Nombre del Inmueble
San Pedro
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000567
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000567
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
El barrio de San Pedro, sector en el que se encuentra la capilla dedicada a ese mismo santo y que contribuye a formar el núcleo más interesante al oriente de la población de Malinalco, es una de las secciones que más tardíamente se incorporaron a la estructura urbana del asentamiento. El antecedente de ese vecindario se supone en un pueblo que llevó el mismo nombre hacia mediados del siglo XVI y que fue obligado, junto con otros siete, a reubicarse formando parte del conjunto que ya para entonces era la cabecera de una notable alcaldía mayor. Malinalco, en efecto, habia sido ya organizado a la manera española desde épocas muy cercanas a la conquista de México-Tenochtitlan y luego, debido a su importancia estratégica y a la relevancia que había alcanzado en tiempos prehispánicos, fue objeto de una atención muy particular que condujo, en relativamente poco tiempo, a que se le dotara de edificios e infraestructuras que contribuyeran, con su presencia y con la autoridad que desde ellos se ejercía, a mantener y aún a incrementar la penetración y el dominio español sobre vastas regiones de las que se esperaba obtener varias clases de recursos y satisfactores.
Malinalco, pues, fue la sede de autoridades regionales a las que importaba mucho, desde el último tercio del siglo XVI, conservar controles de todo tipo sobre los pobladores de varios pueblos con orígenes indígenas que habían sido evangelizados y reorganizados por los frailes agustinos. Varios de esos poblados, en especial los que producían poco debido a la escasez de terrenos, así como otros que podrían representar algún peligro para la estabilidad de la región y que se encontraban en sitios de difícil acceso fueron objeto de una congregación en el área de Malinalco donde se podía ofrecer trabajo a todos los habitantes y donde, claro, todos estarían bajo la mirada vigilante de las autoridades.
El procedimiento por medio del cual se congregaba a grupos de pueblos, o de estancias en localidades previamente fundadas existía por lo menos desde la mitad del siglo XVI y fue utilizado en varios sitios del actual Estado de México antes de ser aprovechado en Malinalco (1).
2.-EMPLAZAMIENTO
El barrio de San Pedro es la sección urbana de Malinalco comprendida entre las calles Grijalva y Negrete además del tramo sureste del libramiento que une a las carreteras que llegan al pueblo desde Chalma y desde Joquicingo; es uno de los vecindarios de más reducidas dimensiones pero constituye al mismo tiempo, una de las zonas más representativas de la localidad en la medida en que está integrada casi exclusivamente por huertas. La densidad de construcciones en su área es, pues, más bien baja gracias a la presencia de numerosos terrenos en los que se han sembrado varios tipos de árboles.
La capilla es también partícipe de esa tendencia en la utilización del suelo pues ocupa un predio de muy considerables dimensiones que se ha dedicado, en un porcentaje muy elevado, a espacios libres que hoy forman el atrio.
La ubicación de la capilla, lo mismo que sus relaciones con el medio natural que la rodea, son sus mayores valores toda vez que demuestran la calidad que puede obtenerse en obras en las que se combinan las creaciones populares con la naturaleza. Las propiedades con las que colinda el templo están también pobladas por diversos tipos de árboles que contribuyen con su fronda y con su altura a envolver al edificio y a mimetizar el barrio con el paisaje circundante; esos árboles tienen, además, virtud de modificar sus colores, sus follajes y hasta sus aromas según van cambiando las estaciones del año y según van siendo capaces de ofrecer sus frutos. El emplazamiento de la iglesia de San Pedro es producto, en suma, de la generosidad con que se trazó el barrio así como del buen sentido que se tuvo al conservar la vocación del sector como sede de huertas.
3.-ASPECTO HISTORICO
El edificio no conserva placas o inscripciones visibles en las que se hayan dejado noticias acerca de su fundación o de la terminación de alguno de sus componentes, se trata de una obra vernácula que, como tantas otras, quizá fue erigida por etapas de las que tampoco se tienen constancias documentales, por lo menos publicadas.
El análisis de los varios aspectos formales del edificio conduce a la formulación de una hipótesis que puede dividir el proceso constructivo del conjunto en cuatro grandes períodos: por la sencillez del volumen, e incluso por la pesantez de elementos como los contrafuertes, puede suponerse que la fundación y la primera fábrica proceden del siglo XVII; entonces la cubierta debió haber sido una bóveda probablemente de cañón de medio punto corrido y quizá otros fueron los aplanados que ostentó el edificio tanto al exterior como en el interior. En el curso del siglo XVIII se presentó una segunda temporada de intervenciones que culminó, aparentemente, con la erección del volumen de la sacristía y con la conclusión de la torre del campanario, obra ésta última en la que pueden advertirse algunas de las influencias que ejerció la torre de la parroquia de El Divino Salvador construida también durante el siglo XVIII; no hay datos suficientes para establecer o suponer si el conjunto fue entonces decorado a la manera barroca o si llegó a tener retablos tallados y dorados; la adición de los elementos barrocos podría señalar un período más o menos congruente con los otros edificios religiosos de la localidad. Los autores de trabajos durante el siglo XIX produjeron cambios formales animado por las corrientes estilísticas neoclásicas de entonces; a ese período quizá se deban el retablo del presbiterio y los aplanados así como varias de las decoraciones que hoy desaparecieron y que debieron formar parte, cuando menos, de las caras interiores de los muros.
Algunas versiones señalan que el edificio nunca tuvo techo aunque algunos de los más viejos pobladores del barrio dicen recordar al templo antes de que perdiera la bóveda que, según parece, sí llegó a tener. El altar neoclásico que ocupa el presbiterio no se habría conservado si realmente el templo pasó muchos años destechado; si la cubierta cayó a resultas de deterioros sucesivos que quizá se mostraron como fracturas, es un tanto incomprensible que en su caída no haya arrastrado a ninguna sección de los muros laterales, al arco triunfal, al arco del coro o al mismo muro de la portada. Otra posibilidad señala que si bien la techumbre original fue una bóveda el techo que se perdió a finales del siglo pasado o a principios del actual era de viguería y tejas; la desaparición, en este caso, no se debió a un incendio pues no quedan huellas o evidencias fehacientes de que así haya sido, además de que no había razones para que el fuego no se propagara al presbiterio. Si la viguería se desplomó por otras causas no dejó restos ni de mechinales. Las consideraciones anteriores han producido la supuesta cuarta etapa en la vida de la capilla: las obras que todavía hoy se llevan a cabo. Esos trabajos, sin embargo, no han permitido establecer con claridad las condiciones en que se encontraban los enrases de los muros de manera que la nueva y última intervención ha partido de una interpretación del espacio no suficientemente documentada.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
Uno de los aspectos más interesantes de la capilla es, como ya se dijo, la vinculación que ha establecido con los exteriores, tanto las áreas que le son propias como las que forman parte del paisaje. Las fachadas son, en ese sentido, los remates de los caminos y las visuales que conducen hacia el conjunto, de manera que así adquieren un interés adicional: la principal es el resultado, simplemente de las adiciones que ha recibido el templo en su proceso de integración pues por un lado refleja, en el muro de la portada, varias de las condiciones de la planta y del interior mientras la torre del campanario se ostenta como ejemplo de las influencias recibidas desde la erección de su similar en la parroquia de El Divino Salvador. Así lo atestiguan, pues, los detalles que se utilizaron para la solución de las esquinas del primer cuerpo lo mismo que los trazos y el volumen del remate.
La fachada sur se presenta más como un volumen que como un paramento; a ello contribuye la presencia de la sacristía a través tanto de sus muros como de su acceso y, sobre todo, de su cúpula; el arco que forma una especie de terraza cubierta y los sectores en que se encuentra dividido el tambor de la cúpula de ese elemento se destacan entre lo más afortunado de la composición.
El recinto es de una nave de planta rectangular; sólo se conserva la cubierta del presbiterio, que es una bóveda de arista de regulares proporciones. El resto del interior es interesante por la calidad de los muros y por la presencia del coro aunque las circunstancias actuales del inmueble no permiten tener una idea muy precisa de la formación del espacio. En el presbiterio se dispuso un altar -o retablo- en el que son ostensibles las inclinaciones neoclásicas de sus autores: ese elemento quizá no es el original pero sí es suficientemente representativo de una de las diversas etapas por las que atravesó la fábrica de la capilla. Los trabajos que se llevan a cabo en el presente han sido organizados a partir de los elementos históricos que sobreviven en el edificio; el presbiterio continúa señalándose gracias a la presencia del arco triunfal que divide a la zona de feligresía del espacio propio de los oficiantes mientras el coro, por su parte, se conserva como un componente primordial y como un adecuado vestíbulo del espacio interior.
5.-NOTAS Y BIBLIOGRAFIA
(1) Romero Quiroz, Javier, Historia de Malinalco, Gobierno del Estado de México, Toluca, 1980, pág. 251
El profesor Romero Quiroz menciona los trabajos de Ernesto Lemoine Villicaña, Visita y Congregación y Mapa de Amecameca de 1599, México, 1961 y de Peter Gerhard, Congregaciones de Indios en la Nueva España antes de 1570, México, 1977 en apoyo de su tesis en el sentido de que Malinalco se debe a una congregación de la cual no se tienen todavía pruebas documentales.
J. Trinidad Basurto, El Arzobispado de México, Jurisdicción relativa al Estado de México, edición preparada por Mario Colín con adiciones y notas sobre la edición original del Padre Basurto de 1901, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo LX, México, 1977
ELABORO: ARQ. JOSE ROGELIO ALVAREZ
FECHA: 1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Pedro