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Nombre del Inmueble
Santa Elena de la Santa Cruz
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000339
Estado, Municipio, Localidad
Oaxaca > Santa Cruz Xoxocotlán > Santa Cruz Xoxocotlán (203850001)
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000339
Contenidos
1.-ANTECEDENTES E HISTORIA
El pueblo de Xococotlán, cuyo nombre náhuatl significa lugar de frutas ácidas y pinos verdes, y cuya expresión mixteca fue nuuñitatnohoyoo o tierra de flores de cara de luna, puede datar, según las fuentes, del año 1067 d.J.C. y deberse a una primitiva fundación de un grupo mixteca procedente de Achiutla y Tilantongo. (1)
En el camino evangelizador de la orden dominica por las regiones mixteca y zapoteca se iniciaron una serie de construcciones religiosas de adobe y paja, como eslabones de doctrina para los naturales en la lengua nativa. Sin embargo, los frailes recorrían los pueblos de indios sin establecer, generalmente, casa fija, por lo que no resultaban muy perdurables sus predicaciones.
El primer obispo de Oaxaca, Juan López de Zárate, inició una labor de reorganización de la doctrinas, dividiendo las parroquias y encomendándole un párroco a cada una. Además, en unión de los obispos de México y Tlaxcala, solicitó del emperador una cédula por la cual se encargase a los religiosos regulares fundar convento en los pueblos de doctrina para que hubiese allí residencia estable. (2) A partir de 1538, por tanto, algunas de estas casas llegaron a convertirse en parroquias e incluso en conventos.
De 1538 a 1555 se registran los viajes del fraile dominico Domingo de Santa María e Hinojosa por la zona de Cuilapan y Xoxocotlán, que por la época debieron formar un solo pueblo perteneciente al Marquesado del Valle. Evangelizó a los nativos y promovió la construcción del primer templo en piedra, adobe y barro, madera y tejas. En él se llegó a establecer una comunidad residente, cuyo padre prior fue, hacia 1670, Fray Domingo de Aguinaga.
De esta fecha data el traslado de la congregación al convento de Cuilapan, a causa de la epidemia de viruela que asoló la región. El templo fue concluido plenamente y consagrado a la advocación de San Sebastián, el 8 de mayo de 1675, aunque posteriormente la titularidad pasó a Santa Elena de la Cruz Xoxocotlán. Fue reconstruido en 1684. A mediados de este siglo el templo empezó a contar entre sus obras de arte con un cristo crucificado conocido como el Señor de la Transfiguración, que fue extraído de las aguas del Atoyac.
El templo resultó muy dañado por el temblor del 14 de enero de 1931. Fue reparado parcialmente en 1945, y, en 1968, al hacerse cargo de la parroquia el sacerdote Francisco R. Cruz Camacho, se inició una reconstrucción completa con la ayuda de los vecinos. (3)
Santa Cruz Xoxocotlán celebra la fiesta de su patrón el jueves de la Ascensión, que tiene lugar en el mes de mayo, generalmente. Existe la cosltumbre de formar una caravana a pie por el camino del Marquesado, pasando por la ermita de los Remedios (el lugar donde se dijo la primera misa en 1521). Lo más popular del día es el improvisado corral de toros, construido con cercado de horcones de chichicastle, y el espontáneo espectáculo de la tauromaquia, que perdura tanto en Xoxocotlán como en Tlalixtac y el Marquesado.
2.-EMPLAZAMIENTO
Los valles centrales que se abren entre la Sierra Madre de Oaxaca y la Sierra Madre del sur, forman una especie de gran y griega, cuyos tres brazos convergen sobre una zona estratégica donde desde tiempo inmemorial han existido asentamientos humanos importantes. Fué ahí donde se alzó, sobre un cerro, la acrópolis de Monte Albán, uno de los grandes centros ceremoniales del horizonte clásico mesoamericano. No muy lejos, en las estribaciones del Cerro del Fortín, los mexicas establecieron posteriormente la guarnición militar de Huaxyacac, y ahí mismo, al término de la conquista española, se edificó la Antequera virreinal, que hoy lleva el nombre de Oaxaca.
El emplazamiento del pueblo de Xoxocotlán es harto significativo, porque se encuentra en esa misma área estratégica, tan cerca de Monte Albán como de Oaxaca. Fué y sigue siendo paso obligado desde la capital del Estado hacia Cuilapan y Zaachila, y sus interacciones se reflejan en el trayecto de la vía pavimentada, que penetra a la retícula ortogonal del pueblo, rodea su parroquia y su plaza, y sigue su trayecto hacia el sur.
El recinto del templo de Santa Elena tiene tres accesos, por el norte, el oriente y el poniente. Hacia ésta última dirección queda la plaza principal del poblado, arbolada con laureles y adornada con una cruz de piedra. La flanquean por los otros tres lados diversos edificios, algunos todavía con el aspecto de las construcciones tradicionales oaxaqueñas, y otros modernos, como el palacio municipal y una escuela.
3.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El conjunto ocupa una manzana de 46 x 68 m., y la mayor parte de esa superficie pertenece al atrio, que se abre hacia el frente y uno de los costados de la iglesia. Las grandes dimensiones del atrio corresponden a los del siglo XVI, pero posiblemente por la fundación tardía del templo, y por las viscicitudes del asentamiento al finalizar ese siglo, nunca se construyeron capillas posas en las esquinas, o al menos no han quedado rastros de ellas. La sencilla barda atrial de adobe es de épocas mucho más recientes, y ni siquiera cuenta con las portadas atriales características de estos templos. Solo una cruz de atrio frente al acceso principal evoca la importancia que tuvo este espacio abierto.
La disposición del templo es muy sencilla, similar a la de muchos otros fundados entre los siglo XVI y XVII en los pueblos de indios del Valle de Oaxaca. Su única nave se orienta de sur a norte, y consta de solo tres tramos. En el primero va el coro, donde la bóveda original del sotocoro, destruída como consecuencia de alguno de los temblores en el tránsito del siglo XIX al siglo XX se substituyó con un entrepiso de rieles y bóveda catalana. Sobre el coro alto, en cambio, se levanta todavía la gran bóveda vaída de perfil peraltado, siguiendo el modelo establecido en el coro de Santo Domingo de Oaxaca, que aparentemente obedecía a razones acústicas.
El segundo tramo es muy extenso: se trata de un cañón corrido o bóveda semicilíndrica que salva el claro de 6 m apoyandose en los dos muros que corren a lo largo de 24 m. Una peculiaridad de este enorme cañón consiste en que las pilastras que marcan los entre-ejes estructurales no se acusan por dentro de la nave, sino solo por el lado exterior. A la mitad del trayecto se practicó una entrada del lado izquierdo, y del lado derecho se accede a una capilla anexa, de apenas dos tramos cortos de bóveda semicilíndrica. En el último tramo de la nave principal van el presbiterio y el altar mayor, cubiertos por una bóveda vaída de perfil escarzano. El pesado arco formero que separa este último recinto del resto de la nave, las masivas pilastras interiores en las que descansa, y el escalonamiento del presbiterio contribuyen a subrayar la importancia de esta parte del templo.
El aspecto exterior es muy sencillo. A pesar de las grandes dimensiones de la iglesia, sus portadas son más bien modestas. En la portada principal, el vano de acceso va enmarcado por delgadas jambas y un arco dovelado de medio punto, sin otro adorno que una pequeña cruz labrada en la clave. A los lados, dos sobrias pilastras apoyan un frontón quebrado donde se aloja un nicho con la imagen de Santa Elena de la Cruz, y más arriba, la ventana del coro está flanqueada por dos pilastras que soportan un entablamento.
La portada lateral es todavía más sencilla. El vano de medio punto va enmarcado por un rectángulo liso, aplanado, sobre el que va otro frontón quebrado con un nicho donde se aloja la pequeña figura de un santo.
Más interesante es, en todo caso, el pequeño portal de acceso a los anexos, resuelto también con los recursos de la albañilería popular, pero con un diseño muy original. El vano de perfil escarzano va enmarcado por un rectángulo aplanado, encima del cual va una entrecalle dentículada, y luego un frontón quebrado, de donde emerge una cruz de fierro forjado. La forma en que e ligó la cornisa de remate de la barda al frontón, ondulándola para adoptarse al perfil de ést último, es una solución muy elegante.
4.-OBRAS DE ARTE
La apariencia sencilla del templo hacia el exterior no refleja la riqueza y la calidad de las obras de arte que hay en su interior.
El retablo mayor es una pieza de gran calidad, ejecutada a la manera de los retablos oaxaqueños de madera tallada y dorada del siglo XVIII, en los que predominan las pinturas de generosas dimensiones incorporadas a una retícula ortogonal, donde las verticales asumen la forma de columnas de fuste salomónico, y las horizontales forman cortos entablamentos y resaltos, también labrados con motivos vegetales. En el caso que se comenta, la planta del retablo sigue algunos quiebres discretos que permitieron insinuar un espacio levemente cóncavo. Consta de tres cuerpos o franjas horizontales y cinco calles o bandas verticales. Al centro hay dos nichos, uno donde aparece un crucifijo de muy buena calidad y otro más arriba, con una imagen de Santa Elena de la Cruz. En el resto de la retícula se distribuyeron trece pinturas de excelente factura. En el primer cuerpo se trata de escenas de la vida de la Sagrada Familia. En el segundo van santas, y en el tercero santos, dos de ellos de la orden dominicana. En el ismo cuerpo, al centro, una alegoria con la virgen y el niño ocupa el lugar de honor.
Junto a la entrada lateral a la nave, y también junto a la entrada a la capilla anexa, hay otros dos retablos de menor envergadura, pero de calidad y estilo similares a los del altar mayor. Ambos son de dos cuerpos y tres calles. En el primer caso, el centro del primer cuerpo lo ocupa una imagen flanqueada por dos pinturas con escenas de la vida de Cristo. En el segundo cuerpo van otras tres pinturas coloniales, también de muy buena calidad.
Aparte de los retablos, también pueden apreciarse dos pinturas al óleo sobre los vanos a la mitad del trayecto del cañón corrido. Una representa a la Virgen de la Soledad y la otra a San Fabian y San Sebastian.
También es digno de verse en un camarin, desde la nave, al Cristo de la Transfiguración. Su factura es del siglo XVII, y la tradición oral afirma que fué rescatado de las aguas del Río Atoyac.
Por último, conviene fijarse en la pila de agua bendita de lado izquierdo de la entrada. Es una obra de albañilería de gran ingenio y su decoración es por demás original.
5.-NOTAS Y BIBLIOGRAFIA
NOTAS
(1) Ruiz M. Faustino: Op. Cit. Pag. 70
(2) Gay, José Antonio: Op. Cit. Pag. 185-186
(3) Legajo N° 18572: Archivo Sedue
BIBLIOGRAFIA
Ruiz, Faustino: Reseña histórica del municipio de Santa Cruz Xoxocotlán. 1983.
Gay, José Antonio: Historia de Oaxaca. Ed. Porrúa. Sepan Cuantos N° 373. México, 1982.
Archivo Sedue: Legajo N° 18572.
ELABORO: ARQ. ALBERTO GONZALEZ POZO
FECHA: 1986.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Santa Elena de la Santa Cruz