Nombre del Inmueble
San Vicente
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000587
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000587
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Desde tiempos prehistóricos esta región tuvo diferentes grados de ocupación humana con las naturales condiciones de paso entre la poblada región lacustre de Chalco-Tezcoco y las tierras calientes del sur y de la costa del golfo.
Su muy cercana vecindad con Ozumba hace remontar el origen de este pequeño poblado a las crónicas de Chimalpahin que suponen a aquella fundada por Acamapichtli a fines del siglo XIV. Es un hecho que toda esta región fue escenario de las primeras guerras floridas efectuadas por los mexicas y el subsecuente dominio de la región por Tenochtitlán con altibajos en su intensidad, lo que propició la creación de señorios reconocidos temporalmente por el imperio, en función de una relación más directa para el cobro de tributos.
En las últimas etapas del dominio de los aztecas, se asentaron en la región de Ozumba-chimal algunos grupos huejotzincas, fugitivos de la devastación llevada a cabo por aquellos en sus territorios, lo cual contribuyó a represalias aztecas que a los pocos años determinarian la situación de estos señorios con la llegada y dominio de los europeos españoles. En efecto, la población de este territorio recibió con gusto a los invasores pensando en una inmediata venganza de los agravios aztecas. Chalco y sus alrededores contribuyeron, según las crónicas, con 20,000 hombres para la conquista española de la Gran Tenochtitlán.
Terminada la conquista, los caciques aliados demandaron del mismo Hernán Cortés el respeto de sus prerrogativas, fueron oidos y tomaron posesión de sus territorios. Algunos incluso españolizaron sus nombres, como los caciques Don Francisco de Sandoval Acacitzin Tlalquic de Itzcahuacán y Don Hernando Guzmán Omacatzin de Tlalmanalco. De este modo se estableció en la región de manera preponderante el sistema de repúblicas de indios, tributarias directas de la corona española bajo la supervisión de corregidores reales.
De manera casi inmediata se iniciaron las labores de evangelización a cargo de frailes de las ordenes mendicantes que encontraron un territorio completamente pacificado y en buena medida con una actitud favorable hacia los nuevos detentadores del poder.
2.-HISTORIA
La planeación que hicieron los hermanos predicadores o dominicos de su trabajo de evangelización queda de manifiesto en la fundación de su convento de San Vicente en Chimalhuacan-Chalco.
Hacia 1528, muy poco tiempo después de su arribo a nuestro territorio en 1526, tenian ya claro el propósito de establecer una larga cadena de conventos y templos de visita desde su convento central en México-Tenochtitlán hasta Oaxaca y Chiapas. Para este propósito tuvieron que recorrer el territorio, muy poblado entonces, al oriente de la capital hasta Chalco y Amecameca, en donde ya habian iniciado la evangelización los franciscanos, primeros en llegar de España, encontrando en Chimalhuacan-Chalco el lugar idóneo para iniciar sus fundaciones en la zona por varios motivos; se encontraba un poco más al oriente del limite que se habían trazado los franciscanos en su primera expansión, al sur y al oriente habitaban un número considerable de indígenas no evangelizados, se encontraba en una de las rutas de paso a la zona mixteca y por último, el lugar tenia el clima y ambiente de tranquilidad adecuado para la casa de recolección (formación y meditación de los frailes de la orden) que necesitaban como base operativa en lenguaje moderno.
El trabajo de los franciscanos en esta región era muy efectivo hacia 1530 pero se encontró con una falta de personal al tiempo que los dominicos se asentaban en la región. Se decidió compartir la evangelización de algunos poblados y el convento de Chimalhuacán-Chalco dedicó algunos sacerdotes a la fundación de los templos de Amecameca, Cuitláhuac (Tláhuac) y Tenango, además de tomar a su cargo varias visitas franciscanas. Sin embargo en algunos casos como Amecameca y la vecina Ozumba, el pueblo resintió el sistema dominico y logró el retorno de los hijos de San Francisco. En la zona inmediata a San Vicente, la permanencia de los dominicos se fortaleció en gran parte por el carácter formativo de la fundación y el apoyo del pueblo que los adoptó como suyos en contraposición con sus vecinos de Ozumba que se apegaron notablemente a los franciscanos. Cabe anotar que desde aquella época los habitantes de este lugar, apodados entonces piedreros, tuvieron algunas pugnas con los de Ozumba llamados a su vez morongueros.
El templo y su convento adjunto debieron ser terminados hacia 1535 y poco tiempo después las actas dominicas consignan algunos nombres de los frailes que residieron aqui. En 1541 estaban Fray Mateo Galindo, Fray Jordán Bustillo, Fray Juan Meneses y Fray Juan López que seria su vicario en 1556.
El templo progresó también en cuanto a la atención religiosa de los indígenas, organizados seguramente en una república de indios, como lo indica la oposición de éstos a las mercedes de tierras concedidas a españoles (Verónimo de Matienzo, Antonio de Vallejo, Francisco Diaz del Corral, Lic. Frias Quijada, etc.) que fue llevada a pleitos legales no resueltos aún en el siglo XVIII.
Varios prominentes dominicos ocuparon la vicaria de San Vicente como Fray Domingo de la Anunciación en 1553, Fray Antonio Martínez en 1558, Fray Juan Martínez 1561 y en 1583 Fray Martin de Zárate quien seria definidor en el Capitulo Provincial en 1585.
A pesar de las reducidas dimensiones del convento, las favorables condiciones geográficas y ambientales del lugar de notable silencio y tranquilidad (aún hoy día) hicieron que la Orden de Predicadores mantuviera aqui en residencia a veces prolongada, a un número notable de sus miembros, a difer encia de otras casas más amplias. Se mencionan, por ejemplo, en actas de 1553, los nombres del vicario Fray Domingo de la Anunciación y de los frailes Alejo Garcia, Francisco Jaramillo, Domingo de Monterrei, Pablo de San Pedro, Diego de Soria, Luis Terrazas y el lego Diego Marin, entre los residentes que debieron ascender a 15 ó 18, caso extraordinario en toda la Nueva España cuando muchos grandes conventos nunca tuvieron más de cuatro sacerdotes residentes.
Sin perder su austeridad inicial, el templo fue enriquecido en su interior con varios retablos y accesorios que presumiblemente provenian de donaciones, dado el notable prestigio del convento. Muestra de ello es el hecho de que haya sido elegido para el bautismo, en 1651, de la que seria Sor Juana Ines de la Cruz, nacida en la cercana Nepantla.
El paso a la secularización en el siglo XVIII no significó cambios notables en el templo, salvo la conversión del antiguo convento en casa cural. Más cerca en el tiempo, el gran progreso de la vecina Ozumba, hoy casi conurbada con Chimal (apócope popular de San Vicente de Chimalhuacán-Chalco), ha propiciado que el poblado restrinja su crecimiento, el templo mantenga sus características originales y el sitio en general su tranquilidad y silencio tradicionales.
3.-EMPLAZAMIENTO
Se ha indicado el extraordinario crecimiento de Ozumba y el relativo estancamiento de Chimalhuacán-Chalco. Actualmente puede muy bien considerarse al segundo como un área suburbana de la primera y hace más común el denominarlo simplemente Chimal (este es, incluso, el nombre que aparece en el letrero de carretera a la entrada del pueblo). El templo y su entorno inmediato reflejan exactamente estos procesos urbanos que han conformado al asentamiento.
El atrio del templo tiene su portada en la ubicación tradicional para los casos en que los frailes o los fundadores de la población en el siglo XVI, procedían al trazo urbano a partir del cuadrángulo del atrio y casi siempre integrándolo a una plaza central. Por lo contrario, en este caso no existió más intención, de parte de los dominicos, que la de proporcionar a su convento un área abierta, puesto que no era factible trazar un poblado al frente del atrio en donde el terreno presenta una fuerte pendiente hacia abajo para terminar, a muy poca distancia, en un arroyo de cauce considerablemente ancho y regular profundidad (actualmente con muy poco caudal). Así, la portada que no llevaba a ninguna parte, fue tapiada y tapiada permanece. (Tal vez esta clausura de la entrada tenga su origen en el tiempo en que funcionó el ferrocarril de vía angosta a Cuautla y que pasaba a escasos cinco metros de la portada. Aún están aquí los rieles).
El desarrollo del pueblo tenía que ser en el lado opuesto del templo y el paso del camino de Ozumba hacia el sureste por la parte trasera del templo, acabó de definir la colocación de la plaza en esta posición que conserva hasta hoy, carretera de por medio con la parte posterior del conjunto del templo de San Vicente, en donde se abrió una pequeña entrada, en el extremo noreste de la barda, para lo que desde entonces es el único acceso al templo. La mencionada carretera constituye actualmente el eje principal de desarrollo del poblado.
La plaza tiene un carácter de espacio público secundario, de muy poco movimiento. El comercio es escaso, casi inexistente, también como resultado de la cercanía de Ozumba. Y, en cuanto a los edificios públicos, son de reducidas dimensiones y movimiento, baste decir que el municipio es uno de los más pequeños del estado y su población muy escasa.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
Las condiciones actuales del templo de San Vicente de Chimalhuacán-Chalco nos hablan de un edificio construido en el siglo XVI y que casi no ha sido tocado en sus elementos principales. Esto nos permite apreciar, en la mayoría de sus detalles, un buen ejemplo de la sobria arquitectura de los primeros tiempos coloniales, cuando la mayor parte de los templos coetáneos de éste han pasado por modificaciones de estilo que les han impuesto las sucesivas tendencias arquitectónicas imperantes en más de cuatrociento años.
En la actualidad el templo cuenta como obra arquitectónica aislada. No existe prácticamente solución de conjunto. Se han expuesto las circunstancias que lo aislaron del desarrollo urbano local y en cuanto a las edificaciones anexas, reducidas al antiguo convento, su irrelevancia constructiva y estado ruinoso actual hacen resaltar aún más los valores del templo.
Este se levanta en el extremo sureste de un atrio descuidado, arbolado hacia el poniente, plano y limpio en derredor del edificio por lo que éste destaca completamente en su fachada y sus lados norte y este, con el antiguo convento adosado al sur. El templo en, su cuerpo principal, consta de dos volúmenes integrados, formados por muros de gran espesor simplemente aplanados; el primero contiene la fachada y la base de la torre, mientras el otro corresponde a la nave. En ambos domina el efecto masivo de su paños casi lisos, más sobrio el de la nave en donde solamente se abre una ventana alta sin marco y se remata con pequeños pilones, a modo de almenas sobre el presbiterio. Compensa su pesantez con dos amplios arbotantes que descargan en botareles de gran espesor, ornamentados con una moldura sencilla.
El volumen frontal contiene a la portada, una ventana sobre ella, hacia el coro, sin marco y dos pequeñas ventanas cuadradas con marco simple estucado en la base de la torre. Esta se eleva en el extremo norte, consta de tres cuerpos separados por moldura simples y con luces rematadas en arcos lobulados que aligera notablemente al conjunto de la fachada, ayudada por un gablete central, a modo de espadaña con dos hornacinas flanqueadas por amplios arcos invertidos.
La portada es, sin lugar a dudas, el elemento arquitectónico más interesante del edificio y puede considerarse como una de las mejores realizaciones del estilo plateresco en la Nueva España. Sus dimensiones son reducidas, apenas cuenta como marco a la puerta y se extiende hacia arriba hasta la mitad de la altura del muro frontal (sin contar el remate). Toda la portada está realizada en cantera labrada para destacarla definitivamente del gran paño con aplanado liso del muro frontal. Consta básicamente de un arco que cierra la entrada, mixtilineo adintelado de dos centros, apoyado en impostas sobre pilastras y el alfiz de este arco enmarcado en doble moldura (o una moldura acanalada) apoyado a su vez en pilastras laterales más esbeltas y realzadas del conjunto. Sobre este simple diseño se integró una ornamentación de gran finura en su conjunto, pero realizada con trazos vigorosos. El alfiz contiene un diseño geométrico de inspiración mudéjar sobre el que resaltan un nicho central y un escudo y un medallón a cada lado. Las pilastras del arco tienen imposta labrada, tres grandes florones en el fuste y un medallón en la base. Las pilastras laterales reciben el marco del alfiz en un capitel de diseño apartado de los cánones con cierto aire medieval, con un motivo floral de gran sencillez repetido en sentido vertical a todo lo largo del fuste y un medallón en el tablero de la base, del mismo diseño y en menores dimensiones que el de la base de las pilastras interiores. No existe espacio intercolumnio.
La magnifica portada y los detalles señalados del gablete y la torre constituyen el total de la ornamentación arquitectónica del templo. Su interior, de una sola nave, mantiene el carácter de austeridad que se le confirió como templo de una casa de recolección en el siglo XVI. La cubierta es de bóvedas de arista, con arcos formeros transversales, el último de los cuales, sobre el presbiterio, recibe una cúpula adaptada al último entreje (tal vez con posterioridad a la construcción original).
Como se ha indicado, el resto del conjunto pertenece a lo que fue el convento, al sur del templo. De aquí puede destacarse la sacristía, cubierta por bóveda de arista con arcos muy rebajados y el claustro en dos niveles con arquería de gran sobriedad en la que pueden distinguirse algunos capiteles labrados con diseños muy originales.
5.-OBRAS DE ARTE
Si bien el templo de San Vicente de Chimalhuacán-Chalco no ha sido modificado en lo esencial, durante la época colonial, en los siglos XVII y XVIII se procuró enriquecer su ornamentación con algunos retablos laterales a pesar de lo estrecho de la nave.
En estos retablos pueden distinguirse en sus estilos dos épocas de elaboración; en los dos primeros entrejes a partir del presbiterio, los retablos tienen un diseño correspondiente a algún periodo del barroco salomónico en el que destacan las columnas de este tipo sobre un trazo ortogonal y remate horizontal. El colocado al costado sur ha perdido tres grandes óleos del segundo cuerpo y en el primero se han adaptado nichos para esculturas sin mayor relieve. Contiene interesantes relieves en la predela y los extremos laterales. Con el mismo estilo, en el lado norte, el retablo contiene mucha mayor riqueza de diseño y realización. Las columnas son más esbeltas y ornamentadas sobre todo en su base sobre la predela. El primer cuerpo tiene expositor y ciprés en el que se logra un gran movimiento de las formas. Es notable también el relieve del amplio remate a modo de cornisa en linea quebrada. Aquí, como en el retablo de la vecina Tepetlixpa, el trabajo en madera no está completamente dorado sino que se le han incorporado colores, principalmente azul añil, blanco y algunos detalles en morado. Desgraciadamente se repite el mismo caso anterior en cuanto a la pérdida de óleos y adaptación de nichos que desmerecen la calidad de la pieza.
Los otros cuatro retablos, colocados en los dos primeros entrejes de la nave, corresponden a una misma escuela de diseño, situada claramente en el siglo XVIII, pero muestran entre sí notables diferencias. Dos de ellos elevan su remate semicircular hasta la moldura superior del muro, mientras que los dos menores completan esta altura con una sucesión de óleos, a modo de alfiz, lo que tal vez ha contribuido a preservar una mínima parte del acervo pictórico del templo, tan rico en otros tiempos. En estos óleos dominan los motivos dominicos. En los cuatro retablos está presente el estípite como base del diseño, todos contienen banco con altar y predela y dos de ellos, sagrario. Destaca el retablo colocado al centro del costado sur, principalmente por su tercio central en el que se suceden un ciprés con vitrina, un medallón que ha perdido su motivo pictórico y una gran peana para escultura, vacía (como casi todos los marcos y nichos de los seis retablos). Reiteramos, con remate lobulado y ornamentado, todo el conjunto con profusión de molduras curvas y volutas, principalmente en los laterales.
Otra pieza notable tallada en madera, es un pequeño altar (2x4 m. aprox.) que consta de base, mesa y dos columnas con remate horizontal que enmarcan un óleo. Todo el trabajo de madera contiene una talla de gran originalidad en la que destacan las columnas en las que, más que ornamentadas, están compuestas por una serie de esculturas de gran movimiento. El cuadro es un crucifijo con las Animas del Purgatorio de evidente antigüedad, pero poca calidad. Toda la pieza presenta un avanzado deterioro.
ELABORO:
FECHA:
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Vicente Ferrer