Nombre del Inmueble
Templo Metodista
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000370
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000370
Contenidos
1.-CONTEXTO URBANO
El templo Metodista se ubica en la esquina que forman las calles 5 Norte y 2 Poniente. En las aceras opuestas y en la contraesquina existen edificios de dos a cuatro niveles, levantados en un lapso que va desde fines del siglo pasado hasta mediados del que corre. En el costado contiguo al templo, sobre la calle de 5 Norte, se inicia el conjunto escolar metodista, mismo que se extiende sobre todo el resto de la cabecera de la manzana y da vuelta hasta la calle 4 Poniente. Es una construcción homogénea de dos niveles, de la primera década de este siglo, con sus vanos y balcones regularmente espaciados.
En cambio, las construcciones contiguas sobre la calle 2 Poniente son más recientes y de mayor altura, hasta llegar al callejón que cierra la manzana por el oriente.
2.-ANTECEDENTES E HISTORIA
La implantación del catolicismo en las tierras americanas conquistadas por la corona española trajo consigo la exclusión, no sólo de las antiguas religiones indígenas, sino también de otras manifestaciones como el judaísmo o el islamismo, que España había extirpado de su propia cultura entre los siglos XV y XVI, empleando para ello recursos drásticos como la conversión forzada, la deportación o la Inquisición. Otras manifestaciones del cristianismo, como las diversas ramas del protestantismo, que fueron surgiendo a partir del siglo XVI, tampoco tuvieron la menor oportunidad de introducirse en los dominios españoles de América.
El régimen republicano que surgió al término de la guerra de Independencia mantuvo por algún tiempo el apoyo formal a una sola religión, la católica, con exclusión de cualquier otra. Sin embargo, ya en 1827 llegan a México los primeros vendedores de biblias como el escocés Diego (o James) Thompson y se hacen los primeros intentos por fundar congregaciones protestantes.
Todavía en 1857, cuando el movimiento liberal se encontraba en su apogeo, varios ex-sacerdotes católicos y laicos formaron la Iglesia de Jesús, apoyados por Benito Juárez y Melchor Ocampo, que tampoco hizo mayores progresos.1
La introducción del protestantismo en México se propició al restaurarse la república liberal en 1967. Diversas ramas, entre ellas la del metodismo episcopal, comenzaron a hacer prosélitos en las principales ciudades del país en el último cuarto del siglo XIX.
Los primeros metodistas episcopales en México seguían los pasos de Gilberto Haven y Guillermo Butler, pastores americanos de la Sociedad Misionera de la Iglesia Metodista Episcopal con sede en Nueva York. El primero hizo, entre 1872 y 1873, una visita exploratoria a varias ciudades del país entre las que se encontraba ya Puebla, mientras que el segundo hizo propiamente las primeras fundaciones, incluyendo la poblana.
El reverendo Butler llegó a Puebla en 1874 y estableció, con ayuda de otro egresado de la Escuela Teológica de la Universidad de Boston, Carlos G. Drees2, un orfanatorio en una casa de la antigua calle de Estanco de Mujeres. Posteriormente, los metodistas se trasladaron al callejón de la Reforma, e inauguraron su primera capilla al año siguiente.
El 4 de mayo de 1879 abrieron un segundo templo en la calle de la Puerta Falsa de los Gallos.
En junio de 1881, se fundó el Instituto Normal Metodista en las casas 11 y 13 de la avenida 4 Poniente 300. Dos años después, se compraron en esa misma manzana otras fracciones que habían pertenecido al convento de Santa Catalina, lo que permitió agregar una escuela metodista para hombres.
En la esquina que forman las calles 2 Poniente y 5 Norte se construyó el templo y se inauguró en 1892, con rasgos arquitectónicos que lo hacían totalmente distinto a la fisonomía del resto de los templos católicos.
El conjunto siguió progresando, y alrededor de 1910 se desocupó la escuela de hombres, para la que se consiguió un terreno mucho más grande en las afueras de la ciudad. Entonces, una sociedad de señoras metodistas construyó en ese lugar un jardín de niños y una escuela primaria donde las alumnas del Instituto Normal podían efectuar sus prácticas. Además, había una escuela inglesa atendida, igual que la Normal, por maestras en su mayoría norteamericanas. En las plantas superiores del abigarrado conjunto de edificios que habia ido surgiendo se ubicóun internado y los dormitorios de las maestras residentes.
En 1922, un incendio devoró totalmente al edificio del templo, por lo que se edificó otro en su lugar al año siguiente, con una tipología algo distinta al anterior. Alrededor de 1933 se establecieron limitaciones legales a la práctica de maestros extranjeros en México, por lo que el instituto educativo metodista quedó a cargo de personal mexicano. Por aquella época también se separó la situación jurídica del conjunto: los edificios educativos e internados pasaron a ser del dominio privado, administrados por una asociación civil que mantiene aún en servicio las funciones educativas; mientras que el templo pasó a ser del dominio federal, al cuidado de la comunidad metodista de Puebla que acude a sus servicios.
1 Enciclopedia de México, t. 10, pp. 438-440.
2 s/a, 1873-1923, Cincuentenario de la fundación de la Iglesia Metodista Episcopal de México, pp. 15-28 y 290.
3.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El proceso de introducción de los cultos protestantes en México a fines del siglo XIX y las primeras décadas del presente no solamente tuvo rasgos comunes en el predominio inicial de pastores anglosajones, europeos y norteamericanos o en el desarrollo de sociedades y círculos bíblicos. También empleó un lenguaje arquitectónico afín a los países y las culturas de donde provenían los propios predicadores: el neogótico. Prácticamente todos los templos de las décadas fundacionales del protestantismo en México se levantaron con ese estilo. La iglesia Metodista de Puebla no fue la excepción.
Es cierto que ese fenómeno coincidió con el auge del eclecticismo decimonónico, que dió lugar a la construcción de muchos templos católicos neorrománicos y neogóticos, sobre todo en el Bajío y en los Estados norteños. Incluso en la capital de la República hay varios ejemplos de ese tipo.
Sin embargo, en lo que ahora es el Centro Histórico angelopolitano, las manifestaciones neogóticas en templos católicos se redujeron a algunos retablos, como los que hay en el templo del Señor de los Trabajos, o a edificios anexos como el contiguo al Sagrado Corazón de María en la calle 7 Poniente. Sólo el templo Metodista adoptó ese lenguaje con mayor énfasis, lo que lo hace más conspicuo, diferente a los demás.
El conjunto carece de atrio; consta del templo propiamente dicho, un salón de reuniones y un edificio de anexos. El salón de reuniones, ubicado en la planta baja, se destina a la escuela dominical y otras funciones similares, mientras que el templo se encuentra en el segundo nivel, al que se accede por un vestíbulo con sendas escaleras, una de ellas situada en el cubo de la torre. La nave del templo muestra la disposición característica del culto metodista: las áreas de predicación, del altar o mesa de comunión y del coro están estrechamente relacionadas. Todo ello ocupa el último de los cinco tramos en que se divide el amplio salón. En los otros cuatro está la audiencia de feligreses, distribuida en anchas bancas sin reclinatorio. El primer tramo tiene encima un balcón que da cabida a más fieles en días particularmente importantes.
El interior es amplio y bien iluminado. Los vitrales que hubo alguna vez, con escenas bíblicas, han desaparecido. Hoy sólo hay vidrios de colores claros.
La cubierta está resuelta con una estructura contemporánea a base de marcos de concreto. Los marcos corren por encima de las losas, mismas que forman una especie de cañón escarzano de perfil levemente apuntado, con lunetos ojivales en los bordes laterales. En cada eje hay un arco que evidentemente no está cargando nada, cuyos extremos se apoyan en impostas.
El aspecto exterior del templo, si bien se distingue funcional y estilísticamente del resto de los templos poblanos, muestra aspectos que no tenía su predecesor incendiado; aquél era de cruz latina, con cubiertas a dos aguas muy empinadas, por lo que su volumen contrastaba mucho más con su contexto. En cambio, el edificio actual y sus anexos integran sus paramentos a los de las calles. De hecho, la fachada lateral no es tan distinta, vista en escorzo, de las de la mayoría de los templos de monjas en esa ciudad, ya que muestra una sucesión de contrafuertes y una torre. Esta última luce desde lejos su perfil neogótico. El camapanario es de un solo cuerpo de planta cuadrada, apoyado en un zócalo que muestra relojes sobre cada una de las caras; de las esquinas del banco surgen esbeltas pilastras labradas que se prolon gan en haces de pináculos rematados por diminutas cruces griegas. La cruz adicional que parece haberse instalado posteriormente sobre la torre carece de calidad.
El edificio de anexos sobre la calle 2 Poniente es de dos niveles, con ventanas de distintos tamaños, todas de perfil ojival y con tímpanos triangulares que apenas caben en la altura de los entrepisos.
El edificio carece de obras de arte significativas, lo que se explica por el carácter iconoclasta del culto protestante. Quizá por ello, el órgano de tubos y su ebanistería se ubican en una posición central, con una fisonomía no muy alejada de la de un retablo. Se trata de una pieza de buena factura, organizada en tres calles; la central más alta que las laterales, y rematada por un frontón ojival.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Templo Metodista