Imagen principal
Nombre del Inmueble
Virgen del Rosario
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000068
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000068
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
La población de Coatepec (Ixtapaluca se menciona como referencia para diferenciarla de otras poblaciones del mismo nombre) está enclavada en una zona que posee lo que podríamos llamar un abolengo histórico de la mayor importancia. A poca distancia, en Tlapacoya, los hallazgos arqueológicos pueden trazar el desarrollo de la ocupación humana en este territorio desde fechas tal vez cercanas al año 20,000 a.C., y su avance progresivo pasando por el importante hecho de ser una de las culturas primitivas capaz de edificar un adoratorio considerado como antecedente primordial de la arquitectura de los pueblos prehispánicos.
El nombre del poblado tiene en sus raices de origen náhuatl, a los bocablos, conocidos casi universalmente, de serpiente y cerro, para formar cerro de la serpiente que podria indicar una cierta separación de los asentamientos más importantes, a la orilla de los antiguos lagos, ya que, de haber sido una población más prominente, su toponimio tendría un significado puntual menos ambiguo. De cualquier modo, es evidente que la ubicación de este poblado antes de la llegada de los españoles era la indicada para un centro de aprovisionamiento de madera y base de actividades de los cazadores de los importantes pueblos asentados más abajo, en las regiones de cultivo o sobre las vías de comunicación.
La ocupación humana de la región se ha mantenido en la región, no así las condiciones naturales de ella, modificadas por la mano del hombre hasta hacerla casi irreconocible para un hipotético observador de siglo XVI. Situada Coatepec en las estribaciones de la gran sierra que limita al valle de México por el oriente, en otro tiempo esa elevada posición le permitió dominar visualmente hacia el poniente y el sur a dos grandiosos lagos separados por una serie de elevaciones, tal vez aún arboladas como seguramente lo estaban los alrededores de Coatepec. Todos estos elementos naturales del lugar influyeron de algún modo para el desarrollo histórico del pueblo a partir del siglo XVI, ya que este ambiente era seguramente lo que buscaban los frailes dominicos cuando tomaron a su cargo la capilla de visita que habían fundado los franciscanos.
2.-HISTORIA
A pesar d que este poblado, como se ha indicado, no se podía contar entre los más importantes de la zona a principios de la época colonial, no pasó desapercibido a los franciscanos que, asentados en Texcoco, pretendieron abarcar las labores de evangelización en toda la región texcocana y chalca, desde la sierra hasta los lagos. En esta situación, es probable que en la década de 1530-40 existiera ya una capilla franciscana de visita en Coatepec. Así lo indican algunos elementos de la estructura original del templo actual, principalmente la puerta porciúncula que aún existe al norte de la nave hacia el principio del presbiterio.
El trabajo emprendido por los franciscanos en esa década tan activa en la evangelización de México, fue sin duda superior a sus medios humanos a pesar de las extraordinarias facultades de los doce y sus hermanos que los siguieron, de modo que se aceptó de buen grado la participación de los hermanos predicadores o frailes dominicos que, llegados de España poco después que los franciscanos (nos referimos a los primeros contingentes de cada una de las órdenes), habían iniciado en la región oriental del valle una serie de fundaciones religiosas que partiendo de su convento central en México-Teochtitlán, terminaría en sus numerosos conventos de Oaxaca.
Hacia 1558, los dominicos lograron establecerse en Chimalhuacán (entonces en la orilla del gran lago que unía el centro de Texcoco con el de México) y construyeron un importante convento que serviría de base para la atención de comunidades indígenas cercanas, pues la idea de estos misioneros era la de tratar de tener sus diferentes categoría de fundaciones separadas no más de lo que consideraban una jornada de camino. De este modo y partiendo hacia el oriente, encontraron que Chicoloapan había sido cedido por los franciscanos a los primeros agustinos que salieron Acolman y siguieron sierra arriba hasta Coatepec, también de origen franciscano como fundación cristiana y en donde los dominicos consideraron que podrían integrar la atención espiritual de los escasos indígenas del lugar con una casa de retiro y meditación para sus miembros (tal vez alternativa a la que desde 1528 tenían en el otro poblado que lleva el nombre de Chimalhuacán en la zona de los volcanes y que se le distingue con el apellido de Chalco, generalmente separado con guión).
Es a partir de 1562 cuando aparece el dominico Fr. Diego Durán en las actas de la orden, asignado a este templo entonces bajo la advocación de San Andrés. Tal vez un poco antes, en 1556, Fr. Domingo Guiglemo haya colaborado con los franciscanos en este lugar y visto la conveniencia del establecimiento dominico. Mientras tanto, en el orden civil, un corregidor real había sido asignado a Coatepec en 1534, para supervisar la encomienda existente que caducó en 1544 y siguiendo la política de la corona española, no fue renovada ni reasignada, por lo que el poblado pasó a depender sucesivamente, de las alcaldías mayores de Texcoco, por algunos años y posteriormente a la que se formó uniendo Chimalhuacán (Atenco) con Chicoloapan.
El apogeo de la presencia dominica En Coatepec puede situarse a partir de 1578 cuando funge como vicario Fr. Ambrosio de Santa María y permanece hasta 1585. Las actas confirman a los frailes Jerónimo Mejía y Diego de Paz como residentes en 1583, probablemente en compañía de algunos más.
Hacia 1590 declina el trabajo dominico en Coatepec por dos motivos principales; las casas de recolección de Tepetlaoztoc y Chimalhuacán-Chalco debieron ser suficientes para su propósito y en el campo pastoral, la población indígena tuvo una desastrosa disminución que amenazó su misma supervivencia: en Coatepec y alrededores habitaban en 1570, 1800 indígenas, para 1579 había 1150 y solamente 560 en 1623, a pesar de que este estado de cosas había obligado a las autoridades virreinales a tomar medidas de emergencia como fueron las grandes congregaciones de indios dispersos que llevaron a cabo entre 1603 y 1604, hacia los centros de población establecidos.
La recuperación de la población indígena y la incorporación de mestizos, criollos y españoles, propició la recuperación de las funciones del templo. Posteriormente sufrió modificaciones (a fines del siglo XVIII), cuando ya había sido secularizado.
A partir de entonces, la vida del templo se ha desarrollado de acuerdo a la de la comunidad a que sirve con las modificaciones y adiciones diversas que han variado algunas de sus características, de acuerdo a los usos y costumbres de las diferentes épocas en que se realizaron.
3.-EMPLAZAMIENTO
El poblado de Coatepec está situado en un terreno casi plano, con ligeras ondulaciones pero que ya forma parte de las primeras estribaciones de la sierra, de modo que la pendiente ascendente hacia el Iztaccíhuatl ha determinado en mucho el uso del suelo y la traza del pueblo, ahora como en el siglo XVI.
Se han indicado las circunstancias de la construcción del primer templo cristiano, diferentes de las que se podrían encontrar en un terreno más bajo o una población más numerosa. El resultado fue que el templo ocupó una explanada relativamente grande, tal vez artificial en parte y no existieron las condiciones que en la mayoría de las fundaciones misionales dieron paso a un trazo que llegó a sur tradicional en México, con una plaza central y calles en forma de cuadrícula.
Con el templo y su atrio en esta explanada, se han acondicionado algunos espacios inmediatamente al poniente y en un nivel más bajo del atrio, para actividades civicas y deportivas, aún cuando carezcan estos terrenos de la ubicación que debieran, ya que tienen la calle que desemboca en la entrada del atrio como único acceso y los lados restantes colindan con propiedades particulares. Esta calle es la continuación de la carretera que viene de Chicoloapan y Texcoco y que después de encontrar de frente al templo (al pie de la escalera que sube al atrio), dobla hacia el sur y se continúa como la carretera a Ixtapaluca y Chalco, con lo que constituye el eje vial principal del poblado.
La región, a pesar de las dificultades del suelo, es todavía agropecuaria y a la fecha tiene los primeros bosques de la sierra bastante lejos hacia el oriente. El clima es intermedio entre el que predomina en la parte llana de los antiguos lagos desecados y el siempre frío de la sierra.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
La extensa y rica historia del templo de Nuestra Señora del Rosario de Coatepec ha determinado una igualmente extensa serie de modificaciones en el templo mismo y en el claustro adjunto. El atrio, de generosas proporciones, constituye un espacio público del pueblo que rebasa sus tradicionales funciones dentro del conjunto religioso. Como se ha dicho, es el terreno plano más extenso y cuidado de Coatepec y conserva las funciones de dominio del paisaje que le asignaron los frailes fundadores. Se accede a él desde una amplia y mal conservada escalinata ascendente que encuentra al final a la portada de arco triple sin mayor relieve. La antigua barda del atrio, de piedra, tiene unos remates de aplanado de mezcla que se elevan en unas volutas artesanales en pilastras simuladas.
La fachada del templo presenta un gran paño liso en el que se distinguen dos partes que contienen, respectivamente, la portada principal y el cubo de la torre, al norte, ligeramente remetido.
La portada está realizada en cantera con una gran riqueza de elementos arquitectónicos y decorativos, dentro de un diseño equilibrado, casi académico, pero no carente de originalidad. Tal vez conserve del templo primitivo el arco de entrada, en medio punto, a base de molduras sencillas sobre imposta de doble muldura y una notable clave aconchada que lo sobrepasa ligeramente. A sus lados, dos pares de columnas toscanas modificadas con rosetón en el tablero de la base y basas muy amplias, flanquean nichos de remate aconchado con esculturas de cantera completan el primer cuerpo. Un friso separa al segundo cuerpo en el que, contra lo acostumbrado, no se repiten los elementos del primero. En este caso un friso menos, a modo de antepecho, recibe dos pares de pilastras rectas, de sección semicircular y estriadas que separan al nicho central rematado en arco ochavado y las dos ventanas rectangulares del coro. Remata este segundo cuerpo con tres series de molduras, sin friso formal, pero entre las que se continúan las pilastras simplemente insinuadas. Poco más arriba remata el imafronte general con dos series de molduras de más vuelo que las anteriores que reciben pilones laterales y cruz de cantera con base al centro. Tal vez el mérito mayor de esta portada resida en la unidad que proporcionan a sus elementos, discímbolos a veces, los relieves decorativos que con varios motivos, casi grutescos en las enjutas, geométricos de inspiración vegetal sobre nichos y ventanas, a modo de guirnaldas sobre el segundo cuerpo y en amplias grecas en el remate general, pero con el mismo sentido estético y calidad de mano de obra, ocupan una buena parte de los paños lisos de la portada, sin que este uso resulte recargado.
En el interior del templo, la nave única está cubierta aún por la que es de suponerse bóveda original, de cañón corrido, sin que haya sufrido la tan común transformación en bóveda de arista. En el interior del templo, las modificaciones de los siglos XVII al XIX, fueron realizadas más bien con el sentido de agregar espacios o elementos que con el de transformar los ya existentes. Así, la antigua puerta porciúncula, abierta en sus orígenes franciscanos, abrió posteriormente a una capilla de la que se han perdido sus características principales. El espacio más importante que se agregó a la nave original (en la segunda mitad del siglo XVIII), es el de la capilla lateral que se abre hacia el norte, contigua al bautisterio que existe en el cubo de la torre, capilla muy amplia, con crucero cubierto con cúpula y bóvedas de arista en el resto, amén de un valioso retablo.
Hacia el sur de la nave del templo está la sacristía, a la altura del presbiterio y regresando hacia el atrio lo que resta del pequeño claustro, en donde los antiguos locales se han acondicionado (precariamente) para uso de las oficinas parroquiales y la casa cural.
Completan, malamente, el conjunto dos agregados que impiden que la valiosa fachada del templo tenga el lucimiento debido y que exista una fachada equilibrada del conjunto general; un gran mausoleo de cantera en forma de doble pórtico en esquina ocupa el espacio entre la capilla lateral y la torre, sobresaliendo aún del paño de esta, con una altura mayor que la entrada del templo y hacia el lado sur, el antiguo portal de peregrinos ha sido sustituido por una construcción sin la menor calidad.
5.-OBRAS DE ARTE
La historia del templo, documental y oral, no registra la existencia de objetos valiosos que sin duda poseyó dadas la indudable magnificencia de las modificaciones del siglo XVIII y sobre todo, la existencia de dos espléndidos retablos, en el altar principal y la capilla lateral, a los que no es posible que se haya limitado la imaginería del templo.
El retablo que sirve de fondo a la nave principal, atrás del presbiterio, es un notable trabajo en sentido cualitativo y cuantitativo, dada la relativa humildad del templo. Contiene en lo esencial todos los elementos de los ejemplos más relevantes de este género; un amplio banco o predela, dos cuerpos sucesivos con cinco tableros y un cuerpo de remete con tres tableros y un cuadro más a modo de tercelete. Corresponde al estilo barroco salomónico y utiliza profusamente las columnas de esta denominación, variando unicamente sus proporciones y decorado entre las laterales y las centrales. El entablamento entre cuerpos, los marcos, el fondo de la predela y otros elementos de la estructura están decorados con motivos geométricos en relieve dorado, con cierta inspiración de follaje que al igual que sus trazos rectos (existen detalles mixtilineos unicamente en el tercelete y los remates laterales del tercer cuerpo), contribuyen a la gran unidad de concepto propia de las obras de este periodo. La imaginería es mixta con algunas notables tallas en madera y cuadros de la escuela mexicana colonial.
El segundo retablo se encuentra en la capilla lateral y está realizado en el último periodo barroco, en el que resalta el uso del estípite en dos versiones muy libres, incorporando en una de ellas un medallón modificado y en la otra un abalaustramiento múltiple con gran frofusión de relieves decorativos. En lo general, resta importancia a los tableros para resaltar el trabajo de diseño del entablamento al que incorpora gran número de elementos curvos o mixtilineos como medallones, volutas, roleos, etc. No obstante, los cinco cuadros son de gran calidad, correspondientes a la escuela mexicana del siglo XVIII, de más de dos metros por 1.40 y con remates mixtilineos que los integran al conjunto. El banco no contiene pinturas sino dos nichos bajos, detalle poco usual. El ciprés (primer cuerpo al centro) contiene una escultura en vitrina de remate ochavado probablemente agregada posteriormente y que contrasta desfavorablemente con el conjunto.
El resto de la imaginería carece de relevancia fuera de su utilización para el culto normal de la parroquia, pero entre los objetos de uso cabe mencionar a la antigua pila bautismal, monolítica y con relieves de inspiración popular.
ELABORO: ARQ. JOSE ROGELIO ALVAREZ
FECHA: 1984
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Virgen del Rosario