Nombre del Inmueble
Santa Isabel
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000424
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000424
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
En épocas prehispánicas el territorio que cubre el actual estado de Chihuahua fué poblado por numerosos grupos indígenas, algunos autores (como Almada) registran noventa y cuatro diferentes.
La organización social de estos grupos nunca alcanzó la de los grandes imperios de sus hermanos del sur, su condición de vida era nómada o semi-nómada, su agricultura incipiente. Un solo grupo, desaparecido del lugar a la llegada de los españoles, dejó muestras de un grado superior de cultura en Paquimé (hoy Casas Grandes).
La colonización española tuvo necesidad, como el resto del país de la utilización intensiva y casi siempre abusiva, a pesar de las cédulas reales que procuraban la protección de los naturales, de su trabajo en minas y haciendas principalmente. Pero los grupos indígenas de esta zona estaban acostumbrados a disputarse entre ellos territorios y aguajes continuamente, su estado de belicosidad era constante y por tanto su resistencia a la penetración española fue en general, larga y tenaz. La acción militar en su contra hubiera sido mucho más larga y sangrienta (los apaches estaban en pie de guerra aún durante el gobierno de Porfirio Díaz) sin la labor paciente y civilizadora de los misioneros.
En el antiguo territorio de la Nueva Vizcaya desarrollaron su fructífero trabajo, los misioneros jesuitas en la zona montañosa y los franciscanos en la parte llana, todos ellos con grandes dificultades por el carácter ya indicado de los indios, lo disperso y pequeño de los grupos y las grandes distancias desde sus centros de operaciones.
La evangelización en estos lugares no participó de las condiciones encontradas en el sur. Las conversiones masivas de grandes reinos indígenas, su atención religiosa en enormes y suntuosos templos, el uso de capillas abiertas para albergar a miles, todo eso fué aqui impracticable. Los pequeños grupos requerían multitud de pequeños templos y numerosos misioneros realizando su labor, casi siempre solos.
2.-EMPLAZAMIENTO
El antiguo poblado misional de Santa Isabel, hoy bautizado en honor del célebre General Trías, se encuentra en la zona intermedia entre las estribaciones de la Sierra Occidental y las llanuras semidesérticas del estado de Chihuahua.
El territorio tarahumara en la antigüedad, tiene su origen urbano en la misión franciscana del siglo XIX y en la época actual; el templo de Santa Isabel por su emplazamiento y volumen, es aún el núcleo generador de la población.
La población fundada a orillas de un estrecho río, situación indispensable en estas áridas llanuras, participa para su configuración urbana del núcleo descrito y la extensión que le ocasiona la importante carretera Chihuahua-Cuauhtémoc, que cruza el lugar a pocos metros del templo, atrayendo a sus bordes la mayor densidad de construcción del lugar.
El centro del pueblo contiguo a la carretera, consta de la tradicional plaza jardinada, limitada por tres calles correctamente trazadas y la cuarta, al sur corresponde a la carretera. En la cabecera poniente, de acuerdo con la costumbre de las construcciones misionales franciscanas para la orientación de sus templos, se encuentra el de Santa Isabel, enclavado en una extensa manzana en la que se distinguen varias propiedades particulares, pero que en una gran proporción debió contener terrenos y varias dependencias de la antigua misión.
El costado norte del templo, dá a una calle lateral vagamente configurada por alineamientos de pocas construcciones y sin ningún tipo de urbanización.
Hacia el frente, la calle que conforma la plaza en ese extremo está separada del templo por un espacio de desahogo más que atrio (apenas 7 m.), por lo que es de suponer que la plaza o al menos parte de ella fueron en un principio terrenos propios de la misión aún cuando no hay rastros de la existencia de un atrio formal.
3.-HISTORIA
A mediados del siglo XVII, cuando los franciscanos extendían sus misiones hasta Nuevo México construyeron el templo de la misión de Santa Isabel, una de las pocas misiones franciscanas en territorio francamente tarahumara. El año exacto del principio de la construcción es motivo de controversia.
El investigador W. Griffen cita cuatro fechas, cercanas pero diferentes en las que se tienen noticias de la existencia del templo franciscano; Urrizar da como fecha de fundación 1664, el padre Arlegui consigna en su libro la de 1668, mientras un relato del gobernador Guajardo, de la Nueva Vizcaya describe su paso por Santa Isabel en 1649.
Para la reorganización de las misiones franciscanas de 1694, Santa Isabel había adquirido una gran importancia en la región y atendía a seis doctrinas (pueblos sin sacerdote fijo).
Aún cuando las rebeliones de los tarahumaras a finales del siglo XVII seguramente afectaron a Santa Isabel por su cercanía a los territorios dominados por este gran pueblo, no existe registro acerca de que el templo haya sido gravemente afectado como sucedió en otros muchos lugares cercanos.
Durante el siglo XVIII el templo de Santa Isabel, continuó su servicio como parroquia, ya que el obispo Hevia secularizó algunas de las misiones franciscanas y jesuitas, principalmente al constatar que los antiguos pueblos de misión habían recibido un número considerable de españoles y mestizos, la población indígena había disminuido o desaparecido y por tanto la atención espiritual debía estar a cargo del clero secular.
Los registros parroquiales muestran una actividad constante del templo de Santa Isabel como parroquia, con las naturales lagunas en una zona que ha pasado por tantos cambios militares, gubernamentales,, etc.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
Ya se ha indicado la importancia de la misión franciscana de Santa Isabel que alguna vez llegó a ser cabecera de varias misiones subsidiarias en los alrededores.
Desde el punto de vista de su concepto arquitectónico, también extendió su influencia, ya que en templos misionales de reducidas dimensiones como el de Santa Isabel y el de San Andrés, subsidiario del primero en alguna época, es raro encontrar en el noroeste plantas arquitectónicas de tres naves como es el caso de Santa Isabel.
El aspecto exterior del templo mantiene la sobriedad del estilo misional más antiguo y lo combina con elementos posteriores de los últimos años de la época virreinal, como por ejemplo la interesante torre.
Dos cuerpos presenta la fachada principal, un gran muro liso en blanco y sobre él, la torre hacia el extremo norte.
En el primero se distinguen varios elementos dispuestos de manera simétrica; la portada sobriamente realizada en cantera roja, consta de dos pilastras que reciben un arco de medio punto y sencillamente enmarcan la puerta de entrada, sobre ella ligeramente separada, una sencilla cornisa sostiene el clásico triángulo de los franciscanos flanqueado por dos pequeños pilones rematados en media bola; más arriba se abre la iluminación del coro mediante un óculo octagonal, enmarcado también en la misma cantera; a los lados se abren otros dos pequeños óculos redondos en la parte baja y completa la ornamentación de este muro, un gualdrapeado de cantera en la esquina norte.
La torre se levanta sobre este muro sin acusar en él su volumen, consta de tres cuerpos, dos de ellos similares entre sí sobre una planta cuadrada, contiene dos luces en cada cara separadas por pilastras iguales a las de las esquinas, con basa y capitel. Una cornisa de varias molduras separa estos dos cuerpos y el tercero, mucho más pequeño y sencillo, liso, con un óculo redondo por toda ornamentación y el remate en forma de una pequeña cúpula con cruz metálica.
Hacia el interior, el sotocoro ocupa únicamente el ancho de la nave central con dos entradas laterales que comunican al bautisterio y la escalera hacia la torre, estos dos últimos espacios encerrados en los gruesos muros de la construcción original, ocupan la amplitud exacta de las naves laterales, con lo que se completa una planta rectangular general.
Las tres naves se encuentran separadas por dos hileras de columnas en cantera, de sección cuadrada con basa y capitel sencillos, sobre las que se apoyan arcos en dos sentidos a lo largo de la nave y transversalmente a esta nave central, todos ellos realizados en cantera y de medio punto. Sobre los timpanos de los arcos de esta nave central y a lo largo de las dos naves laterales existió una cubierta sostenida por vigas transversales y artesonado sobre ellas, pero desgraciadamente, estos elementos no han podido ser recuperados para el templo y en la actualidad se encuentra cubierto por láminas metálicas sobre estructura de madera a dos aguas, con un plafón de cielo raso hacia el interior. De cualquier modo, esta estructura a base de muros laterales de carga y arcos sobre columnas en la nave central, ha sido parcialmente restaurada y constituye el punto de mayor interés en el conjunto del templo por la corrección de su sistema constructivo.
El presbiterio, separado de la nave central por tres escalones, participa de la traza general de ejes, limitado en tres lados por gruesos muros, con la salvedad de que los muros laterales se desvían un poco hacia el centro. En ambos lados están situadas la sacristía y una bodega.
Fuera del conjunto del templo, pero participando de la misma propiedad (que en tiempos virreinales se extendió a toda la manzana) existen algunas dependencias para el uso de la parroquia, separadas del conjunto del templo y con sistemas constructivos y materiales totalmente diferentes, casi todos de edificación más o menos reciente o adaptando locales más antiguos con técnicas actuales. Así, cuenta con recibidor techado con lámina galvanizada, varios locales para actividades parroquiales con estructura similar y oficinas y habitaciones del párroco en locales más antiguos con muros gruesos y cubierta de vigas de madera.
5.-OBRAS DE ARTE
La antigua misión de Santa Isabel tuvo gran importancia entre las misiones franciscanas de la región, al grado de ser cabecera de muchas otras, inclusive en algún tiempo de la vecina San Andrés, e indudablemente su equipamiento y alhajado debió ser importante sin llegar a lujoso. No se tienen datos que lo certifiquen y la azarosa vida de la población no ha propiciado la conservación de ningún objeto o detalle valioso. Santa Isabel ha estado en el centro de revueltas, guerras y revoluciones durante trescientos años.
El actual templo ha obtenido en los últimos tiempos, un cierto grado de mantenimiento que permite cierta comodidad para los feligreses en los servicios religiosos y este es el mayor logro de los trabajos de mejoramiento. La ornamentación, equipamiento correcto del templo y alhajado, están aún por realizarse.
La imaginería es sumamente escasa, sencilla y de carácter artesanal más que artístico. Se puede citar un crucifijo sobre el altar principal y dos imagenes menores. Todos policromados sobre yeso de factura moderna sin mayor relieve.
Descripción parecida merecen los detalles en madera, bancas, pasamanos, puertas, ventanas, etc., en los que es fácil advertir la intención de solucionar un problema práctico con muy escasos medios.
ELABORO: ALBERTO VALENCIA
FECHA: 1984.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Santa Isabel