Nombre del Inmueble
Santiago
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001821
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001821
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Un siglo después de la conquista de Querétaro, los padres Jesuitas, pertenecientes a la Compañía de Jesús se establecieron en Querétaro a principios del siglo XVII, fundando el Real Colegio de aspirantes a su Instituto, limitando su actuación a la enseñanza y sin haber tenido ninguna intervención en la obra misional, que fue llevada a cabo por otros frailes de diversas órdenes en años anteriores. (1)
Fue el Alferez Tomás Gonzálo de Figueroa el que hizo el primer intento para la fundación de un colegio jesuita en la ciudad de Santiago de Querétaro. En el año de 1615 se manda la petición a Madrid, pero el proyecto no se concreta por la muerte de Figueroa antes de recibir respuesta.
Posteriormente, el 12 de marzo de 1618, la licencia solicitada es otorgada, haciéndose cargo del proyecto doña María de Lomelín, esposa del doctor Don Diego Barrientos Rivera, que fue alcalde mayor de esta ciudad y asesor del señor Marqués de Cerralvo, virrey de México. Ambos ofrecieron treinta mil pesos entregados y aceptados por el Padre Provincial Juan Laurencio el 20 de junio de 1625 (2), fundándose en esta fecha el colegio con el nombre de San Ignacio de Loyola, encargándose del acto el Padre Pedro de Cabrera, acompañado por el rector de Valladolid, padre Pedro de Egurola.
De esta manera se introdujo la orden jesuita en la ciudad de Querétaro donde el padre Cabrera presentó al Alcalde Mayor las cartas del virrey Marqués de Cerralvo, don Lesmes de Astudillo. Ambos escogieron el lugar más óptimo para poder construir el colegio y la iglesia; anexo a este colegio se construyó el Real Colegio de San Francisco Xavier para seminario de jesuitas, completando el inicio de sus obras educativas que duraron ciento cincuenta años en esta ciudad.
2.-EMPLAZAMIENTO
El contexto urbano donde se localiza este monumento es el mismo del centro histórico de la ciudad, en donde destacan principalmente las construcciones antiguas que le confieren un alto valor histórico a esta zona además de encontrarse en muy buen estado de conservación.
El templo se localiza en la esquina que forman las calles Próspero Vega y 16 de Septiembre. Es aquí donde se visualizan las mejores perspectivas del inmueble, ya que las otras dos calles que circundan al predio se encuentran más retiradas y rodeadas de vivienda.
Caminando por la calle Próspero Vega se aprecia un contexto habitacional, con construcciones de uno y dos niveles, las cuales guardan una buena integración arquitectónica en la zona. Viniendo de sur a norte y antes de llegar al templo se localiza un lote baldio, lo que permite apreciar la fachada trasera del monumento. Posteriormente y paralela a la calle se encuentra la fachada lateral del templo, destacando aquí la torre, la cúpula y un interesante arco lateral que se dispara hacia la calle, usado a manera de contrafuerte.
Adentrándose por la calle 16 de Septiembre, se puede apreciar en toda su magnitud la fachada principal del templo y el excolegio. Aquí se ubican igualmente los accesos principales a estos edificios.
El templo se presenta hacia la calle con un pequeño remetimiento, permitiendo así ampliar su perspectiva y provocando al frente una pequeña plaza de acceso enrejada, que le confiere una mejor jerarquía en este lugar. Continuando hacia la derecha se localiza el acceso y la fachada del excolegio, la cual es muy sencilla y sobria, integrándose al contexto de esta calle, que se encuentra compuesta por fachadas que, aunque un poco deterioradas, respetan el estilo que compone a este entorno. Para disfrutar mejor del lugar y facilitar el uso escolar que conservan estos edificios, se convirtió en peatonal esta calle, provocando una valoración más detenida de este sitio.
3.-HISTORIA
Autorizada la construcción de los colegios jesuitas en el año 1625, empezaron a funcionar con algunas deficiencias, ocupándose por un lado de la educación de los niños hijos de españoles, así como de la doctrina cristiana, sacramentos y ejercicios de cuaresma. Procuraron asimismo, un padre que supiera la lengua nativa para que enseñara a los indios la doctrina cristiana.
El primer edificio era pequeño y deficiente; por ésto, desde el año de 1670 y hasta 1680, el Bachiller y sacerdote don Juan Caballero y Osio se hizo cargo de la ampliación y acondicionamiento del Colegio. Parece que durante este período no florecieron las actividades del colegio y, en 1680, por falta de rentas, la Congregación Provincial acordó desamparar el lugar (3), avisando previamente a los ciudadanos. Esta orden sin embargo, no se llevó a cabo, y el Colegio siguió funcionando, aunque en forma muy precaria. Poco después, con las ampliaciones realizadas, fueron organizando mejor su actividad educativa: así, en 1726 tenían un curso de Teología que concedió el Virrey como válido para graduarse en la Universidad de México según cédula de 14 de septiembre de este mismo año. (4)
Más tarde se emprendió la construcción de un edificio mucho más grande, lo que se llevó a cabo bajo la responsabilidad de los padres jesuitas hasta el año de 1755.
Al mismo tiempo que se desarrollaban estas actividades respecto a la educación, entre los años 1680 a 1690, el Bachiller don Juan Caballero y Osio edificó el Templo de Santiago Apóstol, con un anexo que albergaría el Seminario de Jesuitas, llamado Real Colegio de San Francisco Xavier. Estos planteles educativos se concluyeron totalmente a mediados del siglo XVIII, concediéndoseles, además, el título de Reales y Pontificios Colegios Seminarios, con facultad para conferir grados académicos.
La Iglesia de Santiago es uno de los edificios representativos de aquella época, cuando el barroco florecía y que tantos monumentos ricamente adornados dejó. Este templo caracteriza un barroco rico con trabajos de acabado en cantera en su fachada y todo el exterior.
El 24 de junio de 1767, el Rey de España, Carlos III, suspendió las actividades de los padres jesuítas en la Nueva España quienes abandonaron su iglesia, colegios y misiones el 24 de noviembre de 1771, cortando violentamente el curso de sus actividades.
Este día se entregó al cuidado del Clero Secular de Querétaro, representado por don José Antonio de la Vía, el Templo de Santiago y el Colegio de San Ignacio de Loyola, fundándose en los mismos la Parroquia Central. Ocho años después se entregó también el edificio donde funcionaba el seminario de San Francisco Xavier.
El 1º de marzo de 1778 abrieron de nuevo sus puertas los dos colegios, siendo nombrado por el Virrey de la Nueva España el Doctor de la Vía, como rector de ambos. Los colegios se incorporaron a la Universidad de México y al Seminario Conciliar Metropolitano, para así recuperar los queretanos sus centros de cultura. Posteriormente se habría de resentir, emperó la decadencia en la educación de la juventud a partir de la expulsión de los padres jesuitas. (5)
En el año de 1782, el colegio de San Ignacio de Loyola estaba regido por los siguientes funcionarios: Doctor de la Vía, rector; Pedro de Arce, vice rector y catedrático de moral; María González de Cosío, catedrático de filosofía; Manuel Caballero, de latinidad y elocuencia; Ignacio Guevara, de gramática; y José A. Río de la Loza, de teología, mism o que también ocupaba las funciones de secretario del colegio. Aunque se logró conformar administrativamente, gracias a los esfuerzos de los sucesores inmediatos de los jesuitas, la educación fue deficiente debido a los excesos y abusos de los funcionarios. Tal descuido impulsó a los Diputados del Congreso de Querétaro a dictar un Decreto con fecha 26 de septiembre de 1849, restableciendo en el Estado de Querétaro el Instituto de la Compañía de Jesús y ordenando la entrega de todos los bienes y derechos a los Jesuítas. (6)
El colegio de San Ignacio de Loyola, fue integrado a la Universidad de Querétaro por disposición del Gobierno, habiéndosele concedido su autonomía en el año de 1955.
Posteriormente en el año de 1967, el complejo educativo fue habilitado y convertido en la sede la escuela preparatoria dependiente de la Universidad de Querétaro.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El templo de Santiago se manifiesta arquitectónicamente en su contexto urbano por la proporción que guardan sus elementos en cuanto a volumetría y dimensiones, que le permiten resaltar en la escala de la zona donde se ubica.
El diseño y construcción de este edificio se realizó en la época en que el estilo barroco se caracterizaba por su riqueza y uso de variadas formas en elementos arquitectónicos decorativos, tanto en los acabados exteriores como interiores.
El conjunto religioso se compone por el templo con una pequeña capilla y los excolegios localizados hacia el este del predio. La orientación del templo en relación al eje de la nave es norte-sur.
Hacia el lado sur se encuentra la fachada principal del templo, jerarquizándose el acceso con una portada de cantera perfectametne labrada, compuesta por dos cuerpos. El inferior presenta dos pilastras adosadas, con fuste estriado y sobre un pedestal que le sirve de base, enmarcando ambas un arco de medio punto con clave. Este primer cuerpo remata con una cornisa ornamentada en forma plana y continua, y un entablamento ancho. El cuerpo superior presenta un estilo marcadamente barroco, que se abre en una ventana rectangular a cuyos lados aparecen dos pequeños pilares adosados de estilo jónico y dos hornacinas donde se encuentran las imágenes de dos santos jesuítas, San Ignacio y San Javier, encontrándose a los extremos de éstas dos pilastras, cuyos fustes presentan un trabajo perfecto de relieve semejando dos figuras. Todo este conjunto remata, finalmente, en una cornisa también muy adornada, coronándose con un frontón quebrado donde se ubica un medallón rematando con una cruz adosada al centro.
Igualmente destaca de manera importante el arco bolateral lateral, mismo que se define por un brazo curvo hacia el muro, adornado hacia el exterior con cornisa y alfil de cantera. Destaca también de la fachada principal la cúpula con linternilla y la torre que se yergue en la esquina sur-oeste del templo.
Esta se compone de tres cuerpos, y su basamento adosado a la nave misma. El primer cuerpo inferior presenta planta cuadrada con pilastras estriadas y adosadas, enmarcando los vanos con arcos de medio punto, donde se encuentran las campanas; este cuerpo remata con doble cornisa y cuatro alfiles en las esquinas. El segundo cuerpo, mucho más pequeño presenta planta octagonal, con columnas adosadas a los lados de los ocho vanos, este cuerpo remata igualmente con doble cornisa y ocho alfiles más pequeños en las esquinas. Por último, el cuerpo superior es de planta circular, los vanos se abren con arcos de medio punto, rematando con la misma composición en cornisa y alfiles de los cuerpos anteriores alrededor del coronamiento, que toma la forma de un domo pequeño sohre el cual se pronuncia una cruz sencilla.
El acabado exterior del templo de Santiago presenta aplanado de cal, contrarrestando con un acabado de piedra aparente oscura en muros y ornamentos de cantera de color más claro.
El acceso lateral al templo, se encuentra tapiado, pero exteriormente se le jerarquizó con una portada fabricada en cantera, misma que persiste aún. Esta portada presenta dos cuerpos coronados por una ventana rectangular con marco de piedra en cantera. El primer cuerpo se compone de cuatro pilastras de estilo jónico y fuste estriado; éstas se encuentran, a su vez, superpuestas y adosadas, dos a cada lado, enmarcando un arco de medio punto. Todo ésto remata en doble cornisa espaciada, la primera sencilla y delgada, la segunda más ancha y presentando varios quiebres. Sobre esta última se alza el segundo cuerpo, compuesto de pequeñísimas almenas adosadas que rematan inmediatamente en una cornisa, para servir de base a un pequeño nicho semicilíndrico, donde existe aún una imagen de San Ignacio de Loyola. Este nicho presenta arco de medio punto a cuyos lados se pueden apreciar dos columnas adosadas y adornos de hojas labradas en cantera. Finalmente, el segundo cuerpo remata en una pequeña cornisa adornada por dos volutas.
El templo presenta planta de cruz latina, con crucero de brazos cortos y una sola nave.
A través del acceso frontal se llega inmediatamente al coro bajo, cubierto con bóveda plana, desde el cual se aprecia toda la nave, y donde se ubican confesionarios de madera y nichos en las paredes laterales. Este espacio presenta como cubierta bóvedas de aristas. Se comunica por el lado izquierdo con una pequeña capilla anexa lateral donde se pueden encontrar aún imágenes adornando los muros.
El espacio central del crucero se jerarquiza por la cúpula circular de cuatro ventanas, mismas que permiten una iluminación cenital interior y hacia el altar, donde se puede apreciar un retablo de cantera de estilo neoclásico. El presbiterio se comunica hacia la derecha con la sacristía, lugar cubierto por una bóveda de cañón, cuyos muros están adornados por cuadros al óleo de diferentes medidas y autores desconocidos. Al fondo, sobre el muro existe una pintura semejante a un retablo e impresionante por sus medidas, ya que cubre toda la pared. Este espacio se comunicaba antiguamente con el conjunto educativo de San Ignacio, pero actualmente la puerta que se usaba se encuentra tapiada. De esta forma se anuló la relación del colegio de San Ignacio de Loyola con el templo, quedando sólo la portada en cantera artísticamente labrada.
Esta se compone por tres cuerpos divididos con cornisas, la inferior más ancha que la superior. El primer cuerpo, sencillo y recto, tiene un marco que presenta dos columnas adosadas, con base y fuste estriado, pero sin capitel; en reemplazo de éste se hizo un adorno geométrico como junta, con el dintel también estriado horizontalmente. El segundo cuerpo, más pequeño, presenta en sus extremos dos alfiles adosados que enmarcan un trabajo en relieve ornamental, compuesto de lazos que terminan en volutas y medallones. Finalmente, se corona por una ventana en forma mixtilínea, con marco de cantera que toma la misma forma, rematando con dos pequeños alfiles adosados.
Hacia el este, se encuentra el edificio anexo donde funcionó el Colegio de San Ignacio de Loyola, mismo que se conserva en toda su edificación con dos niveles: el de planta baja, cubierto por bóvedas de arista, lo mismo que el corredor porticado con arcos de medio punto alrededor del patio. Esta arquería está ornamentada con motivos barrocos, entre los cuales resaltan las claves de los arcos que representan el cuerpo de un pequeño ángel. Al centro del patio se conservan todavía una fuente elegantemente labrada en cantera, de forma octagonal y acabada en motivos ondulados y relieve.
En la planta alta existe bóveda envigada en locales y pasillo, con un muro de cantera aparente exterior del patio, en el cual se abren ventanas, mismas que resaltan por sus marcos y cornisas bastante pronunciadas.
Las puertas de los recintos de planta baja conservan aún marcos de piedra muy valiosos por el trabajo en relieve que presentan. Algunos de éstos son de un estilo neoclásico sencillo; en cambio, otros están acabados con un estilo mudéjar y ricamente ornamentados por columnas adosadas a los lados de la puerta de madera, con fuste estriado, sosteniendo y enmarcando un arco conopial característico del estilo gótico flamígero, en cuya parte superior remata con un ornamento de flores y hojas en relieve. El segundo anexo, ubicado al este del primero, sufrió muchas remodelaciones, después de las cuales sólo quedaron las bóvedas de arista en planta baja y contradiciendo la arquitectura antigua de este edificio, en planta alta se encuentran losas de concreto. Interiormente se encuentra aplanado con cal y pintado de color amarillo, donde actualmente funcionan oficinas, laboratorios, talleres y aulas de la preparatoria de la Universidad Autónoma de Querétaro.
5.-NOTAS Y BIBLIOGRAFIA
(1) SEPTIEN y Septién, Manuel. Historia de Querétaro. Ediciones Culturales del Gobierno del Estado. Querétaro, 1966. p.143.
(2) Ibidem.
(3) SEPTIEN y Septién, Manuel. Op. cit. p.145.
(4) Ibidem.
(5) SEPTIEN y Septién, Manuel. Op. cit. p.146.
(6) Ibidem. p.148.
RAMIREZ Alvarez, José Guadalupe. Querétaro en los Siglos. Ediciones del Gobierno del Estado. Querétaro, 1981.
DE LA ISLA, Arcediano Ezequiel. Templos de la ciudad de Querétaro. Imprenta Cimatorio. Querétaro, 1982.
RAMIREZ Alvarez, José Guadalupe. Querétaro: Visión de mi Ciudad. Editorial Provincia. Querétaro, 1966.
DE LA LLATA, Manuel. Así es Querétaro. Editorial Nevado. Querétaro, 1981.
FERNANDEZ, Editores. Diccionario Enciclopédico Regional Querétaro. Editorial: Fernández Editores. México, 1980.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Santiago