Nombre del Inmueble
Santa Veracruz
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000554
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000554
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
La actual ciudad de Toluca comenzó siendo una villa que formaba parte del Marquesado del Valle; a diferencia de lo que ocurrió en otros asentamientos, la importancia que tuvo durante los primeros decenios de su vida española no se debió al número de sus habitantes o a sus títulos sino a su ubicación en las rutas de viajeros y mercaderías además de su cercanía con la Ciudad de México.
La organización urbana de la localidad, que se adoptó desde el siglo XVI, se debe en buena medida a la fundación y localización del convento franciscano: se sabe que antes de elegir el sitio definitivo los frailes consideraron otros predios y se presume que los trabajos de la primera fábrica pudieron ser comenzados hacia 1550 época en la que también debe haberse definido el trazo del área central de la población. Entre las noticias más antiguas referentes a la casa franciscana destaca la que quedó asentada en la Relación que se hizo con motivo de los viajes del visitador y comisario general de la orden fray Alonso Ponce: los datos que proporciona sobre el convento de Toluca, y que fueron tomados en 1585, mencionan, entre otras cosas, que el convento es bueno y bien edificado, está acabado, con su claustro alto y bajo, Iglesia, dormitorios y huerta... (2); más tarde, en 1688, el guardián fray Alonso de Hilta informó a sus autoridades que podría cumplir con el encargo que le habían hecho en el sentido de aclarar las fechas y las condiciones en que fue fundado el monasterio; el padre Hilta afirmó que no disponía de datos pues, según señaló, había ...buscado en el archivo de este dicho convento todos los libros y no he hallado en ninguno de sus sueltos papeles, instrumento alguno, por donde conste la fundación... (3).
El convento franciscano de Toluca pronto tuvo parroquia desde la cual se dirigieron muchas de las actividades religiosas de la ciudad y de buena parte de los alrededores. El culto por los Cristos negros, según el investigador Gustavo G. Velázquez, puede deberse a una forma de sincretismo que propiciaron los evangelizadores españoles para recoger y reorientar las tradiciones religiosas de los habitantes del Valle de Matlatzinco que consistían, entre otras cosas, en la veneración de un dios llamado Opochtli que representaba un hombre desnudo y teñido de negro.
La capilla de la Santa Veracruz tiene, entre sus más importantes antecedentes, un Cristo negro del que se han ocupado varios autores; la versión más conocida que ha llegado a nuestros días se debe a lo publicado por Joseph de Villaseñor en su obra Teatro Americano que, sobre el particular, señala: Pocos años después de su fundación (se refiere a Toluca) sucedió en esta ciudad el siguiente prodigio: Vivía en ella un vecino tan virtuoso como noble; llegaron a él cierto día dos hermosos mancebos, quienes le mostraron una devota y perfecta efigie de Cristo Crucificado, diciéndole que si gustaba comprarla, a lo que respondió que en qué precio la estimaban, y ellos le respondieron que tan sólo les diese treinta y tres pesos; considerando el sencillo comprador lo corto del precio por tan perfecta efigie, les dijo que esperasen ínterin sacaba el dinero; y al estarlo sacando, como tenía inclinada la vista y fija en las monedas, no vio que en ese tiempo desaparecieron los mancebos dejando en su poder la divina imagen... (5). El hombre avisó al párroco y casi inmediatamente éste dispuso que se colocara al Cristo en el altar mayor del templo donde comenzó a ser venerado.
2.-EMPLAZAMIENTO
La capilla es uno de los más importantes establecimientos religiosos de la ciudad de Toluca pues representa un eminente valor histórico en la medida en que es de los pocos componentes del antiguo convento franciscano que se conservaron cuando fue transformada la manzana que ocupó aquella casa en ocasión de la erección de la catedral.
La plaza principal de la ciudad, llamada de los Mártires congrega a los edificios más notables tanto por sus usos como por sus características. La mayor parte de esas construcciones forman una interesante unidad cuyo atractivo se acrecienta gracias a las enormes dimensiones del espacio público abierto.
Los terrenos que pertenecieron al monasterio franciscano comenzaron a utilizarse para diversas obras a partir de mediados del siglo XIX: la parte correspondiente al límite sur de la plaza agrupa actualmente a recintos destacados más por lo que representan que por sus méritos arquitectónicos; con ellos, que son básicamente el Palacio Municipal y la Catedra, integra la capilla de la Santa Veracruz uno de los paramentos, o de las fachadas urbanas, más peculiares de Toluca.
La construcción d la plaza fray Andrés de Castro y de la nueva sección de los portales, y el arreglo del extremo oriente de la plaza de los Mártires, han sido acciones cuyos efectos se pueden considerar benéficos para la revaloración del volumen de la capilla: el inmueble participa ahora de varias perspectivas que son posibles por la continuidad de los espacios abiertos pues a pesar de que su fachada lateral norte se encuentra parcialmente invadida y a muy corta distancia del trazo de la avenida Independencia, el edificio ha ganado en accesibilidad y podría afirmarse que hasta en escala, pues participa de un gran conjunto peatonal que la rodea por sus otros tres lados.
Desde un punto de vista puramente formal, el templo es una eminente contribución al perfil urbano del primer cuadro de la ciudad en virtud de incluir elementos compositivos que se destacan lo mismo por su valor intrínseco que por su aparente predominio sobre las otras formas arquitectónicas que caracterizan a los conjuntos situados en su entorno.
Las condiciones actuales de la capilla de la Santa Veracruz son las de un edificio cuyo valor ha sido ampliamente reconocido pues no sólo se le ha integrado de modo respetuoso al desarrollo del centro de la capital del Estado de México sino que se ha procurado mejorar los ambientes exteriores que si bien ya no le son propios sí se pueden considerar necesarios tanto para sus funciones de carácter religioso como para conseguir una adecuada interrelación entre los varios espacios y recintos que se ubican en el área más transitada y frecuentada de toda la ciudad.
Los usos y costumbres sociales dieron al área central de Toluca una admirable calidad que en el pasado reciente se enfrentó a la posibilidad de hacer de aquella localidad una urbe moderna y funcional: varias edificaciones que alojaban funciones tradicionales, como el mercado, han sido transformadas en sitios que ahora desempeñan un papel relevante en la composición urbana. La capilla de la Santa Veracruz no ha sido remozada o reacondicionada para asegurar que siga siendo uno de los principales conjuntos arquitectónicos del centro: la revaloración del inmueble que hoy es ostensible se debe, en gran parte, a la buena fortuna con que se han tratado los espacios que lo rodean y de los que, desde luego, es el componente fundamental.
3.-ASPECTO HISTORICO
El Cristo negro crucificado que se alojó en el sitio más importante del templo parroquial comenzó a recibir un culto creciente prácticamente desde su instalación en aquel altar mayor.
Los habitantes de Toluca españoles y criollos fueron quienes más se distinguieron por la veneración que profesaban a la imagen hasta el grado de formar una agrupación que se llamó Cofradía del Señor de la Santa Veracruz, organización que programaba y supervisaba las celebraciones y otros actos que tenían lugar en la parroquia en honor del Cristo. Esa cofradía acordó, a poco de haber comenzado sus funciones, erigir una iglesia especial para la veneración de la imagen. Algunas informaciones señalan que el sitio que se asignó para la obra fue con carácter provisional y aunque no se sabe con exactitud en qué momento se iniciaron los trabajos se presume que hacia finales del siglo XVI ya estaba abierta una primera capilla que quizá también se pensó provisional pues se ha podido establecer que fue en extremo modesta toda vez que sus materiales fueron adobe para los muros y tejamanil para las cubiertas. El edificio se levantó en terrenos del convento, en el ángulo noreste del que fuera el atrio, y que es el mismo lugar en que hoy se alza el conjunto definitivo. El procedimiento constructivo fue igual al que se utilizó, más o menos por la misma época en la primera fábrica de la capilla o de la Tercera Orden que también formó parte de aquel conjunto franciscano.
El cronista Agustín de Vetancurt, en su obra Chronica de la Provincia del Santo Evangelio de México, aparecida en México
en 1697, menciona al convento de Toluca y a algunas de las dependencias que lo integraban: en el patio está la capilla de la Santa Veracruz de Españoles... (7). El templo del siglo XVII, al que alude Vetancurt, era seguramente el mismo erigido en la centuria anterior y en el que se congregaban cada vez más cofrades que prooprcionaban importantes cantidades de dinero con las cuales se pensó, probablemente a fines del mismo siglo XVII, en la fábrica de un nuevo templo más grande y mejor.
La cofradía pidió a los hermanos terceros que guardaran durante algún tiempo, en la capilla de la Tercera Orden, las imágenes que habían conseguido hasta entonces pues la iglesia provisional se demoliría para hacer el nuevo edificio: el 13 de diciembre de 1753 se dió principio a la cimentación del templo bajo la dirección de Bernardo Serrano, mayordomo de la cofradía. Se desconocen los nombres de quienes intervinieron en el proyecto y en la edificación de la capilla.
Los clérigos que habían tomado una cierta importancia en los actos que se celebraban con motivo del culto al Señor de la Santa Veracruz produjeron el enojo de los franciscanos que se vieron sustituidos en lo que consideraban sus funciones; eso motivo que la obra se suspendiera por lo menos en una ocasión y que tanto el guardián como la comunidad impidieran que la imagen fuera trasladada a su nuevo alojamiento y el edificio dedicado el 1 de enero de 1797 como se había programado. Después de varios trámites y gracias a una licencia expedida por el virrey Miguel de la Grúa Talamanca y Branciforte, marqués de Branciforte, el recinto pudo ser puesto en funcionamiento quizá el mismo día en que firmó su conformidad el virrey: 28 de febrero de 1797. El templo era entonces un poco menos profundo pues la sacristía estaba detrás del altar mayor y no tenía cúpula; de los dos cubos que forman la fachada sólo se terminó uno con su respectiva torre, el del lado de la Epístola.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La capilla ha adquirido una notable relevancia en la medida en que se han realizado diversas obras de mejoramiento en el centro de la ciudad de Toluca: el volumen destaca entre las plazas de los Mártires y fray Andrés de Castro y aunque se encuentra muy cerca del arroyo por su lado norte desempeña un papel de primera importancia en el perfil del centro de la ciudad junto con los mencionados conjuntos de la Catedral, el Palacio Municipal y la versión contemporánea de los portales que han contribuido a caracterizar la zona. El volumen y las fachadas del templo son parte, pues, de los ángulos visuales que se dan hacia la esquina sureste de la plaza principal pues tanto la fachada lateral norte con sus agregados como la portada frontal del conjunto agrupan varios elementos de interés en la composición urbana.
La fachada lateral que ve al norte, y que continúa el alineamiento de las construcciones levantadas en las cuadras al oriente, se ofrece como un paramento atractivo a pesar de la presencia de un pequeño edificio que se anexó al volumen original del templo. El atractivo de esa fachada se debe a que está formada por casi todos los componentes relevantes del inmueble; el volumen del brazo del crucero, la cúpula y las torres, en efecto, integran un juego de masas notable por sí mismo y por los contrastes plásticos que provoca en la imagen del centro de la ciudad especialmente en perspectivas hacia el sureste, donde se alzan ya los edificios que continúan la tradición local por los portales y los grandes espacios intercomunicados.
La fachada principal presenta ángulos del mayor interés pues incluye una solución poco frecuente de portada como nicho cuyo remate apenas llega a ser una losa y no una concha masiva como a menudo se resolvieron esos elementos en otras partes; el paño rehundido de esa portada es también una pieza notable por su sencillez y por la sobriedad con que fueron diseñados y construidos los componentes que la integran: consta de dos cuerpos que se definen no sólo por su diferencia de alineamiento respecto de los paramentos exteriores de los cubos sino por los apoyos que lo recorren a lo vertical y por las numerosas y variadas molduraciones que señalan las divisiones entre sectores en sentido horizontal. En el primero de los cuerpos se aloja el acceso, que es un arco de medio punto flanqueado por dos pares de apoyos en los que se advierte la intención de aproximarse a la recreación del trazo de los estípites que fueron característicos de la época en que se concluyeron las obras de la capilla; entre los soportes estructurales aparecen sendos nichos rematados por conchas que hoy están ocupados por imágenes que se han integrado recientemente al edificio. El segundo cuerpo se organiza en torno de la ventana de coro, vano que presenta una envolvente elíptica y que fue resuelto con algunos cambios de trazo para hacerlo más rico; los apoyos en los extremos no continúan en el segundo nivel y los centrales, que concluyen soportando un pequeño entablamento, afectan, por lo menos en su parte inferior, la forma de una de las secciones típicas de los estípites. Entre lo más destacado de este cuerpo superior cabe mencionar a los dos remates que se sitúan en los extremos y que tienen la apariencia de peanas (pedestal) soportadas por especies de guardamalletas (motivo ornamental) de alto relieve.
El cubo norte, que como se dijo ya no estaba del todo terminado al momento de la dedicación del templo, es un tanto más angosto que el del lado sur y soporta un reloj que se agregó al inmueble hacia finales del siglo XIX. El reloj, con su propio remate, es un objeto muy interesante que fue propiedad del convento carmelita del Santo Desierto de Tenancingo; luego estuvo en Tlalpan, de donde fue mandado a Toluca para las casas consistoriales, en donde quedó instalado en 1870 o 1871. Un poco después llegó finalmente al templo de la Santa Veracruz para transformarse en uno de los más importantes atractivos no sólo del templo sino del centro de la ciudad. La cara poniente del cubo del reloj lleva la siguiente inscripción: SANCTUS DEUS, SANCTUS FORTIS, SANCTUS INMORTALIS, MISERERE NOBIS, JESUS CHRISTUS NOBISCUM STATE.
El cubo sur, que presenta una interesante claraboya que ilumina la escalera de acceso al campanario, soporta dos cuerpos de planta octagonal dentro de los cuales se disponen los soportes de las campanas. El remate de ese volumen es una pequeña bóveda que se apoya en un tambor y que concluye en una esfera sobre la que carga una cruz. Entre las campanas del templo destaca la mayor, dedicada al Inmaculado Corazón de María y que presenta la siguiente leyenda: Laudate Dominum in Cimbalis Bene Sonantibus. Las otras campanas, consagradas al Corazón de María, al Señor San José y a San Isidro, llevan, como la primera, la misma fecha: junio 25 de 1892.
Las obras que se han realizado en la plaza fray Andrés de Castro y en el nuevo edificio de los portales han tenido, por fortuna, el efecto de trabajos de liberación de la fachada lateral sur del templo. Ese paramento, formado como su correspondiente por los muros que definen los tramos y por los contrafuertes que los subrayan, lleva también ventanas en las secciones altas de los muros pero incluye una notable portada lateral cuyo remate está constituido por un alargamiento de la cubierta que le da, como a la principal, la intención de una portada-nicho; el sistema compositivo y formal de ese elemento, principalmente de los componentes que enmarcan el arco de medio punto que es el acceso, es una variación del utilizado al frente, sólo que de un cuerpo único y un nicho superior; es ostensible, en este segundo acceso, el deseo por hacer participar una reminiscencia del trazo de los estípites. En uno de los muros que el templo comparte con el anexo que es la sacristía se montó una cartela en la que se da cuenta de las circunstancias en que se entregó el edificio a los padres misioneros hijos del Inmaculado Corazón de María.
El exterior de la cúpula, que forma parte de las dos fachadas laterales es de notable sencillez pues tanto el tambor como la cúpula propiamente dicha no llevan sino elementos decorativos y remates que se unificaron con el resto de ornamentaciones del edificio.
El interior de la nave es de lo más interesante pues se organiza de modo de destacar el motivo principal que es la figura de Cristo Crucificado, Señor de la Santa Veracruz. Los maristas han modificado un tanto la decoración pues hicieron pintar los muros y la cubierta según los gustos de finales del siglo XIX: para ello, tuvieron que retirar unos cuadros de Cabrera que ahora están en la parroquia de San José el Ranchito. El altar ha sufrido algunos cambios: el que ha llegado al presente es una donación de Enrique Pliego y fue terminado en 1934. El templo conserva las tribunas que protegen sendas celosías así como el coro que incluye dos quiebres a modo de balcones, uno a cada lado, que lo hacen una pieza única en su género.
El órgano, como muc hos otros objetos, procede de la época en que los padres maristas se hicieron cargo del conjunto. En 1932 se entregó la iglesia al clero secular y, luego, a partir de 1933 volvió a ser tomado por sacerdotes del Corazón de María.
5.-NOTAS Y BILIOGRAFIA
(1) León, Nicolás, El Convento Franciscano de la Asumpcion de Toluca, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo XVI, México, 1969, pág. 23
(2) León, Nicolás, obra citada, pág. 23
La obra del Doctor León reproduce un fragmento de la Relación del Padre Ponce.
(3) León, Nicolás, obra citada, pág. 31
(4) Velázquez, Gustavo G., Toluca de Ayer, Tomo 1, Biblioteca
Enciclopédica del Estado de México, tomo XXIII, México, 1972, págs. 13 a 15
(5) Salinas, Miguel, Datos para la Historia de Toluca, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo V. México, 1965, pág. 211
El Maestro Salinas se apoya en la obra de Villaseñor de la que reproduce un fragmento.
(6) Salinas, Miguel, obra citada, pág. 213
(7) León, Nicolás, obra citada, pág. 24
El Doctor León reproduce algunos fragmentos de la obra de Vetancurt.
(8) Salinas, Miguel, obra citada, pág. 213
(9) Salinas, Miguel, obra citada, pág. 217
La obra del Maestro Salinas incluye el texto íntegro del documento firmado por el virrey marqués de Branciforte.
(10) Velázquez, Gustavo G., obra citada, págs. 17 y 18
(11) Salinas, Miguel, obra citada, págs. 223 y 224
(12) Salinas, Miguel, obra citada, pág. 224
(13) Salinas, Miguel, obra citada, pág. 223
Gobierno del Estado de México, Monografía del Municipio de Toluca, Toluca, 1973
Isauro Manuel Garrido, La Ciudad de Toluca, edición facsimilar de la de 1883 preparada por Mario Colín, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo XLV, México, 1975
José Rogelio Alvarez Noguera, El Patrimonio Cultural del Estado de México, primer ensayo, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo CX, México, 1981
Gobierno del Estado de México, Dirección de Turismo, Rutas Turísticas del Estado de México, Toluca, 1969-1975
ELABORO: ARQ. JOSE ROGELIO ALVAREZ
FECHA: 1984
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