Nombre del Inmueble
Santo Domingo
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000352
Estado, Municipio, Localidad
Oaxaca > Ocotlán de Morelos > Ocotlán de Morelos (200680001)
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000352
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
La villa de Ocotlán, cuya denominación nahuatl deriva de la voz ocotl, ocote, y significa ligar de ocotes y pinos, corresponde al primitivo asentamiento zapoteca de Lachiroo, valle grande o guelache (plaza de mercado) que antes de la conquista estaba situado al sur del valle, al pie del monte o cerro de Guebeso, antaño poblado de ocotes. A la llegada de los dominicos, el poblado se trasladó al valle. 1/.
El primer antecedente evangelizador en Ocotlán data de la llegada del obispo Juan López de Zárate a Oaxaca, quien ya en 1535 había encomendado el pueblo a un párroco, uno de los sacerdotes que le acompañaban cuando vino a hacerse cargo de la diócesis. Sin embargo, parece que, los resultados espirituales no fueron muy satisfactorios a lo largo de veinte años, o bien la lengua zapoteca constituyó una dificultad insuperable, porque el obispo solicitó del provincial dominico y del virrey que distribuyesen a los frailes predicadores por los pueblos de indios a fin de que les iniciasen en la doctrina. Así se transformaron los Huitzos y Ocotlán en parroquias regulares. 2/ Juan López de Zárate iniciaba así toda una labor de reorganización de la evangelización con la división en parroquias y la asignación de un párroco a cada pueblo de doctrina.
Hacia 1555, por orden del rey y a petición del obispo Zárate, los dominicos fundaron la doctrina de Ocotlán en una pequeña iglesia de adobe y paja que consagraron bajo la advocación de Santo Domingo, por haber tomado posesión de la casa y la feligresía el 3 de agosto, vísperas del patriarca de la orden. La nueva fundación fue admitida en el Capítulo Intermedio de ese año por el provincial Fray Bernardo de Alburquerque, quien nombró a los primeros ministros encargados, y al primer vicario:
Al establecerse la doctrina, el núcleo de población montañesa descendió al valle y tendió a reunirse en torno al templo, pero como el lugar resultase demasiado húmedo debido al terreno sumido en que se encontraba y las abundantes lluvias, en 1556 los frailes procuraron trasladarlo a una pequeña prominencia en el centro de la llanura. El nuevo pueblo fue trazado por Fray Domingo de Aguinaga 3/ y fundado por los vecinos Diego Hernández, Domingo Luis y Juan Vázquez, con el nombre de Santo Domingo Ocotlán, y llegó a ser cabecera municipal, con más de 2,000 vecinos entre señores y caciques nobles, los cuales ofrecieron su apoyo a los dominicos para construir casa e iglesia.
Contra toda costumbre, la construcción del convento, comenzó a fines del siglo XVI, antes que la del templo. Era de cantería y con una fuerte estructura que resistió muchos temblores del siguiente siglo. Parece que sus oficinas bajas eran muy amplias, las celdas sencillas, aunque estaban cubiertas de maderas muy finas escogidas entre los montes inmediatos y labradas por multitud de obreros afectos a los religiosos 4/. Fueron sus residentes: Fray Andrés de Gamboa, de Origuela (Murcia), llamado padre de los pobres, Fray Alonso de Montemayor, portugués, que primero fue prior del convento de Antequera y vicario general de la Provincia, y luego prior del convento de Ocotlán, Fray Antonio de la Serna y Fray Francisco Enríquez. 5/
Ya para el siglo XVII, Santo Domingo Ocotlán era cabecera de siete pueblecillos sufragáneos y un pueblo grande, cuyos nombres reflejan el influjo dominicano en la región: San Antonio, San Jacinto, San Pedro Mártir, la ex-hacienda de Santa Rosa de Lima, Santa María Magdalena, San Pedro Apóstol (donde algún t iempo hubo casa dominicana), Santiago Apóstol y la Asunción de Nuestra Señora.
2.-EMPLAZAMIENTO
En la actualidad, Santo Domingo Ocotlán cuenta con 12,000 habitantes, y es al mismo tiempo cabecera de un distrito que abarca 20 municipios al sur del Valle de Oaxaca, y cabecera de un municipio con 18 pueblos. Es el segundo mercado más importante de todo el valle, superado tan solo por el de la propia capital del Estado. Ello explica las vastas dimensiones de su plaza principal, en la que llegan a congregarse cientos de puestos los días de plaza.
La superficie que ocupaban hasta mediados del siglo XIX el templo y el convento de Santo Domingo, su atrio y su huerto, era de casi dos hectáreas. Entre el lado norte del atrio y la plaza del pueblo solo había una barda y la portada atrial por la que todavía se accede al conjunto.
Esta situación debe haber cambiado como consecuencia de la aplicación de las Leyes de Reforma, de manera que ahora, muchas casas ocupan lo que fue la huerta del convento, y sobre el lado norte del atrio, se levantó en las postrimerías del siglo pasado un curioso palacio municipal que ahora ve hacia la plaza.
El edificio es notable, porque su fachada forma un gran pórtico de arcadas, sobre el que se levanta, al centro, un enorme frontón con un reloj enmedio. Pero a estas dimensiones, más bien monumentales, no siguen otras semejantes cuando se ingresa a la única crujía donde se encuentran las dependencias del municipio propiamente dichas. Son piezas más bien angostas, muy sencillas. Solo la Sala de Cabildos fue decorada recientemente con los murales del pintor local Rodolfo Morales, cuyo estilo oscila entre las influencias de Rivera y de Tamayo, y una vena naif de gran originalidad, que vale la pena admirar.
Esta contradicción entre la imponente apariencia externa y la modestia de los espacios internos hace suponer que la posición del palacio municipal, su planta angosta y su gran fachada, obedecen más a necesidades expresivas que a requerimientos funcionales. El edificio subraya indudablemente la presencia de las instituciones civiles en un espacio en el que antes solo predominaban los símbolos eclesiásticos. De esta manera, la arquitectura civil de Ocotlán refleja en buena medida los cambios que ocurrieron en el México del siglo XIX.
3.-HISTORIA
A principios del siglo XVII, y con la ayuda de arquitectos, alarifes y un gran número de peones se comenzó la construcción de un templo, de acuerdo a un programa de grandes proporciones, con techumbre de bóveda. Sin embargo las obras fueron abandonadas al producirse el éxodo forzado de la población del valle al trabajo de las recién descubiertas minas de oro y plata de Santa Catalina Chichicapan y Tabiche. Los muros, que apenas habían alcanzado las 12 varas, fueron cubiertos con cañizo para que no los destruyeran las lluvias y el templo se pospuso indefinidamente.
La apertura del real de minas y los ingenios de moler metal resultó funesta para los pueblos del valle, ya que no sólo se detuvo toda actividad constructiva, sino que entre 1611 y 1681 murieron alrededor de 200,000 personas, los tributarios de veinte doctrinas, a causa de la explotación incontrolada de que fue objeto la población a menos de los propietarios. Santo Domingo Ocotlán perdió casi la totalidad de sus habitantes -quedando de 2,000 en 50- y no pudo reanudar las labores de su iglesia hasta 1617, en que se produjo la visita del oidor Galdós, a fin de investigar los abusos cometidos en las minas y moderar su repartimiento. 6/
En ausencia de obreros, los frailes continuaron levantando algunas paredes de adobe que cubrieron con vigas de madera. Hacia 1669 edificaron el ábside de bóveda, el coro y la sacristía y comenzaron la obra de los pilares del claustro, que nunca fue concluido. Es de suponer que la iglesia sufrió diversas modificaciones y reconstrucciones parciales debido al efecto de los temblores, pese a lo cual, a comienzos del siglo XIX estaba en ruinas y fue recuperada en el curso de la centuria.
En las actas del Capítulo celebrado en Oaxaca el 3 de mayo de 1823 se registra la construcción de la capilla anexa consagrada a Cristo Crucificado, bajo la advocación de El Señor de la Sacristía, que Fray Francisco de Fonsalva puso en marcha con la ayuda de limosnas del vecindario.
Santo Domingo de Ocotlán fue la última casa que mantuvieron los dominicos en Oaxaca, hasta el 9 de febrero de 1885. Su último fraile fue Fray Feliciano Paz, quien parece que fue asesinado en el convento de Yanhuitlán, poniéndole veneno en el vino de consagrar. Los vecinos continuaron manteniendo la iglesia y conservaron una profunda veneración hacia los predicadores, prueba de lo cual son las esculturas de algunos dominicos oaxaqueños que fueron compradas a gentes que las tenían destinadas al fuego y que hoy pueden observarse a ambos lados del altar mayor. En 1927 la población obtuvo el permiso de reconstrucción de las bóvedas del templo.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El templo de Santo Domingo está orientado en forma tradicional, con el ingreso al poniente. Es de una sola nave dividida en seis tramos.
En el primero está el sotocoro, dividido a su vez en dos tramos más cortos, donde por cierto hay dos bóvedas originalísimas de doble curvatura, cuyas superficies son segmentos de toros o anillos en lugar de la tradicional intersección de cañón corrido encarzano con lunetos o cañoncillos transversales a los lados. Arriba, sobre el coro alto, se alza la primera de una serie de cúpulas, sólo que, posiblemente por razones acústicas, ésta es de mayor peralte.
Luego vienen dos cúpulas más, descansando en anillos que reparten el peso de la cubierta entre las pechinas y los arcos, de donde luego baja a las masivas pilastras. Todos estos elementos van decorados con pinturas. El cuarto tramo es otra cúpula, también hemisférica, solo que ésta se eleva sobre un tambor octagonal, semejante a los que marcan el transepto en un templo con planta de cruz latina. Sin embargo, en este caso, los brazos de la cruz son sendas capillas anexas separadas espacialmente de la nave. Después viene el quinto tramo cubierto por un angosta bóveda vaída. El sexto corresponde al presbiterio, y es más angosto que el resto de la nave, formando así un ábside. Esta solución es característica de muchas iglesias dominicanas en poblados indígenas del valle de Oaxaca, como en Teotitlán, Mitla, Tlacolula y Zaachila.
Las dos capillas anexas transversales al pseudo -crucero son muy distintas. La del lado sur, dedicada al Señor de la Sacristía, es la más importante, y cuenta con un pequeño coro. Su nave es de cuatro tramos. Los tres primeros están cubiertos por singulares bóvedas de planta rectangular con esquinas redondeadas, donde se prolongan en pechinas. El cuarto, nuevamente sobre el presbiterio, es más angosto, y lleva una cúpula hemisférica sobre tambor octagonal. La decoración interna de esta capilla es más elaborada que la del templo. Predominan los tonos grises y rosas, con toques dorados, y todas las pechinas llevan pinturas. Otra particularidad de ésta capilla consiste en la conexión espacial que se establece al abrir su coro a la nave del templo. Es una solución parecida a la que también existe en la capilla anexa al crucero del templo de La Compañía, en Oaxaca, y le da mucho movimiento a la experiencia visual del visitante.
La otra capilla, del lado norte, es más sencilla, y funciona como Sagrario. Es de tres tramos, Los dos primeros, son cañones semicilindricos, y el tercero lleva una cúpula hemisférica sobre tambor octagonal y pechinas.
El aspecto exterior del templo es muy variado, porque desde casi cualquier punto de vista domina la serie de cúpulas sobre la nave principal o sobre las capillas laterales. Solo en las vistas cercanas y frontales dominan los campanarios y la portada principal.
Esta última sigue patrones clásicos, pero interpretados con gran libertad por los arquitectos populares del lugar. La portada está flanqueada por las dos bases de los campanarios, y rematada arriba por un arco en forma de concha, que revela la estructura del espacio interno. Dentro de ese perímetro, se levanta una estructura de dos cuerpos, o tramos horizontales, y tres calles, o franjas verticales. En el primer cuerpo, el vano central, aparece solamente delineado, sin el lenguaje de las jambas y el arco dovelado que eran casi obligados en toda la arquitectura colonial.
A los lados se dispusieron dos pares de medias colu mnas con una especie de capitel jónico, apoyadas sobre plintos. Llevan el fuste decorado con intrincados dibujos en el primer tercio, y estriado en los dos tercios restantes. Enmedio de cada par de columnas van nichos con peanas que alguna vez sirvieron de apoyo a figuras hoy desaparecidas. Luego sigue un entablamento, donde el friso, lleva decoraciones pictóricas con motivos vegetales. Lo mismo ocurre con las enjutas sobre el arco de medio punto. Solo que en lugar de los acantos o formas foliáceas que prescribían los ordenes clásicos, el artesano local optó por representar plantas, helechos y flores del trópico húmedo, más acordes con su propia experiencia.
En el segundo cuerpo se repiten estos motivos, solo que en menor altura. El elemento central es en este caso la ventana del coro, con un capialzado (o derrame entre el arco de la fachada y la recta del cerramiento de la ventana) en forma de concha estriada, también muy original. Más arriba, ya en el remate, hay un nicho central, que posiblemente alojó alguna vez al santo patrón del templo. A los lados hay dos pilastras en relieve con capiteles jonicos parecidos a los de abajo, y luego dos rechonchas columnitas de fuste estriado y capitel bulboso.
Los campanarios siguen el mismo estilo que la portada. Cada uno muestra ocho pares de medias columnas estriadas con un capitel de fisonomía vagamente corintia. Sobre los capiteles se levantan discretamente pilastrillas cortas. todas las superficies llevan decorado pictórico, y hay jarrones sobre las cornisas y los cupulines.
5.-OBRAS DE ARTE
Buena parte de las obras de arte de Santo Domingo son relativamente modernas y están incorporadas en forma permanente al edificio. Su decoración pictórica es sumamente rica, las pilastras, los arcos, las bóvedas, las pechinas, y la totalidad de los muros lleva diversos motivos geométricos, vegetales y figurativos. En la bóveda principal del pseudo-crucero, hay una decoración que alude seguramente a la de la bóveda de la casa matriz en Oaxaca, con sus figuras de santos y santas de la orden girando en torno a la linternilla, entrelazados por diversos ornamentos.
Entre sus bienes muebles, el templo cuenta con tres retablos en la nave principal, uno en la capilla del Señor de la Sacristía y otro más en la capilla del Sagrario. El del altar mayor es relativamente reciente y ecléctico, de madera pintada en tono crema con toques dorados. Sobre la base y el altar se levanta una vitrina central con la figura de Santo Domingo, protegida por una especie del baldaquino, apoyado en curiosas columnas abalaustradas, caladas en la parte superior. A los lados hay cuatro nichos, con figuras de dominicos.
Frente al presbiterio, en los muros laterales, hay sendos retablos, ambos neo-góticos. En el de la derecha, la vitrina central la ocupa una imagen de la Virgen de Guadalupe, flanqueada por ángeles. Del lado opuesto, está la imagen de la Dolorosa.
En la capilla del Sagrario hay otro retablo neo-gótico, con un intricado diseño de arcos de perfil mixtilineo, y una vitrina central, con la Virgen, sobre el expositor.
El retablo de la Capilla del Señor de la Sacristía también es de madera pintada, con filetes dorados. La vitrina central, dorada, muestra el Crucifijo, y está flanqueada por cuatro columnas corintias entre las que se acomodaron dos figuras de ángeles sosteniendo faroles. Arriba del entablamento hay una alegoría que representa a Dios Padre, con una gloria o resplandor de rayos, rodeado de ángeles y santos. El púlpito de madera en esta misma capilla es de buena factura, y cuenta con su tornavoz.
En la sacristía, además del crucifijo pueden admirarse diecisiete pinturas, y algunos exvotos.
Por último, en el atrio hay vestigios de la labor de cantería con que contó el templo en alguna etapa anterior. Hay dos basas labradas con el escudo de la orden, dos pináculos caprichoso diseño, y otras piedras antiguas.
Hay también una figura de Santo Domingo, fundida en metal, dos cruces de atrio, y una fuente de piedra labrada que estuvo en el antiguo mercado del pueblo.
6.-NOTAS Y BIBLIOGRAFIA
NOTAS
1/ Arroyo, Fray Esteban: Obra citada Pag. 133
2/ Gay, José Antonio: Obra citada Pág. 213
3/ Taracena, Angel: Obra citada Pág. 114
4/ Arroyo, Fray Esteban: Obra citada Pág. 135
5/ Burgoa, Fray Francisco de: Obra citada Pág. 221-223
6/ Burgoa, Fray Francisco de: Obra citada. Pág. 219
BIBLIOGRAFÍA
Archivo Sedue: Legajo No. 18120
Arroyo, Fray Esteban: Los dominicos forjadores de la civilización oaxaqueña. Imprenta Oaxaqueña. México, 1961
Burgoa, Fray Francisco de: Geográfica descripción. A.G.N. México, 1934
Esteva, Cayetano: Geografía histórica del Estado de Oaxaca Tipografía San Germán Hnos. Oaxaca, 1913
Gay, José Antonio: Historia de Oaxaca. Ed. Porrúa. Sepan Cuantos No. 373. México, 1982.
Mullen, Robert J.: Dominican architecture in sixteenth century. Center for Latin American Studies. Arizona State University. Phoenix, Arizona. 1975.
Taracena, Angel: La obra civilizadora de los dominicos en el sur de la Nueva España. Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. México, 1953.
Elaboró: Arq. Alberto González Pozo
Fecha: 1986
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Santo Domingo de Guzmán