Nombre del Inmueble
Santiago
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000437
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000437
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Mientras en la parte llana del estado de Chihuahua, los grupos indígenas prehispánicos mantenían una cierta rigidez en cuanto a sus delimitaciones territoriales, en lo alto de la Sierra Madre Occidental, los Tarahumaras eran amos indiscutibles y su terreno no les era disputado abiertamente sino que en la mayoría de los casos algunos grupos vecinos conviviían pacificamente en situación numérica minoritaria.
Hacia la vertiente noroccidental de la sierra y centrado más bien en lo que actualmente es Sonora, otro númeroso pueblo dominaba la sierra: los pimas en sus diferentes agrupaciones que en lo alto de la sierra fueron denominados como pimas bajos. Lo escarpado del terreno con escasos espacios para labores agrícolas y demás dificultades que presenta la alta sierra para los asentamientos humanos, propiciaron la formación de grupos pequeños y poco comunicados entre sí, desarrollándose una cierta tolerancia que llegaba a la virtual convivencia de pimas y Tarahumaras. Dentro de las características generales de ambos pueblos, actualmente tan discímbolas, existía en el siglo XVI una mayor identificación en sus formas de vida, si bien diferían en orígen étnico, lengua y costumbres, su modo de vida adaptado a la alta sierra los acercaba sensiblemente. No existe evidencia de una clara delimitación de territorios fuera de las características generales del terreno; en la parte alta y sus vertientes al oriente, sur, sureste eran predominantemente Tarahumaras, la vertiente occidental pertenecía a los pimas y los puntos de transición eran ocupados indistintamente por ambos y aún compartidos como sucedía a la llegada de los españoles en Yepachi, en donde misioneros jesuitas y gambusinos encontraron establecidos a numerosos pimas en un territorio todavía considerado Tarahumara.
2.-EMPLAZAMIENTO
Yepachi está situado en un estrecho valle de la vertiente occidental de la sierra Tarahumara a pocos kilómetros del limite del estado de Sonora. No obstante, su ubicación es aún de alta montaña, rodeado de bosques de pinos y encinos y con un clima riguroso de inviernos sumamente fríos y frecuentes nevadas.
La población, típica de la región serrana del norte, presenta en este lugar una mayor concentración de razgos indígenas entre sus habitantes, descendientes la mayoría de pimas y de Tarahumaras los menos. Se encuentran más unidos culturalmente al tronco Tarahumara.
Las comunicaciones regionales, además de algunos aspectos históricos, propician esta unión ya que el camino de terracería que llega al poblado, lo comunica con Basaseachi, Tomochi y la Junta. Es la única vía de comunicación de Yepachi.
El comercio y las diferentes actividades relacionadas con la explotación maderera, pueden ser considerados como principales ocupaciones de la población, sín descartar alguna agricultura y ganadería.
El templo se encuentra ubicado en la parte central del poblado aún cuando el área no presente las características habituales de un centro de población, no existe plaza y tampoco son detectables por su aspecto los edificios públicos; unicamente algunas tiendas y la reunión de los vecinos en torno al espacio del templo identifican el centro de población. Las pocas calles en las que se nota un trazo definido son aisladas y no conforman una retícula general. Esta situación propicia que el templo de Santiago tenga construcciones particulares en sus colindancias y carezca de puntos de vista adecuados para apreciar su conjunto.
3.-HISTORIA
Aún cuando su acceso no es fácil desde ningún punto de partida, los misioneros jesuitas que trabajaban tanto en la zona Tarahumara como desde la costa occidental entre los pimas, llegaron a Yepachi como resultado de la amplia covertura que lograron del territorio Tarahumara en la gran difusión de la evangelización de este pueblo impulsada por la Misión de la Tarahumara alta, principalmente a partir de 1675. El principal impulsor de esta misión jesuita, el P. Tomás Guadalajara recibió en aquella fecha, probablemente en San Francisco de Borja, a una comisión de Tarahumaras proveniente de Tutuaca que le rogó enviara sacerdotes a su región. De este modo fue fundado un partido con cabecera en Tutuaca y visitas en Yepachi y Maguina, hacia 1678.
La atención de estas misiones era difícil por la enorme distancia por recorrer en lo más alto de la sierra, así como por lo riguroso del clima. Por estas razones fueron muchos los jesuitas que pasaron por Tutuaca y Yepachi. Primeramente los fundadores P.P. Tardá y Guadalajara, después Ratkay, Velasco, Hostinsky, Sánchez y algunos otros. Hacia 1720-1735 el partido estuvo sin sacerdote y hasta aquí caminó el legendario Francisco Gandorff para hacerse cargo de él, adicionalmente a supuesto en Tomochi, hasta 1748. En este periodo y en el siguiente 1751-1761 bajo la administración del P. Joaquín Trujillo, el templo adquiere su aspecto actual, no así la misión que disminuyó notablemente su feligresía entre 1758 y 1761, repoblándose nuevamente hacia 1765.
Después de la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767, el templo fue asignado a los franciscanos, quienes no dejaron registro de algún sacerdote residente en Yepachi.
Ya en la época del México Independiente, el templo de Yepachi ha sido secularizado y presta servicios religiosos ocasionales perteneciendo a la prelatura de Ciudad Madera.
5.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La posición del templo de Santiago en Yepachi, en un terreno con frente a dos calles y colindancias en terrenos vecinos al norte y el sur, igualmente rectangulares, quita cualquier tipo de preminencia a su ubicación en el contexto urbano de la población.
La fachada principal sigue la orientación tradicional de la época misional hacia el oriente y se accede a ella mediante un pequeño atrio con piso de tierra apisonada, limitado por un muro bajo de piedra incompletamente aglutinada y que contiene una cruz central de madera sobre pedestal de piedra rústica y varias bancas labradas en grandes troncos de madera igualmente rústicos.
La fachada contiene un solo paño aplanado y blanqueado en la que se distinguen dos secciones, la primera que contiene la portada, una ventana rectángular alta y remata con el acuse superior de la cubierta a dos aguas. La segunda corresponde al lado sur en donde se encuentra la base del campanario con una pequeña ventana. El campanario está realizado en cantera en forma de una esbelta espadaña con dos huecos alargados rematados en medio punto y rematada en forma de gablete triangular con cruz de madera superior. La portada, en vano rectangular sobre el muro, esta realizada en madera a la rústica y consta de dos pilastras con molduras a modo de basa e imposta y un arco de medio punto.
En el interior se aprecia una sola nave rectángular de proporción alargada aproximadamente 1:2.5, estructurada de acuerdo al modelo más utilizado por la arquitectura misional jesuita de la zona; muros envolventes de adobe en gran espesor y de una altura aproximada de 6.50 m. Estos muros se encuentran reforzados con agregados del mismo material en forma de rodapies y contrafuertes (actualmente muy deteriorados). Los muros laterales que soportan la cubierta están separados en el claro máximo susceptible de ser salvado por una viga grande y sencilla de madera de la región.
Este sistema de cubierta se encuentra casi completamente deteriorado y ha sido sustituido por una serie de armaduras de madera con falso plafón de duela y protección de láminas metálicas.
En su interior el templo presenta una gran austeridad constructiva y de acabados. No contiene más ventanas que la frontal descrita en la fachada, así como tampoco se aprecia ningún relieve en los muros que lo conforman.
6.-OBRAS DE ARTE
La lejanía de Yepachi con respecto a poblaciones más grandes y comunicadas de la zona Tarahumara fue un factor que incidió en formas diferentes con respecto a la formación y conservación de su acervo artístico. En primer lugar es notable el estilo de sus obras de arte: menos refinadas y elaboradas que algunas otras de la parte baja de la sierra, como los retablos de Tojórare o Hejotitlán o los óleos de Cusárare y por otro lado, lo apartado de su ubicación ha preservado el saqueo hasta cierto punto.
La extrema austeridad del templo y su avanzado deterioro no hacen pensar que contenga el interesante retablo que ocupa el muro frontal del presbiterio en toda su extensión. De hecho representa prácticamente el único elemento de ornamentación dentro de sus limpias lineas estructurales. Al haberse perdido (temporalmente) las vigas de lo que fue su plafón, todo el resto de los elementos interiores presenta paños lisos; los muros blancos, el piso de tablones y el plafón provisional de duelas carecen del menor relieve. Pero en cierto modo este vació de formas enmarca debidamente al retablo. Este es de factura más artesanal que artística, si tomamos como base de juicio las esplendidas realizaciones de la época en este campo, pero la unidad de su estilo y las condiciones generales de su elaboración lo sitúan en un punto de calidad pocas veces logrado en la Tarahumara. Consta de tableros sin relieve en franjas verticales dobles o de ancho variable con una ornamentación policroma en la que no faltan los dorados y a base de motivos florales y geométricos combinados.
Las divisiones horizontales generalmente tienen alguna moldura, pero carecen de ornamentación. Los tableros están dispuestos en forma simetrica, en tríptico de tres cuerpos en sentido vertical y un remate (parcialmente oculto en la actualidad por el plafón provisional) rebajado en sus extremos a base de la misma ornamentación descrita, con el fin de restarle rigidez a su trazo octogonal.
Cada una de las parte del tríptico contiene a su vez tres óleos de diferentes dimensiones. Los mayores corresponden a la parte central de los laterales y representan a la Virgen de Guadalupe a la derecha y San Francisco en lado opuesto. En la parte superior, el cuadro central representa a la Santísima Trinidad y los laterales, con el mismo estilo y técnica, a sendo arcángeles. La parte inferior del retablo ha perdido sus cuadros, dos de ellos sustraídos, otro inidentificable por su deterioro y el central sustituido por un óleo de indudable antigüedad (posiblemente del S. XVIII al igual que el resto del retablo) pero de estilo completamente diferente a los demás con su marco evidentemente añadido al retablo y que representa a la Virgen del Refugio. Este cuadro es similar a otros varios que se encuentran diseminados en otros templos de este extremo de la Tarahumara.
Completan la imagineria del templo algunos cromos y un sencillo via crucis carentes de valor.
ELABORO: ALBERTO VALENCIA
FECHA: 1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Santiago