Imagen principal
Nombre del Inmueble
Virgen de Guadalupe
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001103
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001103
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Los pueblos que se ubican en las riberas del Lago de Cajititlán seguramente fueron lugares con abundante población desde épocas anteriores a la conquista española pues la situación geográfica del embalse y sus alrededores hacía muy propicias varias actividades que facilitaban la vida y el desarrollo de los pobladores. El poblado de Cajititlán, que fue sólo un asentamiento de regular importancia, formó parte, junto con los cacicazgos de Cuyutlán y Cuezcomatitlán y otras varias localidades, del tlatoanazgo de Tlajomulco (1) que, como otras jurisdicciones similares, ocupaban el territorio del hueytlatoanazgo de Tonalá.
La bondad del sitio hizo posible, también, que a raíz de la llegada de los colonizadores y evangelizadores durante el siglo XVI, se consolidaran los pueblos y llegaran a contar, en poco tiempo, con varios satisfactores y con edificios de muy buena calidad. En Cajititlán se construyeron algunas instalaciones quizá en el transcuro del mismo siglo de la conquista pero los restos más antiguos que sobreviven de un recinto religioso son originarios, según algunas investigaciones, de 1634 (2).
La población de Cajititláqn atravesó por varios momentos de bonanza hacia el siglo XVIII; en esa época quizá se estabilizaron los sistemas de producción y las actividades que ya habían permitido, desde principios del siglo anterior, emprender obras de cierta importancia. Varios factores influyeron, entonces, para que Cajititlán adquiriera una mayor relevancia que las otras villas del Lago, en especial, probablemente, su mayor cercanía a la ciudad de Guadalajara por un camino que hoy es la carretera a Chapala. El conjunto de poblaciones ribereñas contaba por aquellos años con una serie más o menos homogénea de posibilidades de trabajo y de desarrollo basadas fundamentalmente en la pesca. Las habilidades y los talentos particulares de los pobladores de varios sitios sólo fueron conocidos en la medida en que hubo la capacidad para incorporarlos a labores de trascendencia distintas a las habituales que tenían como objetivo el sostenimiento del grupo. En San Lucas Evangelista se dio una tradición importante en el trabajo de la cantera que había comenzado de manera rudimentaria con la fabricación de metates y molcajetes; hacia los primeros años del siglo XVIII probablemente ya era reconocida la calidad de los artesanos canteros que podían concurrir con sus creaciones a la fábrica de un edificio.
2.-EMPLAZAMIENTO
El templo que es hoy el Santuario de la Virgen de Guadalupe no es el principal recinto religioso de la localidad de Cajititlán; su edificación no obedeció, seguramente, a la satisfacción de una necesidad manifiesta de la población pues es evidente que antes que este templo se construyeron otros varios que lamentablemente no se conservaron. La ubicación de la iglesia, en esas condiciones, tal vez no obedeció en exclusiva a las relaciones formales y espaciales que afectaron la localización y la orientación de la hoy parroquia de Los Santos Reyes, por ejemplo, sino a la disponibilidad de un terreno dentro del cual ya antes se había intentado un conjunto religioso, probablemente la capilla del hospital de indios.
El edificio, aislado como ha llegado a nuestros días, se encuentra ocupando un solar frente a la esquina suroeste de la plaza del pueblo; su fachada ve al norte y es muy corta la distancia que la separa del lago. Las calles que definen a la plaza alojan a varias construcciones cuyas dimensiones no impiden una interesante sucesión de perspectivas en los ejes que conducen al templo; la fachada lateral norte del conjunto puede considerarse como parte de la plaza mientras la principal es un elemento fundamental, es una de las circulaciones que desembocan en el lago. Las variaciones en los niveles del agua han hecho posible la conservación inalterada de los terrenos al poniente del templo de manera que hacia ese lado el edificio no tiene más vecinos que unas pequeñas viviendas de apariencia provisional y un muy respetable grupo de árboles que han crecido aprovechando la calidad de las tierras y la abundancia de humedad que caracteriza a los terrenos ribereños.
3.-HISTORIA
El volumen del templo se alza frente a lo que hoy es una escuela y en cuyo patio se observan algunos restos de lo que bien pudo ser una fachada, probablemente de un edificio religioso y, más en concreto, de una capilla de hospital. Varias opiniones coinciden en señalar que el actual santuario originalmente formó parte de un grupo de construcciones bastante mayor y que se desarrollaba en un gran terreno que hoy ocuparía todo lo largo de la iglesia y todo el paramento poniente de la plaza.
Si el santuario se construyó durante los últimos años de vida de ese conjunto queda la posibilidad de que su primera advocación no haya sido la Virgen de Guadalupe; si alguna vez suplió a la capilla del hospital tuvo que haberse dedicado a La Limpia Concepción de María; y si en una primera etapa no hubo una vocación definitiva por un santo patrón, es probable que haya adoptado la advocación de Guadalupe durante los años en que Antonio Alcalde fue obispo de Guadalajara, 1771-1792 (3) pues ese prelado fue quien de hecho introdujo y renovó el culto a Guadalupe en una extensión considerable del país al promover, alentar y dedicar el santuario de Guadalupe en la cabecera del Obispado entre 1777 y 1782 (4).
El templo es una obra del siglo XVIII casi en su totalidad; entre los motivos ornamentales que forman parte de su portada destacan tres cartelas en las que se dejaron algunas constancias de interés sobre el autor, que parece ser el mismo que intervino en la fábrica de la capilla de San Lucas Evangelista, el alcalde y los regidores; la central se lee: de 1761 al maestro Cantero San Sebastian; la superior a la izquierda: Alcalde Gas pa n jpl Pedro mio; y a la superior a la derecha: Juan Balta z an Pedros tio Regidors (5). Es poco probable que la fábrica se terminara rápidamente pero sí puede establecerse que bien pudo quedar concluída en su totalidad durante el siglo XVIII; a diferencia de otros conjuntos, como la parroquia de los Santos Reyes ahí mismo en Cajititlán, que se fueron completando a lo largo de varias etapas constructivas, el santuario de Guadalupe atravesó por épocas durante las cuales perdía desde terreno hasta los objetos más necesarios en su interior.
4.-OBRAS REALIZADAS
El edificio ha sido objeto, recientemente, de una serie de trabajos que abarcaron varios aspectos pero que no pueden llegar a considerarse una restauración; lo realizado en el exterior fue una acción de limpieza que se extendió por buena parte de los muros consolidando algunas fisuras pero sin reponer del todo los morteros o las pequeñas uniones faltantes o deterioradas; entre lo más notable ejecutado durante esta etapa se cuenta la introducción de energía eléctrica e iluminación, la restitución de las imágenes que se ostentan en las tres hornacinas de la portada y la construcción de un tramo de banqueta que protege al edificio al tiempo que procura nivelar el acceso y el desplante del muro lateral oriente.
El interior del recinto fue casi todo remozado pues se repavimentó, se resanaron y se pintaron muros y bóvedas además de que se incorporaron el altar, algunas imágenes y otros objetos al presbiterio. Los problemas de sustentación de muros y cubiertas se resolvieron parcialmente pues han aparecido varias fisuras y zonas de humedades en especial en el tramo intermedio, sitio en el que se encuentra la portada lateral tapiada; la instalación eléctrica interior tiene secciones aparentes que pueden, eventualmente, llegar a significar un riesgo. El coro también fue consolidado y sus aplanados remozados aunque no se repuso completo el barandal de madera pues termina en unos pequeños macizos en los extremos, en las juntas con los muros laterales.
El estado actual de conservación del inmueble es bueno debido a que su fábrica fue lo suficientemente sólida y a que se realizaron oportunamente algunas labores cuya meta principal consistió en reintegrarle al conjunto las capacidades para ser abierto al culto. Estas últimas intervenciones fueron encabezadas por el sacerdote Luis Méndez encargado de la parroquia de Los Santos Reyes, quien, a lo largo de los últimos 25 años, contribuyó de manera continua al mejoramiento de los edificios religiosos de Cajititlán.
La participación de la comunidad hizo posible que las proposiciones del párroco fueran realizables y, aunque en el Santuario de Guadalupe revelan una cierta modestia, seguramente servirán de base cuando, en el futuro, se tengan que emprender otros trabajos con carácter definitivo.
5.-NOTAS Y BIBLIOGRAFIA
(1) DAVILA Garibi, José Ignacio. Apuntes para la Historia de la Iglesia en Guadalajara.Tomo Primero, Editorial Cultura, T.G., S.A., p. 109. México, 1957.
(2) RUBIN, Ramón. Lago Cajititlán. Colección Jalisco en el Arte. p. 31 y 33.
Jalisco, 1960.
(3) Enciclopedia de México. Tomo V, Segunda edición, p. 563. México, 1977.
(4) DAVILA Garibi, José Ignacio. Op. cit., tomo III, p. 935 a 940. México, 1963.
(5) ZALDIVAR, Sergio. Arquitectura, Barroco Popular (1). Colección Jalisco en el Arte.
p. 57. Jalisco, 1960.
(6) ZALDIVAR, Sergio. Op. cit. p. 59.
RAZA Zaragoza, José Luis. Historia Temática Jalisciense/Parte I. Reino de Nueva Galicia.
Univesidad de Guadalajara. Jalisco, 1981.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Virgen de Guadalupe