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Nombre del Inmueble
Santa María
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000338
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000338
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
El nombre de Zaachila parece ser una derivación de la voz zapoteca Huezalachilo: misericordioso, y significa, como su expresión nahuatl posterior Teozapotlán, dios de la zapoteca. Zaachila fue originalmente un islote cubierto de vegetación en el centro de un lago formado por los ríos que entraban en el valle de Oaxaca y no podían desaguar.
Los zapotecas, en busca de un asentamiento seguro, al abrigo de agresiones bélicas, habrían cruzado este lago, frecuentado por navegants y pescadores, y debieron fundar un pueblo que convirtieron en fortaleza defensiva, a iniciativa de su jefe Zaachila, quien levantó la fortaleza de siete cuerpos que parecía competir con las montañas vecinas. (1) El nuevo asentamiento, convertido en capital, fue llamada Zaachila Yoo: fortaleza de Zaachila. Posteriormente los zapotecos abrieron un desague a la laguna.
En el seno de las guerras entre mixtecas, aztecas y zapotecas, se sucedieron diversos tipos de alianzas. Zaachila III estuvo aliado a los aztecas en contra de los mixtecas, evitando así una invasión segura. Murió en 1482 y su hijo Cosijoeza dio un giro a la política zapoteca, aliándose a los mixtecas contra los aztecas. Sin embargo, tanto él como su hijo Casijopii ofrecieron en 1521 su apoyo al ejército de Cortés según Arroyo, en la creencia de que su historia y tradición les marcaban el sometimiento. Después de la conquista se dio a Zaachila el nombre de Teozapotlán.
En 1525, al fundarse la misión dominicana de Cuilapan, se abrió una capilla de doctrina, construida en adobe y paja (como era la tradición en los pueblos de visita) sobre la explanada del palacio zapoteca y donde la corte era evangelizada por los frailes establecidos en Cuilapan. Posteriormente los dominicos edificaron una iglesia mayor, de tijera, con retablo artístico, colaterales y otros altares de devoción, que consagraron bajo la advocación de Nuestra Señora de la Natividad. Parece que tenía un órgano muy sonoro y una lámpara de plata que alumbraba al Santísimo permanentemente, alimentada por aceite de oliva. (2)
En el Capítulo de México de septiembre de 1572, elegido Provincial Fray Domingo de Aguinaga, fueron aceptadas cuatro nuevas casas dominicas: dos en la zona mexicana, una en la mixteca y una en la zapoteca, Teozapotlán o Zaachila, que fue elevada al rango de vicaría hacia 1578, con residencia permanente para sus ministros, figurando como su primer vicario Fray Juan de Mata, en 1578. La casa de Zaachila poseyó cuatro pueblos de doctrina: San Raymundo Jalpan, Santa Ana, San Martín y San Bartolomé Coyotepec, pero los frailes de Zaachila atendían ademá a los habitantes de las estancias cercanas de San Agustín Ixtepetlapan, San Luis Coatengo, San Felipe Xuxucuyoteltengo, San Andrés Ixtlahuaca, Santa Catalina Xuchitepec, San Lucas Teteltitlán, San Martín Tecaxtongo, Santa Lucía Atengo y Santa Cecilia Tlaxucumulco.
Según Fray Francisco de Burgoa, cronista dominico que habitó la casa y escribió en ella sus dos libros: Palestra Historial y Geográfica Descripción, el lugar en que estaba ubicada la iglesia era muy temido por los indígenas, debido a las leyendas sobre antiguos maleficios y las posibles visitas del demonio.
2.-HISTORIA
El templo y la casa fueron construidos a duras penas y con varias interrupciones en la segunda mitad del siglo XVI, por la repugnancia de los naturales a trabajar en las obras. Hacia 1625, posiblemente, se construyó el claustro, siendo en conjunto descrito como la peor casa de la provincia. (3)
Sin embargo, ya fuera por el buen clima de la región o por su paisaje lleno de vegetación, el convento, con su huerta, era residencia de frailes enfermos o retirados, y venía a ser el olivar de la provincia, por la variedad de árboles frutales que tenía: Limas, toronjas, aguacates, jícamas, limones y nueces del país, además de los fértiles campos de cultivo que lo rodeaban. (4)
Existe un libro que registra la marcha del convento durante más de un siglo. En él se constata la fundación de la Cofradía del Rosario el 13 de octubre de 1630, por el padre exprovincial Fray Juan Enríquez. Tenía la cofradía un rector que presidía cada año la renovación de los mayordomos, encargados de comprar cera, pagar misas, adornar el altar de la Virgen del Rosario y recoger fondos. Además de las contribuciones de los cofrades, disponían de un terreno de cultivo para el sostenimiento del templo.
El 9 de mayo de 1763 se recoge la última acta del libro firmada por un dominico, el padre Provincial Fray Manuel Sanz, por lo que es de suponer que en estas fechas tuvo lugar la entrega de la parroquia a la administración del clero secular. A partir de 1763 los sacerdotes se limitaron a registrar la celebración de la misa mensual a la Virgen del Rosario.
En 1810 se edificó el anexo o curato en cuatro corredores con pilares de ladrillo y habitaciones de adobe y techo de tejas. en 1845 se produjo un incendio en el que se perdió gran parte de la estructura de la iglesia, el convento y parte de los antiguos retablos. A raíz de ahí se reconstruyó el templo sobre 40 x 8 metros y techo de bóveda, pero nunca se recuperó el claustro de piedra, del que sólo se conservan algunas columnas del piso bajo.
Con la ley de 1856 sobre desamortización eclesiástica, el terreno fue vendido entre particulares y en 1897 las casas curales fueron solicitadas por un pesbítero, en base al artículo 8 de la ley, que exceptuaba este tipo de construcciones.
En 1933, con la declaración de Santa María Zaachila como monumento histórico, el Departamento de Bienes Nacionales inició la restauración del conjunto, pero el 5 de junio de 1935, un nuevo incendio, provocado por una descarga eléctrica, destruyó totalmente el templo, el altar mayor, la imagen de talla de la Natividad y otras, así como los objetos del culto. (5)
Desde principios de siglo, tanto la iglesia como los anexos curales y el atrio han sido solicitados para la construcción de escuelas e incluso para usos militares. En 1944, la Dirección de Bienes, de acuerdo al artículo 27 constitucional, solicitó del procurador de la República la nacionalización de la parroquia y casa cural, y desde entonces se iniciaron los trabajos de restauración actuales. (6)
3.-EMPLAZAMIENTO
La antigua capital de los zapotecas es un asentamiento singular, de los pocos que todavía hay en Oaxaca (como Mitla o Teotitlan del Valle) en que coexisten elementos prehispánicos, coloniales y vernáculos formando un todo inseperable.
Su extensión es notable, y cubre una zona de aproximadamente 5 x 7 Km. En su parte central se alza todavía el promontorio del centro ceremonial prehispánico, excavado y rehabilitado solo en mínima parte. El conjunto ocupa más de 2 Km²., y estaba formado por diversos cuerpos piramidales y plataformas, formando un acrópolis de más de 20 mts. de altura.
El templo y el atrio de Santa María se encuentran precisamente sobre una de las plataformas más bajas, unos tres metros por encima de la plaza principal del poblado, que queda al poniente. La plaza es un espacio cuadrangular arbolado, ocupado en parte por puestos semifijos. Está flanqueada por los otros tres lados por casas, algunos portales con tiendas, y el Palacio Municipal también aportalado.
Zaachila es notable no solamente como ejemplo de continuidad de poblamiento sobre un asentamiento prehispánico, sino porque sus habitantes han conservado algunos rasgos de la organización social indígena, como es la estructura de barrios, cada uno con su pequeño centro ceremonial, o capilla. Cholula, en el Estado de Puebla, que también fué un gran centro ceremonial y sigue habitada, tiene una organización parecida. En Zaachila, los barrios se denominan an Jacinto, La Soledad, San Sebastián, San José el Niño y la Purisima, y en esta monografía se describen dos capillas de barrio en los dos primeros, para ejemplificar la escala y el carácter vernáculo de esta parte del patrimonio cultural del poblado.
4.-ARQUITECTURA Y OBRAS DE ARTE
a) Templo de Santa María.
Las generosas dimensiones del atrio, de 80 x 60 mts. corresponden a los atrios del siglo XVI, cuando estos espacios eran indispensables para la evangelización masiva de grupos indígenas. Queda en pie una pequeña cruz atrial, símbolo inequÍvoco de esas funciones, pero no hay rastros ni de capillas posas en las esquinas, ni de la barda y las portadas atriales que seguramente delimitaron el recinto sagrado. En cambio, en décadas recientes se introdujo una torre con el reloj municipal que contribuye a restarle escala al templo visto desde la plaza principal.
El templo mismo es muy sencillo y la dirección de su nave es perpendicular a la del acceso al atrio desde la plaza. En esto parece haberse seguido al pie de la letra la costumbre heredada de la edad media de orientar la portada principal de acceso hacia el poniente. Como resultado de ello, es la fachada lateral del templo que se aprecia desde la plaza.
La única nave se divide en siete tramos. El coro y el sotocoro ocupan el primero de ellos, luego hay cinco entre-ejes, con la nave propiamente dicha y el último, más angosto, viene a ser una especie de presbiterio-ábisde.
La estructura de la nave es muy clara, a base de pilastras de planta cruciforme-rectangular embadidas en los muros laterales. Los arcos formeros o longitudinales aligeran la carga sobre el muro, y los arcos fajones o transversales reciben directamente el peso de las bóvedas vaídas de distinto peralte, que le dan una pintoresca fisonomía al aspecto exterior del templo. Es el mismo común denominador que se encuentra en la mayor parte de la arquitectura rligiosa colonial de Oaxaca, tanto en los más importantes templos de la urbana Antequera como en la mayoría de las iglesias de los poblados indigenas del Valle de Oaxaca, como ésta de Santa María Zaachila, donde el rosario de bóvedas vaídas se destaca con gran nitidez sobre el paisaje.
La portada principal del templo es de albañileria y aplanado, como muchas portadas populares en poblados indígenas. Apenas hubo espacio para disponerla, ya que los restos de otra de las plataformas escalonadas del centro ceremonial prehispánico arrancan inmediatamente de su extremo izquierdo. El vano de la puerta rematado con un arco de medio punto. A los lados, dos pilastras soportan un exiguo entablamento sin arquitrabe, solo con un friso. La cornisa se convierte en frontón quebrado del que surge un nicho donde debe haber estado la imagen de la patrona del templo. Más arriba viene la ventana del coro, ya sin adornos, y por último el remate del imafronte, con un caprichoso perfil de curvas y escalonamientos.
La iglesia no cuenta con los retablos que alguna vez tuvo,.no obstante, en la sacristía anexa todavía queda una pintura colonial que representa un arcángel.
b) Capilla de la Soledad.
La capilla de la Soledad, en el barrio del mismo nombre, está situada en un gran espacio abierto donde también existe un Centro de Salud de la Secretaría de Salubridad y Asistencia. Las casas circunvecinas son en su mayoría de muros de adobe y cubierta de teja sobre vigas y las cercas de los predios muestran la solución característica de muchos pueblos oaxaqueños a base de carrizo.
La disposición de nave única del templo está orientada de norte a sur y consta de tres tramos, cada uno con funciones y estructura diversa. En el primero va el coro, donde la bóveda del sotocoro es de cañón escarzano y lunetos, mientras que el coro alto se cubrió con una bóveda vaída muy peralta da. El segundo es un tramo de cañón corrido semicilíndrico, que remata contra el vano de medio punto que separa el presbiterio. En este último tramo va una cúpula gallonada de planta octagonal, que descarga directamente su peso sobre los muros circundantes y sobre cuatro pechinas, sin tambor de por medio.
La construcción del templo es a base de mamposteria rústica de piedra, con algunos tramos y refuerzos de tabique recocido. Las bóvedas también son de ladrillo y el material se aprecia desde el exterior. En cambio, las dos portadas llevan aplanado de mezcla, lo que acentúa aún más el carácter rústico de la mampostería, sobre todo en aquellos casos en los que el aplanado ya se ha desprendido.
Son pocos los objetos artísticos que han quedado en el interior pero aún así, todavía pueden verse un crucifijo de buena calidad en un nicho frente a la entrada lateral,y a mano derecha, otro nicho con una escena de la Virgen pintada por algún maestro anónimo de vena popular.
c) Capilla del Carmen.
La Capilla del Carmen no es la principal del Barrio de San Jacinto, donde se encuentra ubicada y además es de dimensiones minúsculas, pero a pesar de ello, o más bien, precisamente por eso es una joya de arte popular digna de atención y aprecio.
El lote urbano de 12 x 20 mts. en el que está emplazada con todo y su atrio, está rodeado de algunas de las casas del barrio con sus frondosas huertas. Una barda baja con celosía de ladrillo y una portadita atrial de apenas 3 m. de ancho separan al recinto sagrado de la vía pública que pasa por el frente. La portadita atrial es de albañilería y asume la forma de un arco triunfal en el que los apoyos parecen formar un haz de columnas. Un perillón remata este curioso elemento.
Pero la capilla misma es toda una lección de arquitectura popular, porque sus constructores tuvieron que sintetizar en un volumen de 6 x 12 m. de desplante y escasos 6 m. de altura, todo el lenguaje y todos los símbolos para los que la arquitectura culta siempre encontró escalas monumentales. Así, reducidos a la proporción de un juguete, están el coro y el sotocoro, la nave de cañón corrido y el presbiterio con cúpula gallonada, sin faltar las dos torres, la portada principal y un anexo, como si a los habitantes del barrio de San Jacinto les hubiese gustado tener este templete de carácter doméstico, claramente subordinado a la escala de la iglesia mayor del pueblo.
El otro rasgo que llama la atención es el uso del color sin limitación o prejuicio estético alguno. Los rojos indios, los azules cobalto y los amarillos, coexisten en ese notable equilibrio cromático que el alma popular siempre ha deparado a su arquitectura vernácula.
5.-NOTAS Y BIBLIOGRAFIA
NOTAS
1.- Gary, José Antonio: Op. Cit. Pag. 86
2.- Arroyo, Fray Esteban: Op. Cit. Pag. 108-109
3.- Arroyo, Fray Esteban: Op. Cit. Pag. 109
4.- Arroyo, Fray Esteban: Op. Cit. Pag. 113
5.- Archivo Sedue: Legajo N° 18525
6.- Id. Id: Op. Cit.
BIBLIOGRAFIA
Archivo Sedue: Legajo N° 18525.
Arroyo, Fray Esteban: Los dominicos, forjadores de la civilización oaxaqueña. Imprenta Oaxaqueña. México, 1961
Gay, José Antonio: Historia de Oaxaca. Ed. Porrúa. Sepan Cuantos N° 373. México, 1982.
Mullen, Robert. J.: Dominican architecture in sixteenth century. Center for Latin American Studies. Arizona State University. Phoenix, Arizona. 1975.
ELABORO: ARQ. ALBERTO GONZALEZ POZO
FECHA: 1986.
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Nombre del Inmueble
Santa María