Nombre del Inmueble
Santiago Apóstol
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000571
Estado, Municipio, Localidad
México > Tianguistenco > Santiago Tianguistenco de Galeana (151010001)
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000571
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Los estudios de varios investigadores coinciden en señalar que los primeros habitantes del Valle de Toluca fueron grupos matlatzincas, opirindas. Es posible, se afirma, que integrantes de otras sociedades hayan pasado por grandes áreas de ese territorio sin formar, en la mayor parte de los sitios, ninguna clase de establecimientos y sin haber dejado huellas de su estancia. Los matlatzincas, cuya procedencia no ha podido ser esclarecida, comenzaron a poblar la región que se extiende a los alrededores de la actual ciudad de Toluca entre los siglos III y VII según trascendió en las tradiciones toltecas y chichimecas (1). Para los aztecas, que también formularon relaciones históricas sobre los matlatzincas, las fechas más importantes fueron las siguientes: 1060, como la de su arribo al valle; 1120 para la fundación del primer núcleo que más tarde se convertiría en Toluca; y 1179, año en que la historia da cuenta de ellos por primera vez a raíz de la rebelión de los ocuiltecas y malinalcas -comunidades del tronco matlatzinca- contra los culhuas (2).
No se han encontrado evidencias que demuestren que los terrenos que hoy integran la cabecera de Tianguistenco alguna vez fueron utilizados para la organización de un asentamiento matlatzinca; ocurrió, probablemente, que en tiempos anteriores a los primeros contactos que tuvieron los habitantes de la región con los mexica el sitio simplemente formaba parte de los terrenos, quizá comunes, de los que se obtenían satisfactores con destino a los abastecimientos de los centros en los que se congregaron varios grupos.
La antigüedad de la ocupación de aquellas tierras por los matlatzincas no resulta para nada exagerada pues debe tenerse en cuenta que el gran florecimiento de esa cultura tuvo lugar vario siglos antes de que las huestes nahuas comenzaran a intentar la conquista de Matlatzinco; en los vestigios arqueológicos que dejaron los pirindas, casi todos en espera de ser explorados a fondo, no puede haber influencia mexica (3) y la razón de que varios de los lugares que se incorporaron a la hegemonía azteca no conservaran ni sus nombres se debe a que los de Tenochtitlan conquistaron más bien a lo que quedaba de los indomables antiguos pobladores del Valle de Toluca.
El triunfo definitivo de los aztecas sobre las sociedades matlatzincas tuvo lugar, al final de una larga serie de enfrentamientos, durante el reinado de Axayácatl, en 1472 (4). A partir de entonces a todos los pueblos sometidos se les cambiaron, incluso, sus denominaciones; las costumbres y casi todas las actividades fueron adaptadas a las usanzas de los mexica según lo consignan, entre otras fuentes, la Matrícula de Tributos.
En la primera etapa de organización azteca, las tierras que luego fueron el fundo de Tianquistenco pertenecieron a Tilapa, una comunidad que llegó a adquirir gran importancia pues era paso obligado entre Tenochtitlan y diversos lugares también ya conquistados localizados hacia el noroeste de los valles de México y Toluca. Un poco después se creó una ruta fundamental, que unía a Malinalco y Chalma con Tenochtitlan (5) y en la que faltaba una especie de punto intermedio en el que se pudieran abastecer de provisiones los numerosos viajeros que la utilizaban. Así, se decidió formar un mercado, o tianguis, al que se buscó un terreno con ciertas protecciones contra los elementos naturales y aún contra algunas posibles agresiones. En el curso de los últimos tres decenios del siglo XV quedó, pues, fundado el sitio al qu e se llamó Tianquiztenco, ...que se compone de tianquiztli, mercado, de tentli, orilla, y de co, en; y significa: En la orilla del mercado. (6) No se han encontrado pruebas que permitan afirmar que llegó a formarse una población prehispánica con motivo de las operaciones del mercado y resulta aventurado especular en ese sentido pues si bien se trataba de un centro de abasto de alguna relevancia, también debe contemplarse que los artículos que allí se expedían eran llevados de muy distintos lugares en días o en momentos previamente señalados.
La aparición de los españoles en el área de Toluca después de la caída de México-Tenochtitlan provocó una novedosa repartición de los terrenos a base de encomiendas que, desde luego, involucró a lo que ahora es la cabecera del municipio de Tianquistenco. El ya formado mercado indígena resultó también muy conveniente para los colonizadores españoles pues por su ubicación era ideal, otra vez como puesto de abastecimiento, en las rutas que conducían a Chalma y, sobre todo, a los minerales de Tasco y de Zacualpan. Con ese motivo, ocurrió la fundación del pueblo a la manera española, momento que se aprovechó para aumentar a su nombre indígena el del apóstol Santiago; eso ocurrió, según varios estudios, entre 1528, año en que comenzó a funcionar la encomienda de Juan Gutiérrez Altamirano, y 1535, fecha en que se le menciona ya como pueblo en la cédula de fundación del cercano poblado de Guadalupe Yancuictlalpan (7). La población empezó a desarrollarse a pesar de que los pescadores habitantes de los márgenes de la laguna de Lerma y otros productores de alimentos diversos hicieron intentos por retirarse para evitar los tributos excesivos que les imponían los encomenderos. Se tuvo que llegar, según consta en un documento que conserva el Archivo General de la Nación, a una disposición girada en 1563 para ...que los naturales de este pueblo (Tianquistenco) refugiados en otras partes para no pagar tributo, puedan volver sin ser molestados, según mandamiento de amparo de su Señoría (8).
La localidad, como muchos otros asentamientos organizados en las primeras épocas del virreinato, participó de un cierto grado de desarrollo basado, fundamentalmente, en las desigualdades que propiciaban algunos de los recién llegados españoles. La población, a pesar pues de lo inequitativo de su funcionamiento y gracias a su actividad comercial, ganó por lo menos cierta notoriedad y comenzó a ser mencionada en distintos documentos, como el que contiene la crónica de la fundación de Lerma: en él se asienta que Martín Reolín de Varejón, en 1611, salió de Tianquistenco a cumplir la misión de dirigir los trabajos de trazo en Lerma (9).
Un acontecimiento de carácter religioso sobre cuya naturaleza no se tienen mayores datos motivó que el pueblo entero se mudara al sitio en el cual hoy se le encuentra. La traza primitiva, hasta donde ha sido posible investigarlo, estuvo situada un tanto al norte del ahora próspero asentamiento. El traslado, que se llevó a cabo cerca de 1649 (10), propició el ulterior desenvolvimiento de la comunidad pues fue posible, entre otras cosas, contar con espacios y facilidades más adecuadas a la vocación comercial de sus habitantes. No hay constancias de que se hayan realizado exploraciones para situar el antiguo casco de la población como tampoco se ha logrado precisar quien o quienes intervinieron en la traza y dimensionamiento de la nueva ubicación.
2.-EMPLAZAMIENTO
La organización urbana de la localidad que ha llegado a nuestros días procede de mediados del siglo XVII; es un caso por demás interesante aunque no único pues en el mismo Estado de México otros pueblos, como Tonatico, también fueron mudados en el siglo XVII: en el poblado del sur se conservó el esquema de trazo a partir de una plaza central y con un solar destinado a la iglesia en una posición que permitiera tener la fachada principal hacia el poniente; en Tianguistenco, por razones todavía no explicadas, el terreno destinado al establecimiento religioso no formó parte de los límites de la plaza ni se deslindó buscando que la portada viera hacia occidente. Es posible, sin embargo, que las consideraciones urbanísticas del siglo XVII respecto de cuanto había sido casi tradicional en la centuria anterior incluyeran nuevos puntos de vista atendiendo, especialmente, los efectos que podrían producirse en algunas perspectivas si se aprovechaban las suaves pendientes que presenta la topografía del sitio.
Es presumible que cerca del momento de la nueva fundación haya quedado previsto edificar un templo; se dice que la iglesia primitiva fue la capilla que, con fachada hacia el sur, hoy se encuentra frente a la portada lateral de la parroquia. Si ese fue el caso, por lo menos una parte del predio parroquial debió haber hecho las veces de atrio y éste alguna vinculación debió tener con la plaza.
La parroquia quedó terminada hacia finales del siglo XVIII, con el acceso hacia el oriente y rematando un espacio relativamente generoso que se utilizó como atrio; aquel emplazamiento fue muy destacado no sólo por la presencia de un ligero desnivel de algo más de un metro sino por las dimensiones de la apertura que hizo las veces tanto de conjunto atrial como de plaza pues las casas y otras construcciones de varias manzanas confinaban, con buen sentido de la escala, aquellos vestíbulos urbanos tanto civiles como religiosos.
La parroquia, por su ubicación respecto del resto del pueblo y de sus accesos, sigue siendo uno de los sitios de mayor relevancia; lo que ha cambiado es la relación que la hace sostener su emplazamiento con las demás construcciones del centro de la población. En el curso de los trabajos de revitalización que se acometieron en más de cien localidades del Estado de México entre 1972 y 1975, se diseñó una gigantesca plaza para transformar los espacios centrales de Tianguistenco y para tratar de revalorar la parroquia mediante el recurso de prolongar y acentuar una perspectiva que involucra a todo el conjunto; en efecto, durante aquel período de revisión de las condiciones en que se encontraban las comunidades, se construyó una de las plazas más grandes del país frente a la parroquia de Santiago Apóstol. Se trata francamente de un paseo que abarca el área de seis manzanas y al que sólo dividen los cruces que se dan entre los pavimentos y las cinco calles que la fragmentan pues son circulaciones que van de norte a sur. La calidad eminente de la fachada del templo justificaba el propósito de renovar el conjunto central del poblado pues gracias a esa circunstancia sería mas apreciado un monumento que conserva tantas vinculaciones con la población. El sentido del espacio resultante, la calidad de las nuevas construcciones que delimitan a la plaza y una relativa pérdida de la escala, desafortunadamente, parecen invalidar el esfuerzo. Entre los planteamientos que dan origen a un edificio como la parroquia de Santiago Apóstol, de seguro ocupan papeles de importancia los sistemas de proporciones que definen las calidades y dimensiones del volumen así como los que señalan sus relaciones respecto del medio que lo rodea. La majestuosidad y la monumentalidad están más estrechamente ligadas con la proporción y el equilibrio que con la generosidad casi desmedida de las dimensiones de las áreas exteriores.
3.-ASPECTO HISTORICO
La construcción del edificio religioso de Tianguistenco se debió, como en muchas de las localidades mexicanas procedentes del virreinato, a la necesidad de las autoridades en el sentido de controlar ciertos aspectos de la vida de la comunidad por la vía primero de la evangelización y luego de la convicción. El mantenimiento de la fe hizo posibles no sólo los grandes conjuntos dedicados al culto sino un complejo sistema de funciones sociales.
El primer recinto destinado a la veneración de Santiago Apóstol en la nueva localización de Tianguistenco fue una pequeña capilla que ha logrado conservarse; es posible que, como la traza del asentamiento, sea originaria de la segunda mitad del siglo XVII aunque es evidente que luego ha sufrido algunas modificaciones. Llama la atención, empero, que un conjunto religioso erigido en aquella época no haya sido diseñado de acuerdo al cierto tipo de normas barrocas que fueron usuales en diversos sitios del país. Su manifiesta sencillez le atribuye el carácter de instalación no definitiva, circunstancias que parece probarse con las intervenciones de que fue objeto, en la cubierta y en la fachada, durante el siglo XIX.
La fábrica de la actual parroquia se llevó a cabo en el curso de la segunda mitad del siglo XVIII sin que hayan podido establecerse con precisión ni las fechas ni los nombres de quienes participaron en la obra. Una placa colocada sobre la fachada lateral sur consigna lo siguiente: Al gran benefactor Señor Don José de la Borda...años 1755 a 1797. Santiago Tianguitenco.... El controvertido minero francés, lo mismo que el conde de Regla, dedicó buena parte de los ingresos que le daban sus yacímientos en Tlalpujahua, Zacatecas y Tasco al financiamiento de obras en beneficio del pueblo llevado de un espíritu de caridad (11) poco compatible con las actitudes que asumía con la gente que utilizaba (12). Es probable, sí, que Borda haya facilitado la erección del templo de Tianguistenco pues lo mismo colaboraba con los pueblos en los que estaban sus minas como con otros con los que no tenía muchas relaciones de trabajo. Las fechas a que alude la placa son también atendibles pues son evidentes las influencias formales que produjo en Tianguistenco la parroquia de Santa Prisca de Tasco, terminada totalmente en 1758 (13) y debida del todo a la generosidad de Borda.
La obra, sin embargo, no fue totalmente terminada en el siglo XVIII pues al conjunto le faltaron, desde entonces, algunos elementos de interés; quedó inconclusa la fachada pues por lo menos la torre norte ni siquiera había sido comenzada y las campanas del lado sur tampoco habían sio fundidas; a la portada no se le construyó el remate y, aparentemente, los zócalos del segundo cuerpo nunca recibieron las imágenes que iban a soportar. No hay datos suficientes para suponer en qué grado de avance se encontraban los interiores ni a partir de cuando se consideró al templo la categoría de santuario; sobre el arreglo de la nave cabe señalar que tanto el altar mayor como los laterales y otros elementos importantes, excepción hecha el púlpito y quizá del órgano, se muestran como resultado de la adopción de normas de composición neoclásicas de manera que se antoja prudente fija la fecha de su construcción en los primeros años del siglo XIX.
Las informaciones sobre el desarrollo histórico del templo que se han utilizado con mayor frecuencia son las que consigna el propio edificio a través tanto de placas como de cartelas y hasta inscripciones en las campanas: una placa situada junto a la portada lateral norte reza:
Nuestra Santísima Virgen del Buen Suceso, en el año de 1797, por esta puerta entró a recibir su templo. Una cartela en una de las pinturas colocadas en el sotocoro comunica lo siguiente: El Ilmo. Sr. Dr. D. Joaquín Fernández de la Madrid nació en México a 8 de julio de 1808. Fue consagrado en Roma Dignísimo de Tenacra por el Eminentísimo Sr. Cardenal Odescalchi. Hayándose de paso en este pueblo de Santiago Tianguistenco el día 14 de julio de 1847 consagró la campana mayor con el nombre de Santiago Apóstol, una esquila con el del Smo. Sacramento, las dos del presbiterio con los nombres la más grande de S. Pedro y la otra del S. Pablo y la del Sagrario Ntra. Sra. de la Luz. Y el día 24 del mismo mes y año consagró solemnemente este Smo. Templo y su altar mayor depositando en él las reliquías de los santos... dedicándolo al honor del Sto. Apóstol Santiago concediendo a todos... siendo Cura de Xalatlaco, cabecera de esta auxiliar el Presbítero D. José María Cruz Manjarrez, Alcalde I y Presidente del Ylustre Ayuntamiento el C. Gregorio Quezada.
El templo sufrió algunas pequeñas modificaciones cuando se le convirtió en parroquia, en 1870 (14) y, más tarde, quizá antes de colocar de manera definitiva las campanas de la torre sur; las fechas de fundición de las cinco campanas que se alojan en ese elemento son las siguientes: 10 de diciembre de 1892, 28 de diciembre de 1892, 2 de octubre de 1893, 25 de octubre de 1893 y 16 de septiembre de 1970.
La obra permaneció inconclusa durante mucho tiempo hasta que finalmente se decidió acometer los trabajos de erección de la torre faltante; una tercera placa, ésta empotrada en el basamento del cubo correspondiente, informa: Colocó la primera piedra de esta torre norte el Excmo. y Revmo. Sr. Dr. D. Luis María Martínez, Arzobispo de México... el primero de enero de 1947. La terminación formal de ese campanario no se dió, en opinión de varios habitantes del sitio, hasta que fueron puestas en sus respectivos lugares las campanas: primero se instaló la más antigua, una cuya fecha ya es ilegible y luego otras cuatro fundidas una en 1969 y las otras tres en 1974.
El dato puede no ser demasiado importante pero la terminación de la obra de la torre norte parece haber coincidido con la transformación espacial de las áreas exteriores del templo; el cambio de fisonomía del edificio no fue, en suma, sólo consecuencia de que se completara un elemento tan importante como una de las torres. Puede afirmarse que si bien el campanario era necesario por razones de peso del volumen, la modificación en las condiciones visuales hacia el conjunto no acentuó, finalmente, la monumentalidad del inmueble.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La pequeña diferencia que se observa entre los niveles de los pavimentos de los exteriores del templo, según se circula de oriente a poniente, es la única referencia que podría servir para intentar delimitar el atrio. Ese espacio, entendido como receso entre lo civil y lo religioso, se incorporó por lo menos visualmente a la gran plaza que hoy se extiende hacia el frente de la parroquia en beneficio más de efectos de perspectiva que de protección rigurosa al edificio principal en la traza del poblado.
La fachada que contiene al acceso es no sólo uno de los elementos fundamentales del conjunto sino el paramento de mayor relevancia de cuantos se ostentan hacia la plaza, de la que, además, es su más destacado remate. Esa fachada está integrada por tres componentes básicos aunque la parte superior de la cúpula también colabora, desde ciertos ángulos, a completar la fisonomía de la parroquia. Las torres de los campanarios se destacan tanto por su altura como por apoyarse en los cubos que flanquean y delimitan a la portada; una de las torres, la del lado sur, fue la primera en ser construida: en su diseño se emplearon recursos que revelan un cierto intercambio de influencias entre varios edificios de la región, como el remate abovedado y campaniforme que también presenta la parroquia de Ocoyoacac, por citar sólo uno de los ejemplos más cercanos. La torre consta, además, de dos cuerpos, uno de planta cuadrangular con vanos en forma de arcos de medio punto en cada cara y columnas pareadas en las esquinas y otro, el superior, con ocho caras y aperturas ovales en paños alternados; ese segundo cuerpo se compone, también, con una pequeña balaustrada y los remates, como jarrones, que se colocaron en sus esquinas. La torre norte, que como se dijo procede de años muy recientes, se erigió siguiendo con toda la fidelidad que fue posible los trazos y dimensiones de la original.
Las vinculaciones de la parroquia de Santiago Apóstol con la de Santa Prisca de Tasco no se limitan al hecho de haber sido posibles gracias al mismo benefactor pues se expresan, entre otras varias cosas, en la composición de sus respectivas portadas al grado de sugeri que ambas obras quizá sean proyectos del mismo arquitecto (15). La composición de la portada de Tianguistenco hace destacar a las columnas como los elementos de mayor importancia en la decoración, pues además de definir los campos de los dos cuerpos, cumplen otras misiones particularmente interesantes: las que fueron dispuestas en los espacios habitualmente destinados a nichos para santos, se trataron de un modo tan poco común en Nueva España que algunos autores las llaman retorcidas (16) y les atribuyen funciones simbólicas de primer orden en la definición conceptual y formal de la portada. Guillermo Tovar de Teresa (México Barroco, SAHOP, México, 1981. Ver Notas y Bibliografía) afirma que esos apoyos, relacionados con el relieve que representa una tiara y que va colocado al centro y arriba de la clave del arco, representan al templo de Jerusalem, al Antiguo Testamento y a la misma Iglesia. Esas columnas, por otra parte, sugieren la necesidad, en opinión del mismo investigador, de reconsiderar la relación entre las proposiciones características del barroco y sus períodos o etapas sucesivas pues se trata de soluciones que de alguna manera recrean formas aparentemente superadas sustituyendo a los estípites que, en la época de la fábrica, fueron el recurso utilizado con mayor asiduidad.
La portada, que consta de d os cuerpos, incluye también a otras colomnas, cuatro abajo y otras cuatro, de menores dimensiones, en el parte superior, que son muy interesantes toda vez que combinan tres formas decorativas en sus fustes y no terminan, por encima de sus capiteles, en cornisas corridas sino en secciones de entablamento (17) a la manera en que fue usual no sólo en la parroquia de Tasco sino hasta en otros conjuntos también erigidos durante la segunda mitad del siglo XVIII y que hoy se consideran ejemplos de modernismo ultrabarroco. Los otros elementos que integran la portada son la puerta de acceso, dentro de un arco de medio punto, el relieve ya mencionado y el óculo mixtilíneo que hace las veces de ventana de coro, en la entrecalle central, así como los dos nichos con esculturas y los medallones vacíos que forman parte del arreglo del segundo cuerpo. La portada, finalmente, se alza entre los cubos de las torres de los que se distingue, entre otras cosas, por los tratamientos dados a los materiales; un nexo importante entre la formas del acceso y los apoyos de los campanarios lo constituye el relieve que representa a San Cristóbal y que aparece en la parte alta del cubo de la torre sur.
Este edificio presenta una segunda portada también decorada e igualmente emparentada con la solución lateral de la parroquia de Tasco; se trata del acceso por el lado norte que prácticamente ya no se usa pues la sección del atrio a la que comunica con el interior se encuentra cerrada por medio de una reja. El interés de este elemento, aparte la buena calidad de su factura, se basa en varias consideraciones resultantes de su sistema de trazo: se diseñó aprovechando el espacio señalado por dos contrafuertes a los que se vinculó con el paramento de fondo por medio de otros paños diagonales a los que también se dotó de ornamentación.
El conjunto asó logrado es de notable verticalidad gracias a sus tres cuerpos y a la presencia de columnas en los extremos; en esos apoyos se utilizaron estrías y capiteles corintios, representantes, según observaciones de Elisa Vargas Lugo (18), de una etapa más temprana del barroco, a los que se hizo coexistir con soluciones entonces de vanguardia expresadas en los tratamientos dados a los componentes fundamentales de cada uno de los cuerpos. Un eje vertical organiza el vano de la puerta, un medallón labrado con la imagen de La Virgen, un escudo, una ventana, un nicho, el pretil que los remata y las varias soluciones, como las molduras y los roleos, que los unen entre sí.
El interior del recinto, que se forma a partir de una planta trazada como cruz latina, es mucho más rico por sus detalles arquitectónicos que por la calidad de su decoración secundaria o por la buena disposición de sus bienes muebles. En una primera parte de la nave, es decir en los primeros tramos inmediatamente después del coro, se destacan más las pilastras adosadas que soportan a los arcos, los cornisamientos y los remates de cantera, que los altares laterales resueltos a la manera neoclásica. En el presbiterio tiene una mayor peso la solución arquitectónica de las esquinas hacia los brazos del crucero, a base de pilastras, entablamentos y otros elementos de cantera, que el propio retablo; ese arreglo del área próxima al altar mayor no es de mala calidad ni se ostenta mal compuesta: ocurre, simplemente, que la intención formal y el trabajo que hicieron posible al retablo no corresponden a la elegancia, inclusive, con que se cuidó la relación entre aplanados y cante ría o entre luces y remetimientos. Sobre el cuerpo se alza una cúpula de ocho lados, con tambor y ventanas resueltas con sencillez: los exteriores de esa parte de la cubierta incluyen pilastras de fuste ondulante y marcos y pretiles mixtilíneos mientras en el interior un sobrio trabajo de cantera define y acompaña a los vanos que iluminan buena parte del santuario.
El conjunto incluye otros varios aspectos de interés entre los que se cuentan la capilla anexa situada al noroeste del crucero y cuyo elemento más relevante es la cúpula que cubre su pequeño presbiterio después de apoyarse sobre una cornisa ciertamente rica en detalles. La imagen más importante del templo es la que representa a la Virgen del Buen Suceso pues las otras, lo mismo que las pinturas dispuestas en diversos sitios de la iglesia son piezas casi todas populares y más bien de mérito mediano: las estaciones del vía-crucis, las esculturas de los altares laterales, las lámparas y otros objetos menores cumplen satisfactoriamente sus funciones pero no alcanzan la notabilidad ejemplr del púlpito de madera tallada que se conserva del lado de la Epístola. El resultado plástico del interior de la nave, sin embargo, es uno de los má armónicos del Valle de Toluca.
5.-NOTAS Y BIBLIOGRAFIA
(1) Enciclopedia de México, tomo 8, segunda edición, México, 1977, pág. 343
(2) Enciclopedia de México, tomo 8, obra citada, pág. 343
(3) Velázquez, Gustavo G., Quienes fueron los Matlatzincas, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo XXVII, México, 1973, pág. 79
(4) Velázquez, Gustavo G., obra citada, pág. 79
(5) Gobierno del Estado de México, Monografía del Municipio de Santiago Tianguistenco, Toluca, 1970, pág. 9
La Monografía recoge datos proporcionados por Alfonso Sánchez García en su obra Historia del Estado de México, VAEM, Toluca, 1969
(6) Robelo, Cecilio A., Nombres geográficos indígenas del Estado de México, edición facsimilar de la de 1900 preparada por Mario Colín. Biblioteca Enciclopedica del Estado de México, tomo XLII, México, 1974, pág. 187
(7) Gobierno del Estado de México, Monografía del Municipio de Santiago Tianguistenco, obra citada, pág. 10
(8) Gobierno del Estado de México, Panorámica Socio-Económica en 1975, Toluca, 1976, tomo III, pág. 546
La Panorámica se apoya en el documento del A.G.N. pero no menciona su número ni su ubicación
(9) Gobierno del Estado de México, Panorámica Socio-Económica en 1975, obra citada, pág. 546
(10) Gobierno del Estado de México, Monografía del Municipio de Santiago Tianguistenco, obra citada, pág. 10
(11) Los Virreyes de Nueva España en el reinado de Carlos III, Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla, Tomo I, Sevilla, 1967, págs. 526 y 527
(12) Enciclopedia de México, tomo 2, tercera edición, México, 1977, págs, 143 y 144
(13) Vargas Lugo, Elisa, La Iglesia de Santa Prisca de Taxco, UNAM, México, 1974, pág. 41
(14) Basurto, J. Trinidad, El Arzobispado de México, jurisdicción relativa al Estado de México, edición preparada por Mario Colin con adiciones y notas a la obra original del padre Basurto publicada en 1901; Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo LX, México, 1977, pág. 323
(15) Tovar de Teresa, Guillermo, México Barroco, SAHOP, México, 1981, pág. 114
(16) Tovar de Teresa, Guillermo, obra citada, pág. 74
(17) Vargas Lugo, Elisa, Las Portadas Religiosas de México, UNAM, México, 1969, pág. 159
(18) Vargas Lugo, Elisa, Las Portadas Religiosas de México, obra citada, pág. 160
José Rogelio Alvarez, El Patrimonio Cultural del Estado de México, primer ensayo, Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo CX, México, 1981
Pál Kelemen, Baroque and Rococo in Latin America, second edition, Dover Publications, Inc., New York, 1967
ELABORO: ARQ. JOSE ROGELIO ALVAREZ
FECHA: 1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Santiago Apóstol