, entre los que destaca una Ascención de María, son de caracter un tanto popular, sin que esto demerite su valor artístico y documental.
El otro altar dorado se encuentra sobre el muro derecho, consta de dos cuerpos y tres entre-ejes delimitados por estípites cerrandose en semicírculo. En el primero se encuentran una bella Virgen María flanqueada por San José coronado y señora Santa Ana, en tanto que el único sitial destinado a una imagen en el segundo cuerpo aparece vacío actualmente, flanqueado por dos medallones también vacios y que posiblemente contuvieron pinturas. Tanto las imágenes como los dos altares mencionados se encuentran en deplorable abandono, y el polvo incuria y tiempo se encargan de deteriorarlos lamentablemente.
Otros tres retablos, dos neoclásicos y uno sencillo enmarcado en estípites, completan el amoblado del templo, y en ellos diversas imágenes, destacando una gran pintura de 3 por 4 metros, que ocupa el total de el último mencionado, representando una alegoría en la que aparece en lo alto la Santísima Trinidad, al centro la Virgen con el Niño Jesús en los brazos a la que rodean en ingenua y bella composición diversos santos, en tanto que en la parte inferior se ven las ánimas del purgatorio. Sin fecha ni firma y con su antigüedad como mayor merito, la pintura se encuentra en proceso de deterioro avanzado.
En cuanto a imágenes escultóricas, mencionaremos un Cristo articulado, una bella Dolorosa que lo acompaña en el calvario, un Santo Entierro y un Ecce Homo de caracter popular; lugar especial debe ocupar la pila bautismal de piedra labrada, seguramente del siglo XVII, que se encuentra en el bautisterio.
6.-NOTAS BIBLIOGRAFICAS
1. Escobar, Fray Matías de. AMERICAN THE-BAIDA- Crónica de la Provincia Agustiniana de Michoacán. Pág. 213.
2. HISTORIA DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLAS DE TOLENTINO DE MICHOACAN. Pág. 213.
3. González Sanchéz, Isabel. EL OBISPADO DE MICHOACAN EN 1765. Pág. 282.
4. IBIDEM. Pág. 286.
5. INSPECCION OCULAR EN MICHOACAN, REGIONES CENTRAL Y SUDOESTE. Pág. 95.
7.-BIBLIOGRAFIA
Escobar, Fray Matías de. AMERICAN THE-BAIDA-. Crónica de la Provincia Agustiniana de Michoacán. Colección documentos y Testimonios, 3. Balsal Editores. Morelia, 1970.
HISTORIA DE LA PROVINCIA DE SAN NICOLAS DE TOLENTINO DE MICHOACAN. DEL ORDEN DE N. P. J. AGUSTIN. Colección México Heróico, 18. Editorial Jus, México, 1963.
González Sánchez, Isabel. EL OBISPADO DE MICHOACAN EN 1765.
Comité Editorial del Gobierno de Michoacán. Morelia, 1985.
INSPECCION OCULAR EN MICHOACAN, REGIONES CENTRAL Y SUDOESTE. Introducción de José Bravo Ugarte. Colección testimonio Histórico. Editorial Jus. México, 1960.
ELABORO: ARQ. RAMON M. BONFIL
FECHA: 1985.
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