Esta humilde ermita data de mediados del siglo XIX y se levanta en las que en un tiempo fueron las orillas de la ciudad y el inicio de los caminos que conducían hacia tierras del Bajío, muy posiblemente su función original fue servir como humilladero de tránsito, es decir, para que los viajeros se encomendaran a su Dios al inicio de sus travesías.....
Con el tiempo y con el crecimiento de la mancha de la ciudad, la ermita quedó incluida en los términos de la zona urbana, al tiempo que perdió su función original. Su planta es un breve rectángulo que delimita muros de mediano grosor bajo una techumbre de dos aguas. Sobre la fachada principal se abre el vano de acceso al interior en arco de medio punto, y sobre él una claraboya mixtilínea recuerda las ventanas corales de los templos de mayores dimensiones.
Sobre el muro testero se levanta una rústica espadaña que articula tres vanos de medio punto y que sirve de remate visual de la pequeña construcción.