Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-002120
Nombre del Inmueble
Iglesia de Jesús (Tercera Orden)
Periodo legal del inmueble
Registro Federal Inmobiliario (RFI)
31 166 7
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XVII
Siglo de creación
Antecedentes históricos
A mediados del siglo XVII, gracias al legado del capitán Don Martín de Palomar aunado a donativos de vecinos, se inicia la construcción de este edificio. En 1618 fue inaugurado el conjunto con el nombre de "Colegio de San Francisco Javier". En el año de 1724 fue elevado a la categoría de Universidad. En 1767, una cédula real expulsaba a los jesuitas de territorio español. El 12 de junio de ese mismo año fueron embarcados desde Campeche hacia Europa los pocos frailes que habitaban el colegio. Una vez desocupado el inmueble, el templo fue convertido en parroquia de pardos y morenos hasta la independencia. La mayor parte del edificio fue demolida al construirse el teatro "José Peón Contreras".
Actualmente el conjunto consta además del templo, de atrio, sacristía y una pieza que se utiliza como bodega.
El templo es de mampostería, con planta en forma de cruz latina, cuenta con dos accesos laterales y uno principal.
La siguiente información fue tomada textualmente del Catálogo de Construcciones Religiosas del estado de Yucatán. Editado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Dirección General de Bienes Nacionales. Formada por la Comisión de Inventarios de la Cuarta Zona 1929 - 1933. Recopilado por Justino Fernández.
"TERCERA ORDEN.
HISTORIA. Este templo, llamado también de Jesús y cuyo titular es San Ignacio de Loyola, formó parte del hermoso edificio conocido entonces por Colegio de los Padres jesuitas o de San Javier. Dicho colegio, cuya importancia en esa época fue muy grande, debió su origen a lo siguiente:
Como se hiciera notar a fines del siglo XVI, la insuficiencia del colegio establecido por los franciscanos en su convento grande, y habiéndose difundido por toda la cristiandad la reputación de los jesuitas, como maestros de la juventud, se tuvo el pensamiento de hacer venir a algunos de ellos a la provincia, para lo cual el Ayuntamiento de Mérida tomó la iniciativa. El 12 de octubre de 1604 dirigió una carta al provincial de la Compañía, que residía en México, pidiéndole que mandara a los religiosos que creyera necesarios para establecer un colegio, presentándose por tal motivo, al año siguiente a la ciudad, los padres Pedro Díaz y Pedro Calderón, que fueron recibidos con todo el aprecio y respeto que en aquel tiempo inspiraba su Orden.
El Ayuntamiento acordó impetrar del Rey la licencia necesaria para señalarles dos mil pesos de oro anuales, que debían sacarse de las primeras encomiendas de indios que vacasen, pero seguramente ese acuerdo no satisfizo del todo a los recién llegados, porque ni su nombre vuelve a aparecer en nuestras crónicas, lo cual indica que regresaron a México, ni se fundó por entonces el establecimiento proyectado.
Algunos años después falleció en Mérida el capitán don Martín de Palomar, dejando en su testamento un legado de $ 20,000.00 y la manzana 11, cuartel 1º, de la actual nomenclatura de la ciudad de Mérida, para que en ella se construyera el Colegio de Jesuitas, deseado con tanto anhelo por la Colonia. Con los donativos de los vecinos y con este legado, a mediados del siglo XVII se construyó el colegio, y como el señor Palomar había dispuesto que si sobraba algo de la renta que dejaba, se fabricase una vivienda para los jesuitas, así se hizo, construyéndose más adelante el convento de la Compañía y la iglesia que, aunque chica, por su arquitectura y sólida construcción fue considerada como el segundo templo de la ciudad.
En 1618 se inauguró el colegio, al cual se le dio el nombre de San Francisco Javier, bajo la dirección de los padres Tomás Domínguez, nombrado rector, Francisco Contreras, predicador, y Melchor Maldonado, maestro.
Les dio posesión del primitivo edificio el Obispo Fr. Gonzalo de Salazar, que contribuyó mucho para su fundación, juntamente con el gobernador Francisco Ramírez Briseño.
Constaba el colegio de galerías, salones de clases, dormitorios, jardines, patios, aula general muy espléndida y demás dependencias, y al día siguiente de ser inaugurado, abrió sus puertas a la juventud de la Colonia, iniciándose las clases.
Según las instrucciones de Palomar, con las rentas del dinero que legó, debían pagarse sacerdotes que enseñaran Gramática latina y Teología moral y según las noticias dejadas por Cogolludo, podría deducirse que la enseñanza se limitó a dichas asignaturas, pero es de creerse que, con el tiempo, se le dio mayor amplitud, no solamente en el ramo de la instrucción secundaria o superior, sino en otro de mayor utilidad. Los jesuitas llegaron con el tiempo a establecer escuelas de primeras letras en Mérida y aun tuvieron capitales destinados exclusivamente a este objeto.
En el año de 1924, el Colegio de San Francisco Javier fue elevado a la categoría de Universidad.
El Rey Felipe III impetró de la Silla Apostólica un breve para que en los colegios de jesuitas de América, que distasen doscientas millas de las universidades generales, pudieran conferirse grados de bachiller, licenciado, maestro y doctor, siempre que los aspirantes hubieran hecho los estudios necesarios para el objeto. Cuando este breve fue recibido en la provincia, el Gobernador y el Obispo lo sacaron por las calles de Mérida acompañados del Cabildo secular y del eclesiástico, de los oficiales reales, de los franciscanos y de todos los vecinos de la ciudad. La procesión se detuvo en el colegio, y quedó hecha la erección bajo la presidencia, del Obispo, siendo rector del establecimiento el padre Diego Acevedo.
En 1767 por real cédula se ordenaba la expulsión de los jesuitas de los dominios españoles, tocando al gobernador Sayas la ingrata ejecución de la orden circulada por el Conde de Aranda. Según ella, debía ejecutarse sigilosamente en el mismo día y a la misma hora, y en su cumplimiento se presentó dicho señor Sayas inopinadamente en el Colegio de San Javier la noche del 6 de enero de ese mismo año y notificó a los padres jesuitas que, en esa misma hora, debían salir para Campeche, en donde debían de ser embarcados rumbo a Italia. Llevando a cabo su determinación, los hizo salir custodiados a reunirse con sus colegas de Campeche y todos juntos fueron embarcados el 12 de junio, sin permitirles llevar consigo, como mandaba el Conde Aranda, otra cosa que sus breviarios y la ropa esencialmente precisa.
Desocupado el colegio y la iglesia por los jesuitas, ésta fue convertida en parroquia de pardos y morenos, permaneciendo como tal hasta la independencia.
Muchos años después fue demolida la mayor parte del edificio del convento y colegio y dividida la manzana por la nueva calle 57-A, construyeron en una de sus partes el moderno "Teatro Peón Contreras".
En la otra parte quedó la iglesia con los restos del edificio destruido, en los que se instalaron el Congreso del Estado y la biblioteca Cepeda Peraza, y por último, durante el gobierno del general Alvarado, fue demolida la casa cural y formado en ese lugar el parque Morelos en el que se encuentra el monumento erigido a la Maternidad.
DESCRIPCI ÓN. Consta este predio de atrio, templo, sacristía y una pieza que se utiliza como bodega, teniendo en conjunto una superficie de... 2,905.32 metros cuadrados, de la cual corresponde al atrio 1,854.82 metros cuadrados y al templo... 1,050.50 metros.
Atrio. El atrio está dividido en dos partes: el atrio propiamente dicho y lo que constituye el parque Morelos. La primera circunda al templo: por el sur, con un ancho de 7.98 metros; al poniente, con una parte trapezoidal de 5.70 y 6 metros, y por el norte, con una faja comprendida entre la torre y el crucero de 2.40 metros de ancho. La segunda es el nuevo parque en el que se encuentra el monumento a la "Madre".
Cuando se construyó el emberjado que limitaba al atrio, el Ayuntamiento de la ciudad tomó una faja de terreno de 5.10 metros de ancho por 54.60 metros de largo, para formar el nuevo embanquetado. En este lugar se alojan los coches de sitio establecido en la esquina, produciendo un pésimo aspecto, pues el piso está siempre sucio y los grupos de vagos y choferes charlantes que allí se forman, restan solemnidad a tan hermoso monumento y afean el lugar.
Templo. El templo es de mampostería, con planta en forma de cruz latina, formada por la nave, el crucero y el presbiterio.
Dimensiones. El cuerpo de la iglesia tiene una longitud de 39.55 metros, y un ancho en el crucero de 27.75 metros.
Claros. Tres puertas dan acceso al público, siendo una de ellas la principal, al frente, y las otras dos laterales. Hay en la iglesia diez ventanales altos, de los cuales uno corresponde al coro y otro a la sacristía, encontrándose los demás distribuidos en el resto de la iglesia. En la pieza que sirve de bodega hay una ventana baja.
Cubiertas. Cubre al templo bóveda de cañón corrido, levantándose en el crucero la cúpula de media naranja rematada por la linternilla. Cuatro ventanas abiertas en ésta y ocho en aquélla dan la luz a esta parte del templo.
Coro. A la entrada, sobre la puerta principal, está el coro que es de madera con barandal del mismo material. Para subir a él hay necesidad de emplear escalera de mano, pues cuando demolieron la casa cural anexa al templo, destruyeron la escalera que le servía. Del coro parte una escalera de caracol de cantería, que sirve para subir a las azoteas.
Pisos. Los pisos de la iglesia son de mármol, inclusive el del presbiterio que se halla limitado por un barandal sencillo de madera.
Decoración. Todo el interior del templo está decorado con pintura de aceite, existiendo en la cúpula y bóveda, pinturas de imágenes sin valor artístico. Las ocho ventanas de la cúpula y las cuatro de la linternilla tienen vitrales de colores.
Exterior. Por el exterior y en la fachada principal, existe una portada sencilla y severa, formada con dos columnas con basamento, capitel y entablamento corintios. Sobre dichas columnas hay unos remates de forma bastante original y en el eje de la puerta y sobre ella, una ventana que forma con el resto de la portada un bonito conjunto. El estilo de la portada es barroco, pero en su manufactura se nota claramente cierta influencia aborigen, marcada en los labrados de la piedra que seguramente ejecutaron operarios indios con alguna libertad. Sobre la ventana existe una placa cuya inscripción se ha borrado ya.
En el costado sur, sobre la calle, existe otra pequeña portada, menos importante que la anterior, pero no menos bella, especialmente por el remate tan original que posee. Posiblemente también existió en ella al gún escudo o inscripción, desprendido después. Las dos torres de su fachada principal son erguidas y bien proporcionadas. Constan de tres cuerpos muy sencillos, pues sólo tienen las cornisas que los separan. En ellos están los arcos para campanas y terminan con pequeñas cupulitas y remates en las esquinas.
Cúpula. La cúpula es chaparra, con tambor, en donde se abren las ventanas y sencilla cornisa de cantería. La linternilla tiene cuatro medias columnas dóricas, enmarcando las ventanas con sus correspondientes remates. La cubre una bóveda esférica también con pequeño remate.
El aplanado de las fachadas es también original, pues está hecho con anchas fajas en las juntas de las piedras, pero dejando a éstas aparentes, lo cual da al conjunto un bonito aspecto. Sólo el costado norte no lo tiene, pues por ese lado seguía la construcción que fue demolida.
Sacristía y bodega. En el costado sur del templo y junto a la puerta lateral existe una capilla que se utiliza como sacristía. Su cubierta es de bóveda de crucería con una pequeña linternilla y su piso de mármol. Tiene una portada de cantería muy hermosa, del mismo estilo que la de la fachada principal, pero más sencilla.
En el presbiterio y comunicada con él por una puerta, hay una pequeña pieza cubierta con bóveda de cañón que sirve de bodega.
El altar mayor no tiene ninguna importancia. Es provisional, substituyendo al que juntamente con los demás, fue destruido en 1915. El púlpito es de madera labrada y bastante sencillo.
De la bóveda del techo cuelgan lámparas eléctricas de cristal, modernas, pero más apropiadas para un salón que para un templo.
De imágenes y ornamentos está tan escaso y pobre, como todos en la actualidad, después del saqueo que sufrieron hace pocos años.
CONDICIONES MATERIALES. Toda la construcción se conserva en buen estado."
Planta arquitectónica (original)
Cruz Latina
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
60
Número y/o identificador de la vialidad o calle
490
Nombre del tipo de asentamiento humano o colonia
N/A
Código Postal
N/A
Otra localización
Mérida
Tipo de uso del inmueble
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Sin Identificar