Nombre del Inmueble
Santo Tomás de Villanueva
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000433
Estado, Municipio, Localidad
Chihuahua > Hidalgo del Parral > Hidalgo del Parral (080320001)
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000433
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
En la segunda mitad del siglo XVI son incorporados a la Nueva España, los grandes territorios del norte de Zacatecas, que D. Francisco de Ibarra explora y denomina la Nueva Vizcaya. Pronto es descubierta la enorme riqueza minera de la región; las minas de Santa Bárbara y San Francisco del Oro, producen inmediatamente el establecimiento de centros urbanos, que a su vez, atraen misioneros franciscanos, que en pocos años avanzan hasta el hoy Valle de Allende, para fundar su centro principal de evangelización. Este proceso de descubrimiento minero- colonización-evangelización, se repite en una proporción mucho mayor, cuando, ya en 1631, el Alférez Real, D. Juan Rangel de Biesma, descubre el mineral que daría origen al Real de Minas de San José de Parral.
No tardó en convertirse, en la población más importante del norte de Durango, importancia que abarcó todos los aspectos urbanos usuales en la época, entre los que destacaba, la atención religiosa de la población. Los acuerdos celebrados por las órdenes religiosas con el obispado (primero con sede en Guadalajara y desde 1621 en Durango), establecían que los frailes menores y los jesuitas, tendrían a su cargo las misiones entre los indígenas, mientras que la atención espiritual de españoles y mestizos, corría a cargo del clero diocesano.
Esta situación dió pie, a que la erección de templos en Parral, corriera a cargo de cofradías de fieles, personajes acaudalados y el pueblo en general, mientras el clero regular, atendía colegios y conventos.
Los personajes más acaudalados de Parral, con la muy natural y extendida mezcla de fervor religioso y ostentación de su riqueza, hicieron grandes aportaciones a la construcción de templos, pero en algunos casos, ésto no era suficiente para colmar ambas aspiraciones y no fueron raros los casos de construcción de capillas particulares, de magnitud adecuada a su emplazamiento y magnificencia correspondiente al caudal de su constructor.
2.-EMPLAZAMIENTO
La abrupta topografía de la ciudad de Parral y sus alrededores, se suaviza un poco hacia el poniente, zona en donde en épocas coloniales se establecieron las haciendas de beneficio y actualmente existen aserraderos y fábricas relacionados con la madera producida en la Tarahumara. Un largo desvío comunica la carretera Chihuahua-Durango con aquella que se dirige al suroeste del estado de Chihuahua y muy próximo a este tramo del camino, se levanta el templo de Santo Tomás.
Conociendo su situación original, es sorprendente que no se aprecie un solo vestigio de la hacienda en la que estuvo edificada. Actualmente, la colina de suave pendiente del templo, nos muestra su suelo pedregoso, desprovisto de vegetación, únicamente algunos espinos y un poco de duro zacate, limitado al poniente por la carretera y por cercas de alambre con las propiedades vecinas.
El ábside del templo está situado a unos cincuenta metros de la carretera. La fachada y el atrio ven al oriente, hacia la ciudad de Parral, sin obstáculo intermedio, ya que el terreno propio del templo, se extiende en esa dirección con una pendiente descendente, expuesto también por su situación a continuos vientos que, dado lo extremoso del clima, son gratificantes en la temporada cálida e insorportables en la fría.
El rasgo preponderante del emplazamiento de este pequeño templo, lo constituye sin duda, la infinita serie de perspectivas que podemos apreciarle, casi desde cualquier punto por la topografía del terreno y el atractivo de ellas por el contraste entre la construcción antigua, convenientemente reconstruida y el resto del paisaje, vacío en gran parte, ocupado por modernas fábricas y carreteras.
3.-ASPECTO HISTORICO
En las primeras épocas de auge del Real de Minas de San José de Parral, era natural que destacara entre la población, la riqueza de origen minero, la cual tenía dos orígenes diferentes, ligados con los dos aspectos de la actividad minera: la extracción del mineral, primero y su beneficio subsecuente. Se crearon así, en terrenos amplios y medianamente llanos, próximos a las minas, las haciendas de sacar plata para el tratamiento del mineral.
Dos aspectos complementarios de una misma actividad que, significativamente, se unieran en la familia del descubridor y primer gran minero de Parral, Don Juan Rangel de Biesma, ya que su hermana Doña Ana de Biesma, llamada La Descubridora, poseía en las afueras de la población, una hacienda de beneficio.
No tardó en ordenar en su hacienda, la edificación de un pequeño templo para su familia y empleados. La capilla se dedicó a Santo Tomás de Villanueva, obispo español muy popular en aquella época y fué ricamente equipada por Doña Ana, según consta en un inventario levantado en 1676 por el Escribano Real, Don Miguel Aranda. Para cuando este inventario se realizó, la fortuna de los primeros propietarios de la hacienda, había cambiado. Biesma había tenido que venderla a Don Juan de Salaices, a cuya muerte se realizó el trámite descrito.
La propiedad estuvo en manos de la misma familia durante el siglo XVIII; primero fué de D. Antonio de Salaices, Bachiller del Santo Oficio y después de su sobrino, también de nombre Juan de Salaices, mediante largo litigio, en 1799 la adquiere Juan José Almanza, propietario hasta el 8 de mayo de 1809, cuando la vende a Juan José de Elorriaga.
A principios de este siglo, el nuevo propietario fué el famoso minero D. Pedro Alvarado, quien tuvo que sufrir las devastaciones del templo en la época revolucionaria. El último dato de sus propietarios, indica como tales, a la familia Moreno.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La descripción del emplazamiento de la capilla de Santo Tomás de Villanueva en los alrededores de la ciudad de Parral, nos indica claramente el abandono en que estuvo aquella antigua hacienda en los últimos años, al grado de no quedar en la actualidad ni el más ligero rastro de lo que fueron sus construcciones principales, lugares de trabajo, tapias, etc., ni aún ruinas se observan en el lugar. En esta pequeña colina, la capilla de Santo Tomás se destaca completamente aislada.
Sin duda este pequeño templo fue parte integrante del conjunto arquitectónico de la antigua hacienda del siglo XVII, y sus lineas y volumen no fueron concebidos aisladamente, por lo que su restauración, apenas terminada, tuvo que cerrar o completar puntos de unión perdidos con algún otro elemento arquitectónico ya desaparecido. Tal es la situación del pequeño atrio que se encuentra al frente de la capilla. Está realizado con muro bajo de regular espesor, terminado en blanco y tabique aparente que limita la dimensión completa del frente de la capilla por una distancia similar de fondo, con una puerta de reja metálica en perfiles muy sencillos. Es de todos puntos evidente la casi imposibilidad de que la antigua capilla de hacienda poseyera este espacio a modo de atrio, así como lo es la necesidad de proporcionárselo en las condiciones actuales de ubicación y uso.
El volumen exterior de la capilla, apreciado por sus escasas dimensiones en su totalidad desde casi todos los puntos de vista, presenta un cuerpo único con dos tratamientos diferentes: los laterales y la parte posterior con muros de piedra en acabado aparente rejoneado, sin más relieves que los propios del material trabajado rusticamente y la fachada principal tratada con un claro propósito de composición arquitectónica y algunos detalles de ornamentación.
La fachada principal consta de dos cuerpos superpuestos. En el primero domina un gran paño liso formado por el muro con un aplanado terso en toda su extensión y terminado en color blanco. Su proporción es cuadrada y contiene como principal elemento en relieve a la portada que enmarca a la puerta de entrada. En forma por demás sencilla, un arco de medio punto apoyado en pilastras resaltadas del paño general por una simple moldura forjada en el mismo aplanado, contiene a la puerta. Sobre la portada, con el mismo sistema de relieve en el aplanado, una moldura doble horizontal separa un óculo pentagonal de iluminación, sin marco y sobre éste otra moldura sencilla horizontal y de menor extensión que la anterior completan los relieves de este primer cuerpo. Sobre él, a modo de remate, una pequeña espadaña constituye el punto de mayor atractivo de todo el exterior de la capilla. La espadaña corresponde en su diseño al que tenía la capilla a finales del siglo pasado y que, según testimonios anteriores, no había variado desde su construcción primitiva. Consta de dos cuerpos superpuestos, ambos de la misma altura; el primero de mayor extensión, tiene tres huecos y el segundo, uno solo. Flanquean los huecos extensiones del muro terminadas en lineas mixtas con gran equilibrio en las curvas.
El interior, aún en proceso de restauración está conformado en una planta básicamente rectangular con los muros laterales desviados hacia el centro a partir del presbiterio. Su estructura general es con muros laterales de carga y cubierta apoyada sobre ellos con vigas de madera que sostienen un artesonado de duela. En sus reducidas dimensiones se abren varios vanos; tres peque ña ventanas, la puerta principal de acceso ya descrita y la que comunica al presbiterio con la sacristía, esta última, un local proporcionado en dimensiones a la nave que sirve y colocado hacia el norte de la misma a la altura del presbiterio.
De momento, el interior permanece sin ningún tipo de ornamentación.
5.-OBRAS DE ARTE
Las crónicas de la ciudad de Parral, relatan como la capilla de Santo Tomás de Villanueva fue lujosamente alhajada por su constructora y dueña de la hacienda en donde estaba ubicada y que era nada menos que Doña Ana de Biesma, hermana del descubridor del mineral de Parral, fundadores por tanto del abolengo de la ciudad. Un inventario pormenorizado de las propiedades de la capilla a la muerte de su segundo dueño, realizado por el Escribano Real Don Miguel de Aranda, nos dice que la capilla poseía dos grandes campanas, retablo de dos cuerpos, dieciocho cuadros representando a santos, doce espejos de marcos estañados, cuatro estatuas y un valioso equipamiento de ornamentos, vasos sagrados, etc. Los sucesivos dueños de la hacienda eran, como es fácil suponer, personas de grandes caudales que debieron, no solamente conservar, sino aún incrementar aquella valiosa dotación artística de la capilla.
Podría parecer innecesaria la relación de las antiguas propiedades artísticas de la capilla cuando en la actualidad se encuentra completamente vacía de no existir la circunstancia de que una buena parte de aquel acervo artístico existe actualmente debidamente localizado y hay documentación antigua que podría llevar a la localización de otras piezas.
Destaca la antigua pintura del santo patrón que se exhibe en la sacristía del templo de San Juan de Dios de la misma ciudad de Parral. El cuadro, de 1.90 x 0.90 m. se encuenta en aceptable estado de conservación.
En el mismo Parral, en el templo de San Nicolás Tolentino se pueden encontrar varios cuadros más que pertenecieron a la capilla de Santo Tomás de Villanueva, así como las campanas de este mismo templo son las que menciona la antigua relación de bienes de la hacienda.
6.-BIBLIOGRAFIA
ALMADA, Francisco R.
Enciclopedia de México. Tomo 3
México D.F. 1978.
ALMADA, Francisco R.
Diccionario de historia, geografía y biografía chihuahuenses.
Cd. Juárez, Chih. 1968.
ROCHA, Rubén.
Tres siglos de historia.
Chihuahua, Chih. 1979.
ELABORO: ALBERTO VALENCIA
FECHA: 1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Santo Tomás de Villanueva