Aunque no se han encontrado muchas referencias documentales al respecto, se sabe que a mediados del siglo XVIII se habían fundado en los barrios de indios varias capillas pequeñas, entre las que destacan las de Santa Teresa, La Piedad, Señor del Coecillo y San Antonio de Padua. Muy posiblemente este inmueble sea una de estas capillas levantadas en los barrios perimetrales de la congregación de Silao.
Pese a la carencia de referencias documentales es posible datar el inmueble en la segunda mitad del siglo XIX en atención a la imagen formal que presenta en la actualidad, aunque sea posible que se trate de una estructura anterior que se reformó en el lapso de tiempo antes mencionado.
La pequeña capilla presenta planta de una sola nave, dividida en cuatro minúsculos tramos que se cubren por bóvedas de pañuelo sobre arcos fajones de medio punto. El último tramo presenta ábside curvo y contiene al presbiterio; en tanto que a su espalda se colocó un tramo más que funciona como sacristía. En cada uno de los tramos se dispusieron sendos nichos de capialzado ojival que albergan esculturas, algunas excelentes piezas del siglo XVIII y otras pura imaginería barata.
El exterior del inmueble presenta una diminuta fachada que se compone por el liso muro frontal, donde se incluyó una breve portada inconclusa que jerarquiza el vano de acceso en arco apuntado u ojival.
Este elemento cuenta con el arranque de cuatro medias muestras que de manera pareada flanquean el acceso. Los apoyos próximos al vano se adelantan con respecto de los extremos para hacer convexa la portada y jerarquizar la ojiva.
Mientras tanto, el vano se ornamentó con jambas lisas, mientras que el arco muestra pequeños elementos de imagen conopial que se colocaron en el intradós, en tanto que la clave presenta un altorrelieve en forma de ménsula con una guirnalda neoclásica que pende de ella.
El padre encargado del templo no permitió la toma de fotografías en el interior del templo.
